Enfermo [Oneiros&Aspros]

Observa el horizonte, sin animo alguno, con las manos temblando y la desesperación creciendo cada vez más; está enfermo, lo sabe, siempre lo ha sabido, pero jamás le ah dolido tanto como ahora.

Su enfermedad duele, sobre todo cuando piensa sobre ella. SI esta despierto la oscuridad en su interior jamás le dejará pensar con claridad, no hará otra cosa más que hacerle pensar en posibles culpables que, bien sabe, no son culpables de su condición, pero a su oscuridad eso no le importa y solo se lo sigue señalando, desviando el odio hacia ellos, riendo ante lo fácil que su psique cede ante sus palabras, sin oposición, con desesperación.

Cuando duerme, la situación no es mejor. Duda de si mismo, duda de su alrededor, ni siquiera puede poner en orden sus sentimientos mucho menos creer en ellos, porque, aunque la oscuridad no puede alcanzarlo en su pequeña prisión-paraíso, es demasiado tarde para sus destrozados sentimientos, para su bien crecida inseguridad. Y duele, duele demasiado cuando piensa en lo que puede ser, pero no será porque no sabe si esta viendo cosas, si es verdad o una simple mentira que su mente ah creado con el paso del tiempo.

¿Aspros?

Y al final, solo llora. Deja que las falsas lagrimas rueden por sus mejillas cuando sus ojos hacen contacto con los del dios menor, quien se arrodilla hasta quedar a su altura y verlo mas claramente, buscando algún inexistente daño que no puede realizarse en ese lugar.

—¿Te sientes... bien?

Estira los brazos cuando ve la cercanía, moviendo su cuerpo para poder abrazar al hombre de cabello plateado, quien simplemente se mantiene estático en su lugar mientras él se acomoda, momento que decide usar para ser sincero, de esas pocas veces que puede serlo, sintiendo como la dulce enfermedad se extiende por su pecho y le hace sentir bien, pero sabe, en el fondo, que no está bien.

—No, Oneiros. No estoy bien.

—¿Necesitas algo?

No sabe que decir ante las palabras, aparentemente, sinceras, mucho menos sabe que pensar cuando creer escuchar preocupación en la voz de Oneiros. Pero decide dejarlo pasar, porque darles muchas vueltas a simples palabras solo podría empeorar su enfermedad, una con la que no sabe que hacer y que espera, pueda desaparecer antes de que se vuelva contagiosa e insoportable para los dos.

—No, así estoy bien.

Mantiene la vista aun fija en el horizonte, abrazando aun la cabeza de Oneiros que no tiene pensado soltar, intentando calmarse ante el revoltijo de emociones en los que no sabe si confiar o no, sintiéndose tan perdido como Oneiros le había dicho alguna vez que se sentía con las emociones, esas que raramente utilizaba y que tan confusas eran cuando aparecían, haciéndole sentir enfermo cuando todas se amontonaban.

Es entonces, cuando recuerda, que Oneiros también está enfermo cuando se sienta a su lado y platican un rato, pero es una enfermedad menos agresiva, mas tranquila y que su compañero ignora mucho más fácilmente de lo que el puede hacerlo alguna vez.

Son solo dos personas enfermas que algún día se curaran, después de todo, en su futuro descrito por el Oráculo, no hay lugar para ellos dos.

Esta enfermedad, tristemente, ni siquiera será la causa de su muerte.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top