4.- Obscuridad

Solo, con una lámpara de queroseno y su pico, rodeado por la inmensa obscuridad de la mina. El martillar sobre las rocas y el chillido de los murciélagos acompañándolo como una canción discordante.

Piso tras piso en descenso, la misma obscuridad a su alrededor. Y el frío era cada vez más intenso, calándole hasta los huesos. Frío como el de una tumba.

La estamina baja y la fatiga sube. Veinte botes de turbojolt y bodigizer que proporcionan sólo un alivio momentáneo, sólo la fuerza suficiente para descender otro nivel.

Doscientos cincuenta y cuatro pisos. Un golpe más y encuentra las escaleras al siguiente nivel. En el piso doscientos cincuenta y cinco su princesa lo espera con mirada tranquila y los brazos abiertos. Entonces Jack sabe que valió la pena.

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