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Tema no. 5
¡Cuervo!
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꒰ ͜͡➸ Palabras: 778
꒰ ͜͡➸ Shipp [CRACK]: CzechMano(?)
꒰ ͜͡➸ Personajes: República Checa (Hedvika) e Italia Romano (Lovino)
꒰ ͜͡➸ AU: Castillos(?) No sé, uno lindo
La princesa Hedvika tenía 15 años cuando se anunció su compromiso con un príncipe a quien no conocía. Ella lo aceptó rápidamente, siempre supo que su destino como princesa era poner las necesidades de su pueblo, antes que las suyas propias. Pero, aún así, no podía evitar sentirse profundamente sola. Al ser hija única, y recibir educación de la nobleza, no le era fácil tener amigos de su edad, era muy reservada, actuaba como si fuera un adulto. No tenía a nadie en quien confiar, ni tampoco, nadie a quien pudiera ir a depositar la intranquilidad que le despertaba su nuevo compromiso.
Una tarde lluviosa, un cuervo llegó a posarse en su ventana. Ella no le tuvo temor, aún cuando se creía, eran augurio de muerte y pena. Se acercó, mirando que en una de sus patas tenía una nota de papel.
“Si alguien pudiere darle de beber, antes de temer, tendría el privilegio de descubrir la gracia en la aceptación de los seres solitarios, como lo es un cuervo, más allá de las ideas de prejuiciosos ignorantes”
Ella se sintió un poco identificada por esas palabras. Miró al ave, preguntándose qué sería lo que pululaba detrás de esa mirada afilada. Le dió de beber, le compartió algunas nueces antes de escribir una nota en un trozo de papel.
“He de ser un cuervo, pues me encuentro solitaria en mi habitación. Soy juzgada por quienes me rodean, y temida por quienes no me conocen. Qué hermosas palabras jamás leí hasta recibir su nota, pero me temo que no reconozco al poeta. ¿Será extranjero?”
Besó al ave, esperaron juntos a qué la lluvia pasara, y ató la nota a su pata después para enviarla a su hogar. Al día siguiente, a la misma hora, el cuervo volvió y se posó en su ventana. Al igual que el día anterior, llevaba una nota en su pata.
“No reconoce al poeta, porque lo he escrito yo mismo. No esperaba que alguien leyera mis pobres palabras, ni tampoco que pudiera gustar de ellas. Muchas gracias por cuidar de Nerón, mi cuervo, le estaré agradecido.”
De ese modo, la princesa siguió intercambiando notas con aquella misteriosa persona, forjando así una amistad peculiar con la que ella se sentía muy cómoda. Al paso del tiempo, se realizó un baile en el que todos podrían asistir, incluso los plebeyos. Acordaron verse por primera vez allí, pero justo el día del evento, el cuervo regresó.
“Lo lamento muchísimo, mi hermano está muy enfermo y debo cuidar de él. Me sentiría inseguro de dejarlo en casa, más aún porque no podemos pagar sus medicamentos por ahora. Me apena incumplir con usted, pero le ruego que sepa comprender mi situación.”
Hedvika se preocupó, pues en ese momento parecía que su único amigo estaba atravesando una situación muy difícil. Queriendo ayudarle, ató uno de sus anillos costosos al cuello del ave, y lo acompañó con una nota nueva.
“Por favor, usa este anillo para pagar los medicamentos de tu hermano. Es una joya extraña, no permitas que te estafen por ella. No te preocupes, entiendo tu decisión y prefiero que cuides de ti hermano. Te deseo lo mejor.”
Al día siguiente, su amigo prometió pagar su ayuda, pero Hedvika explicó que no era necesario. En su lugar, le dijera su nombre. De ese modo, supo que su amigo era Lovino Vargas, de la casa de los Vargas. Esa familia era aristócrata que, según contaban, había estado en problemas económicos. Ella entonces tuvo muchas ganas de poder ayudarle.
“¿Me acompañarías a conocer a mi prometido? Si vas allí como mi asistente, podrás contratar a un buen doctor.”
“¿De verdad está bien? No quiero abusar de mi amistad con su majestad, la princesa. Ni mucho menos meterla en problemas con su futuro esposo.”
Hedvika pidió que confiara en ella, ató la nota a la pata del cuervo, le besó y le envió a casa. Aquella tarde, decidió estudiar un poco sobre la familia de Lovino. Le pareció lindo que el escudo de su familia era un cuervo con un ramillo de margaritas en el pico. La princesa pensó que, dado a eso, fuera que su amigo tuviera permitido tener un cuervo.
Lo que más le gustó de la familia, fue que habían elegido ese escudo para representar la superficialidad de las personas. Lovino le había contado que él mismo se veía como un cuervo, pues se sabía inteligente, pero todos le evitaban por si carácter.
—Al final tú y yo como dos cuervos en compañía, ¿Verdad? —pensó la princesa en voz baja, mirando sus libros y suspirando—. Nos juzgan quienes nos rodean, los temen quienes no nos conocen. Debemos estar unidos.
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N/A
Le dedico este shot a mi amiga Yare porque la weya y yo tenemos un bonito rol de estos dos juntos. Es un shipp muy hermoso que la verdad me ha encantado.
¡Muchas gracias por leer!
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