04
Se miró nervioso al espejo, su corazón latía fuertemente con tan sólo pensar en lo que se vendría. No importa si la atención recae en él, sería efímero no habría problema entonces.
Tomó su mochila Junto a las llaves de su auto saliendo de su apartamento.
- Wow ¿Lo has visto? Es guapísimo.
- ¿Será soltero?
- Dios mío, sólo mira su altura. No me imagino que más tendrá de esa magnitud.
- Madre de dios ¿Es real?
Lo predijo y la verdad no era muy agradable del todo oír ciertas cosas pero admite que, la atención que recibía desde que salió del edificio donde se hospedaba era aterradora. Diablos, quizás era momento para arrepentirse pero eso se vería estúpido.
Ya estaba ahí, no hay marcha atrás.
Cuando llegó hasta su casillero no dudo en abrirlo y sacar los libros de su primera clase, eran alrededor de las 7:00 de la mañana y ya podía admirar a lo lejos a las parejas que iban tomadas de la mano o compartiendo un dulce beso al verse en la entrada.
Negar que no deseaba algo así con alguien sería mentira, al menos deseaba sostener la mano de alguna persona tanto tiempo que desearía desde su corazón que el agarre fuera eterno.
Mucho más si esa persona era Jisu.
Hablando de la reina de Inglaterra justo venía por ese pasillo con esa hermosa sonrisa ya característica de ella, sus mejillas rosadas y su labial rosa pastel transparente recalcando la pequeña boca Junto a ese cabello castaño que caía cual cascadas en ilusiones por los lados. La perfecta aura desprender, cálida, alegre y maravillosa. Como una princesa.
No creyó estar más enamorado hasta que escuchó la risa más bonita de su vida desprenderse de las cuerdas vocales de Jisu, su risa tímida era sin duda una cosa de la más preciosa.
Reunió todo el valor posible, respirando a fondo para no tartamudear mucho menos decir incoherencias de las que podría huir como un cobarde por hacer el ridículo frente al "amor de su vida". Tragó mas de la cuenta y rezando para no echarse atrás fue interrumpido cuando la silueta de un pelirrojo hizo paso por entre los demás, cortando así con su seguridad y valentía.
Sus ojos no evitaron posarse en la chica que no estaba a muchos metros lejos, apretó sus puños fuertemente. Odiaba mucho tener razón, incluso ella se le quedó viendo con esos ojos de corazón.
La mandíbula se le puso tensa, las ganas de golpear emergieron en su cuerpo debido a la molestia que sentía en ese instante golpear y acabar con algo o alguien. Deshacerse de eso que lo ponía de malas pero no era bueno, no era sano no cuando su instinto racional hizo aparición por leves segundos dándole una bofetada a su conciencia.
- Hyunjin, ¿Te pasa algo?
Sus iris volvieron a ser suaves, la furia poco a poco se iba únicamente porque no deseaba crear un escándalo a medio pasillo mucho menos con miles de ojos sobre ellos. Un entrecortado suspiro se escapó de sus labios y los puños antes formados desaparecieron.
El control volvió a él. Aunque ahora que lo piensa, ir a practicar boxeo no fue una grandiosa idea después de todo, no si quería utilizarlo para "saciar su molestia"
- ¿Estás bien? Te ves pálido Hyunjin ¿Sucede algo o porqué me miras como si quisieras matarme? - alzó una ceja a su primo aún desconcertado por la fría mirada del pelinegro sobre suyo.
- No yo...no es nada Min...- bajo su mirada escondiéndose detrás de sus mechones sueltos cayendo en su frente con la intención de evitar el contacto visual con el pelirrojo - Vámonos, llegaremos tarde. El timbre acaba de sonar..._ se dio la vuelta emprendiendo camino.
Minho no dijo nada manteniendo ese gesto suyo de indiferencia en su rostro, algo natural desde siempre. Hyunjin en cambio era diferente, era más obvio y expresivo en los suyos, es por eso que aquella mirada helada como el hielo era nuevo de ver.
Como si te dijera en silencio "sal de mi camino, estorbo" o algo así. Y daba miedo.
No lo tomen a mal pero lo hace ver más cool si se lo preguntan. Como el típico chico malo de la escuela que va de cama en cama, importándole poco los demás y siendo ajeno a todos. Deseado por las chicas y envidiando por los chicos, en eso se preguntó ¿Cómo sería Hyunjin si fuera así?
- Debo estar loco - soltó una risa.
Hyunjin era una bola de azúcar, un peluche abrazable, cálido, esponjoso y todos los sinónimos a empalagoso. Un tierno conejito que daban ganas de pellizcar sus mejillas darle muchos mimos y consentirlo hasta no más.
Un Hyunjin siendo malo e indiferente era algo que por mucho que quiera imaginar no podía, su primo era el ser más puro que conocía. Jamás se metía en peleas, nunca sacaba malas notas y sabía que nunca tuvo pareja. Era imposible verlo de ese modo "chico malo"
Un mal chiste. La palabra Hyunjin y fuckboy no iban de la mano.
Pero por otro lado, las cosas puras también pueden intoxicarse, la tela blanca puede mancharse y hasta un pequeño conejito puede convertirse en lobo. La verdadera cuestión aquí era ¿Qué tan dispuesto estarías a verlo?
Así como hay sol también hay lluvia que logra convertirse en tormenta.
Tormentas que causan caos.
- Tsk...- Cerró el casillero de golpe y mala gana recibiendo de inmediato la atención de su primo - Estúpido profesor...- masculla frunciendo el entrecejo.
Las palabras no alcanzan para describir la sorpresa que en los ojos de Minho se instala.
- Perdón pero ¿Acabas de insultar al profesor Min? Hyunjin, ¿Te sientes bien? Jamás insultas siempre eres el niño bueno aquí entre los dos, el conejito como decía la abuela - rió divertido cerrando su casillero.
Los ojos azules eléctricos le miran y por primera vez en mucho se arrepiente de abrir la boca lo que no sabe es porqué.
- No vuelvas a decir eso Minho ¿Entendido? Sabes que lo odio - las palabras escupidas como veneno aumentaron su desconcierto. La mirada afilada escrita en los ojos de Hyunjin era intimidante y no entendía nada - Muévete o llegaremos otra vez tarde.
El pequeño golpe que recibió en su hombro por el de Hyunjin hizo callarlo completamente. Pasmado se quedó inmóvil en su lugar, cuando recuperó aliento se volteó y sólo así pudo notar el momento en que Hyunjin empujó a otro chico hasta mandarlo al suelo, se alertó tanto cuando el puño del pelinegro se clavo en el rostro del otro.
Sus pies se movieron pero la impresión era demasiada que los gritos se escuchaban lejanos, los abucheos casi no se oían pero la sangre esparcida en el suelo de losetas blancas provenientes del chico bajo Hyunjin le impulsó a tomarlo por los hombros hasta alejarlo.
- ¡¿QUIÉN DIABLOS ES EL COBARDE AHORA?!
- ¡JODER, HYUNJIN CÁLMATE! - Lo empujó lejos del otro chico que estaba en suelo todavía, herido y adolorido con un hilo de sangre escurriendo de su nariz rota - ¡¿Por qué hiciste eso?!
Hyunjin miró con enojo a su primo que de igual forma lo miraba así pero también suponía decepción, luego miró al otro chico que estaba siendo ayudado por otros dos a levantarse, apretó sus puños fuertemente. ¿Cómo alguien tan repugnante se digna a ir tomando fotos bajo la falda de las chicas?
A punto de dar su buen argumento se topo con los ojos de Jisu, asustados y confundidos. Su voz no salió, los gritos enojados de todos a su alrededor no ayudaban y la mirada de su primo tampoco, acusatorio.
Nuevamente su torpeza hizo de las suyas, desviando su mirada de la contraria salió de ahí corriendo dando más razones a los demás para hacerlo ver "culpable" de aquel acto. La cobardía, la odiaba.
- ¡Hyunjin! ¡Hyunjin! ¡Hyunjin!
Ignoró a Minho grita gritándole a sus espaldas, quería irse lejos donde la mirada triste y aterrada de Jisu no estuviera.
Genial, ahora ella ¿Qué va a pensar?
Se detuvo un poco, las lágrimas caían amontonadas por sus mejillas, con desesperación tiró de sus cabellos negros mientras regulaba su respiración caminando de un lado a otro. Cuando ya no lo soporto dejó caer su espalda a la fría pared del edificio mirando abajo, sus manos temblaban manchadas por la sangre aún fresca siendo mojadas más por las gotas saladas de sus ojos.
Las apretó en un vano intento por desaparecer el líquido rojo, cerrando sus ojos pero al abrirlos era el mismo resultado. Manos manchadas por sangre.
Y aunque el sujeto era culpable no debió golpearlo ¿Qué quería conseguir con eso? ¿Qué esperaba conseguir con eso?
- ¿Qué he hecho? - y se desplomó ahí mismo.
El ardor en su pecho era más fuerte que el corte en su pómulo izquierdo. Mientras él se lamentaba por su enorme error un par de ojos le miraban a lo lejos con preocupación resplandeciente.
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Todos los créditos a la autora original @Songjae_Choi
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