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Tema no. 25
¡Salpicar!
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꒰ ͜͡➸ Palabras: 1,764
꒰ ͜͡➸ Shipp: RoMerica
꒰ ͜͡➸ Personajes: Estados Unidos (Alfred) e Italia Romano (Lovino)
꒰ ͜͡➸ AU: Monstruos; Alfred es un hombre lobo y Romano es un vampiro
꒰ ͜͡➸ Notas: por favor perdonen si hay OOC, no escribo mucho con estos personajes, así que no los tengo muy dominados
Desde hacía muchos años, los humanos habían sido aterrorizados por monstruos que buscaban devorarlos y matarlos. Poco a poco buscaban incrementar su supervivencia, todo eso dependía bastante del área en donde vivían; en territorio de los hombres lobo, o territorio de los vampiros. La gente que vivía en territorio de los hombres lobo era agresiva y fuerte, siempre buscando la manera de plantarle cara a una de esas bestias si tenían que enfrentarse. La gente que vivía en territorio de los vampiros era observadora, cautelosa, buscaban poder advertir cuando un vampiro estuviera entre ellos. También eran muy buenos manejando armas de casi cualquier tipo. Aunque, por desgracia, no todos podían escapar de las engañosas manos de un vampiro.
—¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor! —gritó desconsolada una joven que corría a través del bosque. Estaba escapando de su depredador, hasta que cayó por un cerro, junto a un gran río en plena luna llena.
La joven miró si podría nadar hasta el otro lado, pero el vampiro apareció justo detrás de ella y mostró sus colmillos en una enorme sonrisa. La chica soltó un último grito, y justo antes de que el vampiro pudiera alcanzar su cuello, un hombre lobo apareció de repente y se la llevó de una mordida, dejando al vampiro pasmado y con la boca bien abierta.
No podía creer lo que había pasado. Nunca nadie le había ofendido así. Pero eso no fue lo peor. Cuando volteó a ver a ese pulgoso miró que estaba moviendo a su presa de un lado a otro, como un perro malcriado, salpicando todo de sangre, incluyendo sus elegantes ropas.
—¡Detente ahora mismo, bastardo, mira nadamás la mierda que has hecho!
El lobo levantó las orejas al escucharle, movió la cola de un lado a otro, soltó a la chica y se olió el trasero. Después miró al vampiro y ladró un par de veces.
—No te entiendo, no hablo pulgoso. ¡Tan solo ve como has dejado mi ropa, ve esto! ¿Tienes una puta idea de lo difícil que es limpiar la sangre? ¡Perro malo, perro malo!
El lobo bajó la cabeza, sus orejas también, se encogió hasta acostarse sobre el suelo y movió la cola, alzando un poco de arena al moverla de arriba a abajo.
—¡Detente, estás alzando demasiado polvo! —movió la mano de un lado a otro, pues odiaba el polvo. El lobo entonces comenzó a quejarse en su sitio. Trató de ponerse en pie, curvó su espalda y el pelaje del lomo se le erizó. El vampiro miró al cielo y notó que dentro de poco amanecería—. Ah, qué mierda. Ya está amaneciendo y mi comida fue robada. Ya estarás satisfecho.
Miró al lobo con total desaprobación, poco a poco se convirtió en un joven de gran atractivo. Cabello rubio, ojos azules, hombros anchos y muslos tonificados. El vampiro le miró con desaprobación, cruzando sus brazos y esperando a que pasara su transformación. Era muy sabido que los hombres lobo y los vampiros no se llevaban bien, y no iba a simplemente dejar pasar la ofensa que había sufrido.
—¡Ni se te ocurra desmayarte, bastardo! ¿Qué estás haciendo aquí? Este no es tu territorio, tenemos un acuerdo con tu gente y tienes prohibido entrar aquí.
—Para ser un vampiro, no eres nada refinado. Vaya lenguaje.
—¿Disculpa? No estás en posición de objetar. ¡Responde lo que he preguntado!
El joven cerró los ojos, le dolía un poco la cabeza y los gritos del castaño no ayudaban mucho, por no decir nada.
—Hemos tenido... bajas en nuestro lado. Los humanos están comenzando a migrar para acá, y los que se quedan no son suficientes. La manada necesita comer.
—Ese no es problema de nosotros. Ustedes tienen la culpa, no paran de reproducirse y por eso los humanos que tienen no les son suficientes.
—Yo tampoco estoy feliz de hacer esto —respondió un poco enojado, estirando su mano hacia la chica que yacía muerta a unos metros de distancia—. Esa mujer estaba asustada, su carne estaba totalmente tensa, era imposible masticarla.
—No se suponía que fuera masticada, idiota. Contrario a tu especie, para nosotros es más delicioso que los humanos estén asustados antes de morir. Los sustos producen picos de adrenalina, aumenta el pulso cardíaco, de ese modo la sangre circula más deprisa y es más fácil succionarla, igual que comer una manzana jugosa.
—¡Ugh, qué asco, odio las manzanas!
El vampiro le miró con total odio, era jodidamente irritante ese zarnoso. Solo suspiró, pasó una mano por su cabello y volvió a hablar.
—De cualquier modo, me debes una muda de ropa. Estas telas no son baratas y están arruinadas por tu culpa.
—Lo lamento. Pero no tengo dinero...
El vampiro comenzaba a perder la paciencia que le quedaba, por más difícil que fuera de creer.
—¿Cuál es tu nombre? —interrogó en un tono de voz autoritario y claramente enojado.
—¡Oh, mi nombre es Alfred! ¿Quieres ser mi amigo, verdad? ¡Me encanta tener amigos! ¿Cómo te llamas amigo?
«Incluso siendo humano, actúa como un perro estúpido» pensó el joven.
—Me llamo Lovino, y no soy tu amigo. Voy a quejarme con tu líder para que te meta en cintura. Espero que eso te enseñe a no meterte con mis presas. Además, no me importa que no tengas dinero. Al menos lava mi ropa, eso te va a enseñar a no salpicar sangre con la comida.
Desgraciadamente, unas semanas más tarde el líder de los vampiros anunció que había llegado a un acuerdo con el alfa de los hombres lobo. Debido al problema con la comida de los licántropos, los vampiros tendrían que procurar no lastimar demasiado los cuerpos de sus presas para que después, los lobos pudieran rastrearlos y llevárselos con su manada. A muchos no les pareció ese acuerdo, pero si no querían involucrarse en otra guerra con sus enemigos jurados, eso era lo que debían hacer.
—Ugh, no puedo creerlo. Como si no fuera lo suficientemente malo tener a esos pulgosos en nuestro territorio, ahora tenemos que dejar que sean carroñeros de nuestra presa —se quejaba Lovino mientras esperaba a ver si algún viajero descuidado se hubiera extraviado en el bosque—. Solo deseo no tener que cruzarme con ninguno de esos.
—¡Amigo! —la estridente voz de Alfred sonó muy fuerte. Había salido de entre los arbustos, asustando un poco a Lovino—. Hahahaha! No tengas miedo. Sé que soy aterrador, pero no voy a hacerte daño.
—¡P-porsupuesto que no tengo miedo! Y a todo esto, qué demonios haces aquí.
—Hoy no hay luna llena, pero quise venir a acercar algunos cuerpos a nuestro territorio, así los cachorros no tienen que acercarse a los humanos todavía.
—Para tener el cerebro de un Chihuahua, esa fue una buena idea.
—¡Ah, muchas gracias! —exclamó el rubio sin siquiera sospechar que Lovino se había burlado de él—. Oh, por cierto, aquí tienes la ropa que te arruiné el otro día. La he lavado y está impecable.
—Eso yo lo diré —declaró tomando la bolsa que el menor le ofrecía de mala gana, solo para descubrir, que si ropa no estaba lo suficientemente—. ¿Me estás tomando el pelo? Por supuesto que esto no está limpio, incluso está peor que antes.
—¡Oye, no es mi culpa! —respondió sonrojándose por la vergüenza—. Tenías razón, limpiar sangre es muy difícil, incluso los héroes tenemos debilidades.
—Lo que les falta es civilización. Apuesto a que simplemente lo has metido al río. Un día de estos te voy a dar una lección para que aprendas a lavar debidamente.
Desde entonces se podría decir que ambos se habían hecho amigos. Alfred y Lovino cazaban juntos todo el tiempo, incluso el licántropo decía que eran compañeros de caza. Lovino le enseñó a lavar la sangre de las telas, aunque de igual modo terminó haciendo corajes porque Alfred siempre salpicaba sus zapatos de tierra cuando se ponía a jugar, y claro, siguieron teniendo el problema de la sangre, pero poco a poco el lazo que les unía se hizo más fuerte. Eso pudieron comprobarlo, la noche en que ambos fueron descubiertos por un grupo de cazavampiros. No esperaron hallar a un hombre lobo con Lovino, pero de todos modos hicieron hasta lo imposible por no dejarlos escapar.
Afortunadamente, no lo lograron. Lovino y Alfred huyeron a las profundidades del bosque hasta que los perdieron.
—Ah, esto es increíble. Esos bastardos infelices arruinaron todo lo que había conseguido. ¡Malditos sean, cabrones! Voy a hallarlos y les voy a chupar la sangre hasta que queden tan secos como un arbusto rodante. —Se giró a Alfred, estaba enojado con él porque en parte fue su culpa, pero no le dijo nada. Simplemente comenzó a caminar, alejándose de él.
—¿A dónde vas? —preguntó Alfred.
—Me voy a buscar a mi hermano. No puedo regresar a mi casa. Le diré que me asile un tiempo.
Mientras Lovino caminaba, escuchó pasos detrás de él. Se giró, y vio a Alfred. Se confundió un poco, siguió caminando pero los pasos del rubio se siguieron escuchando.
—No me sigas.
—Pero no puedes caminar por allí tú solo.
—¡Claro que puedo! Sé cuidarme yo solo. Traerte conmigo solo sería un estorbo. Anda, regresa con tu manada.
—Yo ya... No tengo manada.
—¿Qué?
En ese momento Lovino estaba completamente sorprendido. Se giró a Alfred, demandando con su patidifusa mirada una explicación. El rubio suspiró, y rascando su nuca desvió la mirada.
—A mi manada no le gustó mucho que saliéramos juntos, así que en una reunión acordaron todos echarme de la manada, porque dijeron que no podíamos salir tú y yo. Traté de explicarles que eres una persona muy amable, pero no me escucharon y... Bueno.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—No quería que te preocuparas por mi. Iba a ser difícil porque querrías ayudarme y no podías, era peligroso porque podrían sorprenderte en el pueblo, pero veo que de todos modos lo arruiné.
Romano suspiró, miró a Alfred entre conmovido y enojado, levantó la mano y Alfred se encogió en su lugar, como si estuviera acostumbrado a que le pegaran en la cabeza y esperara el golpe, pero Lovino todo lo que hizo fue posar su mano en el cabello del menor, hablando con un tono más sereno.
—De todos modos debiste decirme. Una pareja debe de apoyarse sin importar lo difícil que sea la situación. —Después, le quitó la mano de la cabeza, se dió la vuelta y reanudó su andar—. Andando.
—¡¿Me llevarás contigo?! —exclamó feliz corriendo detrás de él, como un perrito.
—Supongo que no me queda de otra. Es hora de que conozcas a mi bobo hermano menor.
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N/A
Este one-shot se lo dedico a TeaAnd_Wine espero que te haya gustado. Sé que no me salió tan lindo el Romerica como a ti, pero le puse ganitas uwu
¡Muchas gracias por leer!
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