My Brother
Abrió los ojos con pesadez, en general, podía decir que todo su cuerpo se sentía tan pesado como una roca, y eso definitivamente no era común. No en él. Sonic intentaba hacer memoria, recordar qué había pasado. Ese día había tenido un problema con Amy, uno que llevó al fin de su relación. Ese pensamiento lo hizo sentir una punzada de dolor en el pecho "Ahora no, concéntrate" se regañó a sí mismo.
Por fin logró abrir sus ojos completamente, para visualizar lo que tenía a su alrededor. Una habitación mohosa con una bombilla amarilla que prendía del techo. Sus manos yacían atadas al igual que sus piernas. Intentó liberarse, pero no pudo aflojar las sogas que lo aprisionaban. Resopló molesto adentrándose nuevamente en sus recuerdo ¿qué había sucedido después?
–Recuerdo que fui a entrenar– murmuró pensativo –Y luego...
Se exaltó al recordarlo. Había ido a la pista y se había quedado más tarde de lo usual, Sonic no había querido a detenerse a pensar acerca de lo sucedido ese día. Una vez que el sol estaba ocultándose tuvo que retirarse, y ahí, saliendo de la escuela, alguien lo tomó por detrás poniendo un pañuelo rojo que tenía un olor extraño; algo que después de unos segundos lo hizo sentirse muy débil y con sueño.
–Bien, bien, bien– escuchó al abrirse la puerta de pronto –Mira quién despertó.
–¿Tú?– dijo Sonic confundido. –¡¿Qué demonios está mal contigo?!– gritó molesto –¡Suéltame!
–Lo lamento, eso no es posible. Verás Sonic the Hedgehog, tú y tu gran ego que siempre se encuentra alardeando de tus muchas conquistas, creyéndote superior a los demás... viéndonos a todos de menos– dijo Scourge con resentimiento –Todo eso tiene un precio que deberás de pagar– habló con una sonrisa torcida –O mejor dicho, tu rica familia.
–"Esto es un secuestro real"– pensó incrédulo.
–Sin mencionar que es un castigo bastante apropiado para que ella entienda las consecuencias de sus acciones.
–¿Ella?– inquirió Sonic confundido.
–Sí, tu nov—digo tu ex novia, Amy Rose.
–¡NO TE ATREVAS A PONERLE UNA MANO ENCIMA!– amenazó al escuchar su nombre.
–Por lo contrario Sonic– sonrió de nuevo –Esa siempre ha sido mi intención– dijo por último, saliendo de la habitación.
Un sudor frío recorrió sus sienes y el recuerdo de la muñeca lastimada de Amy vino a él. ¿Scourge había hecho eso? No entendía qué estaba pasando y cómo es que Amy estaba involucrada en eso. No era un secreto que su familia tenía dinero, y sabía de primera mano que Scourge no era alguien tan tonto como para secuestrarlo, era un chico problemático, no un pandillero... o eso creyó siempre.
–Rayos– bufó intentando soltarse nuevamente –Tengo que salir de aquí.
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Corrió a prisa por las calles sintiendo su pecho arder. No estaba acostumbrada a hacer tanto ejercicio, menos bajo el abrazador sol. Amy siguió su carrera intentando obviar el dolor de sus piernas, si pensaba en ello caería al suelo y no estaba segura si podría levantarse nuevamente, debía de llegar con él.
Amy vio a la distancia la gigantesca mansión de color blanco obligándose a correr aún más rápido. Escuchó la bocina de los autos al atravesarse la calle sin siquiera voltear y a uno que otro alzarle la voz por su desconsideración. No importaba, nada importaba. Paró al fin frente a la puerta, recuperando el aire perdido y un tanto mareada. Tocó la puerta fuertemente con su puño cerrado con gran desespere cuando ésta se abrió, y para su sorpresa, ver que era Shadow quien abría la misma.
–¿Ro...
–¡Tienes que ayudarme!– interrumpió Amy desesperada –¡Tienes que ayudarme a encontrarlo!
–Escucha, yo... ¿Rose, te sientes bien?
–Yo sé...– murmuró sintiendo todo darle vueltas. Tal vez exigirle a su cuerpo de esa manera no había sido la mejor idea –Yo sé quién... fue.
Shadow la vio desplomarse sin energía frente a la puerta de su casa con un rostro pálido, haciéndolo preocupar. La tomó en brazos y la adentró a los interiores de su casa; parecía que la noticia le había afectado a ella más de lo que hubiese creído.
Shadow había estaba a punto de marcharse cuando ella tocó su puerta desesperadamente, y la hubiese dejado al cuidado de su personal de no ser por sus últimas palabras. ¿Ella en serio podría tener información valiosa de quién pudo haber sido el responsable que su hermano no estuviera?
Shadow la recostó en su cama, y con un par de toallas húmedas refrescó su cuello y rostro en un intento de hacerla despertar. Se le veía exhausta. ¿Desde dónde vendría corriendo? Pensó distraído. Escuchó un quejido moribundo alertándolo. Por fin estaba recuperando la conciencia. Al menos parecía estar bien.
–¿Cómo te sientes?– le preguntó una vez que la vio abrir los ojos.
–Mejor– respondió la eriza sentándose sobre las sabanas color carmín. Amy reconocía ese lugar, era su habitación, la del erizo negro, la cual examinó con la vista por varios segundos. No había tenido tiempo de apreciarla la última vez que había estado ahí.
–Odio traerte aquí– se quejó molesto, desviándole la mirada. Shadow se había percatado de lo que ella estaba observando –Te he dicho que yo no traigo a chicas como tú a mi habitación.
–Lo lamento– se disculpó sonrojándose con fuerza. Entendía a qué se refería con eso –¿Por qué no me llevaste a otro lado entonces?– se atrevió a preguntar.
–No quiero que Padre te vea.
–Oh...– exclamó sin estar segura por qué eso era una mala idea.
–¿Quién lo hizo?
–¿Eh?
–Dijiste que sabías quién se había llevado al odioso de mi hermano, ¿Y bien?
Amy recordó la razón por la que yacía ahí y todo lo demás dejó de importar. Se sentó sobre la cama recordando nuevamente lo sucedido en la mañana. Había faltado a todas sus clases para correr hacia la casa de Sonic y buscar por Shadow, después de todo el estudiaba para trabajar en las fuerzas especiales.
–Scourge... Esto es mi culpa.
–¿Cómo...
Golpes en la puerta lo obligaron a callar, escuchando una voz del otro lado que decía: –Joven Shadow, su padre lo solicita verlo.
–Enseguida voy– respondió de mala gana, dirigiéndose a la puerta –No te atrevas a salir de aquí, ¿Has entendido?
Amy asintió con la cabeza, viéndolo partir. Parecía hablar muy en serio.
Una vez sola, de nuevo la culpa volvió a caer sobre sus hombros. De haber sabido que todo iba a terminar de esa manera jamás le hubiera pedido a Sonic que se involucrara con ella, jamás le hubiera dicho sus sentimientos, jamás se hubiera interpuesto entre Sally y él.
Se dejó caer de espalas sobre la cama de tersas sabanas, sintiendo las lágrimas rodar por sus mejillas, no era justo todo lo que estaba pasando. Amy sujetó la almohada que yacía a un lado de su rostro con la intensión de cubrirse la cara y llorar cuando algo llamó su atención.
–¿Un cuaderno?– dijo al ver un cuaderno de pasta desgastada oculto. Se sentó sobre sus rodillas y vio escrito sobre éste "Sonic" y debajo de su nombre "1-B" –¿Un cuaderno de primaria?– se cuestionó, sin saber qué haría algo como eso en la habitación de su hermano, más aún, en su cama. Amy abrió el cuaderno, esperando encontrar viejos apuntes o algo parecido, pero en su lugar encontró algo diferente, leyendo su contenido a gran velocidad. –¡¿Eh?! Esto es...
–¡¿Qué crees que haces?!– la voz fría y tosca del erizo negro inundó su habitación. –¡Dame eso!– exigió arrebatándole el cuaderno de las manos. No se había percatado en qué momento había regresado, pero sin duda lo que quiera que su padre hubiera querido hablar con él había sido muy breve.
–¿Sonic escribió eso?– preguntó Amy curiosa. Shadow se mantuvo en silencio sin responder, desviando su mirada al cuaderno en sus manos con una mirada pensativa. –No... tú lo hiciste, ¿no es cierto?
–Eso fue hace mucho tiempo– espetó guardando aquel viejo cuaderno en su librera.
–No entiendo, por qué escribirías historias cortas en un cuaderno con el nombre de... a menos que...– calló viéndolo con sus ojos abiertos de par en par, recordando las palabras de Sally: –"Sonic y Shadow siempre han sido como el agua y el aceite... Nunca han congeniado, excepto una vez... Cuando su madre murió"
–Olvídalo Rose– ordenó ya de mal humor.
–¿Tú las escribiste para él?
–Dije que lo olvidarás.
–Cuando su madre murió, ¿no es cierto?
Una mirada fría la hizo estremecer. Shadow no parecía querer aceptarlo a voces, pero tampoco se lo había negado. A eso se refería Sally cuando le había dicho que Shadow había estado para Sonic a su manera muy particular.
–¡Lo sabía!– dijo feliz –¡Sí le tienes aprecio!– Una mirada intensa se hizo presente haciéndola omitir otro comentario al respecto. Aunque la tonta sonrisa no podía borrarse de su rostro. Amy vio de nuevo el cuaderno en la librera, entristeciendo la mirada, entonces Shadow realmente estaba preocupado por su hermano menor, por eso yacía el cuaderno bajo su almohada.
–Alguien llamó ayer muy tarde por la noche– habló el erizo negro –Piden una recompensa por él... o si no...
–¡No, Scourge no sería capaz de...– no pudo completar el enunciado. No estaba segura si realmente Scourge era capaz o no de hacer algo como eso. De por sí, jamás pensó que haría tan extremo como secuestrar a Sonic –Tienes que encontrarlo Shadow.
–¿Quién es Scourge?, ¿Y por qué dices que fue él?
–Mira– dijo desganada, entregándole la nota de aquella mañana –Él quiere vengarse de mí... por pegarle una bofetada y rechazarlo– recordó con pesar.
–Ese mal habito tuyo le ha costado a mi hermano muchos problemas.
–Él quería lastimarlo... yo...
–Y lo hizo, no sólo a él, a todos los que se preocupan por él. Incluida tú– aseveró inexpresivo, viéndola bajar la cabeza –Ahora lo importante es traerlo de regreso– dijo viendo como se formaba una sonrisa de esperanza en la eriza rosa –No puedo permitir manchar el nombre de los The Hedgehog, y además, me servirá de entrenamiento.
–Gracias... Y no te preocupes, sé que estará bien– alentó Amy, sabiendo que ocultaba sus verdaderas emociones por el acontecimiento. Shadow le desvió la mirada dándole así la espalda, era obvio que jamás se lo admitiría ni a él mismo.
–Será mejor empezar a trabajar, no hay tiempo que perder.
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Habían pasado gran parte del día y la tarde en la casa del erizo negro, en donde él se había dedicado a estar en la computadora haciendo cientos de cosas que no pudo entender con exactitud ¿Una computadora podía encontrar a Sonic? No estaba segura de qué buscaban hasta que Shadow le había dicho que la nota que ella traía estaba escrita en papel con residuos de aceite, cosa que no le dio importancia, pero él sí. –"Oil City, ahí está él"– afirmó tomando su abrigo y dirigirse aprisa al lugar dicho. Oil City era una ciudad cerca de Station Square, una de las más peligrosas de la zona.
–¡Iré contigo!– le detuvo la eriza interponiéndose ella entre él y la puerta -¡Déjame ir contigo!
–¡¿Estás completamente loca?!, ¿Tienes una idea de lo peligroso que es?
–¿La tienes tú?
–Escucha– habló Shadow con un pesado suspiro, intentando armarse de paciencia –Sé porque haces esto pero...
–No te dejaré irte sin mí– aseveró Amy con una mirada llena de confianza.
–Hazte a un lado– ordenó el erizo negro con una mirada fría.
–Tienes dos opciones– debatió armándose de valor –O me llevas contigo y buscamos a Sonic juntos, o me dejas sabiendo que de igual manera yo iré a ese lugar a buscarlo.
Apretó sus puños con fuerza al escuchar su chantaje, parecía que era otra cosa que se le daba bien. Shadow sabía que no podía permitir que fuese sola Oil City, si Amy iba sola, no tardaría ni dos minutos antes de que alguien le hiciera algo, desde un robo hasta algo más grave que eso, y no pensaba cargar con eso en su consciencia.
–¡Bien!, ¡Como quieras!– aceptó maldiciéndola por sus adentros.
–¡Gracias, gracias, gracias!– dijo saltando de alegría. –Prometo que no seré un estorbo.
–Por tu bien Rose– amenazó –Que no tengo tiempo para ser tu niñero también.
Amy asintió con la cabeza dándole paso al fin. No pudo evitar ver una vez más el cuaderno que yacía en la librera. No había tenido tiempo para completar de leer una de las cortas historias que Shadow había escrito, pero desde ese entonces pudo ver potencial. Amy se preguntaba si las escribía y las leían juntos luego o si simplemente le entregaba el cuaderno fríamente para que él las leyera en la soledad. ¿Cómo sería verlos llevarse bien?
–¡Andando Rose!– escuchó el grito del erizo quien ya le había tomado distancia.
–¡Voy!– gritó apresurada corriendo fuera de su habitación.
Bajaron a la planta baja hasta llegar al cobertizo en donde varios vehículos se podían admirar. Amy distinguió aquel deportivo rojo en el cual viajó con Sonic en las misiones un par de veces. De nuevo su pecho dolía por el recuerdo.
–Supongo que mi motocicleta no será una opción– lo escuchó hablar. Amy fijo su vista en una motocicleta plateada que relucía bajo la luz del día. –No si vienes conmigo y mi hermano en ésta.
–Este...
–Usaremos ese– dijo Shadow señalando un Jeep negro al final de la fila de carros.
–Es... muy tú– sonrió la eriza rosa.
–Vamos.
El camino fue bastante silencioso, la música estaba en muy bajo volumen y la vista de él parecía estar divagando en sus pensamientos. Amy se preguntaba si estaría pensando en Sonic, o en lo que harían una vez que estuvieran allá. A ella también la mataba la ansiedad, aún no sabía cómo lo buscarían una vez allá o qué pasaría una vez que llegaran.
–¿Qué haremos una vez que lleguemos allá?– preguntó Amy viendo de reojo al erizo negro.
–Usaremos esto– indicó sacando su teléfono –Mi hermano tiene un rastreador en su celular que nos permite ver su ubicación si se encuentras en un área de 5 kilómetros o menos. Si lo secuestraron luego de la escuela seguramente sus cosas deben de estar cerca de donde él esté.
–Oh... ¿Y no te dice nada ahora?
–No, lo intenté usar ayer pero no funcionaba. Oil City está a más de 5 kilómetros de nuestro punto de partida.
–Ya veo– asintió. Parecía que desde ayer había intentado buscar pistas sobre Sonic. ¿En qué momento se había resignado? –Por cierto– murmuró Amy sabiendo que estaba a punto de encontrarse con la ira de él –Las historias que escribiste... para Sonic, tenías mucho talento entonces.
–Sólo son garabatos.
–¡No, no es así!– dijo Amy de pronto, sobresaltándolo –No me dejaste leer mucho, pero se notaba tu potencial.
–Era un hobby en ese entonces, y Sonic estaba mal por lo de nuestra madre– recordó pensativo –Leíamos juntos las historias. Nos distraía de lo que sucedía en casa.
–¿Cómo fue que eso paso? Es decir ¿Empezaste a escribir y...
–Mi hermano es un desconsiderado que nunca ha sabido de modales– interrumpió con una falsa expresión de molestia –Entró a mi habitación mientras yo escribía una de esas historias y...
Disolvió sus palabras para adentrarse en un recuerdo. Aún recordaba el momento en que Sonic había entrado a su habitación mientras él escribía una tonta historia para despejar su mente de su reciente perdida. Padre había mandado a Sonic a llamarlo para cenar cuando él entró sin tocar a su habitación y se acercó silenciosamente, curioso, leyendo un fragmento de su tonta historia. Esa fue la primera vez que lo había visto sonreír desde que su madre había muerto. –"¡¿Tú escribiste eso!?–" recordó la sonrisa de emoción y aquel brillo en sus ojos. En ese momento no sabía cómo reaccionar, después de todo eso había sido un secreto. –"¡¿Puedo leerlo?!"
–¿Y qué?– insistió Amy al no verlo continuar.
–Insistió leer lo que estaba escribiendo... se le vio... feliz– murmuró apenas audible –Eran los únicos momentos en los cuales Sonic sonreía.
–¿Por eso empezaste a escribir?
–Me distraía a mí también– respondió indiferente.
–¿Cómo es que se volvieron enemigos de repente?– preguntó Amy con un dejo de tristeza –¿Por qué no se mantuvo aquella unión?, es decir...
–Suficiente Rose– regañó ya irritado de tantas preguntas, obligándola a callar.
Ni él mismo sabía cómo había pasado, simplemente se fueron distanciando, pero sin lugar a duda sabía que Padre había tenido mucho que ver con ese distanciamiento. Los momentos en que Shadow había tenido para escribir poco a poco se hacían cada vez más escasos por la presión de ser el número uno en todo. Tal cual Padre quería. Cuando menos sintió, Sonic y él a penas se dirigían la palabra nuevamente, y Padre solía castigarlo por faltas de su hermano menor, porque él no era un "buen ejemplo", acrecentando su rivalidad hasta ese día.
El sonido de una pequeña alarma lo hizo difuminar sus pensamientos sobre aquellos distantes años, para notar que su celular sonaba. Por fin habían ubicado a Sonic, o al menos a su celular. Shadow sacó de su bolsillo su teléfono para distinguir un pequeño mapa de la ciudad con un punto distante en el cuadrante superior. Justo como él había predicho, en Oil City.
–¿Es Sonic?– habló Amy nuevamente.
–Lo encontramos.
Shadow aceleró para entrar en la parte baja de la ciudad y dejar los hermosos paisajes y casas pintadas, por unas llenas de grafitis y alambrados de púas que aseguran que nadie quisiera irrumpir en ellas. Las calles antes limpias ahora tenían una alfombra de basura por doquier, y los pandilleros se juntaban en diferentes esquinas, con aquella mala actitud grabada en su rostro.
–Quédate cerca– advirtió el erizo negro, a lo cual Amy sólo asintió con temor.
Estuvieron conduciendo alrededor de unos veinte minutos antes de llegar al lugar de dónde la señal provenía. Una antigua bodega de tamaño considerable, la cual poseía un letrero de "Keep Away" o traducido como " Aléjese", con una calavera hecha con grafiti. El lugar se miraba abandonado. Shadow se estacionó en un lugar en donde de ser necesario salir aprisa podrían hacerlo, después de todo, tenía a Amy con él y no podía ponerla en peligro.
–¡Andando!– comandó la eriza rosa saliendo del vehículo apresuradamente.
–¡E-Espera!
No quiso escucharlo y sin pensar en su propia seguridad corrió hacia aquella bodega deteriorada con los años, hasta detenerse frente a una puerta que yacía con cadenas y un candado. Buscó por los alrededores algo que la ayudará a abrir la puerta y no muy lejos de ella vio un mazo de un tamaño considerable. Amy tomó aquel mazo golpeando así la puerta con todas sus fuerza, haciendo que parte de ésta cayera en pedazos. Escuchó detrás de ella los gritos de Shadow, pero no se detuvo. Entró sin pensarlo dos veces corriendo sin un rumbo aparente por los pasillos que se multiplicaban según como andaba, mientras gritaba el nombre de Sonic esperando poder escuchar algo que le indicara que estaba bien, algo que le indicaba que Scourge no había hecho algo imposible de reparar.
El sonido de algo tintineante a la distancia la hizo parar de golpe. Amy buscó con la mirada de dónde podría venir el sonido hasta que una pequeña fuente de luz le dio la ubicación.
–Sonic– murmuró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad.
Amy corrió como nunca hacia la puerta que cada vez se acercaba más y más hasta que estuvo frente a ésta, y con un golpe certero hizo que se abriera. Lo vio sentado luchando con todas sus fuerzas en un intento de soltarse de un pañuelo rojo que yacía en su boca impidiéndole hablar.
–¡So...
–¡Amy!– escuchó gritarlo una vez lograra deshacerse de la mordaza en su boca –¡Cuidado!
Un golpe en la parte trasera de su cabeza la hizo caer al suelo pesadamente, desorientada por completo. Su nombre era exclamado constantemente por Sonic, mientras ella intentaba ponerse sobre sus rodillas. Tocó la parte posterior de su cabeza sintiendo un poco de sangre brotar de la misma.
–¿Quién...
–No pensé que lograras venir Rose.
Ella conocía esa voz, era Scourge. Amy se volteó casi al acto, viéndolo horrorizada. Él la había atraído ahí ¿por qué? El erizo verde se lanzó hacia ella inmovilizándola de ambas manos. Intentó librarse de su agresor, pero seguía demasiado aturdida por el golpe.
–Te haré mía, aquí y ahora, frente a él.
La palabra mía la despertó por completo, ¿no podría estar hablando en serio? Se resistió tanto como pudo a su fuerza, pero ella no era rival para alguien como él.
–¡Suéltala de una vez por todas!– el gritó de Sonic la alcanzó –¡Esto es conmigo, ella no tiene nada que ver!
–¿Y perder la oportunidad de meterme con la novia del gran Sonic antes que él mismo? Jamás.
–¡DEJALA O SI NO...
–Si haces esto...– la débil voz de Amy interrumpió la conversación de ambos. Sus ojos yacían ahogados en lágrimas. –¿Lo dejarás ir?– preguntó con su voz entrecortada.
–Si digo que sí, ¿no opondrás resistencia?– preguntó Scourge con una sonrisa retorcida, provocando que ella asintiera sutilmente con la cabeza, casi en contra de su voluntad –Entonces, es una promesa.
Cerró los ojos con fuerza para que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Relajó su cuerpo tanto como le fue posible sabiendo que no habría nada más por hacer. Amy lo sintió acercarse a ella haciéndola estremecer, rogando a los dioses del tiempo que éste pasara tan rápido como fuese posible. Aspiró hondo sabiendo lo que se avecinaba hasta que sintió como Scourge la dejaba en libertad y luego escuchó un golpe seco. Amy abrió sus ojos y vio a Sonic yacer, aún atado, cerca del erizo verde. Parecía que se había abalanzado sobre él de alguna manera.
–¡Amy, corre fuera de aquí!
Se quedó sentada, incrédula por un par de segundos, para entender que si se iba, Sonic jamás vería la luz del día. Scourge se puso en pie reaccionando casi al acto, golpeando fuertemente a Sonic en el estómago haciéndolo caer en posición fetal sujetándose el abdomen con fuerza.
–¡Sonic!– gritó Amy corriendo hacia él viendo la clara expresión de dolor grabada en su rostro.
–T-Tienes... que salir... de aquí– musitó intentando recuperar el aire.
–¡No, no te dejaré!
–¡Estúpido erizo!– gritó Scourge, jalando a Amy del cabello hacia él. Un chillido se escuchó de parte de la eriza, quien intentaba zafarse de su agarre. –¡¿Realmente crees que puedes salvarla?! Yo...
Escuchó el sonido de un disparo por toda la habitación, acallando las palabras de Scourge. Amy vio los ojos de Sonic dilatarse mientras que a su vez, ella sentía un ardor inexplicable en su mejilla. Sintió como Scourge la soltaba haciéndola caer al suelo y sin dudarlo se acercó a donde el erizo azul se encontraba. Todo le pareció transcurrir lentamente, como si el tiempo se hubiese detenido por unos segundos, tal vez no era el tiempo, tal vez sólo su cerebro era bombardeado por demasiadas cosas a su vez. Todo ajeno a ella al menos hasta que un grito de dolor alcanzó sus oídos. Vio desplomarse a Scourge al suelo el cual se manchaba de una sustancia carmín. Los gemidos de dolor y retorcijones la dejaron anonadada, era la primera vez que se le veía tan impotente. Scourge sostenía su hombro con gran fuerza en un intento de que la sangre no brotara aún más.
–Maldita peste– la voz de Shadow llamó su atención, como siempre. –No te perdonaré que hayas traído a mi hermano a un lugar tan deplorable como este– amenazó apuntando su arma una vez más.
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