Día 11: Misiones
¡Hola! Tratando de conseguir estar al día, en esta ocasión les traigo una historia que consta en una preciosa versión de mi familia favorita de todo el anime.
Hoy toca hablar sobre Sasuke y la perspectiva que este tiene respecto a sí mismo en el mundo shinobi, pero no debe olvidar a su familia ❤️.
🍁✨🍂🍁✨🍂🍁✨🍂
Tabla: Espiritual
Prompt: Mi misión en el mundo
Fandom: Naruto/ Boruto
Shipp: SasuSaku
🍁✨🍂🍁✨🍂🍁✨🍂
⚠️ Advertencias:
🍂 NO se hace mención de eventos del manga de Boruto, solo se toca lo ya visto en el anime/manga de Naruto.
🍂 La historia está dirigida en la visión y perspectiva de Sasuke.
~~~~~~~~~~
Después de la guerra shinobi, había mucho que esclarecer.
La razón por la que seguía libre y andando por cualquiera lugar, era una de ellas.
Él mismo se había ofrecido, de alguna forma, era la única manera de redimirse a sí mismo y demostrárselo a los demás.
Aunque a veces no era suficiente y los comentarios de odio arribaban con el.
Salvar al mundo, desde las sombras, no era un trabajo sencillo. Finalmente podía comprender el martirio y cruel destino de su hermano mayor, espinándose con las atrocidades de las sombras y el odio de por medio.
Sasuke finalmente comprendió lo mucho que se había equivocado en el pasado, y ahora quería remediarlo.
Habían muchos enemigos que ansiaban quebrar la paz por la que tantos shinobis, como el actual séptimo Hokage, querían proteger en su máximo esplendor; y para ello, Sasuke debía sacrificar muchas cosas, como su tiempo y descanso en batallas grotescas y la sangre escurriéndole por la mano, pero también estaba su vida, y ahí si era un problema.
El Uchiha se había negado muchas veces a sentir emociones por el resto, su frío corazón quería vivir solamente para la venganza, para no desviar el camino que tenía marcado como única pauta de existir en el mundo, pero su alrededor y las personas dentro de este se lo prohibieron.
Sasuke aceptó la derrota, admitió para sí mismo que fue un desastre para el mundo y la gente, se arrepiente de sus males y ahora trata de compensarlos. Sasuke Uchiha sintió emociones de toda clase, y ahí venía incluido el amor, que no pudo negarse a sentir, especialmente cuando la chica lo aceptó y perdonó ante todo.
La misión en su mundo era ser ese afamado Hokage de las sombras, aquél que se mancha las manos y se mueve en secreto. Aquél que informa del peligro, el que se hace llamar justiciero pero también se autonombra héroe de las sombras, como un espía encubierto.
Por ello, no era novedoso verlo cargar con gigantes y pesados pergaminos llenos de información a descifrar a lo largo de sus viajes por días, semanas, o hasta meses.
Su llegada a la novedosa aldea, cambiada radicalmente a como la conocía, fue precisamente para ello, dar informes de sus viajes, evidenciar los peligros e informar planes de estrategia; aunque el cifrado de todo sería tardado, por lo que la opción de quedarse unos días, era agradecidamente inevitable.
—¿Estás bien, Sasuke? —cuestionó preocupado el rubio sentado sobre su silla —¡parece algo grave!
Había un tremenda herida marcada a lo largo de su brazo derecho, una rajada hecha por alguna arma filosa. La sangre era perfectamente visible, y pese a ya no gotear, la herida seguía abierta y expuesta. Las ropas del hombre lucían rasgadas y manchadas como símbolo de guerra, su rostro caído no era la excepción.
—Si lo fuera no habría podido moverme. —comentó con coherencia, aunque no asertiva. Naruto rezongó cruzándose de brazos —¿Cuánto tardarán en recopilar todo?
—¡Lo que tengamos que tardar! —inquirió molesto el rubio, dejando de lado su silla y aplastando los hombros contrarios —¡ahora, ve al hospital a que te curen, no quiero excusas! —ordenó con su afamado mandato de líder, Sasuke torció la boca en respuesta, sabiendo que el chico se lo decía por preocupación y otra cosa —¡No regreses a la torre hasta que yo te mande a llamar, ¿entendido, shinobi?! —
El Uchiha supo captar la cizaña de la reprimienda que era un chiste por parte del Uzumaki. Tal vez el chico había logrado escalar al estatus de héroe del mundo y ser líder de su aldea, pero seguía siendo un tonto y despreocupado chico que jugueteaba de vez en cuando, no había cambiado en lo absoluto.
—Bien. —no le quedó remedio que contestar por la insistente mirada del otro.
Acto seguido, abandonó la torre y se dirigió al hospital de Konoha. Su trayecto silencioso se vió afectado por los comentarios cizañosos y preocupados por igual, una mezcla entre el espanto de sus heridas y apariencia, otros por su simple caminata por los alrededores.
En otras palabras, no era digno de pisar su aldea, al parecer era eso.
Entonces decidió irse por la ruta más larga, aquella que bordeaba los campos de entrenamiento y la vegetación daba auge para permitir el paseo tranquilo entre la naturaleza, algo a lo que el pelinegro estaba acostumbrado durante sus misiones. No era algo nuevo, formaba parte de su misión en el mundo.
Su atención se enfocó en el ruido de algunos chicos entrenando lejanamente, entre risas y el choque de kunais, se notaba que era un desafío entre jóvenes de manera sutil y retadora. El metal chispaba con la fuerza de sus choques, antes de los chicos brincar en modo defensivo y volver a chocar con las armas, enfrentamientos sencillos.
El Uchiha tuvo uno similar, solo que fue la katana la protagonista de su batalla contra el enemigo que tuvo que derrotar como él sabía hacer, con la sangre chorreando sobre su arma, el suspirando agitadamente y con las ropas sucias y desgastadas, y el cadáver del hombre muerto ante sus pies. Ese juego no era nada igual a lo que el hacía.
Prosiguió con su camino hasta arribar al lugar, afortundamente no hubo enfermeras que, de solo verlo, lo arrastraran a urgencias. El pasillo lucía silencioso, libre de pacientes o familiares en espera, una calma abrumadora para un ambiente hospitalario que en sus ayeres siempre estaba repleto de heridos y muertos por igual.
—¿Papá?
Sasuke desvió su mirada al llamado, encontrándose con el cuerpo de su hija asomándose del pasillo a sus espaldas. La niña portaba su clásico uniforme de shinobi, además de una bata cubriéndola de por medio. Los ojos abiertos de la pelinegra le dió a entender el asombro de verlo y el estado en el que lo hacía.
—Sarada.
La chica salió de inmediato y corrió a su encuentro, agitando con ella la bata blanca que, a ojos del propio pelinegro, le sentaba bastante bien. Su hija se mordió los labios y tocó con sus manos el brazo del hombre, temiendo causarle más dolor del necesario, simplemente lo tocó y desvió su mirada para verlo, antes de abrazarlo con fuerza.
—¿Qué te pasó papá, estás bien? —preguntó con preocupación, mirando la ropa rasgada y manchada del hombre.
—No es grave, no te preocupes.
—Pero...
Uchiha Sasuke tenía una misión en el mundo. La cual consistía en proteger a Konoha sin importar los sacrificios a realizar. Y era bastante pesado para el pelinegro aceptar, que parte de esos sacrificios eran aquellos; tener la mirada preocupada de su hija en su persona mientras lo extrañaba en silencio.
Era una de las cosas que más odiaba de su misión.
Tocó por inercia la cabeza de su hija en respuesta, un paseo sobre sus cabellos que la hizo tranquilizarse y a él también, obligarlo a reprimir esas ganas de pedirle perdón como siempre así para con ella en cada visita. La niña siguió tomando su brazo, aferrándolo a su pecho, tal vez para sentirlo cerca, o solo para cuidarlo y cerciorarse de que no se lastimaría mas.
—Mamá vendrá enseguida, ella te curará. —remarcó preocupada, con el rostro aflijido.
Sasuke Uchiha tenía una misión, él mismo la había aceptado. Pero a veces quería darla por finalizada, darse ese descanso que no tenía, junto a las dos personas más remarcables e importantes de su vida.
El sabía que ellas eran fuertes y listas, no necesitarían jamás de un hombre que las cuidase sabiendo hacerlo por ellas mismas. También era consciente de que soportarían su caída, si algún día el no regresaba, ellas estarían listas para salir adelante; de alguna forma, las obligó a ser fuertes y no depender de el.
La cuestión era que, parecía, que el no había seguido esa regla. Su apego por ellas era grande, efímeramente la razón de su existencia y motivo por el que las sombras no lo absorbían de nuevo anta tanta injusticia.
El merecido amor de su mujer había sido suficiente para hacerle ver el amor y paciencia en cada cosa y persona, además de convertirlo en un mejor hombre.
Su hija, por el contrario, era un retoño que requería el camino de luz y paz para ser fuerte y afrontar adversidades de las que el podría encargarse.
Alguna vez Sakura le dijo que construyera ese mundo que él quería tener cuando era un niño, y estando solo en aquel tiempo, lo encontró como un deseso ambicioso. Ahora, era una necesidad conseguirlo para su hija, y el resto de familias repoblando el mundo de paz, tras la trágica guerra.
—Sasuke-kun.
Sus ojos se desviaron tan pronto escuchó su nombre. A sus espaldas, la mujer de cabello rosado acudía a su encuentro, caminando con esa bata que le daba su porte médico adjunto a su profesión renombrada.
Con sus preciosos ojos verdes, la mujer repasó alrededor de su cuerpo con detalle, observó todo minúsculo defecto en su persona y se preparó para curarlo.
—Quédate quieto cariño, te curaré enseguida.
Sarada se alejó para permitirle a su madre trabajar, mirando con detalle cada movimiento que, el rayo curativo de color verde emergía de sus manos, y se paseaba alrededor de las heridas para sanarlas.
Sasuke replicó lo mismo, aunque desviando la vista por momentos hacia la mujer y la chica por igual. Sus ojos solían apachurrarse con alivio cada que las veía, sanas y felices, unidas como una gran familia entre madre e hija.
Además, la gratitud del cuerpo se evidenció cuando este se relajó ante las tensión de las extintas heridas, el dolor se esfumó también, quedando solo las marcas en su ropa desgastada. El chakara verdoso apagó su brillo y la concentración de la mujer se enfocó, entonces, en el rostro del hombre.
Sus manos se alzaron hasta tocar su rostro, aquel que no tenía heridas, más que marcas de una que otra cortada y el golpe de una patada feroz. Sakura acarició su mejilla y presionó con cuidado, evidenciando el dolor del moretón con la queja del hombre.
—Sarada, ¿podrías pasarme un algodón con cinta? —la chica asintió y corrió hasta perderse en los consultorios del fondo —¿quién te lastimó así, cariño? —comentó preocupada, acariciando el resto de su rostro tranquilamente.
—Nadie de importancia, lo siento, no tuve cuidado —confirmó al cerrar sus ojos, aceptando la caricia como un arrullo.
Sarada llegó con el pedido de su madre y la mujer pegó y ajustó el algodón con medicamento sobre su mejilla izquierda, allí donde el flequillo lo cubría un poco. Entonces pudo verlas a ambas, con el rostro aflijido y aliviado a la vez.
Para ellas, tener a Sasuke de regreso era un alivio y gozo, poder verlo y disfrutar con el algunos días, eran milagrosos y los más hermosos; pero la preocupación avivaba con su estado físico, herido y cansado, no era tan grato tener aceptar que era su trabajo, cuando, fácilmente, ambas podrían mimarlo a su manera.
—¿Y si vamos a comprarte ropa nueva? —inquirió la mujer tranquilamente.
—Buena idea. —aceptó de inmediato, no podía andar así por ahí.
Sasuke Uchiha tenía una misión en el mundo, y era ser un justiciero y vengador de buenos principios. Pero también, era un padre y esposo que acompañó a su familia en búsqueda de ropa nueva.
La chica caminaba frente a ellos dando brincos en una emocionante salida familiar; mientras tanto, Sakura agarraba su brazo y caminaban pegados sobre la vereda.
Seguía siendo todo un asombro para el pelinegro el constante cambio tecnológico de su aldea, aldea por la que luchaba en secreto para protegerla. Las tiendas de ropa también eran novedosas, pero se apegaban más al recuerdo de mercados sobre la vereda que exponían sus productos, no difería mucho. El oki otro
—Los tonos oscuros te quedan bien. —inquirió la mujer rebuscando en un armario de prendas negras.
—En realidad... —llamó la atención de ambas mujeres —preferiría algo un poco más claro.
Ambas se miraron y su conexión entre mujeres le sorprendió, cuando lo arrastraron a los almacenes de ropa varonil clara pero ajustada y elegante. No es como que tuviera que ponerse un traje, pero lo semiformal siempre había sido de su agrado, y eso parecía que ambas lo sabían.
—¿Puedo escoger tu capa, papá? —preguntó emocionada Sarada, Sasuke le sonrió.
—Por supuesto.
Sarada se emocionó, dando un brinco antes de perderse en otra zona. A pesar de que ella no sabía el uso que Sasuke le daba a la capa, sabía que su inteligencia rebuscaría en las necesidades y la apariencia de la misma, por lo que no tendría que preocuparse.
—¿Que te parece esto, cariño?
La mujer alzó con el gancho un conjunto de una camisa azul semiformal de manga larga, acompañada de algo parecido a un chaleco gris claro, un conjunto elegante y ajustado que le quedaría perfecto debajo de su capa.
—Es perfecta.
Sasuke no dudaba jamás de las decisiones de Sakura, incluso en la ropa o comida. La mujer lo conocía perfectamente bien que le pareció innecesario que preguntara por el conjunto, pero le hacía feliz que lo hiciera.
Su esposa no solo era formidablemente fuerte física y emocionalmente, también tenía un gran corazón cuando se trataba de sus seres queridos, en especial de su familia.
Sakura arribó hasta el, y sin hablarle, comenzó a medir por sobre su ropa y extremidades la longitud de las prendas, para determinar el mejor tamaño de las mismas; una vez que lo obtuvo, le sonrió en respuesta y Sasuke no pudo evitar besarla fugazmente en la frente, adornada por ese bonito rombo que tanto respeto le tenía.
La mujer pintó de rojo sus mejillas levemente, emitiendo ese brillo coqueto y precioso en sus irises jades cada que el hombre la tomaba desprevenida, poniéndola nerviosa como en sus primeras veces. El estaba más que agradecido de poder autocontrolarse, pues sería un tomate vivo.
—¡Mira papá! —ambos miraron en dirección a la chica que cargaba una bonita capa negra, de esa tela que podía calentar y enfriar por igual, de negro penetrante y larga acorde a su altura —¿te gusta?
—Es perfecta. —repitió, y no podía estar más agradecida con ellas.
Sasuke Uchiha era un shinobi de clase alta que tenía una misión en el mundo bastante riesgosa. Pero también era un hombre con familia, y podía darse el lujo de pasar con ella un tiempo.
Después de todo, la misión que se autoimpuso como castigo propio, también era una motivación para traer un mundo mejor a la gente de su aldea, y por sobretodo, proteger a su familia de cualquier mal acechando en las sombras.
Sasuke acabaría con ellos después, por ahora, esos días se encargaría de formar recuerdos familiares junto a su esposa e hija en salidas de personas comunes.
~~~~~~~~~~~~
Ya, yo exijo que allá más momentos de esta preciosa familia en el anime 🥹 son preciosos y es como el corazoncito de alguien tan increíble como Sasuke.
Mucho mucho fluff es lo que se necesita para esta parejita y el amor de su hija de por medio, a muchos no les gusta pero yo amo la dinámica de su familia❤️.
Este escrito, claramente, se lo dedicó a dos de las personitas más importantes de mi vida 🥹❤️.
GabyJaeger Mi vidaaa 🥹💕 ¡feliz cumpleaños un poquito atrasado! Este escrito es uno de mis muchos regalos dedicados para ti ❤️✨, ahora que veo el SasuSaku, no puedo evitar emocionarme de saber que los amaste en cuanto viste Naruto, así que te regalo un poquito de ellos, este es mi primer escrito para ti!!
temari05nara_ Mi esposa preciosa 🛐❤️ sabemos lo mucho que amamos a Sasuke y esa azúcar que recibe por parte de su familia es algo sublime, así que te lo dedico.
Espero que les haya gustado, nos vemos en un rato o mañana con las demás actualizaciones ✨ gracias por la paciencia y la espera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top