Suaves, dulces, salvajes o húmedos, existen tantas descripciones y sensaciones que un simple beso puede transmitir, pero... ¿por qué besamos?

Besamos porque somos seres simples que desean transmitir miles de emociones con una sola acción, una acción que puede gritar lo que la mente calla, porque no existen los besos sin sentimientos, aunque algunos quieran negarlos.

Un beso suave y dulce puede transmitir el amor más puro y hermoso, un beso así puede transmitir dulzura, ternura, confianza y deseo de mantener siempre vivo el amor, y así eran los besos que Alfred le entregaba a Arthur, besos dulces y suaves como un algodón de azúcar.

Un beso húmedo, salvaje y ansioso, estos besos puede transmitir la pasión, la lujuria, así como la necesidad de poseer al ser amado, y así eran los besos del inglés hacia el norteamericano, demandantes, anhelantes de poseer a su pareja, derramando la infinita pasión que sienten el uno por el otro.

¿Pero cómo estos sentimientos pueden derramarse en los besos de dos personas que dicen odiarse? Respuesta simple: el orgullo de ambos es demasiado fuerte.