Ella era un ángel y cualquiera en la isla podría afirmarlo. 

Para Candace, Reene y Phoebe era la luz más brillante que hubieran conocido; ella tenía una mirada comprensiva que parecía entenderlas aún en su timidez.

Para Kathy, Luna y Maya ella era compañía de travesuras, de chismes, de diversión. Una chispa de vida que jamás se extinguiría.

Para Selena y Anissa era una fuente valiosa de consejos. El ejemplo perfecto de madurez y joven sabiduría.

Ella era un ángel, especialmente para los chicos de la isla. Un alma tan buena y pura no debía ser tocada, y las palabras de amor de aquellos pretendientes nunca llegaron a escucharse, pues convinieron en silencio que ninguno de ellos le cortarían las alas.

Ella era la salvación, el equilibrio y el amor en carne humana. Y tal vez no era una casualidad que se llamara Angela.