🍂 || Akaashi Keiji
Roba-hijos
Era bastante irritante ver como su novio era atendido por aquel lechuzo* de ojos bonitos.
Mentalmente se disculpó con Hinata al tener ese tipo de pensamientos acerca de los ojos de otra persona que no fuera él. Pero bueno, aquel atributo no le quitaba lo molesto al hecho de que Akaashi estuviera pegado al enanito atendiéndolo luego de que un remate por parte de Bokuto le haya caído en la cara.
No había sido algo tan grave en realidad -o al menos no tanto como otras veces-, les habían dado un rato libre para descansar en pleno entrenamiento, pero en lugar eso se pusieron a jugar para pasar el rato.
En pleno partido, el búho idiota casualmente apuntó al rostro de Hinata y le dio con fuerza al balón. Realmente no había sido su intención, la verdad era que se había impulsado demasiado al saltar. Es más, luego de eso se enredó en la ned y cayó al suelo estrepitosamente.
Cuando quisieron acercarse para auxiliar a Hinata, la lechuza esa simplemente se adelantó y les dijo que lo dejaran con él para no "aturdirlo" con tantas personas a su alrededor después de semejante golpe.
Vaya excusa tan cutre.
Y bueno, debía admitir que su novio también se estaba aprovechando un poco de la situación.
—Akaashi, tengo sed.
El mencionado rápidamente se levantó a coger una botella de su mochila.
—Ten.
—Gracias.
Definitivamente, se estaba aprovechando de la nobleza de Akaashi.
—Akaashi, tengo hambre.
El azabache sacó una barrita de cereal de su bolsillo.
—Ten.
—Gracias.
¡Maldito enano suertudo! ¿O el suertudo era Akaashi por estar con el enano? Había entrado en pleno debate mental.
—Akaashi, tengo frío.
Rápidamente, el chico se quitó su chamarra y se la puso a Hinata sobre los hombros.
—Ten.
—Gracias.
¡Ese sí había sido un movimiento peligroso! Fulminó al de ojos verdes con la mirada; sin embargo, no es esperó que el chico le devolviera el ataque con un rostro inexpresivo y lleno de frialdad.
¿¡Eso significaba que lo estaba haciendo apropósito y que sus intenciones eran flirtear a su novio, luego robárselo y hacer que se quede en Tokio para siempre!?¿¡Acaso lo estaba retando a una batalla!?
Un momento...
Cuando se fijó bien, notó que aquella mirada no iba dirigida a él, si no a la persona que estaba detrás suyo. Un escalofrío recorrió su espalda al sentir el aura maligna que esta emanaba.
Lentamente giró su cabeza como la niña del exorcista, arrepintiéndose en el acto. Se sobresaltó al ver el rostro de Suga, que traía una mirada potente y recargada de ira, algo que no era típico de él.
—¡Ni creas que te vas a robar a mi cuervo, maldita lechuza roba-hijos!
Bueno, al menos ya no tendría que esforzarse en ir a recuperar a su novio. Suga lo haría en su lugar.
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*Kageyama quiso decir lechuza en masculino, un poco idiota el niño.
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