Día 22. Next Dimension.

—¿Estás seguro? —preguntó Caín inseguro.

—Sí —Cardinale, asintió enérgicamente—. Tienes que excavar un poco para hacer el trasplante, así le darás más espacio a tus flores y crecerán más.

Caín le dedicó una sonrisa luminosa y agradeció la información, para luego, salir corriendo hacia las afueras del Santuario donde tenía su pequeño jardín. Ahora, con la ayuda de Cardinale, podía aprender más sobre el cuidado de sus flores.

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Había hoyos en diferentes zonas del jardín que, Caín, había hecho con bastante entusiasmo ante la atenta mirada de Shijima, quien no entendía por qué el aprendiz de Géminis lo había sacado de su meditación para verlo excavar. Hasta que lo vio exclamar un «¡listo!» con bastante entusiasmo y luego se acercó a él con una gran sonrisa.

—Vamos Shijima —le dijo el otro niño tomando una de sus manos y depositando varias semillas en ella—, ¡hay que llenar este lugar de flores!

Shijima, asintió y se dispuso a seguir a Caín. No pasaría nada por un día que no entrenara.

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Odysseus, lo vio excavar con ahínco y su corazón se estrujó al comprobar las lágrimas que caían incansables por las mejillas de Gestalt. Sabía que su caballo había sido su gran amigo, pero nunca había dimensionado el cariño que le profesaba hasta ese momento. Realmente se sintió mal por no haber podido hacer más por el animal.

Se acercó hasta donde Gestalt se despedía por última vez de Tanya y acarició sus cabellos cariñosamente, no podía devolverle su pérdida, pero podía ayudarlo a superarla.

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