🍂 || Yamaguchi Tadashi
Consejos de amor
Yamaguchi estaba hablando con Hinata en la parte trasera el gimnasio.
¿Por qué demonios estaban hablando justo ahí?
¿Acaso Yamaguchi le estaba confesando su amor a Hinata? No iba a permitir eso. Antes de que avanzara hacia ellos, una mano en su hombro lo detuvo.
—No es bueno interrumpir conversaciones ajenas—. Era el poste de luz perturbando su existencia como de costumbre.
—¿Sabes de qué están hablando?
El rubio negó.
—Tampoco es como si me importa, rey chismoso.— respondió con una sonrisa burlona.
Tobio giró la cabeza en dirección a Hinata y Yamaguchi. El último mencionado estaba sonrojado a más no poder. Tsukishima notó el rostro de Kageyama, tenía las cejas fruncidas, tanto así que parecía que se iban a funcionar en cualquier momento. Además de eso, tenía los puños apretados y en sus ojos se leía perfectamente "Hinata idiota"
—No sabía que el rey era tan celoso.
—No soy celoso.
Ahora Yamaguchi había tomado a Hinata por los hombros. El pelinaranjo se sonrojó también.
—¿¡Qué mierdas se supone que están haciendo!?— exclamó el azabache escandalizado. Tsukishima lo miró con una sonrisa.
—Shhhhhhh, se supone que no eres celoso.
Kageyama desvió la mirada.
Voltearon a ver la otra escena por enésima vez. Yamaguchi estaba abrazando a Hinata.
—¡Gracias, Hinata-kun!— Esa era la voz del pecoso otra vez. Se separó de Hinata y salió corriendo en la dirección contraria dejando al pelirrojo algo desconcertado.
—¡D-De nada Yamaguchi-kun!— Respondió el enano para luego irse por en dirección contraria al pecoso.
Kageyama se sintió más tranquilo.
¿Que se supone que había sido todo eso?
—Por si te lo preguntas, Yamaguchi no se estaba confesando a Hinata ni nada por el estilo, rey idiota— dijo Tsukishima mientras le daba palmas en la espalda.— Me voy a clases.
El rubio se volteó para irse dejando solo a Kageyama.
¿Por qué sentía tanta curiosidad por saber de qué había hablado su novio con Yamaguchi? No lo sabía, pero lo averiguaría más tarde.
[...]
—Vi que tú y Yamaguchi hablaron por la tarde.
Tan directo como siempre.
El pelirrojo volteó a mirarlo. A decir verdad no había notado la presencia del azabache al rededor.
—Ah, sí— respondió mirando hacia otro lado.
—¿Y... de qué hablaron?
—Me pidió algunos consejos.
—Me escondes algo, lo veo en tu rostro—. Hinata maldijo a su novio internamente.
—¡Prometí no decirlo! o bueno, una parte.
—¿Cómo que una parte? No te entiendo, idiota.
—¿A quien llamas idiota, idiota?
—¿Me lo vas a decir o no?— preguntó un impaciente Kageyama arqueando una ceja.
—Sí, me pidió un consejo... no sé cómo decirlo... un consejo en el amor y eso.
—¿Un consejo en el amor?— preguntó el armador, Hinata asintió.—¿A ti? Debe estar desesperado para preguntarle algo como eso a alguien como tú.
—¡Bakeyama estúpido! Lo sé, por eso le dije que yo no sabía mucho de estas cosas, pero que Suga-san sí.
—¿Por eso estaba tan sonrojado?
Hinata asintió.
—No es fácil decirle a alguien que te gusta alguien, o acaso no tienes sentimientos, Tontoyama.— respondió el menor sacándole la lengua— Por cierto, ¿Cómo nos encontraste?¿Acaso me espías?
A Kageyama le recorrió un escalofrío por la espalda.
—¡Claro que no!— se apresuró en responder— Estaba en mi salón y de la nada los vi por la ventana, fue casual.
—Ah...
—También me encontré con Tsukishima.
—¿Poste de luz?— Hinata se vio algo sorprendido y luego preocupado.—¿Te dijo algo?¿Sabía de lo que estábamos hablando?
Kageyama negó.
—No tengo idea, pero me dijo que no los interrumpiera.
—¡Maldita farola de mierda!— exclamó Hinata sorprendiendo al más alto— Espero que no haya escuchado la conversación.
—¿Por qué?¿Acaso tenía que ver con el poste?
Hinata asintió algo preocupado.
—Tenía muuucho que ver con el poste.
Yamaguchi...
Consejos amorosos...
Poste de luz...
Todo se relacionaba tanto...
Kageyama tardó unos minutos en maquinarlo todo.
Sintió la iluminación cuando sacó una conclusión de todo lo mencionado.
—¡A Yamaguchi le gusta el poste de luz!— exclamó sobresaltando al rematador, quien dio un salto para taparle la boca con las manos.
—¡Cállate, idiota, alguien nos puede escuchar!
Kageyama quito las manos de Hinata de su boca y lo miró sorprendido. Ahora lo entendía todo. Cada "Tsukki" que escuchaba y cada vez que lo animaba.
—¡Ahora entiendo por qué puede soportar su carácter de mierda!— exclamó orgulloso de sí mismo. Hinata lo miró con una ceja 0levantada.
—Yo también tengo que soportar tu carácter de mierda, por si no lo sabías.
—...
—...
—Vete a la mierda.
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