Regreso [Oneiros]

Camino por los interminables pasillos de Morphia, recorriendo el laberinto sin principio ni final que conocía de memoria, uno en el que ni siquiera necesitaba prestar atención a su alrededor, únicamente caminando, confiando en que sus pies lo llevarían a donde necesitaba estar.

Estaba de regreso después de todo, una vez más, en donde debería de estar. Caminando solo hacia su hogar, para tener una audiencia con su padre o con sus hermanos o simplemente llegar para recordar que tenia profecías por tejer, prisioneros que vigilar.

Tantas cosas por hacer.

Y por un instante, por un breve momento, detiene su andar y se queda mirando la nada infinita, iluminada por las antorchas del exótico fuego celeste que da luz a todo el lugar, ese color tan artificial que adormece a las almas y les hace sentir tranquilidad, así como el deseo de regresar a la prisión de la que salieron.

En momentos así, mirando de reojo ese bello fuego, hay veces en las que desearía dar la vuelta y regresar, buscar la manera de ir de vuelta a eso días tan agradables donde podía pasar las horas sin hacer nada dentro de un sueño ajeno, sin pensar en lo aburrido o en el sin sentido que tenía.

Ir de regreso y tener discusiones sin sentido en una prisión momentánea, junto a un alma que esta pagando por sus últimos pecados y solo seria libre hasta que pudiera perdonarse a sí mismo, cumpliendo su condena al fin, pero, mientras ese día llegaba, él podía disfrutar de esos agradables momentos donde solo tenia que acostarse cerca para empezar a recibir caricias en su cabello, cuidados demasiados atentos que no le habían otorgado desde hace mucho tiempo atrás.

Quiere correr y estar de regreso en esos días en la playa, mirando en silencio el horizonte junto a un compañero que no quiere hablar, que mayormente esta enojado pero igualmente le deja estar a su lado, lo acepta con el tiempo y en algún punto todo va tan bien que no creía ser capaz de llegar tan lejos, sintiéndose demasiado a gusto, "feliz", cayendo rendido ante el sentimiento que ellos juran proteger en el nombre de su diosa, débil ante él, sin miedo ni vergüenza de admitirlo.

Pero sabe que no hay vuelta atrás y tiene que seguir caminando, porque ya ninguno de ellos esta, el primero recuerdo viene en forma de una prisión vacía, paralizada en el tiempo, prohibida para todos, un objeto que le permitieron conservar al creer que se había encaprichado.

El segundo viene en forma de cicatriz, una herida en su pecho ya curada por competo, pero que siempre seria de un color distinto al resto de su piel, el eterno recordatorio de un error y como fue que llego hasta ese punto que le hizo conocerlo, atrapado en su prisión por error.

Y el ultimo, simplemente está ahí en forma de recuerdos, regalos, historias o leyendas que ahora se transmiten en aquella isla donde vivieron por mas de doscientos años, el alma que de vez en cuando mencionan sus hermanos con sarcasmo, burla, la debilidad mortal de no soportar vivir mas tiempo para el que estaban programados.

Ninguno de ellos iba a estar de regreso, esta consciente de eso y duele, aunque no quiera admitirlo, aun si sus pasos no flanqueen y su expresión no cambia, el persistente vacío está ahí, avisándole que esta yendo mas lejos de lo esperado, tocando limites que no debía pasar,

Y esta bien, porque es una verdad.

Lo único que debe saber, que en todo momento debe recordar, la razón por la cual ese límite existe para los de su clase, es que el siempre estará de regreso, le guste o no, es lo único constante de lo que siempre se debe de estar seguro, después de todo, de eso se trataba la inmortalidad.

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