Día 10: Señal
¡Hola! Ya se, llevo años sin actualizar y me atrasé un montón 😔💔 pero ya estoy aquí y dispuesta a reponer toda la semana.
Para el prompt de este día, decidí escribir sobre una de mis parejas favoritas actuales, tal vez sea un poco triste pero es muy bonito ❤️.
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Tabla: Espiritual
Prompt: memorias de hace vidas
Fandom: Owari no Seraph
Pareja: MikaYuu
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⚠️Advertencias:
🍂 Se hace una ligera mención del anime/manga pero sin contexto.
🍂 La historia gira en torno a la perspectiva de Yuu sobre los recuerdos.
🍂 No es como tal reencarnación, solo desde el giro de los recuerdos/memorias.
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Estaba seguro de que esa noche, las copas de alcohol rebasaron los límites.
Aun tumbado en la cama, reflexionó que, quizás, no era realmente culpa del brebaje exagerado.
Toda su vida estuvo repleta de recuerdos, imágenes que el teoriza como memorias del pasado, y no de uno.
Despertó con la peor resaca de su vida, y Yuu estaba seguro de que, de estar Shinya en la ciudad, le hubiese dado el peor castigo de la vida por romper las reglas.
Con el dolor punzante en la cabeza, el mareo que lo hizo tropezar y darse unos cuantos golpes en los muebles, finalmente logró sostenerse del marco de la ventana, la más grande de su hogar, por cierto.
Yuuichiro Ichinose era un pobre joven universitario que sentía la solitaria vida cuando sus padres se marchaban a sus viajes de negocios, parte de su vida profesional sin quedarle de otra. Siendo mayor de edad, podía hacer de su vida un completo desastre tanto como una organizada vida, más el se inclinaba mejor por la primera.
Salida de amigos cada viernes, con alcohol de por medio, que terminaban en la madrugada en una habitación ajena con una persona desconocida, solo por el mero placer de satisfacer sus hormonas juveniles, sin importarle quien estuviese realmente debajo de el, si un hombre calenturiento o una mujer interesada, le daba igual.
Las mañanas de cada sábado debía acudir a la universidad a reponer sus clases atrasadas, bostezando y garabateando cosas sin sentido en el cuaderno mientras miraba desinteresado al pobre profesor. Luego, caía sobre algún centro nocturno para despejar su mente, con alguna otra copa de alcohol preparado, y si tenía suerte, dormiría con alguien ajeno nuevamente, no era como que lo necesitase realmente.
A final de cuentas, no había una pieza o persona que lo mantuviese correctamente en la tierra, fuera de dos cosas: Shinya cuando no estaba de viaje, y como un gran secreto a su persona, la melodía del violín, era su droga auditiva favorita.
Tambaléandose de un lado a otro, a lo largo de la cocina, apenas y pudo servirse coherentemente un vaso de agua, aunque escupió el agua tan pronto brincó como un gato asustado al escuchar el tono de su teléfono a todo volumen.
—Maldición... —rezongó, la boca se le trabó en cuanto identificó al remitente de Shinya en la pantalla.
La personalidad de Shinya era pasiva, extrovertida y fastidiosa; pero cuando se trataba de su rol como tutor para Yuu como una madre sustiuta, entonces ese lado regañón, insistente y feroz salía de la cueva de su personalidad, y en cuanto se vió en la obligación de presionar el botón verde, sabía que sería su fin.
—¿¡Porqué no te reportaste en la noche?!
Perfecto, como siempre, había ido al grano. Yuu chasqueó la lengua en silencio, mentirle a Shinya sería complicado, por no decir que su propia muerte si el otro se enteraba.
Afortundamente, y como única vertiente disponible de autosalvarse, estaba el que sus padres se habían ido por 4 meses, y aun faltaban 2 para que regresaran.
—Tuve guardia, llegaron pacientes de emergencia... —mintió, tratando de deserrendar la lengua lo suficiente para que no se oyera la somnolencia de su resaca —lo siento.
El suspiro ajeno se escuchó por la bocina detrás de su celular, parece que era una buena excusa. Shinya sabía que el pobre de su hijo se había metido a estudiar la complicada carrera de medicina, así que insistirle era lo de menos, pese a la preocupación de dejarlo solo por tanto tiempo, Yuu también lo resentía, pero fingía ser fuerte.
—Asegúrate de comer bien, no tomar en exceso, dormir lo más que se pueda y cumplir con todos tus deberes... —la lista se extendió por un rato, Yuu solo pudo decir que «si», sin remedio —¡y no olvides ir con el psicólogo! —Yuu torció la boca —Saito me dijo que no has ido en más de un mes, ¿ocurre algo?
Había muchas cosas en su cabeza que le jugaban en contra, y no, no era por culpa del alcohol.
Para Yuu, la infinidad de recuerdos, donde veía a un joven de rubios cabellos y ojos heterocromáticos no eran algo de llamar como un sueño, iba más allá de lo que el pobre Saito pudiera hacerle entender que eran alucinaciones suyas.
—Las guardias no me dejan, eso es todo —murmuró indeciso, afortundamente su voz se oyó segura, mas supo que debía indagar que todo se encontraba perfecto —. No se preocupen, estoy bien. —insinuó con una voz que emitió seguridad y cariño al remitente, quien soltó un suspiro.
Ambos se despidieron justo cuando Yuu arribó a la cama y se tumbó en ella, regresando al principio de su reflexión.
El Doctor Saito le dijo que sus visiones podían ser simples alucinaciones debido al cansancio de su labor estudiantil sobreexplotada por el servicio médico, aunque también le regañó, porque el exceso de alcohol le arrebataba la defensa en todos sus sentidos, incluyendo la conciencia en su actuar y pensar.
Pero Yuu no le creyó, porque definitivamente no era eso.
Cuando acudía al nivel preescolar, Yuu recuerda a un compañero de la clase de al lado, juraba que era un niño de cabellos rubios que siempre solía correr y liderar al resto de los niños, como si fuese un líder nato que guía a los pequeños retoños para no perder su camino, emitía un aura fraterna y maternal por igual.
La cuestión es que, cuando el pobre de Guren le cumplió el capricho de preguntar por el niño que hablaba, hubo un rotundo «lo siento, ese niño no existe» como respuesta.
Aquello provocó 3 cosas, primero, que Guren se preocupase por la slaud mental de Yuu, segunda, la escuela hizo lo mismo y se vió en la obligación de revisar los documentos alumno por alumno.
Pero el caso más preocupante fue el tercero, porque Yuu lloraba todas las noches por ese niño inexistente, aquél que juraba verlo guiar al resto de niños, y resultaba que su aura nunca existió aunque su pobre corazón infantil podía sentirlo, porque claramente veía en esa figura al mismo niño con ropas blancas y azules, no se podía equivocar.
Durante la secundaria fue su golpe de juventud y rebeldía. Dejando de lado, en cierta parte, los recuerdos de aquella persona en su memoria, hasta que sus padres lo obligaron a ir con Saito.
Aunque aquello se reeplanteó en su cabeza cuando, de alguna forma, comenzaba a ver al mismo chico con ese característico heterocromático visual del azul y rojo, Yuu era consciente de que los ojos del chico se transformaban del azul del mar al carmesí de las rosas.
Pero ninguno de sus compañeros tenían las características así, es más, no existía alumno alguno con un cabello tan ondulado y esponjoso como el rubio cabello que él tanto insistía ver.
En su etapa universitaria se reprendió a si mismo por no poder superar esos insistentes recuerdos, probablemente pesadillas; pero el sabía internamente que eran una clase de llamados, anuncios sobre las memorias pasadas. Aquellas que lo obligan a dibujar a la persona, tratar de imaginar la voz, su obesión con el azul y rojo se notaba en sus cosas, y pronto los cosquilleos internos aparecieron cada que veía el boceto de «esa persona».
La obsesión por tratar de entender a su cabeza lo llevó a plantarse frente al hospital psiquiátrico, donde actualmente hacía guardias y estudiaba a la par, perdiendo toda su energía y vitalidad en ello.
Los gigantes y pesados libros de texto referente a la cabeza, cerebro y receptores no le brindaban indicios de su enfermedad, tampoco los mecanismos entre receptores, neuronas y hormonas; todo parecía un enigmático problema que la ciencia misma no le podría resolver, al igual que Saito.
—¡Hey Yuu!
Ante la vaguedad de sus reflexiones, no se recordó a sí mismo salir de su hogar y viajar hasta el hospital, pero ahí estaba, y frente a él, uno de sus compañeros de planta que mejor lograron entablar con el.
—¿Irás al concierto de la noche?
—¿Eh?
Sus manos aceptaron el folleto informativo referente al concierto primitivo cultural de la plaza del centro, lugar perfecto que emitía de vez en cuando convocatorias, concursos e invitaciones a conciertos pequeños, medianos y de gran índole; todo para enriquecer el amor a la cultura de diferentes aspectos, así como entretener a la población un momento.
Yoichi era el compañero que conocía su segundo mayor secreto en la vida, porque el primero, claramente, era conocer al chico de su cabeza. Su amor por la música y el arte era inusual para un chico rebelde y extrovertido en la vida, por lo que su único alto era encerrarse con audífonos en un concierto invisible.
Convocatoria de jóvenes talento al instrumento de su preferencia. Aquello significaba, entonces, que sería como ir a una filarmónica de instrumentos cantando mientras el músico le ocultaba su voz al mundo, esta bien, era perfecto.
—Por supuesto.
Las horas transcurrieron con normalidad, y agradeció que la resaca le permitiese hacer sus responsabilidades, al menos hasta la noche en que arribó a la plaza y buscó asientos en las primeras filas. Sería el primer sábado al que no acudiría a una fiesta clandestina, sino que se enriquecería de música, como una persona decente y de clase.
Ante el tercer llamado, el talón del escenario se alzó entre aplausos, dando a conocer los anónimos músicos que se presentaban junto a sus instrumentos de toda clase. Como preciados compañeros, ambos emitían una melodía tranquilizante, aquella que te hacía vaciar la mente y disfrutar del momento.
—¡Ahora tendremos la participación de un talentoso violinista, fuerte el aplauso!
Había mucho ruido, Yuuichiro estaba seguro de ello, pero el no fue capaz de escuchar los aplausos a su alrededor, tampoco de las bocinas subiendo el volumen, ni mucho menos, de la melodía comenzando a entonarse.
El chico tendría su edad, tal vez. Tenía un precioso cabello rubio, esponjoso y perfectamente ondulado, le caía con su flequillo ante el movimiento de sus dedos jugando con las cuerdas del violín. Y en cuanto alzo la mirada, Yuu quedó perplejo, pues ahí estaban los preciosos ojos bicolor que tanto veía, azul y rojo, definitivamente era él.
Vestido galantemente, el joven se movía tranquilamente con el ritmo de una melodía, tranquila y melancólica, atrapando por completo al público, quien comenzaba a resentir esa pesada carga de recuerdos del chico gritándolo a través de su canción.
Era un llamado, una señal que Yuu pudo captar adecuadamente.
Cuando el espectáculo terminó, la gente se levantó entre coros y aplausos de felicitación a su presentación espléndida, uno que otro espectador se limpiaba el rastro de lágrimas. Yuu no esperó ni un segundo, en cuanto el chico terminó y realizó la debida reverencia, corrió a las escaleras para interceptarlo.
Tenía que ser él. Saito no lo había descifrado, sus padres no le creyeron.
Pero el corazón le gritó, las piernas lo movieron, y la cabeza lo orilló a tocarlo en cuanto lo tuvo de frente.
—¡Eres tú, lo eres! —gritó eufóricamente, tomándolo de los hombros por sorpresa —¡¿cómo te llamas?!
El color azul se impregnó en el tan pronto lo miró desconcertado, bajó las manos con las que cargaba a su fiel instrumento de cuerdas, y después del pestañeo, el color rojo lo miró, ese carmesí que le provocó cosquillas inocentes en el cuello.
—¿Te conozco? —le preguntó confundido, mas su voz fue la más hermosa melodía que había escuchado.
—Tal vez si, estoy seguro. —no le dió importancia a ello, e insistió con lo que le faltaba: —¿cuál es tu nombre?
El corazón de Yuu latió con frenesí ante la ansiedad del momento, sus manos temblaban y sentía unas inmensas ganas de llorarle mientras se aferraba a él; por ello, agradeció que la cordura aun estuviera de su lado.
El joven lo miraba con cautela, una revisión de arriba a abajo silenciosa que parecía juzgarlo con creces.
—Mikaela...
La boca de Yuu se abrió de golpe, tanto como el espasmo en su cuerpo que lo obligó a retroceder nervioso al sentir esa electrizante reacción en su cabeza de un tic, cerró los ojos y tuvo ese recuento de película de cientos, miles de recuerdos de sí mismo y el joven con el.
Había un ataud, después un cuerpo con alas preciosas. El aura que emitía era de un santo, una deidad bajada del cielo. Luego, ese recuerdo del niño portando las ropas blancas, como uniforme, guiaba a los niños con una sonrisa, antes de marchitarse tras verlo crecido y con colmillos; aquí los ojos azules se esfumaron para convertirse en el carmesí que tanto recordaba. Después, las blancas ropas se volvieron negras y el portaba una espada desafiando a los ángeles y demonios, y para pronto, recordó la infinidad de cosquillas y el placer que el chico le hacía sentir en cada momento.
—¿Yuu-chan, cierto? —cuestionó el contrario con una sonrisa caída, ojos brillantes, Yuu asintió por inercia, congelado.
Ambos alzaron la mano, como queriendo tocarse, mas temiendo romper la realidad que vivían se alejaron en un salto sin dejar de mirarse. Las cosquillas arribaron tanto como el estrujamiento del corazón en ambos, siendo víctimas del tremendo recuento de la película de sus vidas en secreto.
—Finalmente yo...
—Te encontré...
Sonrieron, antes de abrazarse.
Claramente, lo dicho por el mundo era falso, no estaban enfermos, solo estaban obsesionados por encontrar al otro que recordaban, existía.
El recuerdo de memorias de vidas pasadas podía desmenuzarse en la reencarnación de almas, promesas del pasado, insistencia del destino de reunirse como almas gemelas separadas por la cruel deidad del espíritu.
La cuestión es que, Yuu y Mika se reecontraron por fin, uniendo los cabos de sus nuevas vidas, perdiéndose hasta recuperar la luz, poniendo fe en que, cada recuerdo de memoria, no era una pesadilla, sino una señal.
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Creo que me extendí más de lo que debía, pero espero haber dado en el clavo con respecto a los prompt esperado.
El MikaYuu se me hace un shipp precioso pero muy, muy doloroso. Así que es normal para mi escribir escenarios así donde sufren y luego se encuentran/aman, porque así veo su relación 🥺💔.
Este escrito va para mis amadas diosas 🥹💕 con todo el cariño y amor de mi corazón.
temari05nara_ Sé que tú amor por el MikaYuu creció por mi, así que espero que este escrito té haga amarlos más ❤️.
GabyJaeger Sé que aún no conoces a la parejita, pero tal vez la idea de las memorias te parezca interesante.
En un ratito más actualizo el resto de las historias de la semana, perdóneme por el tremendo atraso 🥺.
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