Día de San Valentín
Salió de casa esa mañana sabiendo que tenía mucho a que enfrentarse ese día en la escuela, pero no podía seguir ocultándose en casa. Pasó su mano por su cabello sintiéndolo corto.
–Es hora de regresar a la realidad– murmuró sin ánimos.
–¡Amy!– escuchó su nombre.
–¿Blaze?
–Buenos días– saludó ella deteniendo el vehículo negro que la llevaba –Sube, te llevaré.
–Amm... claro– dijo extrañada. Blaze compartía la misma ruta que ella, pero era la primera vez que le ofrecía algo por el estilo.
El chofer de Blaze abrió la puerta dándole la entrada. Amy se sentó a la par de la felina sin poder evitar desviarle la mirada, pues sentía la mirada persistente sobre ella ¿Sería su peinado? No quería contarle lo que Sally le había hecho, no quería revivirlo una vez más.
–Silver y yo nos preocuparnos al no verte ayer.
–Mmm... sí.
–Veo que te cortaste el pelo– habló haciéndola sentir un vacío en su estómago –Me gusta mucho, ya era hora de un cambio.
–Gracias ¿Qué tal tú y Silver?– cambio el tema rápidamente.
–Pues...– se sonrojó ante la pregunta –¡Somos pareja!– dijo con gran sonroje y una sonrisa radiante-¡¿Puedes creerlo?!
–¡¿Eh?!- exclamó la eriza con asombro –¡¿Cuándo pasó eso?!
–El día que desapareciste de la escuela– señaló en tono de reproche –¿Qué fue lo que te pasó?
–Yo...– calló recordando de nuevo a Sally y a Lucy, y como sus mechones de cabello caían y sus gritos de ayuda vagaban sin dirección en una escuela vacía –No me sentía bien– murmuró intentando tragar sus lágrimas.
–Sonic estaba muy alterado– indicó.
–¿De qué hablas?
–Me fue a preguntar si te había visto y le dije que no, luego me pidió con urgencia hablar contigo, pero nunca me respondiste.
Amy sonrió sin poderlo evitar, sonrojándose ante la idea de desesperación del erizo por saber de ella. De nuevo el beso vino a su mente, recordándole que debía de enfrentarlo el día de hoy, y ahora que sabía de sus sentimientos hacia Sonic, los cuales era muy intensos, estaba consiente que no podía pretender que era una simple misión, pero ¿él sentiría lo mismo por ella?
–Eso me recuerda algo que hay algo que quería preguntarte, sé que no es de mi incumbencia, pero...– calló la felina desviando su mirada por un segundo –¿Qué hacías con Shadow el día de ayer?
Todos y cada uno de sus vellos se crisparon al escuchar eso, haciendo que su cuerpo se pusiera rígido por la mención de su nombre. Amy la volteó a verla al fin, sin poder evitar aquella expresión de horror.
–Cómo... Cómo tú...
–Los vi ayer en el centro– explicó –No puede evitar que eso llamara mi atención, pues después de lo que sucedió en la fiesta jamás pensé que se hablarían de nuevo.
–Bueno, nosotros... je... je... je– se hundió en su asiento intentando desaparecer. No había ninguna explicación lógica para verlos charlando, no sin revelar el secreto de ambos –Era porque... nos encontramos en la calle– respondió vagamente.
–Pero estaban comiendo juntos.
–Eso fue porque... yo quería... quería consejos sobre...– calló al percatarse que no sabía nada sobre él, nada aparte de que escribía hermosamente. Sonic con suerte hablaba de Shadow, a excepción de que era universitario nunca había dicho nada más. –¡La universidad!– gritó con una gran sonrisa. Era lo único que sabía y era una perfecta excusa.
–¿Universidad?
–Sí, él está en la más prestigiosa universidad del país, quería consejos para obtener una beca– explicó –Después de todo mi padre jamás me costearía una universidad como esa.
–Oh... ¿Tu padre aún sigue trabajando fuera?
–Sí...– dijo casi inaudible. Una nube de malos recuerdos vinieron a ella. –Sabes que él ya no vive acá desde que dejó a mamá.
–Oh bueno, eso explica– se conformó con la respuesta de la eriza –Pero no te aconsejo que se lo digas a Sonic, él jamás se ha llevado bien con Shadow desde que son muy pequeños. Tienen una rivalidad un tanto enfermiza.
–Lo sé...– murmuró desanimada.
–Bien, llegamos– dijo Blaze a la vez que el vehículo se detenía –Andando Amy.
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Su vista se mantenía fija en las nubes, obviando todo el barullo a su alrededor "No llegaré mañana, te veré hasta el miércoles" Y tal como ella le había dicho, no había asistido a clases el día anterior. Sonic suspiró pesadamente; su mente yacía dispersa entre las emociones que aquel beso había provocado en él y sobre cómo debería de sentirse respecto a eso. ¿Cómo se deberían de tratar ahora?, ¿Debería de olvidar todo y tratarla como si nada hubiese ocurrido? O debería... ¿Qué debería hacer?
–¡Sonic!– escuchó el grito molesto del equidna. Sonic se levantó del césped para ver a sus amigos, quienes yacían sentados a su alrededor ignorados por él –¡¿Qué demonios pasa contigo?!
–Nada Knuckles– dijo inexpresivo –Padre ha estado sobre mí nuevamente– mintió.
–Hey Knuckles– habló el zorrito con una sonrisa –Porque no nos traes un par de sodas de la cafetería.
–¡¿Y por qué debería yo...
La mirada molesta de Tails lo hizo callar. Knuckles vio de nuevo al erizo quien tenía esa mirada perdida y entendió el por qué Tails le pedía un poco de tiempo asolas, después de todo, Tails era su mejor amigo y sabía que habían temas que Sonic no habla con él o con otro, sólo con Tails.
–Bien– dijo de mala gana –Igual quería comprar algo para desayunar. Ya regreso.
Tails sonrió amenamente viéndolo partir, y su atención de nuevo se volcó a Sonic, quien parecía no haberse percatado que su amigo se había marchado. Pocas veces miraba a Sonic tan pensativo como ese día.
–Dime algo Sonic– se hizo escuchar –¿Realmente tu papá tiene algo que ver con tu estado de ánimo o esto es por lo que vimos con Amy?
Su nombre lo regresó a la vida, obligándolo a dejar sus pensamientos dispersos a un lado y verlo. Nadie lo conocía mejor que Tails, era casi como si pudiese leer su mente.
–Es... lo segundo– admitió.
–Pensé que me habías dicho que todo estaba bien, es decir, que habías hablado con ella.
–Sí... pues verás... es que...– silenció mordiéndose levemente el labio inferior ¿Estaría bien contárselo?
–¿Es qué que?– inquirió Tails impaciente.
–Es que... cuando fui a verla a su casa...– recordó –Algo pasó– dijo con gran sonroje.
–¡¿HABLAS DE...
–¡NO!– le interrumpió sintiendo como su rostro se tornaba rojo ante lo que su amigo intentaba sugerirle. –¡Nos besamos, nada más!– se explicó con rapidez.
–¿Besarse?– repitió el zorro incrédulo. Sonic no hacía ese tipo de cosas, al menos no con sentimiento y era más que obvio que había un sentimiento involucrado ahí. –¿Te enamoraste de Amy Rose?
–¡Eso jamás!– gritó por inercia. –Ella es sólo... sólo...
Entró en pánico ¿por qué no podía completar esa frase con: "una amiga" "otra chica más" o "nadie importante"? Sonic no se enamoraba de las chicas, él simplemente no lo hacía, y menos de chicas como Amy Rose.
–Es sólo una chica que me chantajea– completó fríamente –Nada más. Una misión más y por fin todo seguirá su curso normal.
–No te entiendo Sonic, ¿Por qué te niegas tan fervientemente a sentir algo?
–Yo siento muchas cosas Tails– respondió sonriente –Como ahora, siento hambre ¿Dónde está Knuckles?
–Hablo en serio Sonic– reprochó el zorro molesto.
–Yo también– dijo con un pesado suspiro –Mira, ella no está interesada en mí de esa manera– aseveró poniéndose en pie y tomando su mochila del césped –Una misión más y todo terminara, no hay nada más en esto.
Tails lo vio partir con aquella tristeza inminente en sus ojos ante las duras palabras que él mismo se había dicho. Sabía que él mentía, Sonic no pensaba o sentía algo de todo lo que le había dicho, pero jamás lo admitiría a voces, era obvio que no estaba listo.
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Caminó por la escuela sin poder ocultarse tras aquellos largos mechones que la habían acompañado por tantos años. Amy se sentía expuesta, casi como tener su alma al desnudo. Sentía como si todas las miradas de la escuela estuvieran sobre ella, como si cada conversación hablara sobre su nueva apariencia, como si todos supieran del incidente que la había forzado a ese cambio drástico de apariencia.
–Oh vaya, parece que el corte hizo a la rosa mucho más hermosa.
Sus palabras la hicieron subir su cabeza gacha topándose con unos ojos azules y una sonrisa un tanto retorcida. Amy retrocedió un par de pasos al reconocerlo, era el mismo erizo que se había encontrado en el parque de diversiones y que quería llevarla a un lugar más "privado" el día que se había torcido el tobillo.
–Ammm... permiso– alcanzó a decir haciéndose a un lado. El erizo verde se interpuso en el camino nuevamente, evitándole proseguir, haciéndola molestar –¿Necesitas algo?– preguntó Amy con enfado.
–Tú eres la novia del fastidioso erizo azul ¿No es así?
Se sonrojó con intensidad al la palabra novia ser pronunciado de sus labios. Amy clavó su mirada al suelo, recordando nuevamente el beso entre ambos, y el hecho que ese día lo vería nuevamente, sin saber aún cómo debería de actuar al respecto.
Amy escuchó su sonrisa formarse con amplitud, viéndolo nuevamente –Te puedo asegurar que yo puedo complacerte mejor de lo que ese apresurado erizo lo hará jamás.
Lo vio acercarse a él peligrosamente obligándola a retroceder hasta sentir una pared evitarla de seguir. Amy vio a diferentes direcciones, en donde sus compañeros caminaban a su alrededor indiferentes a lo que estaba pasando.
–No te necesito– intentó sonar tan segura como pudo, viéndolo con aquel ceño fruncido. –Tengo que ir a clases, si me disculpas.
Amy trató de alejarse de él, sin embargo una mano chocando contra los casilleros tras ella le impidió seguir caminando. El estruendo del metal al ser golpeado por las fuertes manos del erizo verde la hizo estremecer. Sus ojos se llenaron de temor ante la reacción violenta del erizo verde, quien tenía una expresión fría y dura en su rostro.
–Prometo que seré gentil– susurró Scourge acercando su rostro al de ella.
–¡Te advertí que te alejarás de ella!– escuchó un grito eufórico. Un puñetazo en el rostro hizo tambalear al erizo verde haciéndolo caer al suelo por el impacto.
Amy soltó el aire contenido sintiéndose a salvo. Vio a Sonic con una expresión molesta en su rostro y una mirada llenada de ira, haciéndola sentir intimidada. Sonic caminó protectoramente frente a ella, realmente se le miraba molesto.
Scourge pasó sutilmente su mano en su mandíbula y de nuevo esa sonrisa volvió a pintarse en su rostro. Volteó a ver a su erizo azul quien lo miraba con fuego en su mirada y una actitud defensiva.
–¿Qué?, ¿Acaso le tienes miedo a un poco de competencia?– preguntó Scourge con una sonrisa retorcida.
–¡Eres un...
–¡Sonic basta!– detuvo la eriza sosteniendo su brazo evitando que se acercara más a él. –¿No lo ves? Te provoca apropósito.
Chasqueó la lengua en señal de molestia y apretó sus puños con fuerza suspirando con pesadez en un intento de tranquilizarse. Sonic asintió con la cabeza dándole la espalda a Scourge y ver a la eriza, con una expresión inmutable en su rostro, haciéndola sentir de nuevo acorralada. Sonic tomó su mano con fuerza provocando que las mejillas de ellas se pintaran de rosa.
–No vuelvas a acercártele. Es la última vez que te lo diré– amenazó el erizo azul –Andando Amy.
Amy sintió como Sonic la llevaba casi a rastras por los pasillos de la escuela, haciendo que todos los estudiantes los voltearan a ver por verlos tomados de la mano. Intentó resistírsele, pero fue en vano, Sonic era demasiado fuerte y estaba demasiado molesto por lo visto. La guió a ciegas hasta adentrarla al salón de música, el cual estaba vacío.
–Entra– ordenó cerrando la puerta tras de él.
–¿S-Sonic?
–¡No vuelvas a quedarte sola con él!– explotó –¡¿Es que no ves lo que intenta conseguir de ti?!
Se quedó sin habla ante la reacción explosiva de Sonic, lo había visto vagamente celoso antes, pero esta vez era diferente; él realmente se miraba afectado por lo que había visto. Una pequeña sonrisa fue esbozada y una mirada dulce inundó sus pupilas, haciendo que la expresión molesta de Sonic se fuera borrando poco a poco.
–No lo haré– negó la eriza con la cabeza. –Gracias por haber venido ayudarme.
Sonic desvió la mirada ante la expresión dulce y tierna de la eriza, recordando nuevamente cómo habían terminado en esa situación. Sonic caminaba hacia su salón aún con las molestas palabras de Tails en su cabeza, cuando divisó a Scourge acosando a otra chica de la escuela, lo cual no era raro, era típico del mayor brabucón de la escuela. Una chica más a la que intentaba llevar a la cama, nada que le concerniera hasta que vio de quién se trataba. Sonic se sulfuró al verlo tan cerca de ella, y sin pensarlo su puño ya había encontrado el rostro del erizo verde. No podía imaginar a Scourge ponerle una mano encima a Amy, a su Amy.
Sonic aún recordaba las palabras de Tails: "¿Te enamoraste de Amy Rose?" Las cuales golpean su cabeza con gran estruendo.
–Olvídalo– murmuró Sonic de mal humor –Nos veremos luego Amy.
–Pero...
–Adiós– le cortó saliendo del aula de música.
Sonic saliendo huyendo de ella y de lo que representaba el verla. Hacía mucho tiempo que no sentía nada por nadie, apegarse demasiado a alguien sólo conllevaba dolor y tristeza. Sonic se detuvo frente a su clase, el lugar donde todo había empezado. Aún recordaba la primera vez que habían hablado, la primera conversación que habían tenido.
–"Necesito aprender sobre los sentimientos de una pareja y tú me ayudarás a completar mi misión Sonic the Hedeghog"– recordó –Se suponía que esto fuese algo falso– murmuró desganado –¿Qué has hecho en mí, Amy Rose?– se preguntó con angustia.
–¡Viste lo que compre! Es por el día de San Valentín– escuchó decir, captando su atención las dos chicas que caminaban por el pasillo –Será la otra semana y por fin podré decirle a Espio lo que siento.
–¿Día de San Valentín?
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Sonic había estado distante y evasivo con ella desde el altercado del erizo verde bajo el nombre de Scourge, un chico problema, como Lucy. De repente Sonic había dejado de hablarle, prestarle atención, si quiera mirarla. Sus pensamientos yacían distantes, o eso se le asemejaba, pues las pocas veces que intentó hablar con él apenas lograba que cruzara palabra con ella, siempre tenía una excusa para alejarse de ella o parecía no escucharla cuando ella aclamaba su nombre.
–No sé qué le pasa Silver– le dijo con un tono de preocupación.
–Hmph, es lo mejor– respondió el erizo plateado con enfado.
–¡¿Cómo dices eso?!
–¡Viste lo que te hizo su club de fans por estar cerca de él!– le recordó al ver su cabello corto.
-Lo sé, pero...- calló al escuchar el sonido de un mensaje entrante en su teléfono. Amy buscó en su mochila su celular con la esperanza que Sonic hubiese recapacitado y posiblemente le pidiese juntarse para hablar de lo que lo estaba molestando.
–Mirémonos hoy. Te esperare en el café del centro en una hora.
No se te ocurra llegar tarde.–
-Shadow-
–¡¿Eh?!– exclamó molesta.
–¿Qué pasa?
–Es...– murmuró intentando disimular –Mi plan de datos de internet está por expirar– mintió –Demonios– masculló con fastidio. –Debo irme Silver. Nos vemos mañana ¿De acuerdo?
–Sí, claro– se despidió extrañado por el cambio de actitud de la eriza.
Amy tomó caminó al centro, pues desde que había hablado con Shadow la semana anterior le mandaba mensajes de texto esporádicamente o como ese día, le exigía que se juntaran. Nunca la había amenazado con hacerle algo si no llegaba, pero siempre esperaba lo peor.
Llegó al café como él le había indicado, para ya verlo ahí leyendo un libro en la mesa del fondo. Amy suspiró pesadamente y caminó a los adentros del pequeño comensal, aún preguntándose por qué seguía viéndolo sabiendo que sólo le traería problemas.
–Veo que viniste a tiempo– dijo el erizo negro sin despegar su vista del libro.
–Estaba de paso cuando me mandaste el mensaje– respondió seriamente –¿Qué sucede ahora?
–Siéntate, ya te pedí un té– dijo cerrando el libro y dejándolo sobre la mesa.
–¿Es que acaso no te parecieron mis observaciones de la última vez?– inquirió Amy tomando asiento como él le había dicho.
–Estoy intentando escribir algo nuevo, pero creo que tengo un bloqueo– explicó sorbiendo un poco de café –Por eso te cite aquí, para ideas nuevas.
–Claro– asintió sin ánimos –Dime de qué se trata.
El erizo empezó a contar su nueva historia, a la cual después de un par de minutos de conversación dejó de parecerle relevante. La mente de Amy de nuevo se inundó de preguntas sobre el extraño comportamiento de Sonic y sobre sus sentimientos hacia él. Aunque no sabía si realmente importaban ya, pues el erizo azul hacía de todo por evadirla últimamente.
–¿Me estás prestando atención, Rose?– preguntó molesto al ver la mirada en el vacío de la eriza.
–Eh... sí, hablabas sobre que Sonic... ¡Es decir! Sobre que...
–¿Estás distraída por mi hermano?, ¿Es eso?
–¡No!– mintió sonrojada –Yo sólo... es decir...
–Esto tiene que ser una broma– dijo con un tono de cansancio en su voz y una obvia expresión de molestia –Incluso sin estar aquí encuentra la manera de arruinar mis cosas.
–¡No digas eso!– se quejó –Es sólo que... Sonic de repente ha estado muy distante y no sé por qué.
–Le preguntas al erizo equivocado. No habló con él– respondió indiferente. Un silencio por parte de la eriza se hizo notar y de nuevo su mirada se perdió, esta vez en su regazo. Era obvio que si no lograba ayudarla a quitar a su hermano de sus pensamientos ella no podría ayudarla, y necesitaba terminar con ese proyecto antes de que sus vacaciones en la universidad terminaran y no pudiera verla más. –Que molesto– farfulló irritado –Dime, ¿Desde cuando es que está así?– preguntó casi forzado.
–¿Eh?, ¿Hablas de Sonic?– inquirió recibiendo una mirada intensa del erizo negro –Hace una semana. Después del be... este... amm... después de que él y yo, es decir...
–¿Te beso?– preguntó Shadow intrigado, sin obtener respuesta por parte de la eriza, quien desvió la mirada ruborizando por su pregunta. –Mi hermano no es alguien muy emotivo, es decir, desde la muerte de mamá se encerró mucho en sí mismo.
–¿De qué hablas?
–Sonic no se enamora de las chicas, Sonic juega con ellas.
Sintió su corazón ser apuñalado por las duras palabras del erizo negro, quien realmente no parecía importarle si le afectaba o no lo que tenía por decir. Amy fijó su mirada en su regazo intentando ahogar los cientos de pensamientos negativos que su mente persistía en crear, una más cruel que el anterior.
–Si de repente cambió contigo– habló Shadow nuevamente –Es porque dejaste de ser un juego.
–¿Eh?– exclamó subiendo la mirada.
–Lo que digo es, que es muy probable que Sonic se haya enamorado de ti y aún no tenga el valor para admitirlo.
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–Gracias– dijo para tomar el arreglo de flores en su manos. Un arreglo de rosas blancas que desde que lo había visto lo único que hacía era recordarle a ella.
Yacía una semana desde que no le podía dirigir la palabra sin sentir aquellos sentimientos revolotear en la boca de su estómago y las ganas de besarla apoderarse de él.
–Estoy segura que le gustará a ese alguien especial, con esto no podrá decirte que no– sonrió la chica del mostrador, haciéndolo ruborizar –Feliz día de San Valentín.
Sonic le sonrió en manera de agradecimiento y salió de la tienda con el corazón en la boca. Después de haber pasado por la florería varias veces por fin se había armado de valor en entrar. –No puedo creer que vaya a ser esto– dijo apenas audible. Mañana sería el día de San Valentín, y este año sería el primer año en donde no esperaría impaciente por los cientos de regalos que sabía que le darían, este año, él daría uno y junto con éste, le confesaría sus sentimientos.
Vio la hora en su reloj percatándose que ya pronto se pondría el sol. Se le hacía extraño que en casa aún no lo hubiesen llamado para saber de su ubicación, y eso significaba sólo una cosa, que Shadow estaba afuera haciendo algo y su familia estaba intentando contactarse con él primero. Después de todo el hijo perfecto era prioridad.
–Tiene sus ventajas que esté por aquí– esbozó con un amago de sonrisa según como caminaba en dirección del atardecer –Aprovecharé para comer algo en el camino– dijo buscando un restaurante con la mirada. –¡Perfecto! Ahí podré...– Unos mechones rosas bailaron desde el otro lado de la ventana del restaurante, haciéndolo callar.
Sonic caminó lentamente acercándose al Café hasta lograr divisarla claramente, era ella, era Amy... y no estaba sola. La notó ruborizarse fuertemente ante las palabras de aquel erizo negro... de su hermano, quien yacía sentado frente a ella hablando elocuente. Las manos de Amy jugueteaban inquitas y era notorio que con suerte podía emitir correctamente palabra alguna debido al nerviosismo. Sonic conocía esa mirada de vergüenza y ese fabuloso color carmín que pensó sólo podía provocarlo él, que pensó que le pertenecían a él.
Sonic soltó el arreglo para que de las rosas se desprendieran los cientos de pétalos, cubriendo la acera en un manto blanco. Y mientras las flores morían a sus pies de nuevo aquel sentimiento de dolor que intentaba mantener tan bien guardado en lo más profundo de su ser, resurgió, como una mariposa negra saliendo de un capullo que durante años intento mantener.
–Nunca más– dijo dando media vuelta retomando su camino a casa.
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