La Salida
Sus palabras quedaron suspendidas en el aire cual amenaza. ¿Hacer su vida un infierno? Era obvio que ella no la conocía en absoluto, pues si lo hiciera, Sally sabría que su vida en esa escuela ya de por sí era un infierno. Una mirada fría e inmutable se mantuvo en sus ojos color esmeraldas, topándose con los azul zafiro de ella. Amy elevó la comisura de sus labios formando una sonrisa a penas perceptible.
–¿Estás acaso celosa?– preguntó Amy con arrogancia –"¿Qué tanto le habrá dicho Sonic de nosotros antes?"– pensó preocupada. Conociendo a Sonic no creía que le hubiera dicho que eran pareja, o tal vez lo asumió.
–¿Es una broma?– dijo con una sonrisa viéndola despectivamente. –Usas ropa de segunda mano, no has terminado de desarrollar tu cuerpo lo que te hace ver como una niña– señaló con un dedo su pequeño busto –Y por si fuera poco ¿no crees que estás pasada un poco de peso?
Su cara se tornó roja cual tomate avergonzada y humillada por sus comentarios. Frunció el ceño molesta apretando su cuaderno con fuerza. Una mirada fulminante fue lanzada contra la ardilla de expresión petulante.
–No te molestes por el resto del recorrido– dijo Sally para darle la espalda. –Pasaré por la enfermería y regresaré a clases– explicó para empezar a caminar, dejándola sola en el pasillo.
–Es una...– masculló con sus dientes apretados según la miraba alejarse. –"¡¿Esos son los amigos de Sonic?!"– pensó con enfado.
–¿Amy?– escuchó su nombre para ver a Silver caminar hacia ella -¿Qué haces aquí?, ¿No se supone que deberías de estar en clases?– la regañó. –¿Y por qué tienes ese cuaderno en las manos?
Amy bajó la vista, olvidando que aún sostenía el cuaderno rosa. Subió la mirada nuevamente viendo al erizo que se acercaba a ella. –¡Cuídalo!– le ordenó molesta empujando a su pecho su cuaderno rosa. Si Silver lo guardaba Sonic no podría chantajearla con éste si lo encontraba y estaba casi segura que no lo buscaría con él.
–Claro su alteza ¿algo más que desee?– preguntó con enfado tomándolo en las manos. Vio el rostro sonrojado de la eriza, muy raras veces pasaba eso, a excepción que se molestara demasiado. –¿Está todo bien?– preguntó Silver un poco más calmado.
–Ella está aquí– susurró Amy con enfado.
–¿Ella?– repitió confundido.
–¡La chica ardilla del parque de diversiones!– le recordó –Sally es su nombre.
–Oh sí, la que me comentaste por teléfono– asintió –¿Viene a nuestra escuela ahora?
–¡No sólo eso, viene por él!
–¿Por él?, ¿Hablas de Sonic?
–Y me amenazó. Prometió hacer mi vida un infierno si no me alejaba de él.
–¿No estarás exagerando?– sonrió incrédulo.
–¡Silver!– regañó ella –¡Pero no se quedará así!
–Amy, olvídalo– habló el erizo plateado encogiéndose de hombros –Sonic tiene muchas admiradoras así y tú lo sabes. Esa es una de las razones por las que mantienes esto en secreto ¿recuerdas?
–Sí pero...
–¿Sabes en cuántos problemas te meterías si el club de fans del gran Sonic the Hedgehog se enterara?
–Sí... supongo que tienes razón– habló un poco tranquila.
–Ves, ahora regresa a tu clase– palmó su cabeza con una mano afectuosamente para sonreírle confiado –Y yo iré a traer el encargo que me dijo el maestro antes de meterme en problemas– indicó para guiñarle divertido –No te preocupes por el cuaderno– se despidió con una mano empezando a caminar lejos de ella.
–De acuerdo– sonrió para dar media vuelta y tomar camino al aula, hasta sentir algo extraño obligándola a parar. Amy observó sobre su hombro según como Silver se alejaba por igual, pero sentía que había alguien más, observando. Meneó su cabeza con suavidad en un intento de sacar esa idea de su cabeza. No podía ser. –"Estoy imaginando cosas"– pensó para seguir su camino.
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Hora de receso. Desde que habían regresado de su "tour por la escuela", Sonic no había dejado de hablar con Sally y sonreírle, y ella respondía a las mismas atenciones. Necesitaba un descanso de tanta cursilería, si Sally deseaba tan fervientemente a Sonic podía tenerlo si así quería. A ella no le molestaba en lo más mínimo.
Amy se puso en pie y caminó fuera del aula, pero no sin antes darle una mirada fulminante a la ardilla quien reía con el erizo, a la cual, ella no pareció reaccionar. Amy no le dio más importancia al asunto, tal como Silver le había dicho, y tomó camino hacia la terraza para juntarse con él, o eso intento cuando sintió a alguien jalarla con fuerza, sacándola del pasillo principal.
La tomaron de los hombros para chocarla contra los casilleros verdes, lastimando su espalda por el golpe. Tres chicas que no había visto antes la miraban con el ceño fruncido y expresión dura.
–¿Qué está...
–¡¿Estás saliendo con Sonic?!– preguntó una de ellas.
Amy abrió sus ojos por completo ante la pregunta. El miedo recorrió su cuerpo, ¿Por qué ellas pensarían algo como eso?, ¿La habrían visto en el parque de diversiones con él?
–¡Responde!– gritó otra haciéndola reaccionar.
–No– musitó febril. –Él y yo sólo estamos en el mismo salón de clases– aclaró desviando la mirada.
–Entonces es cierto– la soltaron. Subió de nuevo la mirada, conteniendo el aliento. –Tú eres la freaky que lo sigue a todos lados.
–No, yo no...
–Una acosadora– completó otra con un tono de voz lúgubre.
–"Alguien... ¡Ayuda!"– pensó aterrada.
–Claro, Sonic no tendría tan mal gusto– rió una de ellas.
–"¿Mal gusto? Eso fue lo mismo que dijo ella... ¿Será posible que Sally me difamara?"
–Chicas, ya saben que hacer.
Tomaron su larga cabellera para hacerla caminar en contra de su voluntad. Sentía manos que la empujaban con brusquedad en diferentes partes de su cuerpo, obligándola a seguir pasillo sin rumbo, o eso pensó hasta que reconoció el lugar. El armario del conserje. Abrieron la puerta para lanzarla como si se tratase de simple basura. Cayó entre los trapeadores y productos de limpieza, los cuales, cayeron sobre ella esparciendo su contenido en sus ropas.
–¡Deja a nuestro Sonic tranquilo!– le gritaron al unísono, cerrando la puerta con fuerza. Llenando el cuarto de oscuridad.
Un liquido viscoso yacía sobre su falda y piernas, mientras los olores de lavanda y cloro se mezclaban en el aire, ofendiendo a su olfato. Se levantó un tanto torpe para caer nuevamente. –Demonios– masculló. Había caído sobre su tobillo al meterla en el armario. Amy se sujetó de las paredes e intentó abrir la puerta. La cual estaba cerrada por fuera. –¿Hay alguien ahí?– preguntó agitando la puerta de madera.– ¡¿Hola?!– gritó sacudiendo con más fuerza –¡Estoy atrapada!– gritó -¡¿Hay alguien?!– forcejeó un par de minutos más hasta darse por vencida. Exhaló un pesadamente al notar que no podría hacer nada hasta que los estudiantes regresaran del receso y alguien le abriera la puerta.
Amy se recostó en la pared sintiéndose abrumada. Esa había sido la mañana más extraña de su vida. Ella había sido víctima de brabucones en primaria, pero jamás le habían hecho nada como eso. Esconderle cuadernos, manchar sus cosas, nombres y bromas era a lo único que habían llegado. Sally realmente hablaba literal en hacer su vida un infierno, aunque no tenía como comprobar que hubiese sido ella quien mandara al club de fans de Sonic a darle una lección.
–¿Estás seguro de eso?
–¿Uh?– exclamó al escuchar voces por el pasillo. –¡¿Hay alguien ahí?!– gritó para golpear con las palmas de sus manos la puerta. –Hay...
La puerta se abrió se pronto haciéndola caer en los brazos de alguien. Unos ojos azules la vieron con intensidad, retrocediendo casi al acto. Amy sintió de nuevo el dolor punzante en su tobillo al caminar haciéndola caer, pero unos brazos la sujetaron fuertemente evitando que tocara el suelo.
–Es que acaso... ¿nos conocemos?– le preguntó él para esbozar una sonrisa maliciosa.
–Eh... no– murmuró la eriza vacilante. Aunque se le hacía vagamente familiar.
–Nos vemos después Scrouge– se despidió su compañero, dejándola a solas con él.
–¿Te lastimaste?– preguntó el erizo verde de pronto, haciéndola regresar su vista hacia él.
–N-No es nada– respondió Amy nerviosa, intentando ponerse en pie una vez más. Sin éxito debido al dolor.
Scrouge le sonrió divertido tomándola entre los brazos y alzarla del suelo. Un chillido se escuchó de parte de ella y un intenso sonroje bañó sus mejillas. ¿Qué se suponía que ese erizo estaba haciendo?
–¡Bájame!– ordenó Amy moviendo sus piernas erráticamente.
–Eso no muñeca, estás herida– le recordó –Puedo llevarte a algún lugar más privado, tú sabes, para que descanses.
–¡No, no, no, no!- negó mientras sacudía sus brazos erráticamente.
–Yo la llevaré– escuchó decir. Interrumpiéndolos.
Lo vio parado frente a ellos con aquella mirada fría. Un escalofrío recorrió su espalda, como si de repente estuviera en grandes problemas. Sonic se acercó a ambos para tomarla velozmente de las manos del erizo verde.
–La llevaré a la enfermería, después de todo tiene que descansar ¿cierto?– sonrió burlesco.
–Oh, sí– habló Scrouge borrando su sonrisa previa –Ya te recuerdo. La chica del parque de diversiones.
Amy abrió sus ojos por completo. El chico con la chaqueta de cuero y lentes de sol había sido él. Hubiera jurado que era muchos años mayor que ella. Ahora sin esas prendas era casi irreconocible. Aunque aún usaba los lentes.
–Nos veremos después, muñeca– le sonrió despidiéndose de ella.
Sonic dio media vuelta y no lo pudo ver más, pero estaba casi segura que su mirada estaba todavía en ellos. Suspiró aliviada, no estaba segura que hubiera hecho si la hubiera llevado a un lugar más "privado" como él le había dicho. Amy subió la mirada para ver el rostro impasible del erizo ¿estaría molesto por lo que había visto? Y entonces recordó cómo es que todo aquello había empezado. El club de fans de Sonic. Si la miraban así con él volverían a acorralarla, o peor.
–¡Ba-Bájame!– ordenó.
–No– espetó.
–¿No?– repitió confundida. ¿Qué se suponía que estaba haciendo?
La mirada de los estudiantes se voltearon hacia ellos haciéndola sonrojar de la vergüenza. Era exactamente lo que ella había intentado evitar. Amy estaba segura que podría caminar si se lo proponía, pero Sonic se rehusaba en dejarla ir. –"¡Una misión!"- pensó de repente. Si lo ponía como misión él debería de soltarla, pero si lo hacía desperdiciaría una de sus tres misiones restantes... y no deseaba eso. Debería de persuadirlo a la antigua.
–Bájame de una buena vez– dijo Amy con una voz titubeante –¿Sabes lo que pensaran de nosotros si me llevas de esta manera?– le recordó con un amago de sonrisa en su rostro.
–De mí, que soy todo un caballero. Como siempre– sonrió arrogante –De ti, pues que gustas de mí.
–¡¿Qué?!– gritó con gran sonroje –¡Bájame, bájame, bájame!– volvió alterarse –"¡Tiene razón!"
–Es tu castigo Rose, no puedo hacerlo.
–¿Mi castigo?– detuvo su berrinche para verlo con asombro.
–¿Querías que te enseñara sobre el amor, no?– preguntó observándola con una mirada intensa, a lo cual ella asintió sutilmente –Esto es lo que sucede cuando decides ponerte muy cariñosa con alguien más. Obtienes un castigo.
–Pero yo no...
–Enfermera– le interrumpió. Habían llegado a la enfermería antes de lo que hubiese imaginado –Mi compañera se torció el tobillo ¿puede ayudarla?– le sonrió cordial.
–Oh Sonic, siempre tan considerado– habló la felina de mayor edad –Ponla en la camilla.
La colocó con gentileza sobre la cama de la enfermería. No podían hablar ahora con la enfermera presente. –¿Qué le pasó a tu uniforme?– le preguntó Sonic de pronto. Amy bajó la mirada y vio las manchas por toda su falda y blusa. Lo había olvidado por la conmoción, gracias a esas chicas había caído en todos los recipientes de limpieza, abriendo unos cuantos. Amy subió la mirada topándose con la mirada expectante de Sonic. ¿Sería una buena idea contarle sobre aquellas chicas?
–Yo...– murmuró recordando el agravio –Yo estaba en el armario de utensilios, buscando algo con que limpiar el pizarrón de la clase, ya sabes, pronto será mi turno de limpiar el aula... y resbale– mintió tan bien como pudo.
–Pídemelo a la próxima– le sonrió con amabilidad –Yo te ayudaré con gusto.
–Eres todo un caballero Sonic– halagó la enfermera. –Iré por vendas al aula de maestros. Se me acabaron, lo lamento Amy me llevará sólo un momento– se disculpó apenada –Regresaré enseguida. Sonic cuídala mientras vuelvo.
–Claro– asintió. La vieron cruzar la puerta cerrándola detrás de ella. Dejándolos solos –Tonta– dijo golpeando suavemente su cabeza con un dedo –Los artículos de limpieza están en el aula, ¿acaso lo olvidaste?
-Oh, cierto– murmuró. Ojala esa hubiera sido la razón real, de esa manera podría debatir con una buena excusa.
–En fin– dijo con un suspiro –Sabes, acabo de hablar con Blaze.
–Oh, no sabían que eran amigos.
–No realmente. Nos manejamos en el mismo mundo y eso, pero no la considero particularmente mi amiga– respondió sin interés –Por eso me asombró que me invitará a ir con ustedes al Parque Acuático Sunvalley.
–"¡Lo había olvidado por completo!"– pensó con horror. –¡¿En serio?!– dijo un poco más alto de lo que hubiese querido. Amy rió descontroladamente, los nervios actuaban por cuenta propia.
–¿Te sientes bien?– preguntó extrañado.
Amy se tapó la boca con ambas manos. No estaba segura de por qué se sentía tan nerviosa de repente. Aspiró hondo en un intentó de cobrar la compostura asintiendo lentamente con la cabeza. No podía evitar su estómago revolverse. Sin la palabra misión de por medio, sería una cita real, una cita doble. O al menos así lo vería Blaze.
–Ha sido un largo día– habló la eriza al final –"Contrólate Amy" No importa si no vas, Blaze sólo...
–¿Quién dice que no iré?– preguntó extrañado –Dije que sí.
–Pero... tú dijiste que no eran amigos– murmuró confundida y aterrada.
–No lo somos– negó con la cabeza –Sin embargo...
–Regrese– habló la enfermera. –También traje algo para limpiar tu uniforme Amy.
–Bien, entonces me marcho– dijo Sonic amable –Nos veremos en clase, Amy– le sonrió galante.
Amy le frunció el ceño y lo vio salir de la enfermería ¿Cómo podía cambiar tan rápido su manera de ser? Suspiró imperceptiblemente y fijó su mirada en la ventana a la par de ella, escuchando a la distancia a la enfermera que le indicaba que su pie estaría bien en un día o dos. No podía creer que Sonic hubiera aceptado. No hablaba con Blaze, ni con Silver, y ellos dos a duras penas lograban coexistir bien en el mismo ambiente, al menos sin una misión. ¿Por qué había aceptado?
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Se reunieron en la parada de autobús para ir a Sunvalley; Silver y Amy tomarían el autobús mientras que los demás llegarían por otros medios. En automóvil asumían ambos, después de todo a Blaze y a Sonic no tenían problemas con el transporte. El día era perfecto para ir a un parque acuático. El sol brillaba en lo alto y había el suficiente calor.
–¿Por qué demonios vienes vestida así?– preguntó Silver viéndola con disgusto. Un sombrero de gran tamaño, lentes de sol, sombrilla y un amplio vestido que le llegaba casi a los tobillos. –Vamos a un parque acuático, no a las montañas a esquiar– se burló –¿Por qué tanta ropa encima?
–No quiero quemarme Silver– le respondió molesta. –Además, que vayamos a un parque acuático no significa que vaya semi-desnuda.
–De hecho, eso es lo que significa– respondió burlesco.
–¡Deja de decir esas cosas Silver!– se sonrojó ante sus palabras.
Amy estaba nerviosa, era la primera vez en años que iba a un parque acuático sin sus padres, con chicos. Silver había estado recordándole constantemente sobre la salida durante toda la semana. En especial que estarían con Sonic.
–El autobús está aquí Amy, vamos– indicó Silver.
Amy tragó pesado y lo siguió. Se sentó a su lado con su mirada fija en su regazo, haciéndose la misma pregunta que la había acechado toda la semana ¿Por qué había aceptado? Después de su corta platica en la enfermería no había podido hablar con él. Por lo general por culpa de Sally.
–¡Mira Amy, mira!– dijo Silver emocionado.
Subió su mirada para ver los toboganes de agua tras un muro de concreto. Habían llegado. Amy esbozó una gran sonrisa, llevaba muchos años sin ir a Sunvalley. Le traía muy buenos recuerdos de cuando sus padres aún estaban con ella. Bajaron del autobús para admirar por unos instantes el parque hasta que una voz los llamó.
–¡Silver, Amy!– llamó Blaze. La felina alzó su mano para saludarlos desde la entrada principal. Caminaron hacia ella para saludarla por igual. Uno de los guardaespaldas de Blaze la había llevado. –Bien, parece que ya estamos casi todos.
–Podemos adelantarnos– dijo Amy apresurada –Estoy segura...
–No es necesario Rose, ya estamos aquí.
Amy volteó al reconocer la voz de Sonic para ver al joven zorro, el equidna y a Sally acompañar al erizo azul.
–¿Por qué...?– musitó a penas audible la eriza.
–Sonic me dijo que aceptaría si sus amigos lo acompañaban– respondió en murmuró la gata.
–Vamos entonces– sonrió Sally con malicia.
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