Día 7. Fondo

Estaba en el fondo, lo sabía. Sabía mejor que nadie que estaba acabado.

Estaba metido en una tragedia griega, sufriendo por amores como si el mismísimo William shakespeare manipulara los hilos de su historia convirtiéndola en una tragicomedia.

Jodido, si, jodido era la mejor expresión.

Dios ¿por qué tuvo que fijarse en un idiota cómo él?

Era un maldito Alfa, no cualquiera, él era la elite entre su especie, siempre ha sido lo mejor de lo mejor, con modales inigualables, acento perfecto y siendo sólo la excelencia en nivel académico, profesional y claro que en el familiar, aún cuando sus hermanos eran unas bestias.

Pero tenia que llegar él, ese chico del acento horrorosos, modales horribles, amante de la cultura pop, loco por los dulces y con esa maldita sonrisa tan perfecta que lo volvía loco.

Lo culpaba por ahora mismo estar bebiendo un horroso café en vez de su amado té de olor suave y elegante, solo por culpa de ese imbécil podía estar bebiendo ese liquido oscuro de aroma simplón y alejado del fino arte de su bebida predilecta.

Sin embargo no podía evitar beberla a sorbos pequeños, degustando el liquido en su paladar y dejando que el olor se impregne en su mente

El olor de Alfred F. Jones, el olor a esas deliciosas feromonas que lo volvían un imbécil cuando el americano se sentaba a su lado, cuando lo saludaba con esa sonrisa que parecía hacer competencia con el sol.

Estaba encantado, fascinado y a la vez tan aterrado. Había caído en un pozo sin fondo, estaba enterrado hasta el cuello de aquel mar de sentimientos que causa un amor no correspondido.

Porque lo amaba como no tenia una idea, quería verlo sonreír siempre, quería que estuviera seguro y sobre todo quería permanecer a su lado siempre.

Aún si fuera solo un amigo

Aún si sólo podría velar por su felicidad desde las sombras

Porque lo amaba

No solo por ser un omega hermoso

Lo amaba por ser ese chico alegre que saludaba a todos, que comía chocolate como maniaco, bebía café sin final,que veía luz entre nubes grises.

Aquel idiota al que llamaría primer amor, que le hace sonreír aunque siempre trataba de ser frío, él que le saco por primera vez una carcajada, él que le hacía sonrojar y sentir como si sus cables se desconectaran y todo él dejara de funcionar.

Lo amaba con todo el alma y no le importaba haber caído hasta el fondo por amor. 

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