—Voy a matarte.

—No es tan malo…

—¿No es tan malo? ¿¡No es tan malo!? —Johan volteó a ver a su esposo con una imborrable expresión de enojo sólo para tomarlo por la camisa y jalarlo hasta él— ¿¡Qué no es tan malo!? ¡Estoy esperando trillizos y ya había parido mellizos!

—B-Bueno… eso…

—¡Y todo es culpa tuya y de esa maldita cosa entre tus piernas! —el de cabello turquesa soltó, aún furioso, a su pareja, sólo para tocar su hinchado vientre donde sus tres futuros nuevos hijos vivirían por otros cinco meses— Pero eso lo arreglaremos ahora, ve y consulta por una vasectomía.

—¿Perdón?

—Harás que corten el camino entre tu maldito miembro y "tus soldados" de aquí a fin de mes o te vas olvidando de que compartamos la cama.

—¡P-Pero Johan…! —Haou tomó con cierta fuerza a su doncel esposo por los hombros con una expresión de pánico, mientras que el contrario sólo seguía viéndolo con enojo— Esto deberíamos hablarlo con un poco-.

—Creo que no fui claro… —Johan agarró con fuerza la entrepierna de su marido, interrumpiendolo y dando a expresar con mayor énfasis sus palabras— O te haces la vasectomía o yo mismo te lo arrancó. Tú eliges.

—Vasectomía, vasectomía, vasectomía… —la voz del castaño comenzó a hacerse más aguda a cada segundo que su pareja le apretaba con más fuerza.

—Eso creí.

Haou respiró profundo en cuanto sintió que Johan le dejaba libre, ahora debía cumplir su promesa o en serio le iría mal.