Malditos celos [Oneiros&Aspros]
Sabe que es demasiado tarde para sentir miedo, está totalmente seguro de eso mientras se palpa el pecho una vez más, buscando un agujero que jamás encontrará, así como la falta de sangre que jamás volverá a aparecer en el cuerpo que esta utilizando, el cual finalmente se ah convertido en uno tan fantasioso, como aquellas mariposas que vuelan a su alrededor. Esas que deberían de distraerlo y ahora lo único que hacen es revolotear a su alrededor mientras hacen que sus nervios se crispen.
Ya no tiene un cuerpo físico, finalmente es un alma mas de la tierra de los sueños donde siempre deseo ser encerrado, en esa parte de su cielo donde no podía ser alcanzado por las voces, el deber, la necesidad de pelear en una guerra, de hacer daño a aquellos que no quería o desconfiar de los que no debería. Y aunque en el fondo se sentía bien el ya no estar atado al santuario, por mas egoísta que pudiera sonar, había algo, una mínima parte de su conciencia, que simplemente no le permitiría disfrutar del paraíso en el que estaba encerrado
—Oneiros.
Toma el rostro estoico entre sus manos, porque el dios menor sigue mirando al horizonte como siempre, sin prestarle una atención que repentinamente empezó a desear, que no debería, porque el otro lo único que hace es sentarse a su lado y mantenerlo lo mas cuerdo posible, no es como si solo por eso se pudieran desarrollar sentimientos, no tendría sentido.
—Ahora que estoy encerrado aquí, ¿Qué pasara con nosotros?
Guarda silencio mientras espera por una respuesta, perdiéndose en el brillo oscuro de la mirada infinita del otro. Odia este momento, odia darse cuenta de lo importante que se había vuelto el dios menor en su vida, pero, sobre todo, odia darse cuenta que ahora esta muerto y podría ya no significar algo para él, probablemente se iría a buscar a alguien "vivo" por el simple placer de hacerlo, conseguirse un nuevo capricho para encerrar en el reino de los sueños.
Y si no estuviera desesperado, esperando por una respuesta, tal vez podría fijarse que Oneiros podría estar igual o peor de confundido que él, cuidando que el sueño no se convierta en una pesadilla por tener la dicha de estar directamente conectado mediante sus sentimientos a ese lugar.
—Aspros.
Es entonces que siente las manos contrarias encima de las propias y es un sentimiento demasiado raro como para no asustarse a la primera, después de todo, ahora es su alma siendo acariciada directamente por él, podría llamarse "sueño" pero ahora, de alguna manera, era "la realidad" de los dos o al menos lo seria hasta que uno saliera de prisión y el sueño siguiera siendo un sueño.
—¿Qué?
A pesar de todo, se niega a soltar el rostro de su compañero, esperando aun por la respuesta que tarda en llegar y cuando lo hace, no esta seguro sobre como reaccionar ante la voz impasible.
—Cuando mi señor gane la guerra, estaremos juntos.
—¿Qué?
—Ya sabes, cuando mi señor Hades gane la guerra santa, te sacare de aquí y te llevare contigo.
Es ahí, cuando se da cuenta, que esos sentimientos estaban totalmente injustificados. Tal vez, mientras su alma siga existiendo, aun sin un cuerpo, Oneiros no lo reemplazaría con nadie.
Así que suelta su rostro y simplemente lo rodea con sus brazos, un gesto que no es regresado, aunque puede sentir un peso agradable en su hombro, por lo que decide cerrar los ojos, buscando calmarse para que las mariposas azules vuelvan a rodearlos en su perfecto y tranquilo sueño.
Prefiere eso, que pensar que hace poco segundos estaba sintiendo horribles y malditos celos, si es que alguien como él era aun capaz de reconocer aquella clase de sentimientos, la verdad, tenia la esperanza de estarse equivocando.
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