La Chica Nueva


Lo observó insistente mientras él intentaba comer el resto de su chillidog, obviamente ignorando la mirada persistente de ella. Después de que la chica ardilla había aparecido apenas si le habían cruzado palabra, olvidando por completo el objetivo de la misión de ese día, y ella no se encontraba particularmente feliz debido a eso.

–¿Qué?– preguntó Sonic al fin con una expresión molesta en su rostro –¿Por qué me miras así?

–¿Quién era ella?

–Ya te lo dije– respondió irritado –Nos conocimos hace varios años, éramos amigos y su familia se mudó de la ciudad años atrás por cuestiones de negocios o algo así. No nos veíamos hace mucho, eso es todo.

–Te veías muy cariñoso con ella– dijo Amy con un dejo de molestia en su voz.

Sonic la vio intrigado para que una sonrisa arrogante se pintara en su rostro.

–¿No será acaso que estás celosa?– preguntó con una amplia sonrisa.

–¡Por supuesto que no!– explotó –Es que si tú estás enamorado de ella, mi experimento no funcionaría– negó con la cabeza.

–Ya te explique las cosas– indicó él encogiéndose de hombros en señal de desinterés –Pero si te dijera que estoy enamorado de Sally ¿Me dejarás en paz de una vez por todas?– preguntó con emoción en su voz

–Es sólo una amiga tuya, no tengo por qué-–habló entre dientes. No podía darse ese lujo, aunque sintiera algo por ella, fingiría que no era así con tal de seguir con sus misiones.

–Oh– resopló con decepción –Y a todo esto Amy, ¿Cuántas misiones más me quedan?, ¿Qué tan larga es mi condena?

Esa pregunta la tomó por sorpresa. No lo había planeado realmente, al principio sabía exactamente cuántas deberían de ser, pero luego, ambos empezaron a ponerse misiones para fastidiarse y ahora el juego no parecía tener un final cercano.

–Unas cuantas– respondió intentando sonar desinteresada. Amy fijó su mirada en su vaso de helado sabor vainilla, esperando desaparecer de la vista intensa del erizo azul.

–¿Cuántas?– insistió Sonic con un tono de voz más serio.

–Pues...– murmuró pensativa –Si tienes que saberlo, serán... tres– mintió. No podía hacerle saber que no tenía un número, aunque realmente ella debería de tenerlo y estaba consiente de ello.

–¿Tres?– repitió –Suena bien– asintió con la cabeza un par de veces –Más las que yo invente en el camino.

–¿De qué hablas?– preguntó Amy.

–A veces surgen cosas en las que necesito de ti Rose– guiñó su ojo –Pero me parece bien. Tres serán.

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Tecleaba sobre su laptop para terminar el capítulo de ese día. Después de tanto tiempo por fin podría actualizar y dedicarse a la escritura. Era domingo y no tenía planes de salir con Silver o nadie más. Sólo ella y su laptop para quitar del Ranking a Dark Heaven y volver a estar en el primer lugar. Dark Heaven aún seguía en el número uno como la escritora más leída, así que para evaluar a su competencia, no pudo evitar leer los primeros capítulos de "The life in a Golden Cage", encontrándose con una exquisita pieza de literatura, alarmándola. La historia de Amy se trataba del amor entre un joven de un reino distante y una chica en busca de sus recuerdos en un reino tirano, mientras que la de Dark Heaven era sobre una solitaria chica que soñaba con el mundo fuera de los muros de un palacio, en donde sus habilidades artísticas la hacían poder pintar y visitar mundos distantes. Una mezcla de magia y melancolía.

–Debe de ser alguien muy sola– dijo Amy –Pero muy talentosa– musitó.

No importaba que tipo de chica fuera Dark Heaven, Amy estaba decidida en poder ganarse el derecho de publicar su libro. Ahora sólo tenía tres misiones para completar su experimento de amor y recolectar el material necesario para terminar su historia. Amy sacó de nuevo su cuaderno rosa escribiendo una lista de las cosas que ya le había pedido hacer, anotando pequeñas anotaciones al lado de cada una:

1. Sujetarse de las manos (Excelente)

2. Abrazo (Excelente)

3. Beso (Fracaso)

4. Acompañarlo a la cena de beneficencia (Catástrofe monumental)

5. Hacer todo lo que el tonto de Sonic dice (Comprar lencería, humillante)

6. Noche de estudios (¿¿¿Bien???)

7. Decir mi nombre (Excelente)

8. Hacer panqueques (¡Estúpido!)

9. Tener una cita (Rotundo fracaso)

–Tres misiones más– musitó desganada mordisqueando el lapicero. No tenía ni idea de qué hacer, hasta que releyó la lista. –El beso– se dijo a sí misma, iluminando su mirada. Aún existían dos cosas que necesitaba que Sonic hiciera con las que estaba segura que su historia sería un éxito, y el beso era una de ellas. Tal vez la más importante.

El beso no había funcionado antes, pero las cosas entre ellos habían cambiado desde el día de la cena. Tantos momentos juntos en donde las condiciones para que tal evento se llevara a cabo y nunca se había podido dar.

–¡¿En qué estoy pensando?!– gritó sonrojada para tapar su cara con las manos. Parecía como si ansiará ese beso. Amy sacudió su cabeza en un intento de borrar aquellos pensamientos. –¿Cómo es que no estando aquí aún así me haces ruborizar?– dijo en voz baja.

Pasó sus ojos por el listado nuevamente. En los primeros tres retos nunca había sentido nada parecido a la vergüenza, nunca había perdido el control, hasta la cena. En el momento que Sonic había tomado el control las cosas había cambiado.

–¿Qué se supone que haga ahora?– se preguntó para desplomarse sobre aquel escritorio. –No quiero que termine– cerró sus ojos con fuerza como negándose a la idea. Tres misiones de pronto se le hacían muy pocas, pero claro no podía admitírselo a él. Sonic no encontraba el momento para librarse de ella.

Nunca se había sentido tan viva como desde que había iniciado aquel experimento, no quería regresar de nuevo a vivir entre las sombras. A ser invisible y escribir de sentimientos que sólo podía observar.

–Mañana hablaré con Silver– se decidió al fin –Él sabrá qué hacer.

Si existía alguien que podría aconsejarla de cómo manejar esta situación sería él. Necesitaba encontrar la manera en que Sonic accediera a hacer más misiones para poder completar su historia, aún no estaba lista para terminar con todo.

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Amy tomó camino a la escuela con Silver y para su sorpresa con Blaze, quien los había esperado aquella mañana. Nunca pudo haberse imaginado que Blaze los acompañaría esa mañana también. Realmente debía de gustarle mucho Silver, y aunque le alegraba tenerla ahí, ese día realmente hubiera preferido estar a solas con su mejor amigo.

Amy mantenía la mirada fija en el suelo con una expresión un tanto molesta; con Blaze ahí no podía comentar absolutamente nada sobre su experimento con Sonic ¿Los acompañaría de ahora en adelante?

–¿Tú que piensas Amy?– preguntó Silver de repente.

–¿Eh?– exclamó para verlos sonreírle amenamente. –¿Sobre qué?

–Una salida, todos nosotros– repitió Silver, quien le dedico una mirada de reproche al no prestar atención.

–Este...

–Sonic nos puede acompañar– sugirió Blaze inocente. –De esa manera sólo pagaríamos dos entradas.

"¡Eso suena a una cita!"– pensó alarmada. La única manera de que Sonic la acompañara a algo así sería si lo obligaba con una misión, y no malgastaría una de éstas en algo que ya había hecho.–Yo no creo...

–No te preocupes– le cortó la felina –Yo le diré.

–¡¿EH?!– exclamó sin poder ocultar su sorpresa. –No, no, no– negó con agitando las manos de lado a lado –Podemos ir solo nosotros tres, o, o, o...

–Yo me encargo Amy– le sonrió Blaze para guiñarle un ojo.

–"Aún tiene la idea de que me gusta"– pensó frunciendo el ceño –Bien, como quieras. No te sorprendas si dice que no– se resignó al final.

–Perfecto, entonces nos veremos este sábado en el parque acuático– asintió Blaze con una amplia sonrisa.

–¿Parque Acuático?

–¿Es que no prestabas atención?– le regañó Silver –Habrá una promoción de 2x1 ahí. Te iba a decir que fuéramos este fin de semana, para relajarnos después de los exámenes y de nuestras actividades extracurriculares– sonrió pícaro. Amy lo fulminó con la mirada sabiendo que su enunciado se refería a sus salidas con Sonic.

Amy no tenía realmente la posibilidad de darse ese tipo de lujos, a penas si sobrevivía con el poco dinero que le entraba mensual, y Silver tampoco era de una familia acaudalada, así que invitarla no era algo que hiciera, a excepción en ese tipo de oportunidades.

–Bien, como quieras– habló Amy al fin –Pero si Sonic te rechaza, vayan sólo ustedes dos. No quiero que paguen una entrada adicional por mí– sonrió. Si Blaze quería invitar a Sonic con tal de deshacer de ella y estar a solas con Silver, con esto evitaría que lo invitara y ella podría ahorrarse la vergüenza.

Si es que dice que no– enfatizó –Yo conseguiré hacerlo ir.

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Amy se despidió de ambos y se dirigió a su salón, él cual permanecía aún vacío. Sacó de nuevo su cuaderno escribiendo posibles escenas en su historia y haciendo un par de dibujos de las mismas. –Eso es lo que yo digo– escuchó su voz a la distancia. Levantó la mirada para verlo hablar con un joven zorro, que si no mal recordaba era su mejor amigo y estaba en el salón de Silver.

Lo vio revolver su pelaje con una gran y genuina sonrisa para que el zorrito exclamara disconforme. ¿Era esa acaso la versión gentil y amigable de Sonic? Amy lo miraba con aquella expresión divertida en su rostro mientras decía un par de cosas en forma de broma. Sonrió inconscientemente, admirándolo. Realmente era de lo más atractivo y cuando actuaba natural, y no como el casanova que pretendía ser, lo era aún más.

Sonic se despidió de Tails para entrar al aula y ver a Amy desviarle la mirada al acto. Estaban solos. Observó el reloj sobre el pizarrón notando que faltaban algunos minutos antes de que sonara la campana. Él sabía que no era bueno que se hablaran abiertamente, él tenía una reputación que cuidar y ella... bueno ella jamás lo había hecho por alguna razón.

–Hey Amy– dijo al fin en modo de saludo, cerrando casi por completo la puerta corrediza. Se sentía extraño. Ahora que lo pensaba jamás hablaban a menos que estuviera una misión de por medio. –¿Cómo va todo?– intentó hacer tema de conversación. –"¡Eso suena estúpido!"

Este... ammm... bien– respondió igual de incómoda.

No se dijeron nada por una largo período de tiempo. Era un tanto extraño que estuvieran juntos y hablando como dos estudiantes cualquieras. Sonic la observó nuevamente para notar un cuaderno rosado bajo las manos de la eriza. Estaba seguro que no era de ninguna de las clases que recibían, pues estaba garabateado por todos lados y tenía unos extraños dibujos.

–Hey, ¿Qué es eso?– preguntó el erizo curioso para acercarse a ella.

Amy observó su cuaderno de apuntes, con todas las misiones, escenas y demás ideas que había creado gracias a Sonic. Había olvidado guardarlo de su vista por estar viéndolo embobada. Lo cerró a velocidad pero no logró guardarlo a tiempo, pues él ya estaba parado enfrente de ella.

–¿Un cuaderno rosa?– preguntó inquisitivo.

–E-Es nada– respondió febril para intentar guárdalo en su mochila, lo cual no consiguió al ser arrebatado de sus manos.

–No me digas, ¿Será acaso que tú también tienes un cuaderno con cosas que no quieres que nadie sepa?– preguntó con malicia en su voz.

–¡Regrésalo!– le ordenó para ponerse en pie y tomar el cuaderno con una mano, mientras Sonic sujetaba el otro extremo.

–¡¿Eso fue lo que yo te pedí recuerdas?!– dijo para fruncir el ceño y jalar de éste.

–¡Y te lo devolví!

–¡No sin antes sacarle copias y escanearlo!– refutó para forcejear con ella.

Chasqueó la lengua ante su afirmación. Si Sonic le quitaba eso, se quedaría sin poder sobre él, y peor aún, descubriría por qué había ideado las misiones y todo lo demás. Amy jaló con aún más fuerza, pero su fuerza no se comparaba con la de él. Sus pies se enredaron en los de él entre el forcejeo y sintió como ambos caían contra los escritorios. Amy cayó sobre Sonic mientras el erizo yacía sobre el piso con algunas sillas dispersas volteadas a su alrededor. Amy apoyó sus manos en el pecho de él para levantarse un poco aturdida por la caída, topándose con los ojos color esmeralda de él, admirándolos de cerca. El morete sobre su ojo ya casi desaparecía por completo, a penas si había rastros de la herida que Shadow le había hecho semanas atrás.

–Demonios– masculló el erizo adolorido.

Sonic la vio verlo fijamente a una corta distancia. La posición le era familiar, él había hecho lo mismo con ella la tarde que había ido a estudiar a su casa. Un recuerdo que lo había perseguido varios días y noches luego. La única diferencia era que esta vez era ella quien estaba sobre él, sentada en su regazo. Contuvo el aliento ante la cercanía sintiendo sus mejillas arder. De nuevo aquella electricidad lo recorría por completo. La vio acercarse un poco más a él, con una expresión tímida.

–Misión 10– le murmuró cual ronroneo –Bes...

El sonido de la campana los alarmó a ambos, para escuchar la turba de estudiantes aproximarse. Amy se levantó de inmediato, como si una fuerza invisible jalara de ella. Vio su cuaderno yacer en un rincón, corriendo hacia él sin esperar un segundo más. Sin voltear atrás abrió la puerta de golpe y corrió en dirección a los baños topándose con la turba de estudiantes que caminaba en dirección contraria. Por primera vez no le prestó atención a los nombres y apodos que le decían según como aceleraba su paso.

Distinguió el letrero rosa del baño de damas y entró apresurada para encerrarse en uno de los compartimientos. Colocó una mano sobre su pecho mientras notaba como aquella respiración agitada hacía que éste se elevara y bajara. Sus mejillas estaban pintadas de un color carmín y sentía su cara arder de la vergüenza. ¿Qué estaba a punto de hacer? Amy cerró sus ojos recordando nuevamente el momento. Él la miraba con cierta sorpresa y un color rojizo se distinguía en sus mejillas. El deseo había llegado a ella. Realmente quería besarlo.

–Esto no es real Amy– se dijo para resbalarse lentamente sobre aquella puerta de mental –Esto jamás será real– musitó sintiendo sus ojos aguarse. –¿Qué me está pasando?

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Seguía con su vista en la puerta con el ceño fruncido. Ella aún no había regresado. Sonic suspiró imperceptiblemente. Sus últimas palabras vagaban en su mente sin dirección. ¿Misión 10? ¿Qué le impondría ahora?

La puerta se abrió de pronto, captando su atención. Sonic esperaba ver a Amy cruzar el umbral, pero en su lugar tuvo una sorpresa diferente.

–¿Este es el salón 3-B?– la escuchó decir.

–¿Sally?– murmuró con asombro.

–Clase, les presentó a nuestra nueva alumna, su nombre es Sally Acorn– indicó la educadora –Pasa adelante, no seas tímida.

La ardilla sonrió con una dulce sonrisa. Su caballera de tonos rojizos se meneaba junto a su caminar. Unos ojos azules y profundos brillaron con la luz del sol, y una pequeña y tímida sonrisa se asomó en sus labios. –Gusto en conocerlos– saludó ella. Se escuchó los suspiros robados de los estudiantes varones del aula al admirar a la hermosa criatura que ahora estaría con ellos.

–Bien, le diré a la asistente del aula que te acompañe por las instalaciones por... ¿Uh?, ¿Alguien ha visto a Amy Rose?

–Aquí estoy– se escuchó en el marco de la puerta.

Había regresado de mala gana, sabiendo que no podía esconderse en el baño por más tiempo. Amy dio un paso dentro del aula para ver a la misma chica ardilla que había visto antes con las ropas de su instituto. El alma se le cayó al suelo. Era la "amiga" de Sonic y quien los había visto en una "cita" el fin de semana pasado.

–Perfecto Amy, puedes enseñarle a Sally las instalaciones– pidió Vainilla. Apenas logró asentir con la cabeza ante su petición. Eso no podía ser más incómodo. Dio media vuelta y Sally la siguió sin emitir palabra.

Amy abrazó su cuaderno con fuerza, no tenía ánimos para hablar con ella, pero no tenía muchas opciones. Sonic se lo había dicho, ellos eran sólo amigos. Debía de creer en él.

–Amm... aquí está el salón de artes– indicó con su mano según caminaban por el pasillo –Y por allá...

–Vine por él– habló ella con un tono autoritario, deteniendo su marcha.

Amy la volteó a ver con una clara expresión de confusión en su rostro. La chica ardilla la vio con unos ojos intensos y mirada impasible. Como ella hacía cuando se proponía algo.

–¿Disculpa?– alcanzó a decir.

–Vine por Sonic, y espero que sepas que no te veo como una amenaza o competencia para mí– sonrió un tanto arrogante –No te interpongas entre él y yo o puedo jurarte que haré de tu vida un infierno.



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