The Notebook


-.-.-.-Erie vio a Aarón con enfado, ¿cómo él se osaba en retarla? Dos mundos diferentes que se habían unido por un trágico accidente; ella no perdería contra él, se volvería la mejor guerrera que ningún rebelde hubiese visto antes...-.-.-.--

–Y fin del capítulo tres- dijo la eriza para cerrar su laptop y dejarse caer rendida sobre el escritorio -Estoy segura que esto les encantará a mis lectores– habló para bostezar con pesadez. –Segura...

Escuchó un ruido molesto e incesante y frunció el ceño molesta. Amy entreabrió los ojos para notar como los rayos de sol empezaban a tocar las sabanas rosas de su cuarto, las cuales yacían intactas. Bostezó con sonoridad para restregarse los ojos con fuerza, parecía que se había quedado dormida sobre su escritorio, de nuevo. Amy escuchó de nuevo aquel sonido irritante sólo para percatarse que se trataba de su despertador que le indicaba que era momento de levantarse. Observó con desagrado el despertador únicamente para notar que ya se le hacía tarde.

–¡DEMONIOS!– gritó para levantarse a prisa y buscar su uniforme.

Salió corriendo de casa para a prisa dirigirse hacia la escuela; se le hacía tarde nuevamente. Corrió incesante por el sendero que la llevaría a su lugar de destino, sintiendo como cada minuto le pesaba encima. Si llegaba tarde tendría que pasar por el ridículo público nuevamente.

–¿Uh?  Amy buenos días– le saludó un rostro familiar deteniendo su marcha para que lograra alcanzarlo –De nuevo tarde, ¿eh?– sonrió el erizo burlesco. Amy paró su carrera enfrente de él, recuperando el aliento pesadamente. –Asumo por tu peinado alborotado y tu uniforme desaliñado que terminaste el capítulo de tu historia.

–Por supuesto– respondió con un ceño fruncido -Sé me hizo tarde, eso es todo.

–Me lo imagine, pasa cada vez que tienes que actualizar– indicó –Sabiendo eso, toma– dijo para sacar de su mochila un peine y una pequeña caja. Amy tomó ambos objetos y así peinó su larga cabellera para colocar así en la posición adecuada la diadema roja sobre su cabeza.

–¡Listo!– dijo Amy con una sonrisa –¿Y esto qué es?– cuestionó la eriza para ver la pequeña caja con cierta desconfianza

–Son rollos de huevo con arroz- respondió indiferente el erizo para seguir el trayecto.

–¿Me trajiste desayuno?– preguntó con cierto asombro la eriza –¿Desde cuándo eres tan atento conmigo?

–Desde la vez que te comiste mi almuerzo porque no lograste desayunar correctamente– regañó.

–Me conoces bien Silver– sonrió la eriza para abrir la pequeña caja –Tal vez demasiado– sonrió la eriza mientras degustaba de su contenido.

–Andado dormilona– respondió sin interés –Se nos hace tarde.

Llegaron a la escuela después de una caminata de 15 minutos, la cual, daba paso a todos los estudiantes del lugar, pues las clases iniciarían pronto. Amy miró sin ánimo su escuela, en donde sabía lo que le esperaba una vez pasara por esos portones.

–¿Pasa algo?– preguntó Silver al verla detenerse enfrente de las rejas de acero.

–No– respondió secamente –Andando.

Siguió con su camino justamente para que la campana sonara y los grandes portones negros se cerraran detrás de ellos. Amy vio de reojo los barrotes que la encerraban en aquel lugar haciéndola sentir ansiosa –Hey– le habló Silver para así voltearlo a ver –Tranquila– indicó y con su mano palmear suavemente su cabeza cual niña pequeña –Todo está bien– le sonrió cordial –Nos veremos a la hora de almuerzo ¿de acuerdo?

–Claro que todo esta bien– respondió tajante para alejarse de su tacto con brusquedad –Bien, bien, ve a tu clase– indicó Amy para empezar a caminar al edificio de grandes ventanas que la esperaban.

Silver la observó con cierta consternación. Amy había tenido muchos problemas para adaptarse desde aquel incidente años atrás, y él lo sabía bien, al final de cuentas, era su único amigo en toda la escuela desde que estaban en primaria.

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Caminó por los pasillos con aquella expresión fría y seria, tal cual era su costumbre. Su vista al frente, como él le había dicho que siempre hiciera, obviando aquello que la rodeaba hasta encontrar su lugar seguro. Los murmullos de quienes la rodeaban sin embargo lograban alcanzarla –Ahí va la freaky...– escuchó decir entre risas a alguien, obligándola a acelerar el paso. Amy caminó tan rápido como pudo intentado obviar aquellos comentarios de los de su misma aula, hasta por fin llegar a su clase y así dirigirse a su asiento a toda prisa.

–Por fin...– suspiró aliviada.

–¡¿Leíste el último capítulo de Ames?–-escuchó a sus compañeras hablar, captando su atención.

–¡Sí, lo sé!– asintió otra compañera –¡Erie y Aarón en una relación tan tormentosa! ¡Me encanta!

Amy sonrió disimuladamente ante el cumplido. Se dedicaba a escribir desde hace algún tiempo, escribía de todo aquello que observaba en su escuela llevándolo a la vida en aquellas hojas de papel; viviendo a través de aquellos que consideraba que tenían una vida excitante. Como sobrenombre había escogido Ames, pues nadie debería de saber que era ella, y resultaba que Ames era una de las más populares en el ranking de escritores, haciéndola llenar de orgullo.

–Sí, pero creo que la historia necesita amor– habló decepcionada una de sus compañeras.

–"¿Eh?  ¿Amor?"–  pensó Amy para prestar atención más de cerca.

–Siempre terminan como amigos o algo así– concluyó –¡Me encantaría una buena historia de amor!

–¡Sí a mí también!

–"Amor..."–  pensó de nuevo la eriza.

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–¿Uh? ¿Amor?- le preguntó Silver para verla con sorpresa.

–Sí... amor– dijo con cierta decepción para tomar otro bocado de su comida.

–Pero ¿no crees que tu historia está bien así como está?

–Sí, pero mis lectores quieren amor– respondió Amy consternada.

–Bueno, entonces agrégalo- dijo el erizo plateado sin darle mayor importancia.

–No lo entiendes, yo no puedo escribir sobre el amor– aclaró molesta –Y lo más probable es que nunca pueda hacerlo.

–¿Por qué no?– preguntó curioso el erizo plateado mientras comía aquel emparedado.

–Porque no sé como se siente el amor ¿cómo se supone que escriba de eso? es decir qué pasos debo de poner.

–Eso es sencillo, lee alguna historia boba y cursi y verás que es muy fácil.

–¿Cómo cuál?

–No sé, cualquier cosa estaría bien, como esa de vampiros que brillan en la luz y hombres lobos o Romeo y Julieta.

–No, no– negó –Un escritor debe de escribir de lo que conoce.

–¿Así? Y en dónde tú has visto espadachines que viven en las alcantarillas ¿eh?– preguntó burlesco.

–¡Esto es serio!– regañó Amy molesta –Si logro que mi historia consiga más atención pronto podrá ser publicada– sonrió competitiva.

–Eso lo sé.

–¡Lograré escribir sobre amor!– se dijo decidida –¡De alguna manera o de otra!

–Suerte con eso– respondió el erizo plateado restándole importancia.

–¿Tú te has enamorado alguna vez Silver?- inquirió con inocencia. Tal vez su amigo podría ayudarlo a entender mejor el amor.

–¡¿Eh?!- exclamó con sonroje -¡Claro que no!– negó con rapidez. Desvió su mirada hacia su regazo y un incómodo silencio se presentó entre ambos como un mal invitado, haciéndolo sentir presionado bajo la mirada impasible de la eriza rosa. Silver se puso en pie sin poder darle la cara. –¡Andando!– comandó.

–¿Por qué la prisa?– preguntó atenta a su extraña reacción –Aún tenemos unos minutos.

–Como quieras, yo regresaré– dijo cortante.

–Pero...

Amy lo vio marcharse con una extraña conducta ¿por qué su pregunta lo había irritando de repente? Hizo una mueca de desinterés y elevó los hombros sin darle más importancia al asunto. Suspiró con pesadez y desde la terraza de la escuela observó a sus compañeros jugar en el patio de juego. A la distancia, un par de parejas se divisaban en arrumacos y besos apasionados. –Ese amor ya se consumo– habló con tono de aburrimiento –Necesito saber cómo empieza– se dijo a sí misma para sacar un lapicero que siempre yacía en la bolsa de su falda y buscar el cuaderno de apuntes que resguardaba con gran empeño. Un cuaderno de pasta rosa sin nombre, con garabatos en la mayor parte de las hojas; su cuaderno de inspiración como ella le decía.

-.-.-.-Se vio con él y él sintió su corazón...-.-.-.- detuvo su escritura –¿Explotar de mariposas y cosas?-–se dijo Amy no muy convencida rayando su escrito anterior con frustración. Lo sabía, si lo intentaba sin una base solida sólo escribiría estupideces.

El timbre sonó para captar su atención y ponerse en pie a prisa, no quería ser atrapada en medio de la ola de estudiantes que pronto entrarían al salón. Corrió a la entrada de la azotea y bajó a prisa casi saltado los escalones para llegar a su aula.

Amy se sentó en su lugar con la respiración agitada para de nuevo tratar de ser invisible a la vista pública. Poco a poco los vio entrar sin percatarse de su presencia, tal como le gustaba.

Necesitaba encontrar un nuevo personaje para su historia, alguien que pudiese enseñarle cómo debía de empezar una buena historia de amor, una pareja que empezara desde cero ¿Pero cómo describiría las sensaciones? ¿Podría hacerlo tan sólo con observar desde la distancia?

–¡Cuidado!– un gritó la despertó de su ensoñación.

Era una de sus compañeras que se tropezaba por caminar a prisa entre las mochilas que yacían en el suelo. Amy la vio caer al suelo, para ser salvada por él. Lo observó sostenerla con galanura por el chico más popular de su clase; mientras aquella sonrisa sutil pero sincera adornaba su rostro sumándole puntos a su atractivo.

Su uniforme, un de saco color negro con pantalones del mismo color, una camisa blanca de botones de manga larga, que siempre permanecía fuera de sus pantalones y una corbata color rojo bermellón, que yacía con soltura sobre su pecho, le daba un aire a chico malo. Sonic the Hedgehgog conocido por su atractivo, buenas notas, habilidad en los deportes, y sobre todo su poder para poder derretir el corazón de toda chica que se atravesara en su camino. Un líder natural con un futuro brillante, según decían sus maestros.

–¿Te encuentras bien?– le escuchó preguntar con aquella sonrisa de gran carisma y agarre seguro sobre la cintura de ella.

–S-Sonic...– musitó la chica murciélago con un sonroje involuntario sobre sus mejillas al sentir la cercanía entre ambos –Sí– asintió para sonreírle con el encantó de la chica más linda del aula, como todos murmuraban.

Amy observó de reojo a los chicos de su clase, quienes mordían sus labios y desvían la mirada de ellos, celosos de perder contra él. Eran la proclamada nueva pareja del aula. Si bien Dawn era torpe, sin duda era muy hermosa, con sus grandes encantos femeninos, y su blusa, la cual se ceñía de sobre manera en el área del busto, se los hacía recordar todo el tiempo. Los hombres miraban al erizo con envidia y las mujeres a la murciélago en sus brazos deseando poder estar en su lugar.

–Ten más cuidado Dawn– la llamó Sonic por su nombre para colocarla en pie con la gracia que sólo un fino caballero podría tener –No me gustaría ver una marca en tal hermoso rostro– dijo con aquella sonrisa y expresión serena.

Amy percibió la escena asqueada. Sonic era un casanova entre todas las chicas de su sección. -"Él no"- pensó para fruncir el ceño al verlo desaprobatoriamente. Necesitaba alguien que fuera menos predecible que le erizo azul; Sonic le parecía un personaje aburrido, sin la chispa que necesitaba para traer a la vida a Aarón, el personaje principal en su historia.

–Estudiantes, por favor tomen sus lugares– habló la educadora al entrar al salón. –Es hora de empezar la lección.

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Terminaron las clases, y por fin una genuina sonrisa adornaba su rostro. Amy se encontró a Silver en el pasillo, como cada tarde al finalizar las clases, y le sonrió con calidez, provocando una sonrisa de regresó de su parte.

–¡Por fin!– dijo Amy con una sonrisa dibujada en su rostro. Festejando el fin de otro día escolar.

–Creo que es el único momento en el día que sonríes Ames.

–¡Shhh!– calló la eriza para tapar la boca de su amigo con ambas manos. –No digas eso– le susurró.

Silver rodó sus ojos en señal de exasperación y quitó las manos de ella con cierta brusquedad. Odiaba que hiciera eso.

–¿Realmente crees que alguien crea que tú eres Ames la escritora Online?– preguntó con cierto dejo de molestia en su mirar.

–Pues... no lo sé, puede ser– indicó para empezar su marcha y ambos encontrar su salida del edificio de aulas y escritorios ahora desierto. –Sabes que no deseo que eso pase, no quiero llamar la atención...– musitó con cierta timidez –Es mejor así– murmuró casi convenciéndose a sí misma.

–Como digas Amy– habló su amigo cortante; fijando su vista al frente.

Ella conocía esa mirada distante, Silver se había molestado con ella. De nuevo. Se sintió cual niña regañada en espera de un castigo; Amy odiaba que Silver se enojara con ella. De nuevo el silencio incómodo llegó para caminar junto a ellos y bailar a su lado con descaro.

–Oh, ¡Lo olvidaba!– exclamó Amy con una falsa sonrisa y la esperanza de aligerar la tensión. –Escribí un par de ideas nuevas que quiero que oigas para que me des tu opinión.

La vio de reojo con aquella mirada soñadora y una sonrisa cálida alumbrar su rostro, y suspiró resignado. Sus ojos de niña inocente lo habían logrado nuevamente. Silver la volteó a ver al fin y un amago de sonrisa se pintó en su rostro, asintiendo con la cabeza. Amy lo había logrado otra vez.

–Mira– dijo para abrir la mochila que colgaba a un lado –Puse que...– calló de golpe de pronto. Buscó su cuaderno color rosa y no logró encontrarlo en su mochila –Mi cuaderno– se dijo para revisar entre sus pocos libros que llevaba con ella de regreso a casa –¡Demonios!– gritó para correr de regreso por a la escuela.

–¡¿A-Adónde vas?!- preguntó Silver desconcertado.

–¡Enseguida regreso!– indicó sin parar –Debo traer mi cuaderno de mi clase– explicó para dejarlo atrás.

Su cuaderno era su tesoro y no podía dejar que nadie más lo viera. Sus apuntes, sus ideas, su verdadero ser detrás de páginas con borrones, tachones y uno que otro dibujo hecho a lapicero.

Amy cruzó por el pasillo para llegar al salón que tenía la señal "3-B" Indicando su número de año en secundaria y sección. Sonrió con alivió. Caminó hacia su aula cuando una voz la hizo detenerse frente a la puerta de madera. Había alguien adentro. Se acercó con cautela para asomar su cabeza y ver quién aún se encontraba en clases tan tarde.

–... ¿Dawn?– susurró Amy al ver a la murciélago de ojos azules y pelaje gris.

–S-Sonic...– murmuró ella con timidez. Amy se asomó un poco más para distinguir al erizo azul que la miraba con aquella expresión de felicidad imborrable de su rostro, era como si siempre llevara esa sonrisa cálida y ojos apacibles sin importar el día o situación que se le presentase. -Yo quería decirte que...– se interrumpió para verlo con una dulzura absoluta.

–¿Se le confesara?– se cuestionó Amy a sí misma con asombro, ahora más intrigada que antes. Eso podría servirle para un capítulo en su libro. Sonrió ante la idea para observar con atención.

–Tú me gustas mucho– logró hacer que sus labios dejaran salir el sentimiento de un corazón enamorado. Dawn lo observó con cautela, en espera a una respuesta de sus sentimientos ahora expuestos.

Amy la estudió de pies a cabeza, y a pesar que el diálogo era sumamente sencillo de plasmar en papel, las emociones y sensaciones detrás de las palabras eran más complicado.

–Dawn... –habló con condescendencia el erizo -Eres una de las chicas más hermosas e increíbles que conozco- amplió su sonrisa –Pero... yo...– dijo con una mirada llena de tristeza.

–"Es todo un Romeo"– pensó Amy con cierto desagrado. Aunque debía admitir que sabía muy bien como interpretar el papel.

–No lo digas– suplicó ella -Gracias por escuchar y ser tan dulce conmigo Sonic– le sonrió con esfuerzo para dar media vuelta y correr hacia la puerta; finalizando la conversación.

Amy se alarmó al verla ir hacia donde ella yacía espiando. Se alejó aprisa y se escondió detrás de una de las filas de casilleros de metal que yacían pegados por toda la pared a la par de su aula. Escuchó la puerta abrirse y luego verla correr por el pasillo al pasarla de largo; sin notar su presencia. Suspiró con tranquilidad al no ser descubierta por su compañera. Ahora sólo necesitaba ir por su cuaderno una vez que Sonic saliera y podría regresar a casa.

Asomó la cabeza nuevamente para verlo salir del salón y con una pequeña libreta en mano sonreír con amplitud. Una sonrisa diferente, una llena de regocijo y una mirada con un brillo diferente, casi malicioso. Ese no ere el casanova popular dulce con todos que ella miraba día a día. Parecía otro erizo. Amy lo vio escribir algo en su libreta que no alcanzó a leer desde donde se encontraba. Su mirada se quedó fija en ese nuevo erizo frente a sus ojos, cuando un ruido ensordecedor inundó el pasillo con música, haciéndola sobresaltar para escuchar entre su mochila su teléfono celular repicar con la música de Crush 40 y el tema Escape of the City. Se apresuró para sacarlo de entre sus cosas y ver en la pantalla de su iPhone la foto de Silver como llamada entrante.

–Demonios...– masculló para silenciar la canción.

–¿Amy Rose?– escuchó decir a sus espaldas para sobresaltarse y soltar el teléfono dejándolo caer al suelo.

Se volteó para verlo parado detrás de ella con aquella sonrisa gentil nuevamente y mirada apacible. Casanova había regresado. Amy buscó con un vistazo rápido su celular, el cual, yacía a los pies del erizo azul de zapatillas rojo con blanco. El erizo se percató de lo que ella miraba y le sonrió con dulzura –Tu teléfono– le dijo con galanura. Amy se agachó con rapidez para recoger su teléfono al mismo tiempo que el erizo chocando su cabeza con la de él haciéndolo retroceder torpemente debido al golpe.

–L-Lo siento– se disculpó la eriza adolorida al ver al erizo con una mano sobre su frente adolorido por igual.

–No te preocupes, fue mi error– le dijo sin afán –¿Tú estás bien?

–"De nuevo Don Perfecto"– pensó molesta –Sí– respondió tajante –Olvide algo– explicó cortante para tomar su teléfono del brillante piso de cerámica y aceptar la llamada de Silver que seguía sonando en silencio sobre el suelo; dándole a entender que no hablaría más con él y terminando su extraño encuentro para encaminarse a su salón. –Sí, ya salgo– respondió Amy a las preguntas de su amigo del otro lado del auricular mientras se alejaba del erizo quien la imitó y siguió su camino por el pasillo.

Amy entró al salón para terminar la llamada de Silver y suspirar aliviada. Colocó su mano sobre su cabeza adolorida. Casi muere del susto al ver a Sonic detrás de ella, pero no había forma que él supiera lo que se encontraba haciendo. Amy se dirigió a su lugar para coger su cuaderno que yacía bajo su escritorio y salir del salón con la intención de reunirse con Silver cuando algo llamó su atención en el suelo del pasillo.

–¿Uh?– exclamó curiosa para ver el cuaderno de forro café. –Esto es de él– se dijo para tomarlo del piso. Amy vio de reojo a ambos lados percatándose de que no hubiera nadie cerca, como cometiendo un crimen o pecado imperdonable, y así, lo abrió intrigada de su contenido. Leyó lo que había en sus hojas en líneas para quedarse atónita de lo que miraba. Una lista que llevaba por título "Chicas conquistadas" y una lista interminable de nombres con un pequeño cheque a la par de cada uno. El último de los nombres con cheques a su lado era Dawn y debajo de éste estaba su nombre para darle final a la lista. –Esto no es posible...– murmuró asombrada.

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Había llegado muy temprano esa mañana para revisar por todos y cada uno de los rincones. Hojas sueltas, proyectos, cuadernos de sus compañeros, pero no lo que buscaba con desesperación. Su cuaderno. Sonic revisó cada escritorio, cada rincón del salón jurándose a sí mismo que él había usado su cuaderno ahí por última vez.

–Buenos días– escuchó una voz para sobresaltarse y ver a la eriza rosa de mirada fría y púas largas.

–Amy Rose– le sonrió para borrar todo rastro de preocupación –¿Qué haces aquí tan temprano?– cuestionó ocultando su frustración por ya no ser el único en el salón.

–Mi turno de limpiar el aula– indicó para señalar la pizarra con los turnos asignado.

–Oh, claro.

–¿Y tú?– preguntó ahora ella para caminar a su lugar.

–Oh bueno...– dijo intentando ocultar su irritación ante la pregunta –Perdí algo aquí ayer por la tarde.

–Oh... ¿Te refieres a esto?– cuestionó Amy para sacar aquel cuaderno de pasta café y enseñárselo.

–¡Sí, eso!– respondió con alegría y alivio para acercarse a ella –Estaba muy preocupado– explicó para alzar su mano hacia éste cuando Amy lo alejó de su alcance, provocando que el erizo la viera con desconcierto por su acción.

–Dime ¿qué es exactamente tu lista de "Chicas Conquistadas" y por qué mi nombre aparece ahí?– preguntó Amy con fisgoneo.

–¿Eh?– exclamó Sonic con una expresión de pánico inminente.

–¿O debería de preguntarle a las chicas que te han abierto su corazón confesándote sus sentimientos?– preguntó con una falso desconcierto –Porque, estoy segura que cada una de estas chicas se te ha confesado, es más, tienes la fecha apuntada– señaló para abrir el cuaderno y señalar la fecha a la par de un nombre al azar –Eso sería una muy mala reputación para el ídolo de esta escuela ¿no lo crees?

La máscara de condescendencia y felicidad se rompió para que un ceño fruncido y unos labios apretados en señal de molestia se dejarán ver. Una verdadera emoción de parte del erizo azul. Parecía que las suposiciones de ella era correctas.

–Devuélvelo, ahora– ordenó.

Amy esbozó una sonrisa disimulada. Eso era perfecto, él sería quien le daría vida a su protagonista y la ayudaría a terminar su historia. Sonic sería el personaje perfecto.

–No puedo hacer eso– negó ella para colocar el cuaderno en el bolsillo de su falda –Esas chicas necesitan saber cómo las manipulaste una a una, es su derecho.

–¡No te atreverías!– dijo con un dejo de miedo en su voz.

–Claro que sí– asintió impasible –A menos que...– musitó sombría.

–A menos que ¿qué?– preguntó con cautela el erizo.

–A menos que me enseñes sobre el amor.

–¿Eh?

–Necesito aprender sobre los sentimientos de una pareja y tú me ayudarás a completar mi misión Sonic the Hedeghog- sentenció.



Bien quiero hacer un par de aclaraciones importantes que deben de saber y datos curiosos que son curiosos de saber XD!

1. Todo los fragmentos de la historia de Amy empezaran con -.-.-.- y terminaran de la misma forma. Para que no se pierdan entre -Diálogos- y "Pensamientos" y más que nada para aclarar que lo que ella escribe no pertenece directamente a lo que pasa en la historia de Fictional Love.

2. Los fragmentos sobre la historia que Amy se encuentra narrando, son fragmentos reales sobre mi historia El Reino de Fuego, la cual también encontrarán aquí completa; los cuales se alteran más adelante para propósitos de la historia.

3. La banda Crush 40 es la banda sonora que interpreta varios de los juegos de Sonic y quise agregarla.

4. Dawn, el personaje que se hace mención es un OC (Pertenece a mi historia de Underworld, la cual se encuentran aquí también). Posiblemente se hablen de otros OC como relleno o personajes secundarios (Es una escuela, necesito llenarla con demasiados personajes XD) Pero no serán de aspecto relevante en el transcurso de la historia.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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