Azul es el hermoso tono que recorre tus ojos, ojos que me vuelven loco e invaden mi alma, ni los zafiros brillan con tanta belleza como lo hacen tus ojos, es como si recorriera el más hermoso de los cielos o me hundiera en el calmado mar circadiano, dejándome caer en la profundidad de ese sublime color marino.

Tu mirada es como una tormenta de emociones que me invitan a caer en tus pies, mirándote profundamente como si fueras la deidad más pura, obligándome a ansiar admirarte por toda la eternidad, convirtiéndome el más fiel de tus esclavos que sin miramientos cumplirá cada una de tus órdenes.

Me has hecho caer en lo más profundo de tus encantos, eres como el cantar de las sirenas que me hace caer rendido ante ti, como un pirata hechizado por un maleficio, déjame hundirme en tu aguas y devórame sin compasión, porque ya he caído en tu juego y no deseo liberarme de él.

Pídeme mi corazón y yo te lo daré, porque siempre te ha de pertenecer a ti, mi querido Alfred.