—Así que regresaron ¿eh? —Silencio, pero ¿Que más esperaba de sus ángeles oscuros?, éstas criaturas solo lo miraron con desaprobación, la oscuridad, la soledad, y el silencio, y resignadas las tres entes lo arroparon con la negrura de su manto brindándole un frío abrigo a su corazón, siempre lo vigilaron en una muda espera, sabiendo la verdad de su futuro, conociendo que a pesar de la existencia de aquel ser de luz que las había alejado, éste abandonarían a su protector dándoles la fuerza para volver a consolarlo, invitándolo a hundirse en la oscuridad...y la aceptación.

Las dejó tomar el control mientras se hundía en un mar oscuro y siniestro, donde el silencio reinaba, la oscuridad lo consumía y la soledad lo enloquecía, las tres criaturas absorbían su fuerza junto con su alegría, demostrándole que era un ser débil, que por más que intentara siempre volvería a ellas.

—Bienvenidas de vuelta, mis fieles compañeras. —Esos seres del averno eran su única compañía, y Arthur lo sabía, comprendía que ellas jamás lo iban a abandonar, porque formaban parte de su ser.