Noche de fiesta [Oneiros&Alone]

Esta más emocionado de lo que debería, lo sabe cuándo toma su ridículamente calurosa cobija de tigre, con dos bonitos agujeros para poder ver a través de la tela, mientras en su otro brazos sostenía lo que era una tela mucho mas ligera y hermosa que la tosca que estaba a segundos de utilizar, era una sabana de seda que se había tenido que comprar la ocasión, todo fuera para tener feliz a Alone y su extraño gusto por hacerse con cosas raras.

¿En que momento de su vida había pensado en la remota posibilidad de usar una cobija como disfraz para una estúpida noche de fiesta de Halloween?

Observa ambas cosas en sus brazos, pensando en lo aburrido que sería quedarse en la mansión, sobre todo si la mayoría de los espectros iban a asistir, si incluso hasta Alone iba a asistir. Con algo así, él no quería quedarse fuera de la celebración, sobre todo si pudiera ese día para seguir molestando a cuanta persona quisiera.

—Alone, hay que darnos prisa.

—Salimos en un segundo.

—Alone~ Nos están esperando Rhadamanthys y Minos en la fiesta.

—Que me des un segundo.

—Hace media hora dijiste lo mismo, además ¿para que te arreglas tanto? La sabana te va a cubrir por completo, no se vera que traigas puesto debajo.

Puede escuchar el sonido de cosas siendo movidas dentro del cuarto al que recientemente le prohibieron entrar, con la espalda recargada contra la pared y la mirada vacía, únicamente escucha como la puerta es azotada hacia el otro lado y la cabeza rubia de Alone se asoma ferozmente por el marco de la puerta, siendo seguido por los alborotados y felices pasos de Cerberos, en su tamaño controlado de cachorro, el único que había tenido permiso de estar junto al otro dentro de la habitación.

Y oh por el Olimpo entero. Era rubio, rubio...

Puede sentir su boca sentarse lentamente mientras unos cuantos recuerdos vienen a su mente, los mismos que le distraen lo suficiente como para ser incapaz de sentir como las telas resbalan lentamente de sus brazos y simplemente caen al suelo por culpa de la gravedad.

—Oneiros. —llama el actual rubio, enojado por algo que no alcanza a comprender y señalando al suelo, justo a sus pies.

—¿Qué? —pregunta, sin siquiera despegar su mirada del cabello del otro, ignorando por completo al entusiasmado cachorro que ahora estaba mordiendo los disfraces, sobre todo el suyo, como si la vida se le fuera en eso.

—Olvídalo, no iremos a la fiesta hasta que consiga hacer que mi cabello se haga negro otra vez.

—Tienes razón, no iremos a la fiesta.

No da espacio para que Alone reaccione cuando ya lo esta empujando dentro del cuarto y, aprovechando la distracción que le ofrecían los disfraces, cerrar la puerta con otro portazo para dejar al can sin posibilidad alguna de entrar a la habitación.

A la mierda la noche de fiesta, ellos no iban a salir, no al menos por esta noche.

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