12💳

Cole frunció el ceño mirando a Vince, el hombre había cruzado los brazos a nivel del pecho, sus ojos lo miraban con fiereza, el papel en su mano estaba arrugado. Cole gruñó notando que ese era el documento que debía entregar para su licencia, en dos días sería el último día para entregarlo y no creía que pudiese estando tan deteriorado. Caminó hacia él e intentó coger el papel, Vince lo fulminó con la mirada y lo levantó por encima de su cabeza, esto hacía imposible tomarlo, Cole no era nada bajo, pero Vince lo superaba por unos ocho centímetros.    

— ¿Qué haces?

— Encontré esto entre tus cosas — explicó moviendo el papel, Cole suspiró.

— ¿Por qué revisas lo mío?

— ¿Quién de los dos está lavando para ambos? — Cole se encogió de hombros y le dio una pequeña sonrisa.

— Puedo hacerlo yo, no me importa el trabajo.

Vince lo fulminó con la mirada y se colocó las manos a la cadera, Cole vio al papel adquirir más arrugas.

— Ese no es el punto y lo sabes.

— Eso es mío — Vince miró el papel y luego a él.

— Puedes incorporarte a tus clases, aun no lo has entregado.

— Ya dije que no, esperaré un año y entonces…

Vince suspiró exasperado.

— No necesitas trabajar tanto como antes, tienes dinero suficiente para la matrícula y los gastos de la casa, tus familiares están pagando la tarifa semanal del hospital.

— Y no sabes cómo me molesta eso — refunfuñó.

— Eres demasiado orgulloso para tener tan poco.

— Y tú eres un imbécil — gruñó yendo hacia la puerta por la que hacía no menos de quince minutos había entrado, Vince lo siguió.

— Cole, no fue mi intención ofenderte, no lo dije en ese sentido.

— Regresaré más tarde — sentenció, Vince no tuvo más remedio que aceptarlo.

— Bien.

Cole veía la forma en la que se comportaba Vince, él no era su padre, su preocupación era innecesaria, Cole podía hacer lo que quisiera, era mayor de edad. Sin pensarlo caminó hacia el hospital, Chiara estaba ahí con su hermano, desde que habían llegado ella se veía mucho más contenta, Cole era feliz por eso y a la vez amargo.

— Hola ¿llego en mal momento?

— De ninguna manera, siempre llegas en buen momento — Cole le dio un abrazo y se sentó en la silla que le había cedido su tío, él se quedó de pie apoyado en la pared — ¿Qué pasa contigo?

— ¿Por qué tiene que pasarme algo?

— Te conozco, tienes esta cara cuando te enojas en silencio, te ves igual cuando sabes que has hecho algo que no deberías hacer — Cole puso los ojos en blanco, en serio su madre no se perdía una.

— Deja de molestar.

— Cole — murmuró achicando los ojos, Cole suspiró.

— Eres terca como mula.

— Tu también.

— Discutí con alguien ¿vale? Sólo eso.

— Y esa persona es…

— Eso no importa — murmuró, Chiara carraspeó.

— Aja, entonces, ¿estás de mal humor o preocupado por haber hecho algo mal?

— De mal humor — gruñó, Chiara abrió los ojos en grande.

— Digamos que te creo, ¿Por qué discutieron?

— Por algo que quiere que haga y yo no quiero hacer — su tío rió disimuladamente, Cole estaba seguro que había descubierto de quien hablaba.

— ¿Y esta cosa es mala o buena?

— Supongo que buena, pero ya tomé una decisión — dijo obstinadamente, Chiara se encogió de hombros.

— Pues cámbiala.

Cole resopló.

— No sabes lo que es

— Si es buena estoy de acuerdo con esa persona.

— Mamá! — su tío se burló desde la pared.

— Creo que tu madre tiene razón, deberías escucharla.

— Los forasteros no deberían opinar — rezongó, su tío sonrió de medio lado cuando su madre lo regañó.

— ¡Cole!

— Vale, lo siento.

Chiara sonrió de pronto y miró a su hermano, luego a él.

— Yasen y yo estábamos hablando sobre tus primos, ellos tienen más o menos tu misma edad ¿querrías conocerlos?

— ¿Cómo? ¿No viven en otro país?

— Oh, ellos estarán viniendo — silbó feliz, ella parecía emocionada.

— Joder ¿Cómo es que esta familia sigue creciendo cada vez más? Ahora resulta que tengo primos.

— ¿No quieres conocerlos?

— No me molestaría, después de todo ellos no tienen la culpa de lo que hicieron estas personas — dijo señalando a su tío.

— Cole.

— Está bien, déjalo que saque toda esa ira, al menos estamos progresando con él — Cole no lo creía, pero era bueno que estas personas tuviesen esperanzas.

— Tengo que irme — dijo de repente, Chiara lo miró confundida.

— ¿Qué? ¿A dónde?

— A casa — murmuró saliendo con rapidez.

— ¿A casa? ¿No estarás solo allí?

Ups! Cole iría a casa de Vince, había sido sólo un accidente que la considerara su casa por un segundo, corrió en dirección del boxeador. Cole nada más le daría la razón porque había sido un consejo de su madre, esto no quería decir nada. Cole tocó el timbre y cinco minutos después Vince le dejó pasar.

— Lo siento

— ¿El qué?

— Tenías razón — Vince lo dejó pasar con media sonrisa.

— ¿No dejarás la universidad?

— Volveré mañana.

— Entonces puedo romper esto ¿verdad? — dijo Vince sacando la hoja de su bolsillo, Cole asintió, el boxeador rasgó el papel y lo dejó caer al suelo — Felicidades.

Cole sonrió y dejó un pequeño beso sobre sus labios.

— Aquí tienes — Cole arqueó una ceja mirando hacia la mano de Vince, ahí estaba una llave plateada mediana.

— ¿Para qué?

— Es muy molesto abrirte cada vez que vienes así que tómala.

— ¿Me estás dando una llave de tu casa?

— Si — Cole se carcajeó, pero tomó la llave.

— Estas loco ¿sabías? — Vince se encogió de hombros.

— Ven aquí y bésame.

……

Lo bueno de la situación era que Cole estaba un poco más feliz después de pasar tiempo con su familia, aun soltaba comentarios mordaces de vez en cuando, pero ellos habían aprendido a ignorarlo. Hoy se cumplían exactamente veinticinco días de su trato, diez desde que Cole volvió a la universidad, Vince erróneamente había pensado que al volver sus hormonas también se calmarían un poco. Odiaba admitir que se había equivocado, mientras más tiempo pasaba Cole con él más lascivo se ponía, Vince apenas lograba frenar sus toques y responder que no quería llegar al final.

Cole quitó la chaquetilla que traía, el concepto de hoy era el de leñador, Vince se convencía mas cada día, Cole se veía bien con cada cosa que se ponía. Cole se subió sobre su pelvis y lo peinó hacia atrás, sus ojos llevaban una obvia pregunta encerrada, Vince no lo haría hoy tampoco, era una pena que este chico no comprendiera el porqué. La rutina de hoy era algo diferente, Cole había insistido en sentarlo en la silla que utilizaba de apoyo, lo que quería decir que había tocado y sido tocado más de la cuenta. El bailarín lamió su labio inferior y se puso en pie, lo próximo en salir de su atuendo fue el pantalón, Cole se quedó sólo con un intrincado bóxer de color negro.

Cole suspiró y apagó la música, sus dientes torturaron su labio inferior antes de hablar.   

— ¿En serio? ¿También me evitarás hoy?

— No te evito, ya lo hemos hablado — Cole achicó los ojos y negó.

— Dime la verdadera razón por la que no quieres hacer esto.

— No hay una verdadera razón como lo llamas.

— ¿Cuál es el problema? ¿Tengo algo que no te guste? ¿Algo que te incomode?

— No

— Iré a vestirme — murmuró Cole de mal humor.

Vince se puso de pie y lo rodeó con sus brazos, besó el pequeño puchero en sus labios y peinó su alborotado cabello.

— ¿Por qué estás enojado? — preguntó con una sonrisa, Cole lo miró bastante feo.

— Por tu culpa, me haces sentir inadecuado.

— Estabas sentado sobre mi ¿De verdad crees que eres inadecuado? Puedes sentir lo duro que estoy ahora mismo — Cole lo miró sin expresión alguna.

— …

— Me acostaré contigo el último día — murmuró Vince, Cole lo empujó.

— ¿Por qué el último cuando has podido aprovechar todo este tiempo?

— Quiero que sea algo que no olvides con facilidad.

Cole resopló viéndolo con diversión.

— … Iré arriba.

Vince lo vio subir las escaleras, resulta que estaba metido en problemas debido a este muchacho, su corazón estaba latiendo desbocado aun cuando sabía que Cole estaba detrás de una puerta y lejos de él. Esto había estado pasando los últimos días, Vince lo había visto venir, pero ¿Qué más podía hacer aparte de afrontar esto como un adulto? Vince caminó a la cocina y sacó un caramelo mentolado de uno de los gabinetes, decirlo haría las cosas más fáciles así que abrió la boca y expresó lo que había estado sintiendo los últimos días.

— Estoy enamorado de Cole — teniendo sólo a los utensilios de cocina y las sartenes de testigo parecía un estúpido, tampoco ayudaba que le gustara un chico menor que él por diez años.

Se sentó y miró la redonda luna a través de la ventana ¿Qué se suponía que debía hacer ahora con estos sentimientos? Vince sabía que la situación no era la más indicada, hacer florecer sentimientos amorosos bajo lo que sea que tenían montado aquí. Vince lo llamaba relación por conveniencia, pero él mismo era el causante de esto, había tenido la oportunidad de ofrecerle el dinero gratuitamente, sin condiciones algunas, pero había sido codicioso. Por su propia decisión errónea estaba aquí.

Vince dejó de pensar tonterías y fue a dormir, si no podía enamorarlo tendría que aprovecharlo estos pocos días que le quedaban. Eso sí, acostarse con él era lo último que haría, si podía evitarlo lo haría. Vince no quería hacerle daño a este chico, lo mejor era terminar esto de forma sana y no ir mas allá.

Si cruzaba la línea probablemente se perdería. 

 

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