Entre mantas [Oneiros&Alone]
Ya no recuerda cuando fue capaz de disfrutar de aquella clase de lujos, probablemente fue hace demasiado tiempo, un suceso demasiado cotidiano y repetitivo, que fácilmente fue suplantado por cosas mas importantes en cierto momento de su vida, un suceso que sin darse cuenta dejo de ser cotidiano y repetitivo, olvidándolo por completo, sin siquiera ser capaz de sentir que falta cuando abría los ojos por la mañana.
Pero hoy se acuerda.
Hoy, entre mantas, arropado casi hasta la cabeza, con su rostro lo mas cercanamente posible a un pecho ajeno, el cual se movía lentamente, la clara señal de que el otro aun se encontraba profundamente dormido, a diferencia de él, que tenía alrededor de media hora despierto, pero era totalmente incapaz de moverse, con el miedo latente de despertar al otro y perder su privilegiada posición de dormir entre los brazos ajenos.
¿Por qué se supone que estaba haciendo eso? ¿En que momento había decidido aprovechar su posición y simplemente gozar lo que tenía a la mano?
Tomo con cuidado un mechón del largo y lacio cabello negro, jugando delicadamente con él, sin jalarlo ni moverse demasiado para no molestar a quien seguía durmiendo.
No había tenido el gusto de conocer al contenedor de su señor en la anterior guerra santa, lo único que había escuchado, en su momento, fue de la situación de aislamiento de su señor, para que así Alone durmiera de una vez por todas y permitiera que el alma del dios del inframundo despertara al fin, con el alma de Sagitario encerrada en Morphia y con más santos de Athena en camino a intentar recuperarla, no hubo tiempo para que su señor del momento se presentara formalmente frente a todo su ejército, por lo que escucho, conforme iban apareciendo, los espectros se iban presentando, en ocasiones ni alcanzaban a conocerlo cuando eran dirigidos al campo de batalla.
Como siempre, la guerra estaba por encima de todo.
Pero ahora no había sido.
Su largo letargo, junto al de sus hermanos, a causa de la flecha de sagitario imbuida con el cosmos de Athena, termino en algún punto después de otra guerra santa donde no hubo oportunidad de intervenir, con un resultado demasiado obvio como para que fuera innecesario preguntar, lo único que pudo hacer fue regresar al infierno del que salió, dándole la espalda al reino por el que luchaban poseer y nuevamente no iban a poder tener entre sus manos.
Entre ellos, como un egoísta sin sentimientos que no deseaba irse con las manos vacías, se había encargado de buscar al joven llamado "Alone" y tras encontrarlo sin memoria, en una iglesia, viviendo una vida sin recordar absolutamente nada, se había dado a la tarea de arrastrarlo al infierno con el que había jugado en su momento.
Y lo logro. No solo eso, sino que además tuvo el triunfo de hacerle despertar sus recuerdos anteriores, literalmente lo llevo a la locura en mas de un sentido con tal de arrástralo junto a todos los demás, llevándoselo lejos de los rayos del sol que, al menos por el momento, no tenían permitido acceder hasta que se llegara a algún acuerdo que beneficiara a ambas partes.
—¿Oneiros? ¿Ya estas despierto?
Sintió el movimiento entre las mantas, los dedos que habían acariciado superficialmente su cabello le dieron una última pasada con más fuerza, antes de que el mas pequeño se retirara casi totalmente de su lado para sentarse en la cama, despeinado y medio adormilado, si usaba un poco de su cosmos fácilmente podría tenerlo nuevamente en el reino de los sueños, pero eso no estaba bien, usar de esa forma su poder no estaba realmente bien. Aunque claro, no es como si a alguien le fuera a importar.
—¿Qué pasa Alone? ¿No estabas cómodo?
Por su parte, lo mas que hace es tomar el cojín y jalarlo un poco mas para acomodar su cabeza, mirando al bello durmiente intentando cepillar su cabello mientras permanece luchando contra el sueño que se niega a irse totalmente, esa clase de situaciones por las cuales era divertido apreciarlo al despertar.
—¿Hace mucho que despertaste?
—No, solo unos cuantos segundos. ¿Tienes hambre?
—Si, hay que pedir ya el desayuno.
Fue poco tiempo después de que se habían asentado en el inframundo, justo en Giudecca, sin los principales comandantes de Hades a la vista y el alma de su señor durmiendo profundamente una vez mas en los Elíseos, Alone, quien aún mantenía rastros de aquel poder en su interior, había sido voluntariamente obligado a pararse frente a todo el ejército, sentarse en el trono y dar órdenes una vez más, prometiéndole ahora una vida más cómoda en vista de que no había una guerra a corto plazo ni nada que se le fuera a parecer, con ese pequeño detalle de que uno de los precios era renunciar a la posibilidad de volver a la superficie, así como a tener que convivir con los muertos nuevamente.
Para alguien, cuyos pecados a pagar eran tantos que tendría una larga estadía en, ligeramente, todos los infiernos, ofrecerle eso y que al final se le fuera a permitir reencarnar después de beber del Lete, tendría que haber sido muy tonto para rechazar dicha invitación.
—Levántate Oneiros, no quiero que te encuentren en mi cama.
—No quero levantarme, ven y acuéstate otra vez conmigo.
—Arriba, tengo hambre.
Observo el cabello negro moverse mientras Alone jala sin problema las mantas que los habían estado cubriendo, la señal de que se levantara de una vez para salir al comedor y reunirse con algún espectro para pedir un poco de desayuno, o almuerzo, si es que el mas bajo algún día lograba desarrollar la percepción del tiempo que necesitaba para vivir ahí.
—¿Después podemos volver a acostarnos?
—¿Qué no tienes trabajo?
Sonríe, antes de levantarse. Obviamente lo tenía, pero a diferencia de muchos, él podía trabajar durmiendo, sin problema alguno.
—Está bien, tú ganas, pero regreso en la noche para dormir.
—Haz lo que quieras.
A estas alturas, ni siquiera le interesaba como había llegado hasta este punto, lo único que importaba, es que podía disfrutar de dormir entre las mantas de alguien más, alguien que lo estaba mimando mas de lo que era necesario.
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