capítulo diecisiete.

No pienses en nada.

No digas nada, ni siquiera una palabra.

Sólo dame una sonrisa.

Todavía no puedo creerlo.

Todo esto parece como un sueño.

No trates de desaparecer.

(Butterfly - BTS)

Tres golpeteos insistentes en la puerta lo alertaron. Gruñó como un león y revisando la hora en su celular se dispuso a abrir la puerta. Las diez y media de la noche, no era muy tarde, pero él planeado dormir temprano para salir temprano a entrenar. Más golpes se oyeron en su camino a la entrada. Bang Chan se dijo que sólo podía tratarse de Changbin pues era la única persona que conocía su dirección.

― ¿Qué demonios quieres, Changbin? ―masculló al abrir la puerta, mas no era su amigo quien aguardaba afuera sino el pequeño Felix.

― Lamento molestarte ―dijo a modo de saludo, temblando por el frío de la noche.

― ¿Qué haces aquí?

Felix sintió frío ante tan hosca pregunta y por un segundo temió haberse equivocado.

― ¿Puedo pasar?

Bang Chan asintió vagamente y le dejó espacio para entrar.

Su departamento no era un lugar lujoso, apenas y habitable debido a sus carentes hábitos de limpieza, aunque para eso pagaba la limpieza. Pero por segundos se sintió apenado de recibir a Felix de forma tan decadente.

El muchacho se sentó en el sofá y sólo entonces Bang Chan fue consiente de la forma en la que iba vestido. La misma ropa de aquella noche cuando fueron atacados y si se acercaba un poco seguramente podría percibir el aroma a suero y hospital.

― ¿Te has escapado del hospital? ―jadeó el hombre.

― Algo así ―confesó abochornado―. Me disgustan los hospitales.

― Supongo que te sientes bien, entonces.

― Chan ―llamó desesperado―, ¿puedo quedarme contigo esta noche?

― No creo que a tu padre le guste que hagas esto. Ese hombre me detesta, aunque no puedo decir que yo lo aprecie.

― Por favor, seré un buen chico ―ofreció con una sonrisa ladeada, aunque por dentro esta consumido por el nerviosismo.

Bang Chan esbozó una sonrisa cínica y asintió. Llevó al chico a su recámara y le ofreció ropa y la ducha, por si quería lavar su cuerpo del aroma enfermizo que llevaba impregnado. Felix aceptó y se metió a bañar. El boxeador lo esperó afuera mientras arreglaba su habitación. Sus guantes de boxeo estaban tirados en el piso, las vendas para las manos junto a ellos y un montón de otras cosas que le avergonzaba tener tiradas. Admitió que debía aprender a limpiar constantemente y no esperar al fin de semana a la llegada de la mujer de la limpieza. Seguramente Changbin celebraría su decisión pues llevaba años rogándole por ese cambio.

Felix salió cubierto con la toalla. Bang Chan le enseñó una amplia camiseta y un short gigante, aunque todo era gigante para Felix si se trataban de las prendas del boxeador. El joven se rio de la situación.

― Es un cliché.

― Quizás, pero es lo que tengo. Sin embargo, no me disgustaría que duermas desnudo ―ofreció relamiéndose los labios.

― La camiseta, por favor.

"Ya veremos si sigues renuente, pequeño", pensó el malvado boxeador.

Apagaron las luces y en medio de la oscuridad se acurrucaron bajo las mantas. Por primera vez fue incómodo. ¿Cómo era posible que el sexo fuese más cómodo que dormir juntos en la misma cama? 'Bang Chan se preguntó si esa noche podría realmente dormir teniendo al muchacho pegado a su cuerpo, dejando reposar su cabeza sobre su pecho. Diablos, la situación se le hizo asquerosamente dulce y él era incapaz en su totalidad de ser dulce con el chico. Era un hombre rudo carente de ese tipo de dotes, otro cliché, pero no podían juzgarlo cuando nunca tuvo un gran amor con quien dejar fluir ese lado suyo. Quizás Felix... No, el muchacho era totalmente distinto de él y un muro, además del padre del chico, los separaba. Además, él mismo debía admitir que no sentía más que una profunda atracción sexual hacia el chico. No había sentimientos y eso lo agradecía profundamente porque Felix era el sinónimo perfecto de 'problemas' y él tenía suficientes con las complicaciones de su vida.

― ¿Puedo saber qué te hizo venir aquí?

― ... Mis padres..., ellos piensan que no debería relacionarme contigo.

No los culpaba. Él no era la persona más influyente positivamente para Felix. Él era un boxeador y un corredor de motos clandestino, y como si ello no fuese suficiente, también era totalmente desinteresado por el amor y sí muy ligado al sexo. Obviamente el padre de Felix quería alejarlo. ¿A qué clase de padre le gustaría que su hijo sea el blanco de los juegos sexuales de un pobre bastardo?

― Y quieren enviarme a Suiza con mis abuelos ―continuó―. No quiero dejar mi país, ni a mis amigos.

― Suiza ―silbó él―. Eso está bastante lejos. Pero supongo que es un lugar precioso.

― No lo recuerdo. Fui ahí cuando era niño, pero mi padre y mi abuelo no se llevan muy bien, así que no los visité mucho.

― Entonces deberías aprovechar y verlos ahora que te irás.

― No quiero irme ―rezongó―. No habrá un Christopher Bang allá ―bromeó, aunque en su interior lloraba por decir que era verdad.

― Y tu padre confía en eso.

― Pero extrañaré a todos.

Bang Chan suspiró y se irguió en la cama, alejándose del chico que lo miraba preocupado. Tomó un cigarrillo de la mesa de noche y lo encendió. Dio una profunda calada que le ayudó a calmar la sensación espinosa que le recorría el cuerpo.

― No tienes porqué quedarte en Corea. Deberías aprovechar e irte muy lejos, yo lo haría.

― ... ¿Y si extrañara todo esto?

― No tienes una razón para quedarte, Felix, así que piénsalo bien.

― Mi familia y amigos están aquí ―argumentó, y quiso añadir: "Tú estás aquí".

― Tu familia también está allá y seguramente harás nuevos amigos. No seas infantil y vete.

"Me quieres lejos..., tanto como para nunca volver a molestarte, ¿no es así, Bang Chan?", pensó un lastimero Felix.

― Tú..., no quieres que yo esté rondando cerca de ti nunca más ―dedujo―. Has sido amable hasta ahora, creo, pero hasta amabilidad tiene un límite.

Bang Chan lo miró con seriedad, enarcando la ceja izquierda en un gesto aún más hosco. Felix tembló.

Pasaron de estar acurrucados juntos en la cama a un aparente enfrentamiento entre sonrisas temblorosas y expresiones heladas. Bang Chan no lucía feliz ni con el tema de conversación, ni con el rumbo que tomaba por causa de Felix. Y el pobre muchacho era un manojo de nervios, advirtiendo que en cualquier momento Bang Chan lo sacaría de su casa y le cerraría la puerta en la cara. Tuvo miedo. Confió en que el boxeador lo ayudaría y..., ¿qué esperaba realmente de él? El hombre nunca se mostró interesado en el muchacho para otra cosa que no fuese el sexo desenfrenado, algo que él mismo le permitió.

― Te ahogas en un vaso de agua, niño ―le dijo el motociclista, absorbiendo el humo del cigarrillo para soltarlo luego―. Vete a Suiza, eso te ayudará a crecer.

― No soy un niño.

― Entonces deja de comportarte como uno y admite que tus padres tienen razón. Yo no soy una buena persona y nunca debimos conocernos.

― Yo no me arrepiento.

― Pero yo sí. Eres un niño mimado que esperas que alguien más solucione tus problemas. Por eso has venido, ¿cierto? Huiste del hospital para que tus padres no te enviaran lejos, pero yo no pienso ayudarte. No eres mi problema.

Felix se mordió los labios, temblando por las duras palabras que se le encajaron entre las costillas, amenazando sus pulmones y su corazón. Saladas lágrimas se arremolinaron en sus ojos y bajaron sin pedir permiso, bañando sus mejillas hasta enrojecerlas.

"Soy todo lo que tú no quieres", se lamentó el chico.

― Márchate.

Con la dignidad regada por el poco pulido piso de la habitación, Felix tomó sus pantalones, se los calzó, luego los zapatos; se quitó con furia poderosa la camiseta del hombre y se la aventó, entonces se calzó su ropa y caminó hacia la salida. Bang Chan lo seguía de cerca y cuando estuvieron en el porche le dijo:

― Sé porqué viniste aquí esta noche creyendo que te ayudaría. Estás enamorado de mí, pero no puedo corresponder a tus sentimientos.

Y así sin más cerró la puerta, dejando a Felix en la total desolación.

"Qué tonto he sido. Sólo yo estaba enamorado y siempre lo supe, pero quise fingir una ceguera que ahora me ha costado el corazón", sollozó.

"Jeongin y papá tuvieron razón en todo... Adiós, Bang Chan".

꒰୨ 🍻 ୧꒱

¡gracias por leer!

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