Aclaraciones
Yacía hablando con la murciélago por teléfono, escuchando sus incesantes reclamos por no verla en el día de San Valentín. Shadow rodó los ojos con desesperé, después de todo ellos dos no eran pareja, lo suyo era algo únicamente físico que poco tenía que ver con amor y sentimientos. La había conocido en un antro muy popular, y la química había imposible de obviar; para ese entonces Shadow estaba en el último año de preparatoria y Rouge iba dos debajo de él.
–¡¿Qué rayos estás haciendo aquí?!– escuchó el eco recorrer el pasillo para que el sonido viajara hasta él. Shadow conocía esa voz, esa era la voz de su molesto hermano menor.
–Oh no...– murmuró espantado. No se suponía que Sonic regresara a casa tan temprano. –Rose– musitó –¡Debo irme!– colgó sin esperar respuesta, saliendo así a toda prisa del estudio dirigiéndose al lugar donde provenían las voces. La habitación de Sonic.
Shadow paró su carrera frente a la puerta que yacía abierta, en donde Sonic yacía dándole la espalda, imposibilitándole saber su expresión, aunque el miedo en la mirada de Amy le podía dar a una idea de cual era. Él sabía que no ella tenía excusa alguna de estar en su casa, menos de estar en su cuarto, después de todo, se suponía que ellos dos no tenían contacto alguno.
–¡Responde!– gritó sulfuroso. Era obvio que Sonic estaba más molesto de lo que Amy le había comentado. Ahora estaba seguro, estaba despechado con ella.
–¡Demonios Rose te dije que me esperaras en la biblioteca!– gritó el erizo negro, haciendo que Sonic se volteara dándole una mirada asesina. Intimidándolo sutilmente. Bufó fingiendo molestia cruzando los bazos sobre su pecho –Ser un asesor de la universidad es un verdadero dolor de cabeza– mintió intentando sonar convincente.
–¿Asesor?– repitió el erizo azul confundido, tranquilizándose.
–¿Acaso no lo sabes?– inquirió Shadow mientras armaba la mentira en su cabeza. –Desde tercer año puedes asesorarte con los estudiantes más sobresalientes de la universidad de tu elección para consejos y asesorías sobre los exámenes de admisión. Parece que tu acompañante del baile se metió al programa y le toque yo de asesor– explicó.
–¿Y viene a casa para asesorarse?– preguntó Sonic desconfiado. –¿Contigo? ¿Tú la citaste aquí?
–"¡Demonios! Tiene razón. Me conoce lo suficiente como saber que no haría algo como eso"– pensó intentando mantener el semblante frío.
–Shadow tenía mucho que hacer hoy– se involucró Amy –Decidí venir para que me recomendará unos libros.
–Tengo un trabajo muy importante de la universidad y no podía salir a verla esta vez.
–¿Hablas de que esto no empezó hoy?
–Eres un ignorante– regañó su hermano –Claro que no, estos programas empezaron hace dos semanas.
La expresión de Sonic cambió radicalmente, aunque ella no pudo distinguir correctamente qué era, pero no importaba realmente.
Amy salió rápidamente de la habitación, dejando al erizo azul atrás, trayendo de nuevo los malos recuerdos que la acechaban de aquella tarde. Caminó a ciegas por el pasillo, al sus ojos empañarse con las lágrimas que de nuevo querían florecer hasta que el agarre fuerte de alguien la hizo parar. Amy se volteó para encontrarse con los ojos de Shadow. Su falsa sonrisa se quebró y un pequeño sollozo se pronunció de sus labios mientras una solitaria lágrima rodaba por su mejilla.
Shadow suspiró pesadamente al verla derrumbarse frente a él nuevamente. La tomó del brazo con fuerza, adentrándola nuevamente a la biblioteca de la casa y cerrando la puerta con llave. No necesitaba que nadie entrara.
–Bien, así él no vendrá– habló el erizo con un pesado suspiró.
Amy caminó hacia él pegando su cabeza en su pecho y dejar que las lágrimas brotaran libres, emitiendo de tanto en tanto un sollozo demasiado fuerte para ahogarlo. Aferró sus manos fuertemente a su pecho, sintiendo la suavidad del pelaje blanco sobre el mismo, se sentía tan vulnerable. Sabía que Shadow no le diría nada, tampoco que la consolaría con un abrazo, pero que estuviera ahí parecía ser suficiente por el momento.
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Un manto negro cobijo el sol ocultando su brillo. Comía desinteresadamente la cena de esa noche, con su mente divagando en todo lo sucedido aquella tarde. Después de llevarla a la biblioteca, le había tomado casi una hora lograr que la eriza rosa se calmara para que se fuera de su casa, aun con aquellos ojos hinchados por tanto llorar. Shadow no sentía en lo particular ningún tipo de afecto por nadie, mucho menos por ella, pero sin duda sabía que si eso seguía así nunca podría avanzar con su historia y quitarse aquel bloqueo mental. Sabía que todo sus problemas ahora radicaba con su molesto hermano menor.
–... ¿Ya se marchó?– lo escuchó preguntar según entraba al comedor.
–Sí– asintió Shadow cortante como de costumbre –Pensé que la despedirías, después de todo recibiste una golpiza por el bien de ella– sonrió ante el recuerdo del ojo morado que le había provocado.
–¿Desde cuando se están viendo?– ignoró con un ceño fruncido su comentario.
Shadow dejó su cena a un lado arqueando una ceja intrigado ¿Acaso eso tenía que ver con ellos dos? ¿Sonic estaba celoso por alguna razón? Y en eso, el pensamiento cruzó su mente: "¡Nos vio!"; eso explicaría muchas cosas. Si su teoría era correcta y los había visto juntos eso había tenido que pasar en el transcurso de la semana pasada o... la última vez que la había visto en el café. El día antes de San Valentín. ¿Él había estado ahí?
–Te dije que este programa empezó hace dos semanas– sostuvo su mentira –Nos juntamos una que otra vez para discutir sobre lo que debe de hacer para ingresar a la universidad.
Sentía que todo le daba vueltas, tenía que ser una mentira. Sonic tuvo que sentarse, pues eso le daba sentido a porque ella estaba con Shadow aquel día y claro, porque parecía tan nerviosa en el café. Posiblemente descubrir que el era su tutor no había sido algo fácil de digerir.
–Se le miraba algo... extraña hoy– continuó el erizo negro viéndolo de reojo –Creo que no todos tienen suerte el día de San Valentín, aunque juraría que te diría algo.
Sonic apretó sus puños con fuerza poniéndose en pie al acto. Necesitaba verla, necesitaba disculparse. Sonic caminó a la salida a prisa cuando Padre llegó con aquella mirada intensa, dándole a entender que no debía de salir si no quería tener serios problemas.
–Creo que tendrá que ser mañana– dijo el erizo negro sonriente –Buenas noche Padre, ¿Te apetece cenar?
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Sonic se había levantado muy temprano esa mañana, pues sabía que ella por lo usual llegaba a las clases media o incluso una hora antes, y realmente necesitaba hablar con Amy. No estaba seguro si habían suficientes palabras en el diccionario para pedirle una disculpa, o peor aún para que ella quisiese escucharlo.
Abrió la puerta del salón de golpe, esperando verla ahí, pero en su lugar se encontró con algo diferente.
–Sonic, buenos días– dijo Sally al reconocerlo.
–¿Sally?– musitó desilusionado al reconocer a la ardilla –¿Qué haces tú aquí?
–Es mi turno de limpiar el aula– habló un dejo de cansancio en su voz. –Pero algo bueno salió de venir tan temprano- dijo viéndolo con una sonrisa –Realmente me preocupe mucho ayer cuando te fuiste tan repentinamente del restaurante.
–Sí... es sólo que... no estaba de ánimos para salir a ningún lado– murmuró desviando la mirada –Escucha lo de ayer fue... bueno, no quiero que tú...
–Sonic– interrumpió ella acercándose a él con gracia y una dulce sonrisa. Un caminado sensual lo hizo dar un paso atrás sintiéndose repentinamente incómodo. Sally tomó su mano con gentileza obligándolo a acercarse a ella. –Ayer no pude decirte... es decir...
–¿Decirme?
–Sonic, nos conocemos prácticamente toda la vida y desde hace años yo siempre he sentido... tú sabes...
–E-Espera... ¿Estás diciendo lo que creo?– preguntó Sonic con nerviosismo.
–Estoy enamora de ti Sonic– confesó y con atrevimiento se abrazó de su cuello abalanzándose hacia él besando con suavidad los labios del erizo azul.
Sonic la separó de él con cierta brusquedad retrocediendo de su contacto. La expresión de sorpresa era imposible de ocultar, realmente había querido suprimir cualquier pensamiento de que ella realmente podía estar enamorada de él, después de todo, eso no había sido lo que ella le había dicho el día anterior.
Inicio del Flash Back
Sonic terminó en la azotea del techo a la hora del receso, huyendo de las admiradoras locas que lo perseguían. Había regalado casi todo los chocolates que le habían dado a Knuckles y en especial a Tails, que por lo usual no recibía ninguno ese día. Sonic miraba a la distancia a todas las parejas que se miraban felizmente, y de nuevo el recuerdo de Amy con Shadow cruzó su mente. Golpeó con fuerza la pared de roca solida y un grito ahogado escapó de sus labios. Podía ver a la bestia de su hermano con Amy en sus brazos sonriéndole con picardía y de su boca escuchar la típica frase con la cual había conseguido que él se abalanzara en su contra para darle la paliza de su vida, y por lo mismo cientos de castigos de Padre, "Siempre en segundo lugar, Faker". Lo odiaba a él, lo odiaba con todo su ser... y a ella, por elegirlo a él en su lugar.
–¿Sonic?– escuchó decir levantando su cabeza y ver a Sally parada junto a la puerta de la azotea.
–¿Qué haces aquí?– preguntó toscamente, dándole nuevamente la espalda.
–Viene a hablar contigo.
–Te lo dije aquel día, yo...– calló de repente, Sonic recordó la razón por la cual le había dicho que se alejara de él para siempre. Por lo que le había hecho a Amy.
–Yo sé, yo sé– habló con un dejo de culpabilidad en su voz –Sé que me extralimite con Amy, y sé que estuvo mal lo que hice pero... si tan sólo pudieras escucharme– dijo con sus ojos cristalinos –Yo realmente pensaba que ella sólo estaba contigo por interés, que sólo quería tu dinero.
–¿Interés?– repitió dándole la cara al fin.
–Blaze me dijo que fue ella quien te acompañó a la cena de beneficencia, y siempre que estabas a su lado actuabas extraño, yo pensé que ella te había hecho algo... no sé... tal vez te chantajeaba por dinero o algo así– explicó –Por eso lo hice, ¡Sé que no lo justifica!, pero eres mi más preciado amigo de la infancia y yo... yo sólo...
Las lágrimas le impidieron de continuar, haciendo que las facciones toscas del erizo se relajaran. Esa era la dulce Sally que él recordaba. Sonic caminó hacia ella secando con su pulgar las lágrimas que rodaban por sus mejillas y sonriendo sutilmente.
–Sabía que debía de haber una explicación– habló el erizo azul al aire.
–¿Me perdonarías?– preguntó con unos ojos de suplica –¡Prometo no volverme a acercar a ella!
–Sólo...– de nuevo el manto de pesar y tristeza lo acogió. –Sólo no le hagas daño... aléjate de Amy Rose para siempre.
–¡Lo haré, lo haré!– asintió con desesperé.
–Buena chica– sonrió palmeando su cabeza. El timbre sonó dándoles a entender que el receso había terminado y era hora de regresar al salón. –Vamos, o llegaremos tarde– dijo dando terminada la conversación.
–¡Espera!– lo detuvo –Salgamos a comer algo, hoy– pidió –Porque no a aquel restaurante que tanto te gusta.
–¿Hablas de Philliphs and Dogs?
–Es el mejor restaurante de Chillidogs de la ciudad ¿no es cierto?
–Oh... claro, porque no– dijo desinteresado –No tengo ningún plan después de todo.
–¡Genial!
Fin del Flash Back
En el restaurante su mente únicamente había divagado en la confesión de Amy y sus sentimientos encontrados respecto a la escena que había presenciado el día anterior. Se preguntaba por qué había Amy hecho una cosa como decirle que le gustaba si estaba con su hermano mayor. No había pasado más de una hora en el restaurante cuando le había dicho a Sally que debía regresar a casa, a pesar de que había dicho en casa que llegaría tarde. Necesitaba estar a solas, aunque el ver a Amy en su cuarto no era lo que había esperado al llegar aquella tarde.
–Escucha, eres una gran amiga y eso– habló el erizo al fin –Pero yo nunca podría verte de esa manera Sally, es decir... eres como mi hermanita– dijo incómodo por la situación.
Sonic había tenido muchas declaraciones antes y había besado a diferentes chicas, pero ese había sido por mucho el beso más desagradable de todos. Se había sentido como si de repente una prima cercana o su mismísima hermana lo hubiese besado.
–Pero... tú y yo– habló Sally desconcertada. –Es decir, nosotros...
–Somos amigos ¿no?– sonrió tan cálido como pudo –Realmente adoro pasar tiempo contigo, eres muy divertida y me conoces bastante bien, pero no te veo de esa manera... lo lamento.
La vio desviar la mirada, permaneciendo en silencio por más tiempo de lo que él hubiese querido. Sally lo empujó con brusquedad moviéndolo fuera de su camino sin verlo a la cara y así, correr fuera del aula, sin emitir palabra alguna. Sonic no pudo hacer más que perseguirla con la mirada y al hacerlo, ver a la eriza rosa parada enfrente de la puerta del salón, admirando la escena frente a sus ojos. Sally paró frente a ella, viéndola por un segundo y luego seguir su camino por el pasillo.
Los dos quedaron ahí, en silencio. Amy mantuvo su mirada prendida en él y él hizo lo mismo. ¿Habría oído lo que le había dicho a Sally? ¿Eso sería algo bueno? Sonic mordió su labio inferior sin saber por donde empezar, tenía miedo que si ella escuchaba su voz huyera de ahí.
–Lo siento– habló Amy al fin, haciéndolo reaccionar –No fue mi intención husmear entre ustedes, yo sólo...
–Amy– habló Sonic con un trago pesado –Yo...
–Debo irme– se despidió dando media vuelta.
–¡Espera por favor!– corrió hacia ella tomándola del brazo en un intento de refrenarla –¡Necesito hablar contigo!
–¡Pues yo no tengo nada que hablar contigo!– dijo molesta, intentando zafarse de su agarré.
–Realmente no es que te vaya a dar ninguna otra opción– dijo con una media sonrisa. La atrajo al aula, cerrando así la puerta en un intento de evitar de que ella se fuera más de que alguien entrara. –Quiero hablarte sobre ayer.
–Fuiste bastante claro ayer.
–¡No lo entiendes!– gritó desesperado –¡Pensé que salías con Shadow!
–¿Eh?- exclamó confundida.
–Yo los vi juntos en un café en el centro y bueno...– murmuró apenado.
–" Parece más algo que haría por despecho"– recordó las palabras del erizo negro. Shadow había tenido razón, Sonic estaba despechado. Ahora todo tenía sentido. –Yo jamás saldría con él– negó con la cabeza –No era mi idea juntarme con él sabes, pero... ya sabes... no elegí eso.
–Lo sé, fue el programa.
–¿Programa?
–De asesoría de la universidad.
–Oh, sí... claro- asintió.
–Lo lamento Amy, sé que... sé que tal vez no existe disculpa suficiente, pero realmente, en ese momento pensé que tal vez querías...
–¿Qué creíste que quería si te había dicho de me gustabas?– reclamó viéndolo molesta –Si realmente pensaste que salía con él ¿Por qué no me lo preguntaste?
–Es sólo que...– calló sin tener una buena excusa –Shadow siempre ha sido el mejor en todo... y por primera vez, yo era el mejor ante los ojos de alguien... alguien importante... para mí– dijo desviando la mirada.
–¿Soy importante para ti?
–¡Claro que lo eres!– respondió con una falsa molestia –La verdad es... es que yo ayer también iba a... bueno...– rascó la parte trasera de su cabeza avergonzado.
–¿Qué?
–Yo iba a... a...- Sonic jamás había entendido lo difícil que era confesársele a alguien hasta ese momento. –Es que... después de todo lo que hemos pasado... me di cuenta que realmente...
–¿Sí?– dijo impaciente. Amy caminó un par de pasos acercándose al erizo quien tenía un tono carmín en sus mejillas y una notoria expresión de vergüenza. Era la primera vez que miraba vergüenza en el gran Sonic the Hedegehog.
–Que también me gustas mucho– murmuró inaudible.
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