¿Vacaciones? [Oneiros&Aspros]
Nota: Palabras griegas cortesia del traductor de google.
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No sabe que pensar mientras observa el boleto de avión que acaba de sacar del sobre amarillo, el silencio de repente se le hace repentinamente incomodo, pero no puede hacer otra cosa más que intentare sonreír, sobre todo porque sus mejores amigos lo están viendo, esperando su reacción ante tan sorpresivo regalo.
—Entonces... ¿Vacaciones? —dice después de varios minutos, escuchando algunos susurros de fondo, los otros invitados que están platicando entre ellos.
—Así es, Aspros. Pensamos que necesitabas unos días de descanso y ya que pronto vas a cumplir tus seis años en la empresa, es un buen momento para que tomes los días que no te han dado.
Su incomodidad se incrementa conforme Sisyphus explica su buena acción, acompañado por la enorme sonrisa que Hasgard le dedica, de esa manera en que sabe que no puede rechazar el regalo y por la manera en que su propio hermano lo está viendo desde la cocina, sabe que no hay forma de evadir el uso del boleto, sobre todo porque no tiene pensado pagarle a nadie para que use Photoshop y así fingir que uso el regalo.
—Son muy amables...
—¡Estaremos esperando que subas fotos, Aspros!
—¡Te llamare cuando estés ahí!
—¡No olvides comprarnos recuerditos!
Sintió el sudor bajar asquerosamente por su frente, una situación que le hizo respirar profundo mientras intentaba contener la ira que el simple hecho de estar parado ahí le ocasionaba.
El odiaba Grecia.
Nunca se había puesto a pensar de donde había salido su irracional odio hacia dicho país, en realidad, no tenía ningún problema con la cultura o su gente, era solo que... Lo odiaba, el simple hecho de pensar en el país le hacía sentir una extraña aversión y durante una gran parte de su vida, siempre que le preguntaban, el último lugar en el mundo que le gustaría visitar, era justamente ese, preferiría incluso ir a arriesgar su vida al desierto o entrar a un cementerio por la noche que tener que estar en Grecia.
Pero ahí estaba, y todo por un ridículo regalo de cumpleaños que sus compañeros de trabajo le habían conseguido amablemente y no supo cómo rechazar. Sumándole incluso que su hermano, su propio hermano gemelo que conocía de su odio sin sentido hacia el país, había insistido que era algo que necesitaba, para despejarse y seguir intentando obtener el puesto que tanto quería en la empresa, ese por el que estaba peleando de manera amistosa contra Sisyphus, quien claramente se veía mucho más capaz que el para tener el dichoso puesto.
Estúpido trabajo, debió haber aceptado el traslado a la rama italiana cuando apareció la oportunidad, pero no, que él tenía que quedarse en Estados Unidos para hacerle compañía a su gemelo, todo porque el que le gustaba no le hacía caso por cuidar de un mocoso de quince años.
¿Vacaciones? ¡El no necesitaba eso! ¡Necesitaba otro trabajo...! ¡O un aumento, lo que viniera primero!
—Με συγχωρείτε (Disculpe)
Tarda un momento en darse cuenta de que le están hablando, un hecho del que solo se percata cuando siente un mechón de su cabello moverse y entonces se gira rápidamente, espantando con un manotazo a quien parecía haberse tomado mas confianzas de las necesarias con él.
Y entonces lo ve, cabello plateado y ojos negros, tan oscuros que no cree que sea posible que alguien pueda tenerlos de esa manera, pensando incluso, que estaba soñando despierto mientras lo veía. Hasta que escucha su voz una vez más, en griego, un idioma que no conoce y para el cual, el traductor con el que viajaba, estaba ocupado explicándole al grupo, del que se separó, algunas cosas sobre las ruinas donde estaban, que el en ningún momento le habían interesado.
—¿Ποιος είσαι εσύ? (¿Quién eres?)
La pregunta se repite una vez mas y no puede hacer otra cosa sino es dar un paso atrás, confundido por el extraño, abrazándose así mismo mientras retrocedía unos cuantos pasos más, intentando mantener una distancia prudente mientras el extraño se mantenía en su lugar.
—¡Ὄνειροι!
Brinca asustado ante el grito que se escucha a la distancia, viendo como el de cabello plateado se giraba buscando la fuente del sonido, una que el también intento buscar sin éxito alguno, ya que los distintos grupos de turistas comenzaron a moverse repentinamente, creando un mar de gente del cual difícilmente fue capaz de reconocer rostros.
Y cuando menos se lo espero, el extraño había desaparecido, sin dejar rastro, huellas, nada. Solamente había sido un encuentro extraño, demasiado raro.
Estaba dicho, jamás volvería a ir a Grecia. Jamás.
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