capítulo uno.

Siendo cerca de las once y media de la noche de ese sábado veraniego, Felix llegaba a su poco modesta casa luego de terminar su secreto trabajo en la zona rosa de la ciudad. Afortunadamente sus padres estarían a esa hora en Jeju celebrando su vigésimo aniversario de bodas y nunca sabrían de sus salidas nocturnas. A su padre le daría un infarto al saber que el heredero del imperio Lee estaba bailando para un montón de pervertidos en un club nocturno. Junho era un buen padre, pero podía ser demasiado estricto con Felix a veces. Minah, por otro lado, era..., quizás no había palabras para describir a su bipolar madre.

El joven veinteañero subió a su cuarto con prisa, ansiando hundirse en su bañera y dejar que sus músculos se relajaran. Ser bailarín en un exclusivo club de la ciudad era agotador, especialmente esconder ese secreto de todos. Únicamente su novio, Hwang Hyunjin, sabía de ellos. De hecho, ahí fue donde se conocieron. Hyunjin fue llevado ahí por sus amigos para celebrar su cumpleaños número veinte y cuatro, y Felix dio un espectáculo especial para el hombre. Fue amor a primer baile, por decirlo de alguna forma.

Llevaban un año y medio saliendo, aunque a veces Felix sentía que su relación era monótona, incluso el sexo lo era, y llegaba a frustrarle lo poco que Hyunjin ponía para cambiar eso. Muchas veces Felix se preguntó si no se apresuró a salir con Hyunjin sin conocerlo bien previamente, aunque siempre se decía que nunca lograría conocer a nadie en su totalidad.

Suspiró.

Se dijo a sí mismo que debía dejar de pensar en cosas que, por lo pronto, no parecían tener solución.

Se permitió disfrutar de las sales minerales y el suave aroma de la lavanda que perfumaba su piel. Al salir de la bañera, se calzó una bata rosa que lo cubría hasta los muslos y bajó a la cocina guiado por un hambre voraz.

Caminando descalzo sobre la baldosa plomiza hasta toparse con el refrigerador. Buscó dentro algo apetitoso como bocadillo de media noche, aunque al parecer su nana no hizo la compra porque estaba lamentablemente vacío, a excepción de un pote de helado, crema batida dulce y un poco de fruta.

- Quizás un postre no estaría mal -murmuró tomando la crema batida y el bowl de las fresas. Cuando se predisponía a dejarse caer en el cómodo sofá blanco, sintió su celular vibrar en el bolsillo de la bata.

Hyunjin, decía el identificador de llamadas.

¿Qué quería a esas horas de la noche?

Felix contestó el teléfono curioso de los motivos detrás de esa llamada.

- ¿Hyunjin?

- Hola cariño -saludó en tono dulce-. ¿Llegaste ya a tu casa?

Oh, él estaba preocupado de la seguridad de Felix.

- Estoy bien amor, hace poco llegué.

- ¿No tuviste problemas en el trabajo?

A Hyunjin no le gustaba que Felix se dedicase a bailarín, sin embargo, por muchas peleas que hayan surgido debido a eso, el joven Lee no estaba dispuesto a dejar de hacer algo que le gustaba muchísimo.

- Si te gusta bailar hazlo en una academia y no vendiendo tu cuerpo en ese burdel -le dijo un día Hyunjin cuando Felix le comentó que un cliente intentó propasarse con él.

Cualquiera diría lo mismo que Hyunjin, pero la verdad es que si Felix bailaba en ese club es porque le gustaba esa adrenalina de lo prohibido que le recorría, la lujuria que nacía en su cuerpo al bailar. Era un completo pervertido, algunos dirían y Felix no lo desmentiría.

- Descuida, todo estuvo tranquilo hoy -mencionó llevándose a la boca una fresa bañada en crema.

- Me hubiese gustado ir por ti.

- Estabas ocupado, lo entiendo, además, no debes ir a recogerme todos los días.

- De todas formas, lo siento, no quiero que nada te suceda.

- Bueno, si quieres hacerme sentir mejor hay una forma para hacerlo.

- ¿Qué quieres que haga?

Felix sonrió maliciosamente y se relamió los labios como si de antemano pudiese saborear su travesura.

- Haz que me corra -dijo simplemente.

El silencio le siguió a su petición y por varios segundos Felix sintió la ansiedad y los nervios corroerlo. Entonces escuchó la voz de Hyunjin:

- ¿Qué?

Su novio podía ser a veces la persona menos inteligente del planeta y eso era estresante.

- Por favor -suplicó con voz dulce y mimosa.

- ¿Cómo podría hacer eso?

El hombre también era, al parecer, muy falto de imaginación.

- Please, daddy -suplicó recostándose en el sofá, dejando las piernas sobre el posa brazos, abiertas y con la bata descubriéndolas.

Felix sabía que lograría su cometido, siempre lo hacía y esta no sería la excepción. La voz ronca de Hyunjin inundó sus oídos al hablarle, aunque Felix distinguió un peculiar todo nervioso de fondo.

¿Acaso Hyunjin nunca había hecho una llamada de ese tipo?

Para Felix también era la primera vez, mas él estaba entusiasmado, no angustiado por ello.

La diestra de Felix acarició sus delicados botones rosas, apretujándolos entre sus dedos hasta erguirlos, lamió sus labios imaginando que eran las manos de su novio las que recorrían por el pecho, acariciando su cuello hasta sus pezones, bajando por su cintura delgada hasta sus caderas. La sensación era eléctrica y completamente placentera.

- Mmgh, más -pidió quedito, repasando sus dedos por su intimidad.

Envuelto en su nube de placer, Felix no se percató del sonido de pisadas sobre el piso de la sala. Con sigilo una oscura figura se coló en la casa Lee en busca de alguna pieza valiosa que hurtar, sin embargo, encontró algo mejor que una caja fuerte, encontró a un pequeño pervertido que se retorcía en el sofá mientras sus manos acariciaban sensuales su pequeño encantador miembro.

Vaya suerte.

- Mmgh, Hyunjin -chilló con voz dulce, excitando instantáneamente al ladrón que lo miraba a través de las sombras.

Felix chupó tres de sus dedos con avidez, humedeciéndolos como deseaba hacer con el duro miembro de su novio, lamiendo la longitud y succionando la punta.

- ¿Quieres tener mi polla en ti? -le preguntó Hyunjin en medio de un ronco gruñido. Él estaba también disfrutando de esa llamada.

Y el misterioso ladrón ansiaba también poder hundirse en medio de esos muslos lechosos que estaban a su disposición.

- ¡Oh, sí! -chilló Felix insertando en su entrada los tres dedos de golpe, expandiendo sus pliegues en medio del placer de ser llenado.

El ladrón se relamió los labios como un lobo que ve a lo lejos un tierno conejo a merced de sus fauces. Era momento de comer.

El hombre se dejó ver entre las sombras, iluminando su rostro con la luz de las lámparas del salón, y con el ruido de sus toscas pisadas Felix se percató del intruso. El joven abrió los ojos enormemente sintiéndose presa del miedo.

¿Quién era ese hombre?

¿Qué hacía en su casa?

También se preguntó cómo logró evadir el costoso sistema de seguridad que la casa poseía, aunque ahora eso fuera lo de menos.

- H-Hyunjin -llamó Felix con un temblor particular en la voz.

El ladrón puso el índice de su diestra sobre sus labios indicándole que no mencionara su presencia a la persona del otro lado de la línea, y, como medida preventiva, le enseñó el revolver que cargaba en la cinturilla del pantalón.

Felix tragó grueso ante la amenaza de muerte, pero, sus ojos se mantuvieron fijos en la figura del hombre. Joven, de cabello negro ligeramente largo, de cuerpo musculoso y rostro atractivo, aunque lo que más le llamó la atención al chico fue el grueso bulto que se marcaba en el pantalón de mezclilla del ladrón.

¿El hombre se excitó al verlo masturbándose?

- Vamos a jugar, gatito -susurró el ladrón para que sólo su encantadora presa fuese capaz de oírlo.

Tiró de las piernas a Felix hasta que estas quedaron enredadas en la cadera del delincuente. Las manos toscas del hombre desataron el listón de la bata para abrirla y deleitarse con la erótica imagen de ese cuerpo desnudo en su totalidad.

- Gime -le ordenó cuando metió sus dedos en la cavidad ajena, sintiendo lo mojada de esta a medida que avanzaba.

Dos de los dedos del delincuente parecían ser suficiente para llevar a Felix a un mundo de morboso placer.

- ¡Ah, sí!

Quizás esa noche el intrépido delincuente no se llevase nada más que el mejor orgasmo de Felix.

꒰୨ 🍻 ୧꒱

obra original alex-mendoza.
abstenerse de copiar mi versión.

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