Celos

Salió de la prueba de biología. Tenía un período libre hasta que iniciara la siguiente clase y por primera vez no se encontraba encerrada en la biblioteca escribiendo sin descanso. Amy vio las nubes blancas navegar y sentir la suave brisa. Cerró sus ojos intentando albergarse en esa paz, pero un pensamiento interrumpió eso: "¿Es que acaso tu corazón se acelera cuando estás cerca de él?", lo que Blaze le había dicho la noche anterior aún navega su mente sin descanso. Jamás lo había pensado realmente, pero era cierto, su corazón se aceleraba. Aunque siempre pensó que no importara quién fuese, su corazón se aceleraría por el nerviosismo. Después de todo ella era nueva en todo eso del amor.

-¿Qué haces aquí recibiendo sol?- vio el rostro de Silver sobre el de ella de pronto. Amy yacía recostada sobre el césped bajo la sombra de un gran abeto. Pensando que un poco de aire libre podría ayudar a aclararle las ideas -¿No sabes que la biblioteca está allá adentro?- bromeó.

No le tomó importancia a su burdo sentido del humor, y decidió seguir sintiendo la brisa acariciar su rostro, perdida en sus pensamientos, o eso intentaba. Silver se sentó a la par de ella para sentir el aire puro también, sin decirle nada. Amy lo vio de reojo, se le veía feliz. Tenía aquella sonrisa tonta desde que Blaze se les había unido aquella mañana ¿A él también le gustaría ella? ¿Su corazón se aceleraría por su presencia? La eriza se sentó de golpe para verlo fijamente. Tenía una idea.

-¿Qué?- preguntó Silver al ver la repentina y extraña reacción de su amiga.

-Dame tu mano- ordenó tragando pesado. Haría lo mismo que con Sonic.

-¿Para qué?

-Toca mi mano suavemente y entrelaza tus dedos con los míos.

-¡¿Qué?!- exclamó el erizo plateado sonrojado. Eso era una muestra de afecto.

Amy rodó sus ojos y lo vio desaprobatoriamente. -Sólo quiero probar algo- explicó intentando que se tranquilizara.

-... De acuerdo- asintió no muy convencido.

Silver acercó su mano algo temblorosa a la de ella y tocó su mano con cuidado, su tacto era muy diferente al de Sonic, algo hacía falta. Sentía el calor envolvente de otro cuerpo tocando el suyo, pero la electricidad de su tacto no existía. Silver entrelazó su mano con la de ella y se sentía extraño, pero no como cuando Sonic la había tocado por primera vez. Su corazón no latía con fuerza en sus oídos, ni una corriente eléctrica recorría su espalda.

-Nada...- murmuró la eriza con su mirada fija en su mano.

-¡Hey Sonic nos vemos en la práctica!- escucharon gritar a la lejanía para ambos soltarse de inmediato.

Amy se volteó en el acto para ver al erizo azul parado a la distancia con su ceño fruncido, y luego dar media vuelta. La eriza se puso en pie tropezando con sus pies para correr hacia él. -¡Espera!- le gritó, olvidando que se encontraba en el patio de la escuela.

Ambos entraron al edificio, mientras él marchaba a prisa por los pasillos desiertos. Todos aún seguían en clases o en educación física.

-¡Espera!- gritó Amy de nuevo para lograr alcanzarlo. No sabía por qué sentía que debía de explicarle algo, pero no podía detenerse tampoco.

-¡¿Para qué me haces todo esto si lo tienes a él?!- le reclamó con una furia inminente en su mirada.

-¡No es lo mismo!- negó.

-¡Él hará lo que tú le pidas sin dudar!, ¡¿Para que me quieres a mí?!- preguntó el erizo azul con enfado.

-¡No lo entiendes!, ¡Mi corazón sólo se acelera cuando estoy contigo!- confesó.

Su enojo se desvaneció al sus palabras resonar en sus oídos cual dulce melodía, y en su lugar una alegría indeseada tomó su lugar. Sonic la vio sonrojarse con intensidad al percatarse de lo que acaba de decirle. "¿Sólo yo hago que su corazón se acelere?" pensó con una sonrisa disimulada.

-No pienses mal- dijo Amy con sus mejillas sonrojadas. -Silver no tiene tú experiencia, por eso es que te necesito a ti, eso es todo.

-No será que la capa de hielo empezó a derretirse, ¿Eh, Rose?- le sonrió Sonic con galanura.

-¿Eso desearías no es así?- preguntó ella con una sonrisa arrogante. Intentando tragar su vergüenza -Además, tengo una nueva misión para ti.

-¿Una nueva misión?- cuestionó el erizo azul para verla con intriga -¿Qué será está vez?

Lo había pensado con detenimiento durante mucho tiempo, pues había estado indecisa sobre qué podría ayudarla a completar su libro, hasta que se percató que había algo que no habían hecho, y que era necesario en el proceso del amor.

Su corazón latía en sus oídos y su boca se había secado ante las palabras que ahora yacían atoradas en su garganta.

-¡Misión 9: Ten una cita conmigo!- espetó con sus mejillas rojas cual tomate. Lo vio, esperando una negación como era su costumbre, pero en su lugar Sonic poseía una expresión impasible. No podía descifrar qué pensaba sobre su petición.

-¿Cita?- repitió extrañamente tranquilo -Fuiste mi cita para lo de la cena ¿recuerdas?

-No- negó ella -Quiero una cita de verdad- ordenó haciendo que su pulso desacelerara -Me llevarás al parque de diversiones este fin de semana y me compraras cosas, ganaras tontos juguetes para mí y serás amable y cordial conmigo- murmuró apenada.

Su vista yacía fija en los casilleros junto a él y estaba segura que sus mejillas delataban la vergüenza de todo aquello que acaba de decir. Necesitaba mucho material para poder vencer a Dark Heaven y ahora que tenía las bases necesitaba saber cómo era una cita real, necesitaba saber cómo se sentiría Erie al estar sola con Aarón con las nuevas emociones que ahora había descubierto. Su historia ganaría el derecho de tener un libro.

-Es obvio que no me puedo negar- habló Sonic con cierta resignación. Amy se atrevió a verlo finalmente, notando aquella expresión tranquila en su rostro y desinteresada, haciendo que su corazón latiera aún más rápido -Pasaré por ti a las 10:00 A.M en punto el sábado- indicó para empezar a caminar de nuevo. Dando por concluido el tema. -Y por cierto- se detuvo de nuevo volteándola a ver sobre su hombro -No vuelvas a hacer eso con Silver- murmuró casi inaudible.

Lo vio alejarse por el pasillo bañado con la luz del sol. El timbre sonó y docenas de alumnos poco a poco empezaron a llenar los pasillos, ahogándola en un mar de estudiantes. Amy sonrió con disimuló, en un intento de guardar la emoción.

-"¡Concéntrate Amy!"- se regañó -"Repasaré punto por punto para que todo sea perfecto"

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-Me miro estúpida- dijo molesta, mientras se miraba frente al espejo -"Amy, si vas a salir con él, deberás de usar un vestido"- recordaba la voz de Silver -¡Estúpido Silver!- gritó molesta. -Además... no es una cita real- murmuró con un rubor sobre sus pálidas mejillas.

Se vio de nuevo con aquel vestido blanco que llegaba hasta sus rodillas. Era una de las pocas cosas que tenía guardadas para usar únicamente en ocasiones especiales. No era un vestido ajustado, pero aún así marcaba a la perfección su silueta. Sus largas púas yacían recogidas en una coleta alta con una moña por adorno y unas sandalias blancas completaban el atuendo.

Escuchó el timbre de la puerta sonar y se sobresaltó recordándole por qué usaba ese atuendo ese sábado en particular. Era él. Amy tomó un bolso color café para correr escaleras abajo. Paró enfrente de la puerta y aspiró tanto aire como pudo en un intento de tranquilizarse. Pasó las manos sobre su vestido para componer o borrar cualquier arrugar indeseada y abrió la puerta con aquella típica expresión de pocos amigos.

-Hey Ames- la llamó divertido.

-¡¿Qué?!- gritó Amy sintiendo su alma salir de cuerpo -¡¿Por qué me dices Ames?!

-¿Te molesta?- inquirió Sonic levantando una ceja extrañado -Ok, Amy, como sea- dijo alzando los hombros con desinterés. -Por si no lo has notado no me gusta eso de la confianza con los nombre de pila y demás- se explicó.

-"Era por eso"- pensó aliviada -Dime Amy o Rose- autorizó.

-Bien, andando- indicó Sonic para caminar de regresó al deportivo rojo que ella había montando el día de la cena -Terminemos con esto de una sola vez.

Subió para tomar camino a Twinkle Park. Sentía la brisa del aire acariciar su piel, mientras la música estridente de Thousand Foot Krutch sonaba con la canción de Shook. Un estilo de música un tanto estridente para su gusto. Amy lo vio de reojo, mientras usaba aquellos anteojos color verde y una media sonrisa adornaba su rostro. Se le veía tan relajado. Desvió la mirada para ahogar una sonrisa y sentir como se ruborizaba sólo por su expresión de paz y tranquilidad. Ese era Sonic, no el Don Perfecto de la escuela, y sólo ella podía deleitarse de su presencia. Era algo que sólo ella sabía, como un íntimo secreto que los dos poseían.

-No sé si alegrarme o no por tu continuó silencio- habló el erizo disminuyendo el volumen de la música. -Me da miedo que no hables, cuando no lo haces creas planes que me hacen hacer cosas humillantes- le reclamó.

-No estaba pensando nada realmente- negó con la cabeza. Últimamente sus pensamientos habían sido de lo guapo que se miraba casi a todas horas.

-Bien, no importa- dijo Sonic desinteresado -Ya hemos llegado.

Amy fijo su vista al frente mientras las atracciones parecían emerger lentamente de la tierra según se acercaban. Un gran castillo de tejado rojo se notaba a la distancia con unas letras brillantes que podían verse a varios metros. Podía escuchar las risas y las ruedas de lo que asumió era una montaña rusa, desde la lejanía para luego llegar al fin a su destino.

Sonic detuvo el vehículo en uno de los aparcamientos y se bajó del automóvil sin ningún gesto de caballerosidad hacia su compañera, pues empezó a caminar lejos del mismo, sólo asegurándose de que Amy lo siguiera por los pasos de ella apresurados al correr tras de él.

Sonic se acercó al despacho de las entradas y compró su derecho de admisión al igual que el de su compañera. Una vez dentro admiró con rapidez el lugar, llevaba mucho tiempo sin ir a ese lugar.

-¿Vienes sola?- escuchó decir a sus espaldas. Sonic se volteó para ver a un erizo verde frente a Amy con una sonrisa arrogante y actitud petulante; cerca de ella... demasiado cerca. -Podríamos ir a pasear por aquí- le sonrió pícaro -El túnel del amor no está lejos lindura.

Enfatizó esa palabra haciéndola sonar vulgar. Amy lo vio con disgustó con aquella expresión de molestia grabada en su cara. No le agradaba que la cortejaran, mucho menos de la manera tan deplorable que ese individuo intentaba hacerlo. Abrió la boca lista para decirle una o dos verdades cuando sintió como una mano la sujetaba por la cintura para atraerla al cuerpo suave y bien formado de Sonic. El calor de su tacto la hizo estremecer de nuevo, obligándola a verlo de manera instintiva. Sonic tenía una mirada dura e indescifrable, y su agarre seguro y fuerte la hizo sentir... suya. Tragó pesado.

-Ella viene conmigo- habló autoritario, provocando que el erizo verde retrocediera un paso. Expectante -¿Nos vamos?- le preguntó. Pregunta que le sonó más a una orden.

No pudo responder ante la pregunta pues antes de que pudiera si quiera abrir la boca él ya la alejaba con brusquedad del erizo desconocido. Amy sintió como la obligaba a caminar casi arrastras, y por una parte se alegraba, pues no creía que hubiera podido caminar por su cuenta después de lo sucedido. Su mano sujetaba la suya con fuerza y sus pasos largos la hacían trotar tras él, pues era pequeña en comparación. Amy sentía que estaba molesto, aunque no podía decirlo a ciencia cierta.

-E-Espera- clamó al fin la eriza, según como se adentraban en el parque.

Sonic se detuvo abruptamente, liberándola al fin. Su mano se sentía fría sin la suya sobre ésta. Quedó en silencio, sintiendo una atmósfera de tensión. No lo dudaba ahora, él estaba molesto, aunque no estaba segura de por qué.

-¡No debes de andar lejos de mí!- le regañó volteándola a ver molesto. -¡¿Es que no sabes lo que provocas con ese tipo de ropas?!

-¿Lo que provoco?- repitió inaudible. Se vio a sí misma rápidamente sin entender qué podían tener sus ropas. No entendía, por qué la regañaba -¿Por qué estás molesto?- preguntó Amy frunciendo el ceño.

Su expresión de molestia desapareció al ella hacer esa pregunta para que una de sorpresa tomara su lugar, dándose cuenta de su actitud fuera de lugar. -No sé de qué hablas- negó Sonic desviando la mirada -No estoy molesto, sólo decía- intentó excusarse -Pero si quieres que más motociclistas te acosen por mí está bien- se defendió molesto.

Amy lo vio impasible, con aquella mirada fija y penetrante que lo desarmaba por completo. Cuando hacía eso sentía como si ella pudiese ver su interior, y descifrar sus más profundos secretos.

-Me gustó- espetó la eriza rosa.

-¿De qué hablas?

-Cuando estás celoso- habló inmutable -Me gusta.

Sonic se sonrojó con fuerza al escucharla hablar de una manera tan metódica respecto un sentimiento tan volátil como los celos eran. Esa mirada fría y expresión calculadora le recordó cuando tocaron sus dedos la primera vez, analizando todo al mismo tiempo. Como una máquina.

-¡Estás loca!- habló al fin, después de un prolongado silencio. -¡Bah! Esto es puro chantaje ¿recuerdas?- le recordó -Además, ese tipo no me dio buena espina. Es un instinto de protección que uno tiene hacia las mujeres. Nada más- explicó.

-Como digas- habló Amy con desinterés, haciéndolo molestar -Bueno, empecemos con la misión- terminó el tema para sacar una hoja de papel de su bolso -Miremos qué va primero.

-¿Qué es eso?- preguntó Sonic con una mohín de pocos amigos. Se le veía irritado.

-Lo que haremos hoy- respondió restándole importancia a su mala actitud. -Primero debemos de ir a una atracción tranquila, como las sillas voladoras o las tazas giratorias y luego... ¡¿Eh?!- exclamó Amy al ver como la hoja se deslizaba entre sus dedos -¡Oye!- gritó al ver al erizo azul quitarle la lista de "Qué hacer" que con tanto empeño ella se había esforzado en enumerar la noche anterior.

-Paso uno- habló Sonic para romper la lista en pedazos y ver la expresión de incredulidad de la eriza rosa ante sus actos -Paso dos: Déjate llevar.

-¡¿Por qué hiciste eso?!- reclamó para verlo molesta.

-¿Estás demente? ¿Quién hace una lista para venir a un parque de diversiones?

-Pero los puntos, y las situaciones y...

-Tú querías una "cita"- interrumpió haciendo comillas en el aire con sus dedos al pronunciar la palabra cita -Y una cita no se planifica. Uno ve una atracción y te subes a ésta. Simple- dijo sin importancia -¿Cuál es tu favorita?

-¿Mi favorita?

-Ya sabes, de las que hay aquí ¿Cuál es la que más te gusta?

-Este...

-Como imaginarás lo mío son las montañas rusas y las atracciones que te dejan caer en caída libre- habló con una cierta luz en sus ojos -Pero podemos empezar con algo más suave para ti.

-L-Lo que tú quieras- habló febrilmente, jugueteando con su cabello.

Sonic la vio extrañado. No se comportaba con aquella seguridad que por lo general intentaba tener, y que a él le encantaba romper.

-No me digas que tienes miedo- sonrió burlesco.

-¡Nunca había venido, sí!- admitió avergonzada, más alto de lo que hubiera querido -Yo... nunca había venido a un parque de diversiones.

-¿Hablas de que nunca habías venido a un parque de diversiones?- repitió atónito -¿Ni en los viajes escolares?

-Sin una firma de mis padres o tutores no me dejaban venir- negó con la cabeza -Y sin mis padres no venía en absoluto.

-¿Ni con amigos?, En tu caso Silver, ¿Ni siquiera con él?

-Silver no gusta de estas cosas- señaló irritada.

De nuevo el silencio que los acompañaba en cada misión se presentó. El bullicio de los niños y adolescentes se escuchó con fuerza, al igual que los gritos de emoción al escucharse el rechinar de los vagones de la montaña rusa y otros juegos. Ningún de los dos dijo nada por un largo período de tiempo, o eso se le asemejó a la eriza, quien ahora que lo pensaba, una cita en un restaurante o en un cine hubiera sido tal vez una mejor idea.

-Bien- habló Sonic con un suspiro al fin -Empezaremos por la casa de los espejos- indicó para fijar su vista al norte, indicando su ubicación. Amy levantó la vista. Sin saber cómo reaccionar a sus palabras. -No sé si podrás sobrevivir el Látigo del Dolor, así que iremos poco a poco- sonrió divertido.

-¿El Látigo del Dolor?- repitió.

-La montaña rusa- aclaró -Andando.

-¡Espera!- detuvo ella al verlo empezar a caminar nuevamente. Haciéndolo parar.

Amy corrió a paso ligero hacia él, para así tomar su mano. Lo sintió tensarse bajo su tacto, y juró ver su cara sonrojarse por lo que ella estaba haciendo, pero no le importó. -Tiene que ser como una cita real- se explicó por sus atrevidas acciones. Su corazón latía en sus oídos, y el calor de su cuerpo se incrementaba, haciendo sus mejillas arder. No podía verlo, no tenía el valor, pero tampoco lo soltaría. Viviría la experiencia por completo.

-Como sea, vamos- habló intentando sonar desinteresado. Sin éxito.

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Miles de caras y formas diferentes la confundieron, sorprendieron y hasta divirtieron. Se sentía encantada al ver su reflejo desfigurado, y su cuerpo de maneras diversas. Sonreía divertida como en mucho tiempo no lo había hecho, incluso habían hecho una competencia con Sonic de caras graciosa. El que se riera primera ganaba un premio.

Sacó la lengua y estiró su labios con sus dos pulgares hasta donde su piel pudo, entre otras expresiones que la hacían ver ridícula, tanto a él como a ella. Y mientras se deleitaba de actuar como una niña otra vez, escuchó algo que la hizo parar. El sonido de la risa, de su risa. -¡Te ves ridícula Rose!- reía Sonic con naturalidad. Amy Lo vio sujetar su estómago con fuerza mientras lágrimas surcaban sus ojos. Amy sonrió ampliamente al verlo así. No podía evitarlo. Jamás lo había visto reír o verse feliz, y era ella quien causaba esa felicidad, llenándola de calidez interna.

-¡Perdiste!- gritó Amy al fin con su sonrisa abarcando todo su rostro y emoción infantil.

La carcajada poco a poco empezó a detenerse viéndola sonreír divertida ante su victoria. Se le veía extrañamente emocionada. Una nueva emoción para agregar en las pocas que ella dejaba ver. Sonic recobró la compostura para secar las lágrimas en su rostro, intentando recuperar el aliento.

-No es mi culpa que te veas ridícula haciendo muecas Amy- se burló divertido.

-¡Perdiste y quiero mi premio!- exigió con una falsa molestia.

-Vamos chica vainilla, te compraré tu helado- asintió divertido para tomar camino hacia la salida que estaba a un par de metros de ellos. -Oh, lo olvidaba- dijo deteniéndose. Sonic regresó hacia ella y sin titubear tomar su mano, dirigiéndola a la puerta con el letrero de EXIT sobre ésta.

Agachó su cabeza sintiendo sus mejillas arder. Amy sonreía indeseadamente, pero se sentía feliz. Feliz por ese día, feliz de estar con él. Entonces entendió. Eso era lo que hacía que las parejas estuvieran juntos. La felicidad de aquellas bobas salidas. Cosas tan pequeñas como tomarse de la mano, compartir un helado, reír mutuamente los hacía sentirse felices. Una felicidad desbordante que opaca todo lo demás, la preocupación del porvenir, la tragedia del pasado y la angustia del presente.

-Ahora lo entiendo- musitó Amy con una sonrisa según caminaban hacia la heladería.

-¿Qué entiendes?- preguntó Sonic al escucharla.

-Porque las parejas salen en citas- habló en voz baja ruborizada. -Te hace feliz.

-¿Eres feliz?- la cuestionó con amago de sonrisa y una clara sorpresa -¿Al salir conmigo?--completó liberando la sonrisa enjaulada.

-Yo no quise, es decir...

-¿Sonic?- los interrumpieron.

Ambos voltearon a ver a quien ahora llamaba al erizo. Una chica ardilla yacía parada a unos metros de distancia. Sus ojos azules eran profundos y su pelaje marrón cual chocolate brillaba con la luz del sol. Llevaba un vestido rosa que se ajustaban perfectamente a su silueta con un ligero escote.

Sonic soltó su mano al instante y una sonrisa natural se esbozó en su rostro. No era Don Perfecto, era él mismo, ese quien ella creía sólo ella podía ver. Amy vio de pies a cabeza a la chica ardilla frente a ella con una ligera expresión de molestia.

-Sally- habló Sonic suavemente al reconocerla. Acercándose a ella.

-Sonic- sonrió ella ampliamente para correr hacia sus brazos y abrazarlo con fuerza.

Amy frunció el ceño molesta y una nueva emoción empezó a crecer en la boca del estómago. De pronto se sentía irritada y lo único que quería hacer era abalanzarse sobre ellos y separarlos. Amy mordió su labio inferior con fuerza, intentando tomar control de sus emociones.

-Ha pasado tanto tiempo- murmuró él con una suave sonrisa terminado el abrazo y separándose de ella -¿Cuándo regresaste?

-Hace poco tiempo- respondió Sally con una sonrisa para ver de reojo a la eriza que yacía parada detrás de él con una dura mirada. -Y está vez pienso quedarme para bien.

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