VIII. "Flechas Azules"




VIII.

Flechas Azules





Los días iban pasando y con ellos la batalla se acercaba.

En esos días, Jade y Paul se volvieron más inseparables que nunca.

Jade iba a visitarlo a La Push y se quedaba junto a la manada a cenar y a las típicas fogatas, paseaban agarrados de la mano, tanto en el bosque como en la ciudad, Paul se quedaba a dormir en la habitación de Jade, ya sin tener que entrar por la ventana. Habían ido a citas juntos, fueron a comer, al cine, típicas salidas que haría adolescentes normales, aunque ellos no lo eran.

A Jade le encantaba cuando Paul se encontraba en su forma de lobo, ya que era como tener un enorme perro peludo. Le encantaba viajar en su lomo y rascarle detrás de las orejas, Paul nunca iba a admitirlo pero esos mimos eran sus favoritos, a no ser que alguno de los chicos apareciera en ese momento, ahí era cuando Paul se hacía el desentendido con la situación y alejaba la mano de Jade de detrás de sus orejas peludas, a Jade no le enojaba esto, sino que le divertía.

Estaban volviéndose una verdadera pareja sin intentarlo, nunca se ubicaron en el lugar de "novio y novia", pero era más que obvio para todos que ellos se amaban y se pertenecían el uno al otro.

Y si alguien lo negaba, estaba realmente equivocado.





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— ¿No vas a pelear? ¿Te desgarraste un músculo o algo?— le preguntó Jacob en burla a Edward mientras se acercaba a ellos.

La noche anterior, los Cullen y los Argent se encontraban reunidos para hablar de la batalla que se aproximaba. Debían encontrar una manera en la cual Bella no saliera lastimada, por lo que a Katherine se le ocurrió que Bella estuviera con Jacob, ya que su "olor a perro" ocultaría el de humano que irradiaba Bella.

Por supuesto que Edward no estuvo de acuerdo, como con todo plan que incluyera a Jacob, pero finalmente aceptó, luego de una charla en privado con Carlisle.

Se encontraban todos reunidos en un gran claro en el medio del bosque, y cuando hablo de todos, me refiero a los Cullen, los Argent y la manada. Ese día iban a seguir practicado, no podían permitirse dar un paso en falso.

— Lo está haciendo por mí, Jake— le respondió Bella, molesta del drama.

— No me importa, sólo díganme el plan.

— Este campo nos dará ventaja en la batalla, atraeremos a los neófitos con el aroma de Bella, pero debe terminar aquí— le explicó Jasper— Edward y Bella irán a un campamento, aunque él la cargue ellos reconocerán el olor.

— Tu olor, en cambio, es nauseabundo— comentó Edward, como siempre, tratando de tirar leña al fuego.

— No creo que quieras comenzar a comparar olores— le siguió Jacob.

Jade se estaba cansando de estos numeritos que hacían ese par, no entendía como Bella no los había dejado.

— ¡Me tienen harta!— exclamó Jade, llamando la atención de todos— Tú, ve y carga a Bella, y tú cállate de una vez y acepta la ayuda de otros— les habló a Jacob y Edward, respectivamente— Y todos los demás a trabajar, una batalla no se gana sola.

Sorprendentemente para Paul, quien ya se encontraba en su forma lobuna, todos acataron las órdenes de Jade.

Cada día se enamoraba más de ella.

La manada se puso a practicar con Jasper, quien los ayudaba a corregir ciertos movimientos para que no terminaran sin sus costillas, Felix, Katherine y Jade, practicaban con el resto de los Cullen. Aunque no lo necesitaran, nunca vendría mal un poco de práctica.

Jade comenzó a practicar con su ballesta, mientras Paul sólo podía mirarla. La castaña no le erraba a ningún tiro, lo cual realmente impresionaba al lobo. Su capacidad de protegerse sola, lo hacía sentir inútil en tal situación, pero eso no iba a impedir que lo intentara con todas sus fuerzas.

Cuando Jade fue a practicar con Rosalie, fue el turno de Paul para practicar con Jasper, por lo que no pudo ver a su chica pelear con la vampiresa.

La pelea con Rosalie iba bien, ninguna se sobrepasaba, por obvias razones. Pero cuando Rosalie, sin intención, dio un fuerte golpe en la pierna derecha de la castaña, esta se desplomó en el suelo dando un pequeño grito de dolor, Rosalie inmediatamente se agachó junto a ella disculpándose.

Apenas el grito fue escuchado por Paul, este corrió lo más rápido posible para llegar junto a Jade, quien se agarraba la pierna haciendo muecas de dolor. Al mismo tiempo llegó Carlisle, Edward y un poco más tarde, Kat y Felix. Los demás se preocuparon, pero al ver toda la atención que ya tenía Jade, no se molestaron en acercarse.

Paul le gruñó a Rosalie, pero fue callado por Jade.

— Tranquilo, Paul. No es nada.

— Muéstrame, Jade— le ordenó Carlisle.

Jade obedeció, levantando la tela de su calza deportiva hasta su rodilla, mostrando su cicatriz de hace unos meses.

Paul la vio sorprendido, nunca había notado su cicatriz con forma de mordida, el tan solo pensar que un vampiro la había mordido, le daban ganas de buscarlo y descuartizarlo.

Pero luego se acordó de esa noche.

Paul junto con Jared comenzaron a saltar intentando atraparla, no permitirían intrusos en su territorio. Paul partió la rama en la que el extraño se encontraba, provocando que casi cayera, pero se sostuvo con sus brazos. Volvió a saltar, pero esta vez pudo enterrar sus dientes en la pierna derecha. El sujeto soltó un gruñido de dolor y miró al lobo, quien al hacer el contacto se detuvo. Este aprovechó la oportunidad y escapó, dejando al lobo gris confundido.

Era ella, ella era la que estuvo en el territorio de la manada esa noche, la noche en la que Victoria apareció. Y él había sido quien la había lastimado.

Paul comenzó a perderse en sus pensamientos, culpándose de todo, sin saber que Edward estaba leyendo su mente con completa atención.

— Ha mejorado mucho, pero aún sigue un poco sensible— le explicó Carlisle, mientras tanteaba la zona de la pantorrilla— Sólo evita que te golpeen.

Jade asintió, sin darse cuenta de la situación de Paul, quien al ver que Carlisle, Rosalie, Kat y Felix se alejaban, se acercó a la pierna de la chica y comenzó a darle pequeñas lambeteadas a la herida, mientras gemía como cachorro, intentando no hacerle más daño del que ya le había hecho.

— Paul, ya te dije que estoy bien— volvió a explicarle, mientras le acariciaba la cabeza, pero Paul seguía en el mismo estado— ¿Qué te sucede?

— Cree que él te lastimó— le dijo Edward, quien no se había alejado. Se giró hacia Paul— Esa cicatriz la tiene de antes de venir a Forks, así que puedes tener a tu mente tranquila. Ya me estás dando jaqueca con tantos pensamientos a la vez.

Paul miró confundido al vampiro.

Si Jade no fue quien se encontraba allí esa noche, ¿quién era la misteriosa persona?

El lobo le pidió a Edward que tradujera lo sucedido esa noche a Jade, el vampiro lo hizo sin problemas.

Con toda esa nueva información Jade se estaba volviendo inquieta.

— El extraño lanzaba flechas azules.

Al escuchar esto último, Jade se paralizó, el único que conocía que utilizaba flechas azules era Dominic.

Era un sello distintivo que tenían en su grupo, Jade utilizaba flechas violetas, Kat rojas, Felix verdes y Dominic azules, de esa manera ninguno agarraba las del otro.

Rápidamente, Jade agarró una de sus flechas y se la mostró a Paul.

— ¿Eran como estas? ¿Con este símbolo?— le preguntó alterada, mostrándole el símbolo de los cazadores que estaba impreso en cada flecha.

Edward tardó un momento en traducir, para luego solamente decir:

— Sí.

El mundo de Jade cayó totalmente, era imposible, pero al parecer no lo era.

Dominic estaba vivo.

Y estaba en Forks.







Bueno, este es el capítulo de hoy, espero que les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo.

¿Qué creen que pasará ahora que Jade se enteró de la posibilidad de que Dominic este vivo?

¿Será un problema para Paul?

Besos, alexubell.

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