The Closeth

-¿A qué te refieres con que Amy es diferente?- cuestionó Silver para verlo con intriga.

-Sonic es...- calló el zorrito para ver la hamburguesa a medio comer frente a él.

Tails sabía que había algo extraño con Sonic cuando le había dicho que pensaba llevar a Amy Rose a la cena de beneficencia de su padre, la cual era el evento de caridad más importante del año. El padre de Sonic era uno de los más estrictos y duros erizos que habían sobre la tierra. Si Sonic pensaba llevar a la chica más rara de toda la escuela a dicho evento es porque había algo ahí.

-Bueno, digamos que no es el tipo que se compromete- completó el zorrito -Por eso es que creo tu amiga tuvo que hacerle algo- acusó.

-"Suena algo que Amy haría"- pensó Silver -"¿Chantaje tal vez?" Bueno... ¿Y qué quieres que yo haga?- preguntó evasivo. Si Amy realmente había hecho algo como eso no había mucho que pudiera hacer.

-¿No te importa que ella pudiera estar chantajeando a mi amigo?- inquirió Tails en forma de regaño.

-No realmente- negó Silver con la cabeza -Es decir, ¿qué secreto oscuro puede tener tu amigo como para que Amy tuviese tanto poder sobre él?- preguntó el erizo plateado con una sonrisa para darle otra mordida a su hamburguesa.

-¡Eso es!- gritó el zorrito para ponerse en pie -"Su cuaderno, sería la única razón por la cual Sonic haría algo como eso" -pensó con una amplía sonrisa.

-¿Qué es?- curioseó Silver intrigado por la reacción de Tails.

-Lo siento, debo de encontrar a Sonic- se despidió para dejar dinero sobre la mesa y salir a toda prisa del restaurante.

-¡E-Espera!- dijo Silver con apuro, pero sin lograr detenerlo.

Lo observó salir apresurado, confundiéndolo. Silver se quedó pensativo, ¿Sería que Tails había descubierto algo? Le dio un sorbo a su soda, mientras aquella mirada impasible y rostro sin emociones se mantenía.

-Entonces Don Perfecto, no es tan perfecto- se dijo a sí mismo. -Interesante.

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El viento acariciaba su rostro mientras la adrenalina recorría su sangre y lo impulsaba en seguir. Sintió la gravedad cero para ver hacia sus pies, y notar la rampa a varios metros de distancia. Nada lo hacía sentir tan vivo como eso.

-¡Sonic!- escuchó un grito a distancia.

Realizó una maniobra con su Extream Gear y se deslizó sobre aquella rampa metálica futurista y le sonrió a su amigo con naturalidad al divisarlo. Una cara amigable para variar. Sonic paró su patineta para bajarse con el aliento entrecortado por el arduo ejercicio de ese día.

-Tails- dijo a manera de saludo -Tiempo sin verte amiguito- habló afectuoso.

-¡Ella lo sabe ¿no es cierto?!- acusó Tails en forma de reproche -Sobre... tú sabes...- murmuró cual secreto.

Sonic abrió sus ojos por completo al escuchar sus acusaciones. Se sintió descubierto y a la vez no sorprendido del todo, pues Tails era el mejor en descifrar acertijos que él conocía, después de todo quería ser un gran científico.

-Asumo que por ella hablas de Rose, y por "Tú sabes" te refieres al listado- dijo Sonic con un suspiro de cansancio. -Sí, así es- asintió desganado.

-¡Aja!- exclamó victorioso el zorrito -¿Por eso es que la invitarás a la cena?

-Bueno, sí y no- respondió divertido -Realmente yo la invite porque me es útil.

-¿Cómo útil?

-Sabes que Shadow tiene una perfecta pareja según mi padre- indicó -Y yo necesito a alguien que pase desapercibida y más que nada, que entienda que esto no es una cita romántica o nada relacionado.

-Oh... eso tiene sentido, supongo- dijo Tails con alivio -Pero parece que tú ganas en todo aspecto- dijo el zorro pensativo -¿Qué obtendría ella de todo esto?

Recordó de nuevo las palabras de ella: "Cinco misiones serán suficientes"; a cambio de ese favor el debería de complementar tres misiones restantes, y una de ellas involucraba besarla.

-Mi ayuda en... - calló pensativo -Un experimento que está haciendo- habló desganado.

-¿Entonces no te está chantajeando?- preguntó Tails con cierto alivio.

-En este punto de nuestra relación- habló el erizo para tomar su equipo de patinaje y empezar a caminar fuera del parque de patinetas -Es algo más bien de mutua conveniencia.

-Oh, entonces no he de preocuparme- habló Tails aliviado.

-Puedo manejar todo esto Tails, no te preocupes- dijo para guiñar un ojo con total confianza. -Todo está bajo control.

Se despidió prontamente de su amigo de dos colas e inició su camino de regreso a casa respectivamente. Sólo Knuckles y Tails sabía de aquel pasatiempo poco convencional, a lo que su padre se negaba a que practicara. Una perdida de tiempo insistía él; pero para Sonic era algo casi tan bueno como correr.

Era de noche, bastante tarde ya. Después de su aventura en el centro comercial de esa tarde había ido directo al parque de Skateboard para disipar todos sus pensamientos, mientras su familia creía que yacía encerrado en su habitación estudiando arduamente para un examen de biología que tendría la otra semana.

Sonic escaló la enredadera que yacía pegada a la pared, subiendo con gran agilidad para llegar hasta la ventana de su habitación. Entró con sigilo en la oscura recámara y cerró silenciosamente las ventanas.

-Bienvenido a casa hermano- escuchó la voz más irritante del planeta entre las sombras.

Sonic encendió la luz de la lámpara de noche a la par de su cama para ver al erizo negro sentado en su sillón de cuero ojeando uno de sus libros desinteresadamente.

-¡¿Qué diablos haces en mi habitación?!- le gritó explosivo el erizo azul.

-Era hora de cenar- respondió Shadow mientras seguía escudriñando el libro -Hace una hora, Padre me mando a llamarte- explicó para verlo con una mirada maliciosa.

-¿P-Padre?- balbuceó con miedo en su voz. -"¡Les dije que no quería que me molestaran!"- pensó con rapidez.

-Sin embargo, le dije que estabas estudiando- aclaró el erizo negro para ponerse en pie, regresando el libro a la estantería.

-¿Eh?, ¿Por qué?- preguntó Sonic con desconfianza.

Shadow le sonrió malicioso y a su vez con un aire de diversión.

-Sé lo que estás haciendo Faker- respondió -Transformando a la más patética oruga en una falsa mariposa, encantador- habló con sarcasmo. -Quiero ver cómo este patético plan tuyo fracasa, no existe ningún interés de otro tipo o afecto de hermandad para que te haya encubierto.

-No fallara- indicó Sonic molesto.

-Oh, ingenuo hermano- sonrió Shadow con prepotencia para encaminarse a la puerta de la recámara de su hermano menor -Ya empezó a desmoronarse.

Sin decirle nada más lo vio partir. Sonic resopló molesto; Shadow realmente sabía sacarlo de sus casillas. Ese plan funcionaria, fuera cual fuera el precio que tuviera que pagar para lograrlo.

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Los días pasaron más rápido de lo que alguna vez pensó, y la ansiedad estaba haciendo estragos en ella. Amy no había podido darle la cara al erizo azul luego de su visita en el centro comercial, no sin sonrojarse ante su sonrisa. Cada vez que lo veía caminar por los pasillos daba media vuelta o entraba al baño de mujeres. Huía de él, o tal vez no de él, sino de los recuerdos que eso evocaba en ella.

-"¿Y quién dice que no quiero?"- recordaba incesantemente haciéndola sonrojar con el recuerdo del cálido aliento acariciar su oreja -Estúpido erizo... estúpido, estúpido- murmuraba casi incomprensible mientras golpeaba con fuerza la masa en sus manos.

-¿Qué sucede contigo?- le preguntó Silver en voz baja. -Fue tu idea tomar esta clase de cocina y arrastrarme contigo- le reclamó -Al menos pon atención.

Amy lo vio con aquella expresión molesta, la cual últimamente se mantenía constantemente en su rostro, en especial luego de haber salido con Sonic aquel día. Silver parecía molesto por algo, aunque aún no sabía qué podía ser; parecía que al igual que ella, Silver tenía su propio secreto que no quería contarle.

-Es que...- musitó Amy sin saber cómo completar esa frase. ¿Debería contárselo? Calló por un par de segundos, y parecía que Silver esperaba un tipo de respuesta o confesión. -Te siento extraño conmigo- completó al fin. No podía decirle más allá de lo que él ya sabía.

-Amy... - suspiró consternado -Me preocupa tu relación con ya sabes quien- musitó para seguir amasando la harina frente a él en un intento de hacer un pie de moras según les había pedido el profesor anteriormente.

-"¿Y quién dice que no quiero?"- el golpe vino a su mente haciéndola sonrojar con la intensidad de un volcán. -¡TODO ESTÁ BIEN!- gritó avergonzada, captando la atención de todos en la clase de cocina.

Un silencio incómodo se creó luego de su grito desmesurado. La vista de todos se mantuvieron fija en ella.

-¿Algún problema Señorita Rose?- preguntó el Chef.

Amy clavó su vista al suelo con su rostro cual tomate para negar con la cabeza con fuerza. Silver sonrió divertido, ahogando una risa hilarante ante la escena; la aparición de la antigua Amy salía de entre las sombras a raíz de esa extraña relación con el erizo más popular de la escuela.

-Me gusta verte de nuevo Amy- le sonrió cálidamente.

-¿De qué hablas?- le preguntó confundida.

-Nada- negó con la cabeza sin poder borrar aquella expresión de felicidad en su rostro -No importa.

Amy había cambiado mucho desde la primaria; se había cerrado en sí misma, borrando sus emociones para protegerse del mundo exterior y de aquellos quienes insistían en verla como un fenómeno.

-Por cierto- habló Silver nuevamente -¿Qué harás este sábado?, habrá un maratón de películas de terror a las seis de la tarde, ¿Estarás libre?

De nuevo su mirada se clavó a sus pies y aquel sonroje indeseado regresó a sus mejillas. Ahí debería de verlo, debería de ver aquella sonrisa seductora y esos ojos color esmeralda, los cuales, parecían desnudar su alma. Una palabra, una caricia, una falsa acción que la hacía estremecer.

-T-Tengo planes- respondió Amy febrilmente.

-¿Planes?- repitió intrigado -¿Te refieres con...

-Es una misión- le interrumpió ella. -Esa era la condición para ayudarme- explicó, casi liberando todo ese peso de encima.

-¿Misiones?

-Es la única manera- respondió ella viéndolo al fin. -Él aún tiene pendiente la misión número... -calló pensativa. Amy aún necesitaba ese beso. Tal vez ese era el juego del erizo, avergonzarla tanto que ella no quisiera verlo para hacerla desistir. -"Eso no va a suceder Sonic"- pensó con una sonrisa -La completará le guste o no.

-Me da miedo esa mirada decidida- le sonrió Silver divertido -Sólo ten cuidado.

-No te preocupes, tengo todo bajo control.

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Había mandado a traerla con su chofer, pues su padre no dejaba de pedirle ir y venir con diferentes cosas para terminar los últimos detalles de la cena de esa noche. Sonic vio con desesperación el reloj de pared del comedor en espera de ella, eran las 6:16 PM. Los invitados llegarían a las siete de la noche, pero era obvio que su familia y sus respectivas parejas deberían de estar antes.

Amy lo había evadido casi todos los días después de su interesante día de compras, cosa que en otra oportunidad hubiera sido un golpe de alegría, pero en esta oportunidad realmente se lo había hecho muy difícil para darle las instrucciones finales, que era ir a un prestigioso salón y SPA en Station Square para que se arreglara apropiadamente para dicho evento.

-"Espero hayan podido hacer algo con ese desastre andando"- pensó Sonic con cansancio y cierta preocupación.

Las luces del automóvil iluminaron el ventanal del comedor al entrar por los portones de hierro, indicándole que su chofer había regresado con su invitada. Sonic suspiró con pesadez, ansioso. Caminó a prisa a la puerta principal, no sin antes verse en el espejo del recibidor. Vestía un smoking negro de corte recto, una camisa blanca formal y una corbata de moño negro. No era su estilo realmente, pero era una fiesta de etiqueta al fin de cuentas. Sonic no le dio mayor importancia y así abrió la gran puerta de madera oscura hábilmente tallada para abrirle paso a la primera chica que traía a casa en su vida.

-Sí, gracias- la escuchó despedirse del conductor designado.

La vio salir con elegancia para verla llevar puesto aquel hermoso vestido rojo sin tirantes, acentuando perfectamente su pequeño cuerpo. Sus ojos resaltaban como gemas preciosas bajo la luz de la luna, su cabellera larga yacía recogida con un hermoso listón rojo brillante que era adornado con una moña de lado. Una chalina de rojo transparente cubría sus hombros desnudos; un color rosa pálido brillaba sobre sus labios carnosos y por primera vez la vio como una chica, no como una la freak que todos en la escuela decían que era.

-Bien, aquí estoy- habló la eriza prepotente -Eres realmente un perfeccionista compulsivo- se quejó -El arreglo del cabello no era necesario- indicó Amy para caminar hacia él.

-Era necesario- le sonrió -Eras todo un desastre- se burló Sonic divertido -Pero me alegra haber hecho la inversión, valió cada centavo- indicó para verla de pies a cabeza con una mirada pícara.

Su respiración se entrecortó al sentir de nuevo aquella mirada fija sobre ella, pero no por eso le desvió la suya. Ella terminaría esa misión le costase lo que le costase para así cobrar su merecida recompensa. Amy caminó hacia él fingiendo una seguridad y confianza en sí misma que ella sabía que no poseía.

-Bien, ¿Qué se supone qué haga ahora?- le preguntó Amy de mala gana.

Sonic arqueó una ceja ante su comentario mordaz. La chica de mirada fría y rostro inexpresivo había regresado.

-Bueno, en sí, lo único que debes de...

-¡Sonic!- un gritó le interrumpió, borrando aquella sonrisa divertida y actitud relajada. Era él, era Padre. -¡¿Dónde te has... ¿Uh?- calló el erizo de avanzada edad para verlo con una eriza en la entrada de la mansión. -¿Es ella tu pareja?- preguntó para ver a la eriza rosa minuciosamente.

-Oh, padre- le sonrió Sonic con cordialidad -Déjame presentarte a mi pareja de esta noche- presentó para tomarla de la mano con delicadeza -Ella es Amy Rose.

Amy notó aquella máscara de cordialidad y falsa felicidad que de repente había decidido usar, la misma máscara que usaba todos los días en clase, el mismo chico que le parecía un personaje aburrido y monótono. Ese no era Sonic. -Señorita Rose, es un gusto que pueda acompañarnos- le saludó el padre del erizo azul. Su mirada fría y facciones toscas la hacían estremecer; se miraba alguien difícil de tratar.

-El placer es todo mío- saludó Amy impasible, provocando que le sonriera.

-Buena elección, hijo- felicitó para entrar a la casa nuevamente -Adelante, los invitados no tarde en venir.

-"¿Elección?"- pensó Amy de repente. -"¿Es por él que Sonic puso tanto empeño en que todo saliera perfecto?"

Amy lo volteó a ver para verlo suspirar aliviado. Sonic la vio y con una expresión más seria y una sonrisa falsa la sujetó con suavidad de la mano adentrándola a su residencia. Amy no pudo evitar fijar su vista en su mano que yacía sobre la de él, no había sensación eléctrica está vez, no sentía la misma calidez. Todo era falso, y ella lo sentía ¿Por qué?

-Su abrigo señorita- le indicó uno de los sirvientes de la enorme mansión. Amy sintió como le quitaban con delicadeza la chalina roja para guardarla en un armario en el recibidor. Todo era tan formal y elegante como imaginó alguna vez que sería. -¿Algo más que se les ofrezca Joven Sonic?- preguntó el mayordomo.

-No, no Stevan- negó -Estoy seguro que mi padre necesitaba ayuda con el banquete, ve con él.

-Sí señor- asintió para despedirse con una reverencia.

Amy observó el gran vestíbulo de reojo. Todo se miraba costoso y fino. Ella sabía que Sonic poseía dinero, pero no tenía idea que tuviese tanto; cuando le indicó que un chofer pasaría por ella esa tarde casi muere, pero él le recordó la Misión número 5, que era obedecerlo en todo, así que no tuvo opción, además, no sabía donde vivía.

-La festividad será en el jardín- le dijo sobrio para guiarla con delicadeza por el vestidor, cual caballero haría -Habrá un banquete que creo te parecerá...

Amy paró de repente. Sonic se detuvo extrañado y un ceño fruncido y expresión de molestia podía divisarse en el rostro de la eriza, algo la había irritado de repente. Su compañera parecía estar molesta con él.

-¿Te he incomodado?- le preguntó Sonic confundido.

Amy lo tomó con fuerza del brazo y lo encaminó al armario de abrigos que yacían a la par del gran espejo del recibidor, adentrándolo junto con ella, cerrando la puerta una vez dentro. Amy encendió un pequeño bombillo sobre sus cabezas mientras los abrigos de piel y telas finas les hacían difícil moverse y tomar una distancia considerable uno del otro.

-¿El armario?- cuestionó Sonic para verla desconcertado.

-Misión Número 3- habló la eriza con el ceño fruncido y mirada desafiante. -¡Aquí, ahora!- ordenó.

-¡¿Eh?!- exclamó el erizo azul borrando aquella expresión impasible -¡¿Qué demonios sucede contigo Rose?!- preguntó alarmado ante su extraña petición.

Amy sujetó su rostro con fuerza y se aceró a él lo suficiente como para que sintiera su cálido aliento sobre su piel y el olor a fresas de su brillo labial podía ser fácilmente percibido. -Bésame- ordenó la eriza con un suave ronroneo.

Sonic intentó tomar su distancia de ella pero los abrigos se lo impidieron; su respiración se aceleró y la temperatura de su cuerpo se disparó. Ella estaba demasiado cerca de él. Sonic la vio acercarse lentamente a él y no pudo moverse, no pudo resistirse, únicamente cerrar sus ojos con fuerza en espera de aquel beso al cual había intentado huir tan fervientemente.

Sonic sintió la calidez de sus labios sobre su piel provocando que abriera sus ojos con lentitud viéndola alejarse de él con una sonrisa traviesa. Un beso a penas perceptible, pero con la calidez como para derretir un iceberg. Sonic elevó su mano a su mejilla para sentir el labial con la forma de sus labios pintados sobre la misma.

-Misión tres, completa- le sonrió Amy complacida.

-¿La mejilla?- logró articular Sonic con aquel intenso sonroje pintado en las mismas.

-Tendré que aumentar el número de misiones debido a esto- regañó la eriza con una falsa molestia. -Pero si esto te hace despertar supongo valdrá la pena.

-¿De qué hablas?- cuestionó confundido.

-Si quieres ser Don perfecto con tu familia hazlo- indicó Amy con un dejo de desinterés en su voz -Pero conmigo...- dijo para silenciar por una segundos, poniendo su mano en el pomo de la puerta -Sé el mismo patán grosero que siempre eres- pidió sonrosada. -Odio que seas tan falso... tan no tú.

Amy giró la perilla de la puerta con la intensión de salir de aquel armario. Había tenido que desperdiciar su misión número tres con tal de hacer regresar al Sonic real. Si él actuaba como Don Perfecto entonces no podría escribir en su novela, tenía que hacerlo ser el mismo de siempre para que funcionara.

Amy abrió la puerta lentamente para sentir como él la cerraba nuevamente con rapidez, obligándola a permanecer dentro.

-¿Qué te pasa?- le preguntó la eriza rosa para voltearlo a ver y verlo con aquella mirada intensa sobre ella, la cual la hacía secar la boca. -T-Tenemos que ir con...

Amy se pegó a la puerta por completo al erizo colocar ambas manos de lado a lado de su cabeza, acorralándola. Aquella sonrisa confiada adornaba el rostro de Sonic nuevamente, esa sonrisa que ella había aprendido a temer y a estremecerse bajo la misma. Estaba a su merced, ¡En un armario!

-¿Realmente quieres tan desesperadamente que yo sea yo mismo?- le susurró Sonic con aquella voz ronca que hacía sus piernas flaquear -¿Te imaginas lo que podría hacerte en un lugar como este?

Esa era una advertencia que ella había entendido a la perfección, sabía que debía de salir de ahí, pero aunque lograra abrir la puerta, sabía que sus piernas no responderían. Sonic la miraba, en lo que parecía, la espera de una respuesta, a lo cual ella sólo pudo negar sutilmente su cabeza. No podía articular sonido alguno. El obsesivo del control estaba de regreso.

-Confesaré- dijo el erizo azul para pegar su cuerpo contra el de ella y así acariciar con suavidad su rostro, haciéndola estremecer -Que te ves muy hermosa el día de hoy... Rose.

-"¡Hermosa!"- gritó en su interior con una alegría y excitación que no podía imaginar que existiera por escucharlo venir de sus labios.

-Rose, yo creo...

La superficie a sus espaldas de pronto se movió y así sintió su cuerpo caer al alguien abrir la puerta del armario donde ambos se encontraban cayendo bruscamente al suelo de marfil pulido. Amy sintió a Sonic caer pesadamente sobre ella, amortiguando su caída.

-¡¿Faker?!- escuchó una voz que sonaba irritada para que unos ojos carmín los vieran con fuego en su mirada.

-¿Amy?- alguien la llamó por su nombre para ver un rostro familiar. Un erizo de franjas rojas y una gata color lila los miraban con sorpresa.

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