Ojos turquesas

La de cabellera obsidiana se sorprendió por el cuestionamiento del joven, no sabía a qué venían esas preguntas, ¿Qué debía responder ahora? No entendía bien si lo quería o solo era amistad, pero era importante para ella y no lo quería lastimar. 

—Claro que lo pienso Adrien, no te odio ¿Tengo motivos para hacerlo? —Alzó una ceja—yo, yo te quiero mucho —lo abrazó por la espalda recargando su rostro en su espalda—Eres muy importante para mí, eso nunca cambiará pese a que —Sacudió su cabeza tragando sus palabras, no quería delatar su amorío por Chat, aquel estúpido y sensual gato.—olvídalo, solo ten presente que te quiero.

Adrien se aliviaba de oír eso, le quería, es todo lo que podía pedir por ahora. Se giró a ella y le sonrió, correspondiéndole el abrazo.—Me alegra oír eso, pero ahora debes ir a dormir está bien? —le acariciaba la cabeza como a una pequeña hermanita —y…  Si en algún momento sientes algo negativo hacia mí, sabes que prefiero me lo digas de inmediato, te lo pido por favor Marinette, sé honesta conmigo. 

—Te lo juro, igual si tú me ocultas algo, hoy es momento de decirlo —Tomó su rostro y le dio un beso en la mejilla—descansa Adrien, me han informado que mañana es la cena de compromiso y entonces debes estar preparado para todo. Tenemos que estar al máximo. 

—Claro. Feliz noche Marinette. 

Ella salió de la biblioteca para irse a su cuarto, por su parte el chico de orbes verdes supuso que lo mejor era descansar, así que apago las luces del lugar y también fue a conciliar el sueño, pero le era difícil con tantos dilemas. 

Marinette era cariñosa con él siendo Adrien, podría pensar que ¿le gustaba? Por otra parte siendo chat no lo rechazaba aunque intentara aparentar que lo hace. Y finalmente está LadyBug, que si bien le resultaba bella y muy buena gente no era nada en comparación de su princesa piel nívea. 

¿Por qué tenía que ser tan caótico mi primer enamoramiento? Era la pregunta rondaba por su psique una y otra vez sin respuesta alguna hasta caer dormido. 

La noche pasó silenciosa, sin contra tiempo alguno, Marinette se quedó un rato más en la pequeña terraza de su ventana, con sus rodillas acuclilladas sobre ella, pensaba en todo lo que ahora tendría que enfrentar por ser la esposa de un Agreste. Ella no era de regocijarse por obtener un título de renombre, es más, si pasaba desapercibida era mucho mejor, pero sabía perfectamente que al ser la señora de Agreste renunciaría a esa vida tranquila. Principalmente al chico de mirada felina, en verdad no deseaba aquello y ya nada podía hacer. 

No obstante, debía reconocer que el hecho de portar una joya que la proclamaba esposa de Adrien, haciéndoles saber a todas que el rubio era suyo; era una idea muy tentadora. 

Al día siguiente, todos los empleados estaban de un lado para otro arreglando y ordenando la casa de los Agreste pues hoy sería la noticia más espectacular para ellos.

El ama de llaves estaba supervisando que todo saliera magnífico, se había percatado que el mayor estaba en su despacho arreglando seguramente asuntos importantes, al que no veía ni por asomo alguno era al joven prometido, así que subió los escalones para tocar suavemente la puerta. 

—Joven Adrien, los invitados no tardan en aparecer y usted debe estar presentable para el anuncio. Se le está haciendo un poco tarde. 

Sin embargo Adrien se encontraba aún en cama sin poder abrir los ojos o responder al llamado, su cuerpo le pesaba, estaba excesivamente cansado. Por más que quería levantarse no entendía que sucedía, pero estaba en un estado de relajación máximo que parecía no querer romperse. 

En la habitación consiguiente estaba una Marinette boca abajo con los cabellos escurriendo por la almohada y muy tranquila, pero comenzó a escuchar ruidos por lo cual se vio forzada a abrir los ojos y sentarse en su lugar con toda la dificultad que le provocaba tener el sueño muy pesado. Tras unos minutos y luego de haber recordado lo que ese día significaba, por fin abrió los ojos. 

—Oh ¡Tikki! ¿Porqué no me levantaste temprano?, hoy será un día muy importante para todos. 

Se levantó como de rayo metiéndose a la ducha, lavó sus dientes perfectamente, buscó entre toda su ropa hasta dar con la indicada; un vestido un poco más sencillo que los otros en tonalidad amarilla en la parte baja, con un escote de corazón de color vino, se aplicó algo de maquillaje para culminar con unas zapatillas de tacón alto, bajando unos minutos después. 

— ¿Y el señor Adrien? —Preguntó a una de las mucamas del servicio. 

—Sigue en su cuarto, Enriqueta fue a despertarlo, pero parece que no tuvo éxito señorita. —le informó mientras sostenía en las manos unos manteles perfectamente doblados. 

—Oh entiendo, déjalo yo me encargo —le respondió para luego volver a subir las escaleras, se le hizo extraño el enterarse de que Adrien aún seguía dormido, se dirigió a su habitación y tocó la puerta esperando a que a ella si le abriera, pero no — ¿Adrien? ¿Todo bien?

Al verse sin éxito, forcejeó la puerta tratando de abrirla rápido, pero no tuvo victoria, bajó de nuevo y pidió la llave no sin antes pedir discreción al mencionar que todo estaba bien. 

Entró a la habitación y se encontró un Adrien aun en cama, pero parecía que tenía pesadillas. 

—Adrien, anda Adrien no me hagas eso, vuelve en ti— acercó para darle unos pequeños golpecitos en la cara— Oh por dios ¿Qué hago? —mordió su uña por los nervios. 

—Mari…ne…tte — decía entre sueños, jadeando y con la frente sudando. 

— Si, aquí estoy Adrien.—respondió al escuchar su nombre en los labios del chico dormido —Adrien, debes despertar cariño, hoy es un día especial ¿recuerdas?, por favor —lo movía con delicadeza. 

A la cabeza de la chica llegaron aquellas novelas de amor que a veces solía leer donde se menciona que con un beso se lograba despertar a las chicas, bueno creo que hoy le tocaba ser el príncipe.

— Tal vez no te guste esto, pero —apartó unos cabellos de su frente, colocó un brazo bajo su cabeza y lo atrajo a sí, se le quedó observando —es tan lindo.—Sin pensarlo dos veces lo besó confiando en que algo así lo despertará, al ver que no surtió efecto se sintió una ilusa por creer esas bazofias—espera aquí puede que esto si funcione. —se levantó de la cama y se metió al baño, cuando regresó tenía en sus manos una pequeña cuneta con agua la cual vertió sobre el chico esperando cualquier movimiento. 

—Marinette —pronunció asustado, estaba soñando con ella, con sus caricias, besos y palabras de amor, pero de repente sintió un golpe frío que hizo que su cuerpo despertara sobresaltado cayendo de la cama y en cuanto pudo notar algunas otras sensaciones se sintió frío y húmedo, no entendía muy bien donde estaba o que sucedía. Tenía el camisón pegado al cuerpo en varias partes. Vio hacia todos lados hasta encontrarme con la vista a una Marinette sonriente con una cubeta en mano. 

¿En serio esa había sido la forma de despertarle? Hubiese preferido un beso. 

Marinette quería morirse de la risa en ese momento al ver la escena. 

—Pe perdona fue la única manera de que despertaras —Mordió su labio—Intenté varias maneras, pero esta parecía la más eficaz —Dejó la cubeta en la mesa—¿Por qué estabas diciendo mi nombre? ¿Qué soñabas—se arrodilló en el piso junto a él—¿Entonces? ¿Cuál es la razón de que me llamarás en sueño?

El chico se sonrojó ante su cercanía, se sentía avergonzado al estar en aquellas fachas, y sobre todo en esa situación. 

—E-escuchaba tu voz llamándome... Quería alcanzarte —al levantar la mirada, sus rostros estaban cerca —pero no podía, luego—No debía decirle que soñó que lo besaba ¿Qué pensaría de él?— llegabas a mí y besabas mi mejilla. 

La azabache río ante su pequeña mentira, pues su sonrojo y su nerviosismo le indicaban que muy en el fondo de su ser, él sabía del beso. 

—Oh vamos Adrien ¿Tan pronto me mientes? —tomó aire—Excuse Moi —hizo una pequeña reverencia.—Al ver que no reaccionabas me vi en la necesidad de besarte, pero no la mejilla...sino aquí —Señaló sus labios— Pero no sirvió de nada—Cubrió su rostro— y entiendo tenías pesadillas—Le tomó la mano para ayudarlo a levantarse. 

—Me besaste—la vio a los ojos cortando un poco la distancia jalando de su mano—si, ciertamente es toda una pesadilla no poder alcanzarte aun viéndote tan cerca.—pasó la mirada por sus provocativos labios entreabiertos, tan listos para ser tomados por él ahora —ya me has robado dos besos Marinette —la tomó de los brazos y la apegó a su pecho. 

—Pero eso fue para una buena causa, estaba entrando en pánico porque no despertabas, no es como si quisiera besarte —Trató de quitar sus manos de su cintura— ¿por qué dices eso? —Notaba la mirada sobre sus labios— y el anterior fue un accidente. 

Con esas palabras dichas por la fémina; optó por soltarla y separarse de ella sintiendo un ardor en el pecho al reprimir lo que en verdad sentía.—No lo haré, no haré nada que no quieras— se incorporó del lugar ayudándola también a levantarse—supongo que será hora de prepararme para la ocasión. 

—Supongo que yo también, debo ir a cambiarme —sonrió—otra vez— señaló su vestido para que notara que también le había mojado— Gracias por entenderme. 

Salió del lugar hacía su habitación, iba con la cabeza gacha jugando con sus manos pensando en todo, ya que a diferencia de la otra ocasión esta vez no sentía gran cosa, las cosas que se suponía que debía sentir por que sería su esposo, pero no lograba despertarle lo que Chat, aunque de cierta manera su cercanía le producía nervios. 

Adrien se dispuso a cambiar, hoy era la ocasión especial en que Marinette sería anunciada al mundo como su prometida. En el fondo le causaba un remolino de sensaciones, había quedado claro que no era el dueño de los suspiros dela mujer, pero solo quedaba comprobar algo.

 En cuanto se arregló de forma adecuada, prosiguió a transformarse en Chat Noir y saltó hacia el tejado del balcón de su amada, cuidándose de no ser visto. Se colgó de cabeza y tocó a la espera de su salida.—Princesa... Abre por favor. 

Ella se estaba maquillando, pues no iba a salir así ante todos después del accidente con Adrien, ahora portaba un vestido azul marino con el mismo corte que el anterior aunque con pequeños tirantes que tenía un fino bordado en las orillas junto a unos tacones no tan altos de pulsera.

—Hoy es el día —Resopló con un toque de tristeza—Tikki ¿Crees que todo esto sea buena idea?—su kwami no le dio respuesta—¿Tikki? ¿Dónde andas? —preguntó una vez más, pero ella no estaba ahí. En eso escuchó unos golpes en la ventana, ya sabía quien era y de cierta forma causaba una ola de felicidad. Se dispuso a abrir—Chat —lo miró con una ligera sonrisa. 

Él la miró sorprendido, si en la mañana estaba hermosa ahora lo estaba mucho más. Se escucharon pasos en el jardín y ella lo jaló hacia dentro de la habitación para evitar ser vistos. 

—Mmm que delicioso recibimiento princesa, no sabía que deseabas tanto que entrara a tu habitación.—la miró coqueto, cerró el balcón con el pestillo al igual que la puerta, cosa que ya le pareció extraño, demasiado a decir verdad—¿Qué haces princesa? A caso ¿quieres que te haga cosas que nadie debe ver?—Fue tras ella y la abrazó por la espalda firmemente atrapando sus manos con su brazo y lamiendo su cuello.

Marinette sintió algo recorrer todo su cuerpo cuando sintió su contacto, se encontraba nerviosa y también sentía algo en su vientre, era como si en el interior le volaran miles y miles de mariposas. 

—Chat, Chat— Suspiró al decir su nombre, estaba tan a gusto en ese sitio —No hagas esas cosas —trataba de quitarse, no por no querer, sino porque unos pasos se seguían escuchando o quizá eran los nervios que la consumían —Gatito por favor —Suplicaba temblando y con el ritmo cardiaco elevado — Mi prometido está en la casa, podría vernos —Informó aun sintiendo que una mano traviesa se colaba por su vestido—Si estoy arreglada así es para él —se mordió el labio inferior acallando un impropio sonido que quería escaparse de ella—entre nosotros no pueden ni deben ocurrir ese tipo de cosas, soy prohibida para ti —Una lágrima resbaló de su rostro. 

Él se detuvo al sentir su voz entrecortada y suplicante, giró a verla y una lágrima caía por sus sonrojadas mejillas. No entendía nada de esto; se ponía hermosa para Adrien, pero lo rechazaba, sin embargo aquí se veía tan suplicante por más, queriendo todo de él. 

—Princesa—secó su lágrima y besó dulcemente su mejilla.—Te amo, y prometo que te haré mía, no puedo contenerlo más—besó apasionadamente sus labios corriendo su maquillaje y quedando él también con el carmesí de sus labios sobre los suyos. Ella intentaba débilmente separarle y por cada empujón, él sentía como lo acercaba nuevamente a ella. 

Entendía un poco sus sensaciones, estaba temerosa de arruinar su compromiso y deberes, pero ella deseaba a Chat Noir, sus labios lo decían, aunque su responsabilidad la hacía alejarlo. 

Adrien se sentía mal porque sin tan solo pudiese decirle algo como “no hay problema te casarás conmigo porque en realidad soy tu prometido” pero plagg le había dicho que estaba totalmente prohibido revelarle tal verdad. 

— No sufras mi princesa. Él lo entenderá—todo iba bien, ahora solo correspondía a chat, pero chat no podría verla allí, donde su reputación peligraba necesitaba pensar en ello, la tomó por la cintura cargándola para posarla en cama y se hizo sobre ella sin tocarla—dime que me amas, dime que me deseas a tu lado y haré todo por ti, haré todo por salvarte junto a los tuyos. 

—Yo..yo —la voz se le quebraba ante las palabras, pero es que tenía a dos hombres maravillosos que no podía decidirse por uno, ambos la enamoraban a su manera, era injusto.

—Te amo Chat y...También amo a otra persona. Mi deber es  cumplir mi compromiso y mis sentimientos no importan. —Bajó el rostro evitando su mirada —Perdón —subió de nuevo la mirada a él, tomándolo del cascabel y pegando sus labios con los de ella sumergiéndose en un mar de desastrosas confusiones del que cada vez le era más difícil salir. 

Correspondió a su beso pensando en que ella amaba a alguien más, suponía que ese alguien no era Adrien Agreste pues siempre le dejaba en claro su afecto fraternal, su poco deseo de tenerle, su todo por compromiso, “Su cuando encuentres a quien amar”, como si no desease ser ella la que ocupara ese lugar, suponía que amaba a alguien que desconocía, y solo chat Noir podía competir contra él. 

La besó más profundamente dejándose llevar por la pasión y acariciando su cuerpo con deseo.

—Ámame a mí y solo a mí, princesa—decía entre besos con la voz entrecortada por la libido— así como yo te amo a ti y solo a ti. 

Dupain puso las manos alrededor de su cuello dejándose llevar por el deseo y amor que él le provocaba. 

—Entiende no puedo hacerlo por completo —gimió al sentir los besos en el cuello, simplemente le encantaba— Por él también siento algo  fuerte aunque no lo parezca—con sus manos recorría sus brazos — Eres lo mejor y peor que me ha pasado en la vida Chat —se atrevió a morder sus labios—me haces sucumbir a deseos impropios de una dama. —Jugaba con el cascabel que adornaba su cuello, el cual poco después ya era presa de los labios femeninos. 

Por su parte, Chat quería arrancar esa estorbosa tela que impedía sentirla, pero no debía, besaba su cuello hasta donde su pecho estaba descubierto casi rozando su busto, el cual masajeaba por encima de su ropa —borraré cada sentimiento de amor que no sea por mí de tu pecho, Marinette —mordió suavemente en esa zona para luego lamer y ascender con la lengua por su cuello hasta los labios que besó esta vez con desesperación. 

Ella se dejaba besar por cada zona que a él se le ocurriera, era suya y no pondría más resistencia, enredaba sus falanges por su cabellera, estar de esa manera con él la hacía sentir en el cielo. 

—Desearía que lo hicieras—lo sujetó por la cabeza pegándolo más a ella profundizando el beso, si es que se podía aún más, usando sus lenguas que parecían tener una guerra feroz.

—Amarte solo o a ti sin nada que lo impida —Deslizó una mano por su pecho intentando encontrar algún tipo de cierre recordando que aquel traje era mágico, así que bajo otro poco más para acariciar lo que se encontraba en su entre pierna, de arriba abajo apretando un poco mientras sus labios se adherían a los suyos. 

—Mm… Mari, vuelves loco— disfrutaba de sus caricias, su tacto le era tan suave, nunca antes había sentido tal contacto y se sentía tan fuerte, tan embriagante y placentero, hacía que deseara más de ella, era totalmente suyo y ella sería totalmente suya. 

—Oh por dios, es mejor que te vayas Chat— cuando recobró el aliento tras todo aquello —Debo bajar, tarda en llegar todos los invitados, y ¡Adrien!—gritó asustada— Él no puede verte aquí —lo apartó de ella—vete Chat —se levantó arreglando su vestimenta junto con su maquillaje, quitó el seguro de la ventana. 

Habían olvidado por completo el evento de compromiso, más con el poco control que tenía sobre el mismo, pero ella lo recordaba ahora, rompiendo el gran avance que lograron. 

—Pero princesa él no me verá, yo... Solo soy un gato.—casi lo decía, pero estaría en problemas si lo decía, no estaba seguro de que sucedería a quien lo descubriera, aunque suponía que nada bueno, ya que por eso lo ocultaban— Está bien, pero no creas que te salvarás en la noche —le dio un último beso y fue hacia el tejado por el que corría con sigilo hacia el cuarto para destransformarse, cuando sucedió, plagg le advertía de nuevo sobre mantener el secreto y se divertía al decirle sobre limpiarse los labios del carmesí que había dejado Marinette, necesitaba calmar su cuerpo de las sensaciones que aún tenía así que se metió al baño abriendo el grifo de agua fría. 

La dama volvió a acostarse en su cama, tenía que calmarse, no podía bajar así, con esas emociones a flor de piel, aún sentía los besos y caricias que el gato le dio. 

—¿Qué estuve a punto de hacer?—Puso una almohada en su rostro en donde gritó a todo pulmón la frustración contenida— necesito calmar esto —respiraba tratando de relajar sus músculos. 

—Señorita Dupain, ya la están esperando, no demore tanto. —escuchó que una muchacha le hablaba. 

—Ya voy. —mencionó agobiada. 

Se limpió el rostro y volvió a retocarse el maquillaje, por suerte el vestido no se veía sospechoso. Tomó una bocanada de aire, abrió la puerta y salió con dirección a las escaleras. 

—Buenas tardes —Saludaba a todos los presentes mientras iba bajando las escaleras, donde Adrien corrió a ayudarle, ella se sentía tan avergonzada por sus acciones, que no podía ni dirigirle la palabra, limitando sus acciones a únicamente tomar su mano. 

En la mente de la chica se reproducían una y otra vez ese encuentro con Chat en su alcoba y no podía dejar de preguntarse si sería capaz de volver en la noche como lo había dicho, además una cosa que sí que la hacía dudar ¿cómo que a Adrien no le importa si lo engañaba?

—¿Estás bien?—le preguntó al verla tan distraída y distante —¿quieres tomar algo de aire antes de iniciar con todo?. 

Para él las cosas estaban más que claras, debía ser un aliado para Chat Noir y eliminar la competencia que amenazaba con quitarle a su hermosa chica, los alejaría, fuera quien fuera. 

—Está todo Agreste —Sonreía o al menos eso intentaba—Es mejor continuar con esto, entre más rápido mejor—al llegar abajo se soltó rápido de su mano y corrió con disimulo a lado de sus padres y su futuro suegro, no quería estar cerca de Adrien hoy, no se sentía a gusto con lo que había hecho pues el joven no se merecía aquello. 

Entre los invitados había un rostro que familiar, se trataba de un pelirrojo de ojos turquesa que la saludó y ella le regaló una de sus mejores sonrisas, era su amigo de la niñez y su primer amor platónico, las familias de ambos se llevaban de maravilla, a la distancia un rubio se les quedaba viendo para nada contento. 

✔️✔️Capítulo corregido.

Holii volví 💚🥺

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