Al Descubierto
-.-.-.-.- Las palabras de Erie fueron una invitación a lo prohibido, y en sus ojos logró leer lo que en su cabeza le había estado gritando hacer desde hace un tiempo atrás. No se contendría más. El perfecto delineado de las curvas de sus labios color rosa lo llamaron con hambre, y así, el impulso pudo más que la razón. Su boca buscó la de ella con cierta timidez al principio, abriéndose paso en un mundo nuevo, pero su cuerpo parecía saber exactamente qué hacer. Aprisionó aquellos labios carnosos contra los suyos con gran seguridad, una mezcla excitante entre el fuego y hielo que se unían por primera vez. Erie pareció sorprenderse por su atrevida decisión, una sorpresa que pareció agradarle pues su beso fue correspondido con la misma intensidad. -.-.-.-.-
Amy se sonrojó mientras escribía cada palabra, recordando el beso del día anterior. No habían hablado del beso después, Sonic había optado por omitir el tema y ella pensó que también había sido lo mejor, pues no sabía qué decirle si lo hacía.
Actualizó el último capítulo de su historia y cerró su computadora para hacer lo que tenía planeado para ese día. Ese martes no había asistido a clases, pues aún necesitaba hacerse un corte de cabello para arreglar el desastre del día anterior. Amy se vistió con una blusa de tiras floreadas y un short azul. Era verano, y el calor en Green Hill se hacía notar, al menos sabía que el nuevo corte la mantendría fresca.
Salió de casa sintiendo el sol abrazador de medio día junto la refrescante brisa de verano. Amy tomó el bus a Station Square para dirigirse con su peluquero de confianza, quien al verla casi se desmaya del susto.
-¡¿Qué demonios te pasó Amy?!- gritó espantado.
-No es nada Vector- mintió -Fue un... un accidente.
-Demonios Amy, eres una terrible mentirosa- se quejó el cocodrilo.
-Sólo... no me des un día más difícil Vector- habló con un pesado suspiró -¿Puedes arreglarlo?
-¡Por supuesto!- dijo con orgullo -Después de todo, es uno de mis tres trabajos, y este es el que mejor se me da.
-Eso es porque para los otros eres un asco- dijo una voz aguda.
-¡Silencio Charmy o le diré a tu madre que te mande a un internado!
-¡Sin mí no sabrías hacer la mitad de cosas de por aquí!- se mofó enseñándole la lengua.
-¡Eres abeja muerta!
-Hola Charmy- sonrió Amy a forma de saludo, interrumpiendo la discusión entre ambos -Haz crecido mucho.
-¿Uh?- exclamó volteándola a ver -¡Verdad que sí! Este es mi último año en la escuela primaria.
Amy le sonrió divertida para escuchar otro comentario sarcástico del cocodrilo. Vector, Charmy y Espio eran un trio que se encargaban de diversos trabajos, aunque Charmy y Espio aún debían de estudiar, únicamente Vector podía dedicarse tiempo completo a su trabajo en el salón de belleza, cafetería y el último y más reciente, una agencia de detectives privados.
-Hey, por cierto ¿dónde está Espio?- preguntó obligándolos a detener la riña.
-Debe de estar en la librería- respondió Vector -Inscribiéndose para ese concurso de escritores.
-¡¿Qué concurso?!
-Uno que llevan anunciando ya un tiempo, Espio no deja de hablar de eso- recordó -Quiere meter su tétrica y reflexiva poesía en el concurso para que la publiquen. Creo que las inscripciones cierran hoy dentro de dos horas o algo así.
-Podrías darte prisa entonces- dijo Amy tomando asiento rápidamente. -Hay alguien que está interesado en ese tipo de cosas y... es mejor que vaya a buscarlo antes de que cierren.
-Como ordenes.
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Corrió tan rápido como pudo con la impresión de una de sus historias, esa era la oportunidad que ella estaba esperando. Amy siguió con su marcha apresurada para distinguir a un rosto familiar, saliendo de la librería.
-Espio- dijo deteniéndose abruptamente.
-¿Uh?, Hola Amy- saludó con una sonrisa.
Escondió el manuscrito que tenía detrás de ella para sonreírle a manera de saludo. Amy siempre había sabido de lo talentoso que era Espio para la poesía y la prosa, sin embargo jamás le había dicho sobre su pasión por la escritura, era algo que sólo Silver sabía, y así quería que se quedase por el momento.
-¿No deberías de estar en la escuela?- preguntó el camaleón mientras se acercaba a ella.
-Hoy tenía un par de cosas que hacer- respondió desviando la mirada.
-Oh- exclamó -¿Vienes a la librería?
-Sí... necesito un par de cosas, unos libros nuevos y eso- rió nerviosa.
Espio elevó una ceja por la extraña actitud de la eriza, pero no por eso hizo más preguntas al respecto -Como digas, debo irme a ayudar a Vector. Nos veremos después ¿de acuerdo?- se despidió el camaleón siguiendo con su rumbo.
-Sí, adiós- se despidió por igual.
Amy vio su reloj de pulsera para notar que le hacían faltan 15 minutos antes de que el certamen cerrara las inscripciones. Corrió nuevamente y a distancia divisó la puerta de cristal de la librería. Abrió la puerta con fuerza haciendo sonar una campanilla al momento. Buscó con la mirada a la chica de caja sonriendo casi al instante hasta que vio un rostro familiar.
-Perfecto, su obra The Life in a Golden Cage está oficialmente inscrita en el certamen- habló la cajera -El ganador será anunciado en un mes, Señor... Shadow the Hedgehog.
Quedó petrificada al reconocer la púas negras con franjas rojas. El hermano mayor de Sonic era el autor más leído Online junto con ella, su mayor rival, frente a ella. -Eso será todo- escuchó decir a la chica del mostrador. Amy se sobresaltó alarmada, y corrió a esconderse detrás de uno de los estantes de libros; no quería que él la viera ahí, menos después de lo sucedido en la fiesta. Escuchó los pesados pasos de Shadow al caminar por la tienda deteniéndose de pronto; quitándole el aliento. Podía sentir su mirada atravesar el mueble donde yacía oculta. Amy se aferró fuertemente del manuscrito en su mano, conteniendo el aliento, como si el más mínimo suspiro fuera a delatar su presencia. El sonido de la campanilla sonó de pronto, indicándole que él había dejado la tienda, regresándole la paz.
-¿Él es... Dark Heaven?- musitó incrédula, asomando la cabeza al fin, fijando su vista fija en la entrada.
-Se cerrara el certamen- se escuchó decir por toda la tienda -¿Alguien más?
Amy salió de aquel escondite improvisado sin poder evitar fijar su vista una última vez en la puerta de cristal. El antipático hermano de Sonic ¿realmente podría ser el maravilloso autor de aquella novela? O tal vez le haría el favor a alguien más, posiblemente a algún amigo de la universidad de la facultad de literatura.
Caminó al mostrador aún con la imagen del erizo negro grabada en su mente, no podía pensar en nada más en ese momento.
-¿Vas a entrar al certamen, linda?
-Sí- asintió con la cabeza.
Amy quedó en silencio, mientras la señorita delante de ella hacía el registro en su computadora. Seguramente todo había sido un gran mal entendido, no podía ser cierto. Amy sonrió con disimuló ante el pensamiento absurdo de que el cabeza dura del hermano de Sonic podía realmente ser escritor.
-"Seguramente todo es un gran mal entendido"
-Eso será todo- indicó, haciéndola regresar a la realidad. -Estás oficialmente inscrita.
-Gracias.
Amy se despidió con una sonrisa. Por primera vez participaría en un concurso oficial de escritura. Salió de la tienda con nuevos ánimos, como si de repente el cielo abriera el manto de nubes grises y le sonriera como en mucho tiempo no había hecho.
-Así que era la fastidiosa eriza rosa la que me espiaba dentro de la tienda.
Su voz se escuchó cual sentencia de muerte; prontamente el cielo se rió en su cara escupiendo en su felicidad. Amy volteó a ver con timidez a sus espaldas, y ahí estaba él, parado con aquella mirada fría y semblante serio. Tan imponente como la primera vez que lo había conocido. Shadow the Hedgehog, el hermano mayor de Sonic.
-Yo... yo no...- murmuró retrocediendo asustada.
¿Qué se suponía que debía de hacer ahora? Correr, gritar en histeria, ignorarlo como lo habría hecho con cualquier otro que le hubiese dado semejante acusación.
-Ven conmigo- dijo el erizo negro tomándola su brazo con fuerza.
-E-Espera- balbuceó siguiéndolo con dificultad -¿A dónde vamos?
-A hablar- respondió en seco.
Shadow la condujo de mala gana por un par de calles hasta obligarla a entrar un café en el centro. Una pequeña cafetería en donde universitarios y adultos se reunían todo el tiempo a tener conversaciones serias, o eso pensaba ella. No era un lugar para ella, una simple estudiante de secundaria.
-Siéntate- ordenó tomando lugar frente a ella, viéndola con una mirada intensa. -No recuerdo tu nombre, así que te llamaré como te conozco, Ames.
Sintió un sudor frío recorrer sus sienes y por un momento el piso a sus pies pareció tambalearse. ¿Cómo era eso posible?, ¿Cómo podía el saber algo como eso?
-¿Cómo...
-Te vi entregar el manuscrito por la vitrina de la tienda, y el seudónimo era Ames- explicó sin darle mayor importancia. -La escritora Ames, número uno en las historias Online, o al menos hasta que yo llegue- sonrió arrogante.
-¡Shhh, No digas eso!- ordenó alarmada -Mi nombre es Amy Rose- le recordó molesta.
-¿Rose?- repitió el erizo negro arqueando una ceja.
-"Es igual que Sonic"- pensó -¿Qué quieres conmigo?, ¿Por qué me has traído aquí?- le preguntó con enfado.
Por un momento su amigo el silencio tomó lugar en medio de ambos, expectante al igual que ella, de la reacción de Shadow. Un pesado suspiro por parte de él pareció opacar el barullo de su alrededor.
-¿Cuánto va a costarme?
-¿Costarte?- repitió la eriza -¿De qué hablas?
-De que no digas nada sobre lo que has visto hoy.
-¡¿Por qué rayos sigues pensando que soy una chica a la que puedes comprar?!- gritó poniéndose en pie, atrayendo las miradas de los comensales.
-No te atrevas a hacerme una escena- amenazó Shadow entre dientes -Siéntate.
-No tengo porque quedarme o...
-O Sonic será el que pague por tu impertinencia.
Amy cambió su ceño fruncido por una expresión de miedo. Aún recordaba aquel ojo morado que Shadow le había causado por haberlo dejado en ridículo en la fiesta, no podía permitir que sucediera de nuevo. Tomó asiento de mala gana viéndolo con furia en su mirada.
-Buena chica- le sonrió altanero -Escúchame bien, esto que viste hoy es algo que nadie más puede saber- indicó -En especial mi fastidioso hermano ¿Has entendido?
-"Así que tú tampoco quieres que nadie sepa de esto"- pensó con una sonrisa disimulada. -¿Por qué no?, Es acaso que: "...desearías que el mundo pudiera verte como eres, murmuró a la habitación que guardaba su soledad"- citó Amy un fragmento del último capítulo que había leído de él.
-¡Guarda silencio!
-Realmente jamás pensé que alguien tan salvaje como tú podría escribir esas hermosas palabras- dijo sin señales de mentira en su voz -Sobre la vida de María y su dolor por no poder salir de donde se...
-Sí, sí, sí- interrumpió obligándola a callar -Esto de escribir es... es sólo un pasatiempo.
-Uno que quieres que se publique- señaló -¿Por qué meterte a un concurso? Tú familia es muy rica, podrías comprar una editorial si quisieras.
-No lo entenderías- murmuró irritado -Se espera algo mejor de mí...
-¡¿Mejor?!- gritó con asombro y molestia -¿Qué puede ser mejor que escribir y plasmar en papel todo lo que sientes por dentro?, Que haya alguien allá afuera y se identifique con lo que has escrito.
-Lo sé, es increíble, es...- calló abruptamente en un intento de borrar la pequeña sonrisa que se había formado al sentirse identificado. Shadow nunca había podido hablar con nadie sobre su hobby secreto, pues su padre esperaba que en poco tiempo se volviera capitán de los G.U.N. ¿Cómo decirle que le interesaba la escritura un poco más que las armas? No deseaba que Padre lo viera como miraba a Sonic. Como la decepción de la familia.
-No debes de darme nada a cambio- habló Amy, captando la atención del erizo negro -No lo diré, mantendré tu identidad secreta- sonrió divertida. -A cambio, tú tampoco dirás nada sobre mí o lo que hago.
-Eso no será problema- asintió con tranquilidad.
-Bien- dijo de la misma forma -Supongo que si eso era todo...- dijo Amy poniéndose en pie -Será mejor que me vaya.
-¡E-Espera!- la detuvo febril.
-¿Qué?, ¿Hay algo más con lo que quieres intentar comprarme?- preguntó aún ofendida.
-Tú has leído la historia ¿Cierto?
-¿Te refieres a The life in a Golden Cage?- inquirió -Sí, estás en la posición número uno, tengo que hacerlo si quiero saber de mi competencia- respondió desinteresadamente -¿Por qué?
-Quisiera saber la opinión de otro escritor- murmuró avergonzado. -Y eres bastante aceptable.
-¿Quieres que me quede para hablar?- preguntó Amy con asombro.
-No me sirves para otra cosa- dijo con enfado -Claro que sí.
-Mmm...- murmuró pensativa por unos segundos -Creo que podría.
-Entonces toma asiento- le dijo con tono autoritario -Pediré algo de comer.
-No es necesario que...
-Tengo hambre- le cortó con rapidez.
-Pero...
-Mesero- llamó ignorándola -Podría traerme dos rebanadas de pastel de manzana y dos... no, mejor un café y para ella un té.
-¿Té?- repitió Amy prestando atención la conversación, de la cual no era parte. Parecía que ser controlador era algo de familia. Amy vio al mesero asentir con la cabeza, dejándolos solos nuevamente.
-No creo que tengas edad para beber café- indicó.
-Mi edad no tiene nada que ver- refutó.
-No pienso hablar de café Rose, no mientras esté aquí contigo- amenazó haciéndola estremecer.
No se parecían en lo absoluto y a la vez en todo. Shadow le recordaba al Sonic que ella había conocido al empezar su experimento, alguien controlador e inmutable, la diferencia radicaba en que Sonic parecía querer sacarle ventaja a todo y gustaba de verla avergonzada, a diferencia de Shadow, quien parecía deleitarse de verla temblar como una gelatina ante sus ásperas palabras.
-¿Leíste el último capítulo?- preguntó el erizo, llamando su atención -¿Qué te pareció la redacción de los sentimientos de María?
-Ammm... calló nuevamente. Presa del pánico y la timidez. No podía hacer eso, si Sonic se enteraba que estaba hablando con su hermano, en especial de literatura, jamás volvería a hablarle.
-Siempre me gustó como describías los sentimientos de Aarón en tu historia- habló el erizo negro con su vista en el café que le llevaba el mesero.
-"¡Ha leído mi historia!"- pensó viéndolo al fin con cierto asombro.
-No voy a negar que la calidad emocional que tienes es superior a la que puedo expresar, y me a costado mucho intentar llegar a igualarte.
Amy sonrió con calidez, dejando de sentirse rígida e intimidad por su presencia. No podía creer que estaba escuchando un cumplido por parte Shadow, por parte de Dark Heaven, quien era sin duda un escritor de lo más talentoso.
-Pues, siempre me gustó como describías los ambientes- habló Amy al fin -Creo que captas la esencia de María muy bien.
-Eso es fácil, observó con mucha atención todo lo que me rodea. Escribir sobre eso se me da natural, a diferencias de otros escritores- sonrió presuntuoso.
-¡Oye!- exclamó Amy con el ceño fruncido, esbozando en él una sonrisa.
Amy se asombró un poco por ver la sonrisa sincera y a la vez altanera del erizo. Aquel comentario mal intencionado parecía ser una broma, ¿estaba intentando ser divertido? Amy no pudo evitar sonreírle de regreso y sorber un poco del té que él había pedido sin preguntarle, y lo que fue una pequeña sonrisa se desvaneció continuando con la charla. Shadow realmente quería saber sobre su opinión, alguien valoraba tanto su opinión. Eso la hizo sonreír más ampliamente.
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Caminaba por las calles del centro, buscando el regalo perfecto para el Día del Cariño que sería la semana próxima. Blaze sabía que Silver gustaba literatura de fantasía o películas del mismo género. Caminaba sobre la acera viendo las diferentes vitrinas en busca del regalo perfecto, cuando algo llamó la atención. Se quedó inmóvil con sus grandes ojos ámbar observando a Amy hablando con Shadow, el hijo prodigo de la familia The Hedgehog.
-¿Por qué están juntos?
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