Estampados de Camisetas

Kageyama estaba empezando a cansarse de esta situación. Hinata usaba la misma estúpida camiseta cada semana. Obviamente la lavaba todos los días para que estuviera limpia, pero no podía comprender cómo era que su obsesión podía llegar a tal punto.

Resulta que hace dos semanas aproximadamente, el as del Fukurodani, Bokuto Kotarō, le había regalado a su pequeño naranjo una camiseta con una foto estampada de ellos dos.

En la espalda habían frases de un as, solo que al parecer el albino tenía una mala ortografía porque en lugar de "as" decía "ass", lo cual le causaba un poco de gracia a Kageyama, pero ese no era el punto. Acá lo importante era el puto estampado de la parte de adelante.

¿Acaso su novio tenía tan malos gustos?

Aunque la pregunta real era...

¿Cómo era que no se le había ocurrido antes? Era una idea genial que Hinata andara con una camiseta con una foto estampada de ellos dos juntos. Así tal vez dejaría de hacer tantos amigos y de hacerle más difícil la vida.

En fin, quiera o no debía hacer algo al respecto y optó por lo más cuerdo y sensato posible.

Esa noche se iba a quedar a dormir en la casa de Hinata, quien por fin se había quitado aquella estúpida camiseta para ponerse un pijama.

Ya habían pasado unas horas después de que ambos habían estado jugando y haciendo cosas "normales" que se hacen el pijamadas. Ahora, era hora de dormir, por lo que el pelinaranjo se acomodó entre sus cobijas y se sumió en un profundo sueño rápidamente.

Kageyama decidió que era tiempo de actuar. Aprovechó esa oportunidad y agarró la camiseta, que estaba doblada al pie de su cama, para así proceder a poner en acción su perfecto plan.

[...]

Hinata escuchó un sonido extraño mientras dormía, por lo que se vio obligado a despertarse y levantarse de su cama con bastante pereza.

—¿Escuchaste eso?— preguntó a Kageyama con cierta extrañeza, pero no recibió respuesta alguna—¿Bakeyama?

Y eso fue debido a que el mencionado no estaba por ningún lado.

El sonido volvió a aparecer, por lo que decidió ir al lugar del cual provenía temblando de miedo. Fue en dirección a las afueras de su habitación, donde se encontró con su novio sentado haciendo algo mientras le daba la espalda. De alguna forma lo tranquilizó encontrarlo, pero no sabía por qué tenía ese mal presentimiento.

—¿Bakeyama?¿Qué se supone qué haces ahí?

—Lo que debí hacer desde un principio.

Con una extraña sensación el pecho, Hinata se acercó. En ese mismo instante se arrepintió de haberlo hecho. Se había puesto pálido y en su rostro había una expresión indescifrable.

—¿¡Q-q-ué mierda!?— exclamó por la sorpresa mientras se daba leve golpes en el rostro para verificar que no estaba soñando —¡Bakeyama!

Resulta que el azabache tenia una aguja e hilo en mano mientras cocía una foto de su rostro sobre el de Bokuto.

—Ahora sí podrás usar esta camiseta—. Justo había terminado de cocer— Hasta mañana.

Le dio un beso de buenas noches en la frente y se fue de vuelta a la habitación de su novio, dejando a un confundido y sorprendido Hinata.