III. "Sólo estaba allí para verla."
III.
"Sólo estaba allí para verla."
La "mansión" se alzaba con gracia en el medio del bosque, incitando a cualquier ser vivo a acercarse, pero si supieran quien vive dentro huirían sin pensarlo.
— ¡Miren quién está aquí!— Gritó Emmett, llegando a la casa igual que Jade. — La chica cazavampiros.
— Cállate, Em.
— Hueles a perro, pequeña.
— Lo siento, estuve con la manada.
— Eso lo explica todo, espero que no te contagiaran las pulgas.
Antes de siquiera tocar la puerta, Alice ya la había abierto saludándola con un abrazo efusivo, hacía mucho que no veía a la pequeña duendecilla, por otro lado Jasper, como reservado que es, solamente dio un asentimiento de cabeza y le invitaron a entrar. Emmett, Rosalie, Esme y Carlisle, se encontraban allí esperándola, al igual que Katherine y Felix. Los saludó y Jasper comenzó a hablar.
— Edward dice que sintió el aroma de un vampiro en la habitación de Bella.
— El pobre no pudo aguantar a que Bella llegara a su casa. — Se burló, Emmett.
— Quiere que rastreemos su olor y creímos que podrías ayudarnos.
— ¿Qué mejor que una cazadora de vampiros?— Dijo, Rosalie.
— Salvar personas, cazar vampiros, el negocio familiar. — Contestó Jade, haciendo referencia a una de sus series favoritas, pero como siempre, nadie le entendió.
— De acuerdo, llévanos a la casa de Bella. — Tomó el liderazgo Felix, como el mayor de los Argent.
Jasper y Emmett los llevaron a dónde se encontraba la casa de Bella, se dirigieron al patio trasero, el cual daba al bosque.
— El aroma nos guía al Este, vamos. — Dijo, Emmett, seguro de sus instintos.
— Espera. — Lo detuvo, Jade. — Sé que ustedes los vampiros se guían por el olfato u oído, más que por la vista, pero en este momento deberías usarla.
— No es necesario, Jadie. Creo en mis sentidos y ellos me dicen que hay que ir al Este.
— Al parecer no funcionan bien, porque en este momento estás pisando una clara evidencia de que estas equivocado. — La defendió, Kat.
Emmett frunció el ceño y vio debajo de sus pies una huella de zapato, claramente de alguien corriendo a altas velocidades, que ningún humano podría igualar.
Jade se agachó junto a lo que quedaba de la huella y les explicó: — ¿Ven la forma y cómo se encuentra hundida? Eso demuestra la velocidad y que se dirigía al Sur.
Emmett gruñó.
— Es lo que dije, Jadie.
La chica negó con la cabeza.
Su orgullo ante todo.
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— El rastro desaparece a cinco millas de la casa de Bella. — Explicó, Jasper, cuando volvieron de su aventura por el bosque. Ahora, también se encontraban Edward y Bella, la cual vio a Jade, sorprendida al encontrarla allí, pero no preguntó.
— Alguien está tramando esto.
— ¿Victoria?
— Hubiera visto su decisión. — Dijo, Alice.
— Deben ser los Vulturis. — Opinó, Jade.
— Tampoco creo que sean los Vulturis. He visto las decisiones de Aro.
— Seguiremos buscando. — Dijo, Felix.
— Nos turnaremos para buscar a Bella en su casa. — Propuso, Carlisle.
— ¿También la protegeremos a ella?
— Rosalie. — Le advirtió.
— Tiene razón, no pueden protegerme a mí y a mi papá, y buscar al intruso. A Victoria y además, alimentarse.
— No te dejaré aquí indefensa. — La detuvo el vampiro enamorado.
— Deben alimentarse, Edward, además tengo a...
— ¿Quién?
— Jacob. — Jade completó la frase ganándose una mala mirada de Edward. Debía admitir que le gustaba picar a las personas.
Finalmente, Bella habló con Jacob y aceptaron en hacer guardia cuando los Cullen debían alimentarse. Los Argent participarían de la guardia, lo cual tenía a Jade un tanto preocupada, Embry y los demás no estaban enterados de que ella sabía de su condición de cambia formas, aunque luego de que Jacob la viera allí, suponía que le contaría a los demás.
Siempre lo supo, los Argent siempre ayudaron a los Quileutes, ya que ellos nos protegían a los humanos de los Caras Pálidas, al igual que ellos. Lo cual era más sencillo si trabajaban juntos.
Como todos los jueves, Jade se encontraba en el bosque practicando con su arco y dagas, esa siempre había sido su especialidad, al igual que Felix con las ballestas y Katherine con las espadas.
Giraba las dagas en su dedo para adquirir velocidad y las lanzaba con precisión hacia uno de los cuantos árboles que se encontraban frente a ella, pero la última daga siguió de largo, internándose aún más en el bosque. Escuchó un gruñido de dolor, pero no era humano.
Con un poco de temor agarró su arco y unas cuantas flechas, por razones obvias, y se dirigió hacia el sonido del animal. Esperaba encontrarse con un perro perdido, un venado o incluso un oso, pero lo que encontró fue a un inmenso lobo gris acostado en el suelo con la daga enterrada en uno de sus laterales.
Al instante, Jade supo que no era un lobo cualquiera, por su tamaño sabía que era alguien de la manada, por lo que sin importarle corrió a su lado.
— Lo siento, lo siento tanto. — Dijo desesperada, arrodillándose a su lado.
El lobo se veía confundido, cómo era posible que la chica se encontrara tan calmada con respecto a un lobo que le doblaba el tamaño.
— Esto te dolerá, así que por favor, intenta no matarme.
Nunca te haría daño, pensó el lobo.
Jade ubicó sus manos en la daga y sin pensarlo un segundo, la sacó de un tirón, provocando el gruñido del animal.
— Cambia de forma, así será más sencillo meterte a mi casa para curarte esa herida.
El lobo la miró sorprendido, ella sabía que no era un lobo cualquiera, pero cómo era eso posible.
— Lo sé todo. — Le explicó. — Me siento terrible, déjame ayudarte.
El lobo volvió a transformarse en la persona que era, dejando a Jade completamente sorprendida.
— Paul.— Dijo apenas en un susurro, antes de rápidamente ayudar al chico a levantarse- ignorando que se encontraba desnudo- y comenzar a guiarlo hacia su casa, sin importarle que sus armas quedaran allí.
Entraron a la casa y para la suerte de Jade, ni Felix, ni Kat, se encontraban.
Deben haber ido a vigilar a Bella, pensó.
Guió a Paul hasta el sillón de la sala y corrió hacia al baño, agarró una toalla y el botiquín, luego se dirigió a la habitación de su primo por ropa, tener a Paul desnudo, realmente la tenía nerviosa. Al escoger un pantalón de deporte y una remera básica blanca, volvió a correr hacia el chico.
— Ten, ponte esto y haz presión allí. — Le indicó, dándole la toalla, el bóxer y el pantalón.
Paul obedeció poniéndose el pantalón y el bóxer, para después ubicar la toalla en su costado, sin dejar de ver directamente a la chica, provocando que el inmenso dolor que sentía se fuera con sólo mirarla. Estaba confundido, cómo es que ella sabía sobre ellos y lo más importante, qué hacía lanzando esas dagas en el bosque. Con sólo pensar que se estaba protegiendo de alguien que quería hacerle daño, le hervía la sangre.
Jade agarró el alcohol y esterilizó la aguja, había notado que Paul necesitaba puntos, pero sabía que le durarían poco por su rápida sanación.
Corrió la mano de Paul y le avisó lo que haría antes de enterrar la aguja en su piel. Comenzó a coser intentando no distraerse con los abdominales del chico, los cuales tenía exactamente al lado de su cara. Paul sólo necesitó cuatro puntos, y finalmente, Jade cubrió la herida con una gasa.
Al ver que el trabajo había terminado, Paul se puso la remera, haciendo que Jade maldijera por haberla traído, prefería que el chico se quedara sin ella.
— Creo que tienes mucho que contarme. — Le dijo, Paul.
— Igual tú.
Y así continuó la tarde, una tarde llena de explicaciones por parte de los dos: Jade le contó sobre el trabajo de su familia y Paul le contó que hacía por allí, aunque al final le dijo una mentira.
La verdad era que sólo estaba allí para verla.
Bueno, aquí está el tercer capítulo. Espero que les haya gustado :3
¿Les gusta cómo está yendo la historia o cambiarían algo?
Creo que a estos dos habría que ponerles un nombre de ship, ¿que dicen?
Besos, alexubell
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