10
Hoy debía ponerse más sexy que cualquier otra noche cuando iba a los clubes nocturnos solo.
La misión de hoy, evitar que Hyunjin fuera con ella.
Luego de una larga ducha con agua a la temperatura correcta y secarse el cuerpo. Inició en colocarse las prendas que había escogido cuidadosamente, mordió sus labios sonriendo más que orgulloso de sus gustos.
Félix amaba vestirse de manera llamativa cada que salía en la noche o en el día, la razón era porque se sentía a gusto con lo que usaba, no obstante, esta noche sería un poco diferente.
Necesitaba lucir hiper mega sensual y sexy por donde lo vieras (aunque ya se sintiera así en el fondo) con tal de que los ojos de Hyunjin no se despegaran de él por ninguna circunstancia, ni un segundo.
O ninguna señorita.
Delineó sus ojos, pintó sus labios hasta que quedaran brillosos del color de una cereza, con la ayuda de un rizador hizo ondas en algunos de sus mechones rosados para luego colocarse un pequeño pasador de un corazón negro cerca de su oreja.
Se deshizo de su bata, tomó su ropa que consistía en un lindo top negro sin tirantes y sin mangas, cayendo hasta la mitad de su plano abdomen un poco de la tela transparente del mismo color y algunos diseños para completarlo.
Una falda corta negra y debajo un juego de lencería que pasaría desapercibida por unas cuantas horas. O quizás no.
Se puso los aretes pequeños de corazones que le regaló Hyunjin el día que salieron de compras retirando los que siempre usaba de aros, y por último sus botines.
Admiró su reflejo en el espejo.
Amaba cómo se veía y más porque conocía la debilidad de Hyunjin por las faldas cortas aunque no se lo dijera por ser tímido.
Su "amigo" no era bueno disimulando.
Carismático, sexy y poderoso.
Así se sentía Lee Félix.
El reloj marcaba las 7:45 de la noche y él sonrió pues Hyunjin había llegado varios minutos antes de lo acordado. Esperando en la sala de su apartamento mientras él se terminaba de cambiar.
- Ya podemos irnos Hyunjinie.
El pelinegro miraba su teléfono, levantó la vista y se quedó sin palabras cuando el peli-rosa salió del cuarto. La conversación con Jisu pareció tornarse aburrida de tan sólo aparecer su amigo.
Era débil ante la silueta curvilínea que tenía Félix, el contorneado de esas piernas era majestuoso y esa cintura sólo era remarcada por esa maldita falda corta que si se llegaba a agachar, se le vería todo el tesoro que poseía.
- ¿Me veo bien Hyunjin?
Oh claro que te ves bien.
- Hm...Eh... sí, t-te ves bien. - miró al piso para cesar los malos pensamientos e impurezas que llevaba en la cabeza. Rezando para que el peli-rosa no se agachara por nada en el mundo.
Como si le leyera la mente, Félix se agachó dejando ver un poco más allá de su imaginación.
- Ups, que torpe soy - rió inocente -, siempre se me caen las llaves al suelo.
Mierda, ¿por qué diablos traía lencería? ¡¿Qué es esto?! Hyunjin se cubrió los ojos a la altura de su frente con la mano, girando su rostro sonrojado a otro lado para dar privacidad a Félix, el mencionado al ver esa acción abultó los labios frustrado y recogió lo que por obviedad tiró a propósito.
El alto cerraba los ojos con fuerza para no parecer tan nervioso. No estaba nada bien, su hombría reaccionaba por si sola pero no lo suficiente para ser visible.
Cálmate Hyunjin, piensa en peluches y arcoíris. Borra todo pecado lujurioso que tienes con tu AMIGO, se repetía.
- Espero que no te quedes helado - cambió su mirada a la pared para ya no desconcentrar su mente - hace frío afuera.
- Puedo soportarlo - Hyunjin retuvo un suspiro de ansiedad por la vaga respuesta que ya debía haber sabido.
Félix siempre vestía tan WOW.
- Aunque no creo haya frío una vez entremos al club - el pelinegro levantó rápidamente la cabeza - hará demasiado calor allí dentro - se tensó al ser recorrido por esa mirada esmeralda de brillo travieso y peor si Félix mordía levemente sus labios de ese modo incitador - puedes estar seguro de eso.
La puerta se abrió y el peli-rosa salió primero, dejando al pobre pelinegro con los nervios al tope.
Calma Hyunjin, puedes aguantar una hora.
Hipnotizado por ese aroma que Félix desprendía cada que el viento les daba en la cara, una vez subieron a la motocicleta que Minho le prestó ya que su coche era algo muy valioso como para traerlo y también porque la motocicleta del pelirrojo era más fácil de estacionar, lo trajo.
Sin embargo, creo que eso fue un error.
Las manos de Félix se aferraron a él, pegando su pecho a su espalda y apoyando su cabeza en la misma mientras rezaba para no chocar, maldición, sentía esas pequeñas extremidades dibujarle círculos en sus pectorales sin pizca de vergüenza y solamente podía retener el aire de sus pulmones.
Empezó a perder la cabeza cuando las mismas manos se desviaron de su pecho bajando poco a poco hasta apretarse en su camiseta que era elevada por el viento. Ya que su chaqueta la tenía Félix para cubrir sus piernas y la falda no se le levantara.
Respira e inhala Hyunjin.
El camino al club fue algo de lo más riesgoso que pudo haberle pasado pero una vez el motor fue apagado, agradeció a todos los ángeles por llegar vivos y enteros.
Esa noche Hyunjin vestía ropa casual como ya era su costumbre desde que decidió realizar el "cambio" en su persona. No es que antes se vistiera mal, sólo que, ahora lo hacía un poco más diligente y atrevido.
Camiseta negra con una chaqueta encima de cuero, pantalones vaqueros rasgados y sus converse.
Admite que tuvo problemas al principio con Félix por eso de "cambiar su esencia" pues no parecía contento cuando le habló que era debido a la chica que le gustaba.
"Idiota, Hyunjin idiota" fue su respuesta cuando le contó todo su plan.
Ciertamente tiene razón, era un plan idiota y hasta absurdo pero, tiene el número de Jisu e iría a dejarla en su casa algunas horas más tarde. No podía ser un plan totalmente idiota ni absurdo si ha logrado avanzar tantos pasos de su lista ¿verdad?
Las letras neón brillaban en todo el sitio oscuro, varias personas que esperaban su entrada yacían en el lugar y se formaron en la fila. Cuando fue su turno mostraron sus identificaciones de mayoría de edad y sin problemas entraron, la música le retumbó en los oídos a Hyunjin sin previo aviso, el olor a alcohol y cigarro se hizo presente y las personas bailando en medio de la pista.
Todos pasándola bien.
Tal parece que la noche es joven y alocada porque algunas parejas ya se comían la boca en algún rincón del lugar sin vergüenza o tocándose sus partes, grupos de amigos jugando a las cartas (póquer u otros) apostando dinero o invitando tragos de haber perdido la ronda, lo típico en ese lugar. Las bailarinas y bailarines eróticos en el tubo, moviéndose sensuales por el fierro largo siendo adulados por hombres y mujeres, en su mayoría divorciados o saciando sus gustos ocultos, quién sabe.
Y para los que querían mayor privacidad. El "Dark Room" era la mejor opción.
¿Qué es el Dark Room? Es un cuarto especialmente para las parejas o las personas que querían un poco de diversión erótica, saben a lo que me refiero.
Ubicadas en la parte de arriba, lejos de todo el bullicio del lugar; con un costo accesible un poco alto si no ganas tanto dinero, pero si eras afortunado y tenías la tarjeta dorada, el cuarto era tuyo toda la noche como un pase VIP.
Si es que las cosas iban bien por supuesto.
Hyunjin no era de ir a lugares como estos, al menos no desde que el peli-rosa se marchó años atrás, por eso él no tenía idea de la existencia de dicho cuarto ni del poder de una tarjeta dorada, en cambio Félix, sí.
Por eso reservó un cuarto especialmente para ellos dos en secreto, lo saben, no dejaría ir al pelinegro tan fácil y menos con esa niña.
Haría todo, DE TODO, para evitarlo.
- ¿Quieres algo de beber?
- Sabes que no puedo tomar Félix, debo conducir.
- Que aburrido eres Jinie - hizo un puchero que borró de inmediato para sonreír y llamó al barman -, un Martini por favor.
El muchacho asintió a su orden y empezó a hacerla. Le dio una copa de cristal con un líquido verde fosforescente casi transparente, adornada por una sombrilla pequeña azul y una aceituna de un lado.
- Félix, no deberías beber tan rápido - se sentó en la silla alta a lado del peli-rosa que parecía beber agua en lugar de alcohol - si empiezas con tus cosas, te dejo y me voy.
La copa fue asentada en la barra.
Los ojos de Félix miraron a Hyunjin, se acercó al pelinegro y con su dedo índice delineó la mejilla del pelinegro, después los labios del susodicho y terminar delineando figuras deformadas en su pecho.
- Oh Hyunjin, Hyunjinie, Yunjin, YunJinie~
- Ya estás borracho.
- Un poquito - sonrió minimizando con los dedos pero las piernas se le iban tambaleantes. Rió tomando el palillo con la aceituna y se la comió, hizo una mueca de asco al tragarse la frutilla. - es tan salada. No me gusta mucho este sabor salado pero...- viajó su mirada al pantalón de su amigo que platicaba un rato con el barman de los que sea. Mordió su boca -, puedo intentar con otra cosa - susurró.
Hyunjin se despidió del barman con quien platicaban un rato de cosas triviales. El chico era menor, a punto de graduarse de la preparatoria y estaba estudiando para ingresar a una universidad de artes.
Volteó y suspiró pesadamente.
- Debí traer a Minho.
Félix estaba en la pista bailando al ritmo de la música que sonaba; Kiss and Makeup para ser más específicos.
Los movimientos del peli-rosa al principio eran incoherentes pero al percatarse de la mirada de su amigo en cada uno de estos, decidió cambiarlos a eróticos.
Agradecía haber estado en una academia de danza porque al parecer su cuerpo recordaba cómo moverse, los ojos de Hyunjin se pusieron varios tonos oscuros cada que sus manos subían lentamente de sus piernas a su cuello, meneando sus caderas de un lado a otro sin perder su ritmo y dejando caricias suaves en sus muslos, levantando un poco de su falda para exponer algo de su piel.
Manteniendo el contacto visual.
Dicen que los ojos son las ventanas del alma, que una mirada dice más que mil palabras y que el cuerpo habla más que la boca.
Tócame como no tocas a nadie más.
Pon tus manos sobre mí.
Estoy cansada de oír que lo lamentas.
Bésame y hagamos las paces.
¿Qué tal si nos vamos de esta fiesta?
Porque todo lo que quiero es que estés encima de mí.
Bésame y hagamos las paces.
Félix caminó sin quitar esa mirada deseosa de sus ojos hacía Hyunjin quien, aunque no se diera cuenta, lo miraba de la misma forma.
Se sentó en el regazo del pelinegro y guío las manos de su amigo a sus caderas donde se apretaron poniéndole más fuego a su interior.
- Félix...debemos irnos ya - los labios le temblaron tras sentir pequeños roces en su entrepierna.
- Pero la diversión apenas comienza~
- ¿No se te hace un poco tarde? - estranguló un poco de la posesividad que lo quería consumir pero es que Félix no ayudaba para nada con eso, moviéndose encima de él con tantas energías.
- Acabamos de llegar Hyunjinie, quédate conmigo.
- Pero yo-
- No, tú serás mío por esta noche - lo calló con su dedo - me lo prometiste señor Hwang, ahora, cumple con tu palabra.
Con otro suspiro, Hyunjin asintió rendido y llevó su cara a la cobertura del cuello de Félix aspirando el aroma no tan dulzón del perfume de jazmines, una costumbre que hacía cuando perdía en una conversación contra él.
- Eres malo Felixie - murmuró, escuchando su voz ahogada por estar oculto contra el cuello ajeno.
El peli-rosa por en cambio; se deleitaba con el olor varonil de la camiseta de Hyunjin, cítricos. Acarició la nuca del pelinegro al sentir la respiración pesada de éste golpear con su piel hirviendo por el calor que estaba sintiendo.
- Hyunjinie~ - llamó meloso al azabache y recibió un "¿hum?" como respuesta - vayamos a otro lugar. Aquí hace tanto ruido.
- Está bien.
Se separaron poniéndose de pie.
Félix tomó la mano de Hyunjin y como si fuera un niño que estaba a punto de hacer una travesura, guió al pelinegro por las escaleras con apuro sin soltar su mano, manteniéndolo detrás de él.
Sentía esa mirada penetrante del alto traspasarle el alma, sus vellos se erizaron nuevamente ante la respiración que chocaba contra su nuca, lo que significaba que Hyunjin se inclinó debido a los centímetros de diferencia entre ellos.
Pero ahora la altura no importaba.
La puerta se abrió, una vez adentro Hyunjin observó el lugar. Era adornado por luces neón de colores azules y moradas que se extendían por todo el cuarto un tanto oscuro.
Velas alrededor con aromatizante ambiental y una enorme cama en medio con algunos sillones para completarlo.
Encontró a Félix con la cabeza baja apretando su falda entre sus dedos. Alzó la frente y sus ojos verdes se encontraron con los suyos.
Una corriente eléctrica subió por su cuerpo.
- Baila conmigo Hyunjinie.
Ni siquiera se dio cuenta en qué momento tenía el cuerpo del peli-rosa cerca, las manos ajenas tomaron las suyas y las colocaron en su cintura.
Hace mucho calor aquí dentro.
- Félix...- tragó nervioso pues el peli-rosa rodeó su cuello con sus brazos, era un chico igual que él pero, mierda, su cuerpo era una divinidad bendecida por hermosas curvas que superaban al de una mujer atractiva o a cualquiera en la tierra.
La atmósfera se volvió algo salvaje en el momento en que Félix se detuvo bruscamente, se paró de puntillas y dejó un beso en su mejilla.
Luego otro y otro más.
Llenando el silencio con chasquidos.
Hyunjin empezaba a dudar de su autocontrol al tener los labios contrarios rozando con los suyos.
- No te dejaré ir Hyunjinie, eres mío.
La noche sería muy larga.
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Todos los créditos a la autora original @Songjae_Choi
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