XIII. "Te necesita, Jade."
XIII.
Te necesita, Jade.
¿Conocen esa sensación de soledad? Esa clase de soledad mental, ya que tu familia y amigos están junto a ti, pero sin embargo uno se siente más solo que nunca. Bueno, por esa soledad estaba traspasando Jade.
Desde que peleó con Paul todo se ha vuelto más difícil, comer, dormir, respirar. Era doloroso. En el transcurso de esos dos días todos habían notado el cambio en Jade, Jasper sobre todo quien podía sentir su dolor a kilómetros de distancia. El rubio utilizaba su poder lo más que podía para hacerla sentir mejor, por eso no se separaba de ella, pero últimamente no funcionaba.
Para su suerte el don de Renesmee la distraía mostrándole recuerdos felices, aunque los más fuertes eran los de Paul.
Una pequeña mano se aferró del brazo de la castaña volviendo su vista a la bebé en su regazo, la cual pedía el biberón que se encontraba en su mano. Gentilmente lo acercó a su boca y ella comenzó a comer a gusto. Jade sonrió por inercia al ver a tan hermosa criatura, ¿cómo alguien podría pensar que sería una amenaza?
— Serás una buena madre— escuchó la voz de Jacob acercarse a ella para luego sentarse a su lado ubicando su brazo alrededor de sus hombros.
— Lo veo un tanto imposible ahora mismo— murmuró para luego preguntar lo que quería preguntar hace días—. Jake, ¿qué es la imprimación? Edward dijo que te has imprimado de Renesmee.
— "Es como la gravedad, tu centro cambia y de pronto, no es la tierra la que te sujeta, es ella. Es una fuerza más fuerte que el amor a primera vista, lo único que deseas es que esa persona sea feliz. Los hilos que te unían con otras personas, amigos, familiares, quedan cortados y millones de cuerdas de acero te unen sin poder escapar de ella. Sólo deseas la felicidad de esa persona, serías lo que ella necesitara: una amigo, un hermano, su protector."
Jade quedó asombrada, era como el cuento de las almas gemelas que Billy Black le contaba de niña, sólo que ahora sabía que era cierto. Lastimosamente, sus pensamientos tomaron otro rumbo: eso significaba que Paul también tenía una impronta y si la encontraba, iba a dejarla por ella.
— Debe ser hermoso encontrar a la persona a la cual estás destinada— susurró por lo bajo tratando de que sus lágrimas no salieran a la luz.
Jake pudo ver el cambio de humor de la chica. Sabía que tenía que hacer algo para ayudar a su amiga, no podía permitir que sufriera.
— Jade, debes arreglar las cosas con Paul, lo suyo no puede terminar así— suspiró—. Ambos se aman, pero tienen miedo de decirlo.
— No puedo estar con un hombre que cree que su opinión es la única válida.
— Él solo intentaba protegerte.
— ¡Creyó que esta niña era una amenaza!— exclamó señalando a la pequeña.
— ¡No lo culpo, yo también lo creía!
Jade bajó la cabeza, sabiendo que Jacob tenía razón. Pero la razón de estar equivocada la enojaba aún más.
— ¿Y si encuentra a su impronta?— Jacob escuchó esa pregunta lanzada al aire en un leve susurro que le partió el corazón.
El azabache no sabía que contestar, era obligación de Paul contarle.
— Debes hablar con él.
Y con esa frase dejó a Jade agarrando a Renesmee en sus brazos.
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Jade se encontraba entre los brazos de Jasper, quien intentaba disminuir su dolor, mientras Alice le hacía una taza de chocolate caliente, Emmett y Felix jugaban a los videojuegos, y Kat junto a Rosalie jugaban con Nessie, como la había apodado Jacob.
— Alguien de la manada entró a nuestro territorio— informó Jasper alertando a los presentes.
— ¿Creen que sea por la bebé?— preguntó Rosalie asustada.
— No lo creo, se imprimó de Jacob no le harán daño— informó Edward saliendo de la habitación donde estaba Bella.
— ¿Entonces qué quieren?— preguntó Kat.
— Lo averiguaremos— dijo Jasper para luego tomar la mano de Jade y Alice, mientras salían al patio trasero de la casa.
La oscuridad reinaba el lugar imposibilitando la vista de los cazadores.
— Es uno solo, se acerca con velocidad— informó Emmett.
A los pocos segundos un lobo gris con manchas negras apareció tratando de normalizar su respiración, con sus ojos buscaba a alguien en particular hasta encontrarse con Jade, se acercó rápidamente.
— Embry, ¿qué haces aquí?— preguntó Jade asustada por las reacciones de su amigo. La cara de Edward cambió completamente al leer los pensamientos del lobo, giró hacia Jade y la miró con lástima— ¿Q-Qué ocurre, Ed?
— Es Paul, está grave.
Sin pensarlo dos veces, Jade saltó sobre el lomo de Embry quien se había agachado para que ella subiera y comenzó a correr a la misma velocidad o incluso más rápido. Jacob, Leah y Seth, corrían junto a Embry, pero Jade no los notó, solo pensaba en Paul.
Llegaron hasta una de las casas de la Reserva en dónde se podía apreciar a toda la manada afuera de ella, lo que hizo recordar a Jade cuando las costillas de Jake habían sido rotas por el neófito.
Sam al verlos llegar corrió hacia ellos y ayudó a Jade a bajar del lomo de Embry.
— ¿Qué ocurrió?— preguntó desesperada mientras intentaba no correr hacia la casa.
— Es Paul, hacía días que no lo veíamos— comenzó a explicarle mientras la guiaba hacia las escaleras de la casa—. Sabíamos que se encontraba mal, pero nunca creímos encontrarlo así— terminó para luego abrir una puerta que daba a la habitación del lobo gris.
Jade no podía creer lo que veía: Paul se encontraba acostado en su cama cubierto por millones de frazadas, los pómulos de su rostro estaban completamente marcados demostrando su falta de músculo y grasa corporal, con temor Jade se aproximó a sacar las sabanas con miedo a lo que se encontraría. No pudo evitar llorar al ver el estado del chico, sus costillas sobresalían al igual que sus clavículas, su piel dejó de tener ese tono dorado para convertirse en un blanco verdoso. Paul se encontraba destruido.
— Oh, Paul...— susurró.
— Te necesita, Jade— habló Sam, viendo la dolorosa escena.
— ¿Q-Qué es lo que d-debo hacer?— preguntó Jade mientras temblaba.
— Sólo quédate con él, tal vez de esa forma despierte.
Sam se fue de la habitación rezándole a sus ancestros para que ayudaran a Paul, aunque sabía que con Jade cerca, él se recobraría.
La castaña aún temblando volvió a tapar a Paul, ya que en su actual condición era obvio que no tenía la misma temperatura corporal de antes.
Una luz proveniente de la mesa de luz junto a la cama llamó su atención, al acercarse pudo notar que se trataba del celular de Paul sin desbloquear. Por lo que para que el aparato no gastara más batería se atrevió a agarrarlo para bloquearlo, al hacerlo se sorprendió de lo que veía. Una foto de ambos se encontraba en la pantalla, una foto que ella nunca había visto, en la foto ella se encontraba dormida entre los brazos de Paul mientras él besaba su cabeza.
Sin poder evitarlo volvió a llorar, realmente lo extrañaba, y mucho.
Suspiró mientras se sacaba sus zapatillas y su chaqueta, la cual dejó en una silla cercana. Abrió las sabanas y se metió en ellas junto a Paul para luego volver a taparlos a los dos. Abrazó el cuerpo de Paul a la vez que algunas lágrimas solitarias salían, aspiró el aroma de su cuello y notó que a pesar de todo Paul seguía oliendo a chocolate.
— Jade...— la chica se separó al escuchar el susurro del chico debajo de ella y pudo apreciar como los ojos de Paul se abrían para enfocar su mirada en ella. Jade pudo jurar que un pequeño brillo resplandeció en sus ojos antes que este comenzara a acariciar su mejilla—. Estás aquí, realmente estás aquí.
Jade rió aunque sonó más a un lloriqueo.
— Sí, Paul. Estoy aquí, cariño— contestó haciendo su mismo gesto en su rostro.
Paul estiró sus brazos con la poca fuerza que le quedaba y abrazó a Jade pegándola completamente a su cuerpo.
— Por favor, no me dejes— murmuró—. Cuando despierte quiero que estés junto a mí.
— Lo prometo.
Jade contestó a duras penas, ya que si lo que Jake le había dicho era cierto, Paul tenía un alma gemela con quien debía estar y esa no era ella.
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