Observo con curiosidad al par que se encontraba dormido en el sillón individual de su habitación, tan dormidos que ninguno de los dos había siquiera reaccionado con el escandalo que hizo al tener que abrir la puerta solo y después, dejar su montón de bolsas abandonadas encima de la cama para poder dejar que sus brazos finalmente descansaran después de tanto cargar cosas.

Se masajeo el hombro derecho sin quitarles el ojo de encima, notando el aspecto cansado de los dos, la falta de zapatos de Oneiros, que de hecho, Kora tenía uno de esos zapatos en el hocico bien mordido y no parecía que iba a soltarlo pronto, como normalmente pasaba cuando lograba obtener algo, en el suelo había marcas de rasguños y el arrastre del sillón, lo que le hizo darse cuenta que el mueble no estaba en su posición inicial y que bien la pelea debió de haber durado un buen rato antes de que hicieran una tregua y finalmente se quedaran dormidos.

—Ustedes están locos.

Comento mas para si mismo que para los otros dos, sacando su celular cuando empezó a notar la manera en que Cerberos, llamado cariñosamente "Kora" porque en el fondo era el único en el que realmente sentía que podía confiar, comenzó a mover las patas entre sueños, empezando a soñar, como Oneiros y el habían quedado de acuerdo, en que estaba corriendo y buscando un lugar donde enterrar lo que tenia al momento, una de las cosas más adorables que ver. Excepto para Oneiros, quien no paraba de quejarse del daño que podría ocasionarle al sillón, como si a él le importara que el estúpido mueble resultara dañado.

—Haber... Quédense quietos... Un momento...

Susurro intentando no despertar a los "bellos durmientes", apresurándose un poco a intentar tomar una fotografía y poder subirla a su Instagram, sobre todo cuando vio como los continuos movimientos de Kora empezaban a ser una molestia para Oneiros, quien apenas parecía empezar a fruncir el entrecejo debido al constante movimiento.

—Digan queso...

Finalmente, bajo su celular innecesariamente caro, mirando la fotografía por un momento, antes de empezar a buscar la app de la red social donde pensaba subirla, retrocediendo un poco hasta terminar sentado en la cama mientras continuaba entretenido, sin fijarse en que el dios menor finalmente había abierto los ojos y ahora lo estaba intentando enfocar, medio adormilado como el solo y claramente molesto porque el perro no dejaba de moverse.

—¿Qué estás haciendo?

—Nada importante, tu vuelve a dormir.

En menos de un minuto ya tenía poco más de ciento ocho corazones y un montón de comentarios haciendo burla hacia la bonita fotografía que acababa de tomar, desplazándose rápidamente en Instagram para leer todo lo que los espectros y uno que otro de sus conocidos, tenían que decir ante tan linda escena capturada.

—Alone... —llamo Oneiros desde el sillón, aun medio dormido y claramente molesto mientras sostenía al perro aun dormido del pellejo y lejos de el—. ¿Qué, estas, haciendo?

—Jaja... Nada~

Ya se daría cuenta después.