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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

FIESTA PARA TRES

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Penny observó a Jagged que estaba espatarrado en el sofá con los ojos cerrados y la punta de la nariz apuntando al techo. Estaba agobiada, quedaban dos semanas para su cumpleaños y no tenía ni la más remota idea de qué podía regalarle, porque Jagged ya tenía, literalmente, de todo; lo peor era que últimamente no le saltaba con ningún capricho excéntrico que poder retener hasta que llegase la fecha.

—Me estás poniendo nervioso —protestó haciendo que Penny diera un saltito sorprendida—. Siéntate o deja de mirarme.

—Lo siento —susurró.

Jagged la miró directamente a los ojos y movió la mano haciéndole un gesto para que se acercara, ella se movió despacio y se sentó dejando una importante distancia con él. Jagged soltó un suspiro, hacía seis meses, en un arranque de valor absurdo había besado a Penny y le había soltado que la quería, que estaba enamorado de ella; tal vez la había pillado por sorpresa y eso la había llevado a devolverle el beso, quizás, incluso por eso, habían acabado desnudos en el sofá. Jagged creyó que Penny le correspondía, sin embargo, al día siguiente parecía tan avergonzada que no se había atrevido a volver a intentar nada con ella.

—¿Qué es lo que te preocupa?

—No es importante —susurró rehuyendo su mirada.

—Penny, somos dos adultos —soltó exasperado, llevaba seis meses sintiendo que caminaba al borde de un precipicio—. Dilo sin más.

—Te reirás de mí.

—Nunca lo haría.

—Jagged... sé que crees que siempre lo tengo todo bajo control, que sé qué hacer y... —balbuceó atreviéndose a mirarle—. Pero no es así.

Jagged enarcó una ceja esperando a que continuase, Penny apartó la mirada y lanzó un suspiro pesado.

—Llevo días pensando en ello...

—Deja los rodeos, suéltalo.

—Tu cumpleaños, no tengo ni idea de qué podría regalarte.

La carcajada de Jagged la pilló por sorpresa, frunció el ceño, había dicho que no iba a reírse y se estaba partiendo de la risa.

—¿Eso es lo que te preocupa?

—Sí, eso. Con lo importante que es para ti...

—Bueno, se me ocurren algunas ideas, pero estoy seguro de que encontrarás algo —replicó apuntándola con el dedo—. Siempre encuentras algo perfecto.

—Por favor, necesito alguna idea.

Jagged sabía que si no estuviera tan cansada encontraría algo, pero últimamente no paraban ni un minuto. Penny cargaba con el noventa por ciento de su carrera, Bob con apenas un tres por ciento y el resto lo llenaba él en el escenario o en una pantalla; así que, si su carrera funcionaba, era gracias a aquella mujer.

—Me gustan los cocodrilos —musitó con tono divertido, la mirada de Penny se fijó en el animal que dormía panza arriba en la pila de cojines que había tirados por el suelo—. Me gustan los dulces, el chocolate...

—Jagged.

Él rió, cuando Penny pronunciaba su nombre así, como si estuviera a punto de castigarle una semana sin postre y sin ver la tele, le ponía a cien.

—También me gustan lo unicornios, son brillantes; también que me hagan mimos, hacerlos...

Penny tenía aquella cara de preocupación tan adorable y seria que mostraba las pocas veces que se sentía sobrepasada y no sabía qué hacer. La adoraba por preocuparse hasta aquel extremo por algo tan mundano como su regalo de cumpleaños, porque él no necesitaba que le regalase nada, tenerla cerca, aunque sólo fuera en aquella relación mánager-representado, era el mejor regalo que podría haber deseado jamás.

—El sexo —continuó dispuesto a aliviar la tensión bromeando un poco—. Alguna vez me han regalado sexo por mi cumpleaños y ha estado bien. Podríamos hacer un trío. Tú, yo y quien quieras...

Se levantó tan rápido del sofá que Jagged dio un saltito sobresaltado. Iba a decirle que era una broma, que no se lo decía en serio, que estaba tan preocupada por algo tan tonto que había decidido tomarle un poco el pelo, pero se vio interrumpido por el tono de llamada de su móvil. Penny miró el teléfono como si acabara de ver las puertas del cielo abiertas frente a ella y descolgó apresurada.

—¡Bob! —exclamó rehuyéndole la mirada, Jagged apostaba a que jamás se había alegrado tanto de recibir la llamada de nadie—. No, estamos en el hotel. Ah, sí, no...

»No tenemos que salir, de acuerdo. Pero... ¿Bob?

—¿Te ha colgado?

Penny asintió.

—Va a venir —murmuró deseando que el maldito teléfono volviera a sonar como siempre hacía—. Pronto.

—¿Te ha dicho qué...?

—Lo siento, tengo que irme. Tengo que hacer algo. Yo... lo siento.

—Penny.

Pero ella salió disparada de la suite dando un portazo.

—Ah, de acuerdo, como quieras.

Fang rugió desde su pila de cojines como si estuviera reprochándole su actitud.

—Lo sé, Fang —murmuró, se dejó caer sobre el sofá, estirado miró al techo—. Hacerle bromas sexuales a Penny no es una buena idea. Lo he entendido. No iba en serio.

»Seguro que Penny lo sabe también. No hay de qué preocuparse, ya lo verás.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Historia nueva, de nuevo etiquetada directamente como M. Si no te gusta el contenido sexual, esta no es tu historia. Empezó como una idea de un par de capítulos y ha acabado siendo un longfic.
Espero que la disfrutéis.

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