Yuri on ice! - jjbek -Mi última esperanza.

Quiero aclarar que debido a la temática, el siguiente oneshot no es de mi autoría. Gracias a AkiraOno95 por cooperarme con su talento.

Las relaciones entre alfas y omegas resultaban ser más difíciles que cualquier otra. Otabek lo sabía muy bien. No importaba cuántas personas le fueran presentadas, jamás había alguien que fuera lo suficientemente llamativo para su alfa interno o para sí mismo... hasta que llegó Yuri Plisetsky. La dura expresión de los ojos verde azulado del rubio lo dejó boquiabierto y, aunque su alfa no tuvo reacción alguna al estar cerca de él, se arriesgó a iniciar una relación con el chico.

Yuri era un cambia formas de tigre blanco mientras él era el último lobo huargo gigante que había. Su familia estaba por extinguirse, razón por la cual ambos estaban presionados por tener crías. Intentaron e intentaron por años, sin embargo los esfuerzos resultaban nulos. No importaba si su relación no llegaba a ningún lado, no podía abandonarlo, lo amaba y si su felicidad estaba junto al ruso, se quedaría con él aunque sus genes desaparecieran para siempre.

-Beka, lo mejor para ambos es separarnos.

-¿Qué? ¿Por qué estás...?

-Jamás voy a darte los hijos que deseas. Aunque te amo con toda el alma debemos tomar caminos diferentes.

-Me niego. Eres mi pareja, Yura, no importa lo que digan los demás.

-Pero no puedo embarazarme. Además tu alfa no me reconoce. Llegará el momento en el que encuentre a su omega y nos separe.

-Yura, no.

-Somos jóvenes y fértiles. Nuestros genes no congenian juntos, eso sólo confirma que no estamos destinados a estar juntos. Algún día llegará nuestra pareja, así que debemos dejar de lado nuestro egoísmo para hacer feliz al otro.

-Yo te amo...

-Lo sé. Y ese amor no me pertenece. Sé feliz, Beka.

Dándole un último beso en la mejilla Yuri se marchó de regreso a Rusia. Tenía 21 años, pero Otabek jamás había llorado como un niño pequeño antes.

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Ah, era una completa pena que el gran Jean Jacques Leroy no encontrara pareja. Su aroma era demasiado intimidante para los omegas y entre los alfas no encontraba más que enemigos. Ése era su cruel destino como un omega que poseía un fuerte aroma, capaz de hacerse pasar por alfa.

Sus padres y su abuela lucharon para encontrarle pareja desde su primer celo, a los 16 años. Era el último lobo siberiano albino del mundo y ya que sus padres no podían tener más hijos, el futuro de su familia recaía sobre sus hombros. Ahora que era mayor de edad dejó de creer en la pareja destinada, orillándolo a una búsqueda desesperada por una pareja que fuera capaz de darle un hijo. Omegas, betas y alfas, tanto hombres como mujeres, desfilaban por su cama, sin éxito alguno.

Cansado de lamentarse por su cruel destino decidió tomar unas pequeñas vacaciones en Hasetsu, hogar de su mejor amigo de la infancia y colega en negocios, Yūri Katsuki, pero su abuela lo llamó a la oficina.

-Jamás me llamas con tanta urgencia. ¿Ocurrió algo?

-No es ningún tema laboral cielo, puedes estar tranquilo. Se trata de un compromiso.

-Abuela, ya te he dicho que por más que busque no logro encontrar a alguien que pueda darme descendencia.

-Creo que solucioné ese problema. Hay una chica beta que puede servir. Aunque es un zorro ártico no representa ningún inconveniente. Se han realizado las pruebas pertinentes y todo salió de maravilla. Su nombre es Isabella Yang, tiene tu misma edad y es una belleza, como puedes ver.

-Estoy cansado de los fracasos. Temo no poder cumplir el último deseo de mis padres.

-Esta vez funcionará, confía en mí. La conocerás en tres días.

Jean suspiró al ver frustrados sus planes de viajar mientras veía el expediente de la chica. Era bonita pero nada garantizaba que ese descabellado plan funcionara.

.....

-¡Felicidades! ¡Es una niña!

El silencio reinó en la sala de espera cuando el doctor anunció aquello. Habían tenido la brillante idea de mantener en secreto el sexo del bebé que Isabella esperaba hasta el nacimiento. JJ, su abuela y los padres de la chica estaban atónitos. El nacimiento de una niña dentro de su familia era extremadamente extraño, por lo que los vítores y las felicitaciones no se dejaron esperar. Si la niña resultaba ser un lobo, como su padre, serían muy buenas noticias para la familia Leroy.

JJ entró a los cuneros para ver a su pequeña hija, que era hermosa y lucía exactamente igual a él cuando bebé. Rápidamente la abuela Frances comenzó a planificar la boda para cuando se supiera la especie de la niña. Aunque Jean no amaba a Isabella, cumpliría su promesa y se casaría con ella. Pero no se esperaba que ella lo abandonara cuando se enteraron que la niña era un zorro, como mamá. Frente a las múltiples probabilidades de que resultara ser un lobo, lo cierto era que jamás les cruzó por la mente que terminara siendo zorro. Resultaba lógico pensar que no podría heredar la compañía bancaría de Jean y por ende, Isabella no podría disponer de la fortuna de los Leroy. JJ resultó muy afectado por aquello, no porque su hija fuera diferente a él, sino porque la madre decidió botarlo con todo e hija, como si nada hubiera pasado.

Jean tenía la esperanza de que el segundo embarazo fuera de un bebé lobo, no obstante jamás lo averiguaría, por lo que se centró en criar sólo a su amaba hija de nombre Jeannette.

-Después de todo sí te convertiste en padre, JJ.

-El que luzcas tan sorprendido me hiere, Victor. Mi Jeannette es súper linda y hermosa, tanto como yo.

-Tan arrogante como siempre.

Christophe Giacometti, presidente de la sede en Suiza de la compañía de JJ se unió al par con regalos para el retoño del canadiense.

-Recibí sus felicitaciones el mes pasado, no era necesario que vinieran todo el camino para entregar los regalos. Aunque era obvio que desearan verla con toda el alma. Esta niña merece ser conocida en todo el mundo.

-Sí, sí. Antes de que sigas divagando debo confesarte que no vine sólo a eso. Tenemos noticias importantes.

-¡¿Al fin encontraste pareja, Victor?!

-Pfft... Es tan probable como que yo soy completamente heterosexual.

-Muy gracioso Chris, pero no es eso. Un majestuoso dragón de hielo como yo está condenado a la soledad eterna. Lo que venía a decirte es sobre la sede en Kazajistán. Al parecer cambiará al mando del hijo de los Altin.

-Ah... ¿Y quiénes son ellos?

-Tsch, es tu propia compañía y no sabes nada de lo que pasa en ella. Los Altín la han manejado por años y su hijo, Otabek, me parece, va a tomar las riendas ahora que tiene 21 años.

-No veo la emergencia en ello. Después de todo, si el chico tiene el talento suficiente como para hacerlo sin ocasionar una crisis financiera, por mí está bien. Tenemos casi la misma edad y yo estoy a cargo de todo. Claro que no estoy comparando mi magnífico talento con el suyo, pero sabes a lo que me refiero.

-Aún eres un niño, JJ. No lo entiendes, vine desde Rusia porque si se crea un caos en Kazajistán nos veremos muy afectados. Dentro de unos meses tendremos la reunión semestral en mi país, así que te estoy diciendo que estés muy al pendiente de la situación. Iremos por su cabeza si algo falla, no expondremos a Rusia al daño colateral.

-Victor, Victor, Victor. La preocupación excesiva comienza a dejar señales en tu rostro, especialmente por esa pronunciada entrada en tu frente.

-Ja, Ja, Ja ¡qué gracioso! Mi frente es amplia, eso es todo.

-El balance no ha sufrido afectaciones negativas y el plan de contingencia que desarrollaron los kazajos es muy bueno, por eso no me preocupo. Ya veré qué tan preparado está ese chico cuando lo conozca.

-Yo no tengo de qué preocuparme, después de todo, Suiza tiene la mejor economía del mundo.

Chris tomó asiento cómodamente en uno de los sillones mientras observaba al par con cara de autosuficiencia pues jamás podrían refutar aquello.

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El día de la reunión llegó. Los representantes de Filipinas, Suiza, Estados Unidos y China ya estaban ahí. Victor Nikiforov arribó 10 minutos después junto a Yuri Plisetsky y aprovechó la oportunidad para presentarlo oficialmente como su prometido. Cinco minutos después la puerta volvió a abrirse. Plisetsky se levantó de su silla al ver entrar al kazajo acompañado de un japonés simplón. Llevaba lentes de armazón azul y un traje a juego con una horrible corbata. Al parecer hablaban de negocios, pero algo en la expresión amable de Otabek hacia el chico le disgustó al rubio.

-Beka.

-Yura...

Los presentes observaban al par sin entender, siendo Victor y el japonés los únicos que entendían la situación.

-Veo que estás bien acompañado.

-Ha pasado un tiempo... Sí, déjame presentarte. Él es Yūri Katsuki, mi prometido.

Ambos rusos observaban con furia la situación. El rubio porque Otabek se comprometió demasiado rápido y el peli plata porque una deliciosa botana se le estaba escapando. Katsuki bajó la vista y retrocedió un poco al sentir la imponente mirada de Victor sobre él. Otabek lo pasó por alto durante el momento en el que se distrajo observando a Yuri, sin embargo reaccionó cuando Victor se acercó a Yūri, hablándole con su voz de mando.

-Aléjate de él, Nikiforov.

Phichit salió al rescate de Katsuki para evitar una pelea, ya que Nikiforov, por alguna razón se mostraba demasiado interesado en el omega del kazajo. El propio Plisetsky tuvo que meterse en la riña para alejar a Victor pero al escuchar el ligero gemido que el japonés emitió por un empujón descuidado, tanto Otabek como Victor se acercaron al chico.

-Por todos los cielos, ¿qué es toda esta pestilencia de yo mando aquí?- Frances, abuela de JJ acababa de arribar. Otabek cogió a Yūri de la cintura para alejarlo un poco del grupito y cerciorarse de que estuviera bien, sin dejar de ver a la amenaza andante de Victor.- Debo disculparme por la demora, tuve que venir yo sola hasta acá.

-¿Qué ocurrió con JJ?- Victor carraspeó antes de hablar. Por alguna razón se agitó en cuanto olió a ese chico, así que tenía que tranquilizarse para evitar un escándalo. Además Yuri era su pareja, sin importar que él y el kazajo salían meses atrás.

-Oh, mi linda nieta enfermó, así que él está en casa. Últimamente le da por mostrar su cola y orejas; aunque es lindo genera demasiados problemas. Yūri, me alegra verte al fin aquí.

-G-gracias abuela Frances...

-¿Se conocen?- Victor habló nuevamente sin dejar de ver al chico. Otabek chistó por lo bajo y terminó por responder al cuestionamiento, totalmente molesto.

-Yūri está a cargo de la sede japonesa. Ahora quítale los malditos ojos de encima. Tienes a tu pareja junto a ti, tenle respeto.

-Algo me dice que deseas estar en mi lugar. ¿Quieres cambiar? Tengo interés en conocer al chico.

-Caballeros, no es momento de pelear, vinimos a tratar negocios. Ahora, Yūri, ¿estás en época de celo?

-N-no debería sentirse, tomé mis supresores...

-Entonces no hay problema. Victor, es rudo de tu parte coquetear con la pareja de alguien más, sobre todo si tienes a tu pareja a lado tuyo.

-Chris tiene razón Vitya. Si me trajiste para eso mejor me largo. Además, no sé qué tiene de especial ese simplón de ahí.

Altin observó con reprocho al rubio que se sentaba abierto en la silla, bufando con molestia ante la situación. Todos esperaban que la junta terminara lo más pronto posible, pues la mayoría del tiempo Victor y Otabek aprovechaban cualquier ocasión para provocarse, ya fuera que Otabek se mostrara atento con Katsuki o si Nikiforov sujetaba la mano de Plisetsky y le besaba los nudillos a cada rato. Al final de todo el pobre japonés trató de huir con su amigo Filipino, sin embargo, la abuela Frances les pidió que esperaran.

-Hay otro motivo por el que los cité aquí. Es sobre mi pequeño JJ, me preocupa su situación.

-Creímos que estaban contentos con el nacimiento de la niña.

-Y así fue Phichit, pero no es suficiente. Me preocupa que no consiga pareja. Por eso necesito su ayuda, me interesaría saber si conocen a algún alfa soltero.

-¿Eh? Pero JJ es un alfa, ¿no sería imposible emparejarlo con otro?

-Sólo que Jean no es un alfa, sino un omega.

-Eso explica porque los demás reaccionamos mal cuando está cerca. Tiene un fuerte aroma pero no es para nada competitivo con el mío. Por eso lo veo más como una presa, aunque no sea más que un perro salvaje.

-Hasta Victor lo entiende. Yūri, ¿me ayudarías con la idea que me platicaste ayer?

-Trataré de hacer lo posible.

Otabek alzó una ceja sin entender a lo que se referían. Katsuki se quedó un momento a solas con la abuela del canadiense mientras los demás se dirigían a sus oficinas asignadas en el complejo. A Otabek le tocó una con vista a la ciudad. Podía ver perfectamente la catedral de San Basilio por los ventanales mientras le pasaba a su padre, por video llamada, la información obtenida en la junta. Yuri irrumpió en la oficina cuando había terminado la llamada, sorprendiendo al chico.

-No lo aceptaré.

-¿A qué te refieres? ¿Por qué estás aquí, Yura?

-Han pasado poco más de seis meses desde nuestro rompimiento. ¿Cómo es posible que te comprometieras tan rápido?

-Lo mismo ocurre contigo. Creí que tenías gustos mejores. Además, mi compromiso con Yūri fue hace dos meses.

-Mi abuelo pactó el compromiso con Yakov. Pero no me cambies el tema. ¿Por qué escogiste a ese chico? No tiene nada del otro mundo. En comparación conmigo no cabe duda de que soy un mejor partido.

-Pero no es tú y tú me rechazaste en un principio. Ahora entiendo completamente tus motivos, pero no tengo por qué darte explicaciones. Sólo encárgate de tu noviecito y mantenlo alejado de mi prometido, es todo.

-Sé lo que hice, no tienes que recordarlo, era lo mejor. Es sólo que no entiendo por qué él. Es decir, te mereces ser feliz, y sinceramente no considero que sea el adecuado para ti.

-El caso es que tú no eres quien puede decidirlo, Yura. Yūri puede tener ese aspecto al principio, pero es todo un diamante en bruto. Hay mucho más de lo que esconde detrás de esa imagen frágil. Te agradezco que te preocupes por mí, sin embargo este es un asunto en el que no te puedes meter. No dejaré a Yūri y espero que seas feliz con Victor.

-Sólo espero que no te arrepientas, Beka.

El ruso azotó la puerta al salir. Su expresión parecía digna de una masacre y Katsuki fue víctima de su malhumorado estado de ánimo. No entendió por qué el rubio lo miraba con odio y rencor, mas no tenía tiempo de pensar en ello. Tenía un tema que discutir con su prometido y el hecho de que la voz del ruso de cabellos plateados resonara a cada rato en su cabeza lo incomodaba en demasía.

-¿Otabek?

-Ah, Yūri, pasa.

Por un momento el rostro del azabache mostraba una tristeza absoluta que cambió rápidamente a una más serena, sonriendo gentil al ver los brillantes ojos marrones del chico.

-Lamento haberte dejado sólo, necesitaba hablar con mi padre. ¿Ese sujeto te hizo algo de nuevo?

-No, tranquilo, estuve con la abuela Frances y después con Phichit-kun.

-La señora Frances es la abuela de tu amigo de la infancia de quien me contaste, ¿cómo se llama? ¿Jack?

-Jean Jacques. Todos le decimos JJ. Y sí, es él. Por lo tanto es tu jefe.

-No tenía ni idea de que alguien así existiera.

-Eso es porque siempre estás metido en tu mundo... ¿Puedo preguntar algo?

-Seguro. Tratándose de ti puedes decir lo que desees.

Yūri dudó un momento en si hablar o no. Sentado frente al chico, mientras jugaba con los dedos sobre su regazo tomó una gran bocanada de aire, preparándose para soltar la bomba.

-¿Eres feliz conmigo?

-¿Eh? Claro que sí. ¿Por qué piensas lo contrario? ¿Alguien dijo algo?

-No, nada de eso. Es sólo una duda que tenía en mente.

-Ambos sabemos que no eres el tipo de persona que tenga esas dudas sólo por que sí. Sé que eres inseguro pero no hay nada que temer. Te quiero y te respetaré siempre, no lo olvides.

-Pero no me amas. Y ese es el motivo por el que vine. No me mal entiendas, no te estoy reclamando. Te digo todo esto porque quiero cancelar el compromiso.

El azabache no tenía idea del porqué decía eso. Otra vez se repetía la historia. La persona que quería lo estaba dejando y, aunque el dolor no era tan intenso como el que sintió al separarse de Plisetsky, su corazón se oprimió al ver el semblante triste del chico. No entendía la razón de sus lágrimas si fue él mismo quien pedía aquello, sin embargo eso no le impidió levantarse de su lugar para abrazarlo.

-¿Te he hecho infeliz? ¿No soy lo que esperabas?

-N-nada de eso.- El chico sollozaba ligeramente- Has sido demasiado bueno conmigo. Me has tratado como nadie nunca me había tratado, pero no soy la persona que está destinada a ti.

-¿Entonces por qué quieres terminar? No soy un chico perfecto y no creo en eso de las parejas destinadas. ¿Qué te hace creer que esa persona no eres tú?

-Me di cuenta de cómo se miraban. Me refiero a Yuri y tú. Dijiste que eso no funcionó aunque llevaban años de relación y en nuestro caso sólo nos vimos un par de veces antes del compromiso. El destino puede ser muy cruel a veces pero sé que encontrarás a esa persona que te vea y te anhele de la misma forma en la que lo ves.

-Por favor no llores. Si lo haces no puedo entender tus motivos, me duele verte así.

-Eres demasiado bueno.- Katsuki rió levemente al sentir los dedos de Otabek secar sus lágrimas, mirándolo con preocupación.- Ahí es donde entra mi plática con la abuela Frances.

-Ese sí que es un gran cambio de tema. ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?

-Bueno, su nieto es soltero y creemos que sería una buena idea que ambos se conocieran. JJ es el último descendiente de los lobos siberianos y como tú eres un lobo huargo sus posibilidades de concepción son demasiado altas.

-¿Qué? Ni siquiera conozco al tipo, además estoy tratando de no terminar nuestro compromiso.

-JJ es un buen chico, ha pasado por mucho, igual que tú. ¿Recuerdas que te conté sobre mi salvador cuando tuve mi primer celo? Fue Jean. Él evitó que me violaran ganándose una paliza por mi culpa. Puede ser arrogante y ególatra, pero en realidad es un buen chico. Ambos pueden congeniar bien.

-Eso es ridículo. Para empezar él es el tipo de personas de las que me suelo alejar. No me veo como su pareja.

-Date una oportunidad de conocerlo. Sé que lo vas a investigar, así que no rechaces la oferta. El próximo mes tendremos que ir a Canadá, por lo que puede ser una gran oportunidad de conocerse. Estoy seguro de que serás feliz con él.

-¿Qué pasará contigo? No quiero dejarte sólo.

-Tengo a Phichit-kun mientras Seung-san no se ponga celoso por nuestra amistad.

-Seguiremos siendo amigos. Si alguien te hace daño le romperé la cara.

-Lo harás. Y por eso te adoro. Siempre eres amable conmigo.

Yūri le dio un tierno beso en los labios mientras Otabek lo abrazaba con fuerza. Victor irrumpió en la habitación, apretando los puños con fuerza ante la escena. El japonés retrocedió al escuchar "Aléjate" en su cabeza. No tenía idea del por qué, pero tenía miedo de voltear a ver al dueño de esa voz. Otabek lo soltó para dejarlo ir, retando la mirada que el ruso le echaba. Cuando Katsuki pasó junto al peli plata, el aroma y el aura que sintió lo hicieron correr despavorido.

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-Así que mi abuela hizo eso... Ella aún tiene la esperanza de que encuentre a una pareja.

-Yo sugerí al candidato perfecto. Lo conozco muy bien, sé que se llevarán bien.

-No entiendo a causa de qué lo hiciste. Dices que te gustaba ese chico y que era muy diferente a tu ex pareja, aun así lo dejaste ir ¿para presentármelo? Suena trillado.

-Sé que Otabek te hará feliz, y ambos son de especies similares.

-Ah, ya estoy entendiendo el plan.- Jean suspiró al decir aquello. Él ya se había dado por vencido, sin embargo el resto del mundo parecía reacio a ceder ante su decisión. Jeannette reía en brazos de Katsuki, moviendo su colita de un lado a otro al ver el juguete que el japonés meneaba frente a ella. Sinceramente JJ quería rechazar esa propuesta, pero haría un último intento por su abuela, más no esperaría que las cosas funcionaran.

-Aunque su apellido es demasiado gracioso. Si pienso en ello sólo me puedo imaginar a alguien bajito. Eso es gracioso.

-Sobre eso, él odia los chises sin gracia sobre su apellido.

-A pesar de las bromas, quiere decir "oro".

Ambos saltaron al escuchar la voz grave de chico a sus espaldas. Jamás había sentido una presencia así y, antes de siquiera notarlo, Jean bajó la mirada. Yūri se sorprendió ante la acción. Normalmente eran los donceles quienes se mostraban sumisos ante JJ, razón por la cual resultaba emocionante presenciar aquello por primera vez. El japonés y el kazajo se saludaron mientras el canadiense preguntaba por qué estaba en su casa.

-Tu abuela me invitó. Y la cena está lista.

Otabek salió con el mismo semblante inexpresivo de siempre. Yūri sabía que algo planeaba, pero estaba más interesado en su amigo que se aferraba a su hija.

-¿Ese sangrón era tu prometido?

-Puede que pronto sea el tuyo. No te dejes engañar por esa cara, a veces puede tener planes maquiavélicos en mente.

Ambos se dirigieron al comedor minutos después. La mujer de mediana edad y cabello castaños que era abuela de JJ platicaba con tranquilidad con el chico de Kazajistán, hablando sobre negocios y hobbies. Los ojos grises de la mujer se posaron dulcemente en el par que tomaba asiento en la mesa, con la niña en brazos, esperando a que comenzaran a comer. De vez en cuando los azabaches intercambiaban palabras. Sorprendentemente las cosas resultaban bien, sin importar que JJ intentaba provocar a cada oportunidad al chico. Yūri y la abuela sonreían complacidos, hasta que llegó el momento de revelar la verdad.

-¿Qué piensan acerca del matrimonio?

JJ escupió su bebida casi sobre su hija, provocando que la bebé llorara por la sorpresa. El kazajo no parecía inmutarse, más bien esperaba que la señora continuara hablando. Jean tomó la palabra antes que ella.

-¡Es un poco demasiado! ¡Apenas y nos conocemos!

-Siempre pueden conocerse durante el transcurso. La mayoría de los matrimonios son concertados y tienen altos índices de éxito.

-Espera, espera. ¡Suena demasiad ridículo! Ni siquiera lo conozco, podría tener una doble vida.

-Yo no lo conocía cuando nos comprometieron. No tengas miedo.

-Tal parece que los rumores en torno a ti son sólo eso, rumores. Apuesto a que está asustado porque sus relaciones anteriores han sido puros fracasos.

-Habla quien lo han votado dos veces. Eres demasiado arrogante.

-Lo mismo va para ti. Te refugias en esa faceta porque tienes miedo. Las múltiples parejas que has tenido no han sabido satisfacerte, así que te cierras para no pasar por lo mismo. Incluso con la madre de tu hija terminó mal.

-¡Cierra la boca!

-Oh, por todos los cielos, Jean, tranquilízate. No sabía que estabas interesado, Otabek.

-Hice mi investigación. Después de todo acepto el compromiso. Va a ser divertido moldearlo a mi gusto.

-Como si en verdad me fuera a casar contigo. Ya tengo una hija y es todo lo que necesito.

-Patrañas, necesitas un hombre con el que procrear. El anuncio se hará dentro de unos días, así que estén todos preparados.

Otabek y Yūri dejaron la residencia Leroy para dirigirse al hotel. En el trayecto ambos platicaron sobre la seriedad del kazajo sobre sus relaciones. Yūri no permitiría que lastimara al chico sólo porque pensara en la situación como un reto, no obstante Otabek le confesó que siempre tomaba en serio sus relaciones, incluida la de ellos. Ambos tomaron el ascensor para dirigirse a sus habitaciones. Victor apareció de la nada, metiéndose al aparato con el par. Olvidaron por completo que los demás estaban en ese hotel por trabajo y algo le decía a Altin que el ruso estuvo esperando ese momento.

-Vaya, es una enorme causalidad encontrarnos de esta manera.

-S-sí, eso creo.

Nuevamente los ojos azules del mayor se posaron sobre el japonés. Un silbido desinteresado entre una conversación superficial trataba de ocultar el hecho de que Victor estaba liberando sus feromonas. Yūri se acercó a Otabek por inercia, dejando que éste pasara un brazo por su cintura, sin embargo, ya que él también trataba de marcar un territorio, el chico estaba completamente mareado.

-Ya dejen esa maldita demostración de testosterona, me iré caminando, este lugar apesta.

Yūri bajó del elevador antes de que Otabek lo detuviera y cuando el chico quiso ir detrás de él la puerta se cerró, dejando a ambos alfas solos en esa trampa de hierro.

-Eres demasiado obvio. Trata de disimular un poco.

-¿Oh? ¿Exactamente qué es lo que intento hacer?

-Lo sabes perfectamente. Yūri no el tipo de persona con la que sueles tener aventuras de una noche. He escuchado la fama que tienes y no permitiré que le hagas daño.

-Deberías dejarlo socializar, no es bueno para él que lo sobreprotejas. No veo ninguna señal del compromiso y tampoco tiene tu marca, así que no habría ningún problema si lo cortejo. Se ve bastante ordinario a simple vista, pero su aroma...

-Ni se te ocurra acercarte a él. Ya tienes a Yuri, no permitiré que juegues con ninguno de los dos.

-Él me botó. Tú y yo pasamos por lo mismo. El gatito también sufre por esto, aunque ahora regresó a Rusia.

-¿Es verdad?

-Puedes hablar con Yakov si no me crees. Tal parece que ahora ese chico tendrá que buscar la felicidad que todos tan desesperadamente desean... Ahora, creo que el cerdito debe estar por llegar al siguiente piso.

-¿Cerdito?

-Porque es tan apetitoso como un lechón al horno. до свидания.

Victor salió del elevador con una sonrisa maliciosa en los labios, dejando a Otabek pasmado en su lugar. ¿Qué cruel pecado debía estar pagando Plisetsky en esta vida para ser infeliz tantas veces? Su corazón dolía y quería correr a ver al chico pero de hacerlo estaría sepultando los destinos de ambos. Todavía amaba al chico, sin embargo, tenía que mirar hacia delante y encontrar aquello que lo complementaría. El rostro de JJ surcó fugazmente sus pensamientos. Quizá era la forma en la que su subconsciente le decía que debía casarse con él e intentar formar una familia. Aunque no quisiera admitirlo, Jean Jacques Leroy era su última esperanza.

....

El banquete del compromiso había llegado. Los socios de las demás sedes y accionistas estaban sorprendidos por la noticia. Los propios padres de Otabek estaban apenado con Yūri. El japonés era un chico gentil y amable, perfecto para su hijo, pero tenían pena porque el canadiense también les agradaba. Phichit y Yūri se burlaban de Jean cada vez que lo felicitaban o lo obligaban a posar junto a Otabek. Llegó un momento en el que Jeannette se había cansado y no quería dormir en los brazos de papá, por lo que fue sorprendente para JJ el ver que su hija se dormía cuando el kazajo la tomó en brazos. Después del banquete la nana se la llevó.

Mientras Jean hablaba con el padre de Phichit comenzó a sentirse mal. Phichit se acercó a su amigo estando muy preocupado pero su padre lo alejó. El filipino había entrado en celo el día anterior y ya que su prometido no estaba cerca, su padre se encargó de administrarle los supresores y de protegerlo excesivamente en la cena, por lo que JJ se vio obligado a dirigirse en soledad al baño.

Una fuerte oleada de calor lo abrumó en cuanto entró al cuarto de baño. Chorros y chorros de agua caían hacia su nuca y cuello, pero esa sensación no se iba. Se había quitado el saco y ahora se estaba abriendo la camisa para mojarse el abdomen con agua fría. Maldecía a la vida por mandarle su celo en semejante día. Corría peligro de ser atacado por los alfas si salía en ese estado Necesitaba ayuda, por lo que llamó a Yūri para pedirle supresores.

Otabek había notado aquel extraño cambio de ánimo en el azabache. Su lobo prácticamente le había forzado a seguirlo, mas se detuvo cuando lo vio entrar al baño. Intercambió una mirada de preocupación con el chico japonés y, cuando Yūri quiso acercarse a él, fue interceptado por Victor.

-Yūri, al fin tenemos tiempo para conocernos mejor.

-A-ah, hola, Nikiforov-san. Lo siento, en este momento me encuentro algo indispuesto, quizá en otra ocasión.

-Vamos, es un momento de júbilo. ¿Cuándo tendremos tiempo para relajarnos en el trabajo si no es por ocasiones como esta?

-Y-yo...- Su celular comenzó a sonar mas Victor no lo dejó contestar. Sin importarle que se trataba de su jefe guardó el celular del japonés en su saco.

-¡Devuélveme eso! ¡No tienes derecho de hacer algo así!

-Cuida tu tono de voz conmigo. No voy a dañarte, sólo quiero presentarte a algunos colegas.

De mala gana el chico terminó por seguirlo. Aunque quisiera ignorarlo su sola presencia estremecía cada célula se su ser. Mientras hablaba con los amigos del ruso podía escuchar su teléfono vibrando en el bolsillo del chico. Estaba planeando mil y una técnicas para tomarlo de vuelta, pero Victor vio a través de él.

-Sería interesante verte tratar de recuperar tu aparato pero mira, allá va Otabek. Tu ayuda no será necesaria más.

Yūri dirigió la vista hacia el chico que caminaba hacia el cuarto de baño. Un fuerte aroma provenía del interior y al abrir la puerta fue atacado de golpe por las feromonas de JJ. Observó hacia todos lados para buscar la presencia de alguien más y cerró la puerta con seguro. Estaban solos. El saco del canadiense reposaba sobre el sofá mientras él continuaba llamando a Katsuki. Antes de siquiera notarlo ya había liberado sus colmillos con los labios pegados al cuello del azabache. Sintió el cuerpo contrario estremecerse ante su tacto, aunque las palabras del chico no coincidían en absoluto con sus deseos.

-Vete de aquí.

-Sería peligroso que te deje sólo... Además pareces necesitarme.

-Ngnn... N-o es así... S-sólo lárgate.

Detuvo la mano que amenazaba con golpearlo para pellizcarla suavemente con los dientes. Un jadeo escapó de la boca de JJ al escuchar los susurros de la grave voz del chico en su oído. Inconscientemente acercó el trasero al pantalón del kazajo, meneándolo con sutiliza sobre su miembro. El azabache gruñó con fuerza antes de aprisionarlo en esa posición y llevarlo al sofá.

Metió la mano en el pantalón del chico de ojos grises para sujetar su miembro y recorrerlo con los dedos. La presión aumentaba y disminuía a voluntad del kazajo, arrancando sonoros gemidos de la boca del canadiense. Las palabras que le dirigía al oído provocaron que su excitación aumentara al límite. Lentamente le bajó los pantalones para rozar su entrada, que ya estaba sumamente húmeda. Metió dos dedos de golpe, provocando que Jean se arqueara al sentir la intrusión en su cuerpo. Entre sus gemidos inentendibles pedía más y más, culminando en la fuerte penetración que Otabek le dio. Enterró el rostro aferrándose al sofá, gimiendo ante las bestiales embestidas.

JJ gritó al sentir los dientes de su pareja encajarse en su cuello, mandando ráfagas de fuego que corrían por su cuerpo. Se sentía mareado e incluso así no quería que el chico lo soltara jamás. Ahora que se encontraban frente a frente lo abrazó por el cuello, aferrándose a sus cabellos entre gritos. Los gruñidos del kazajo se escucharon más feroces cuando JJ enterró las uñas en su espalda, obligándolo a besarlo con intensidad.

Terminaron follando en el suelo, completamente desnudos y necesitando al otro intensamente. Cada centímetro que Otabek tocaba, le ardía y ansiaba por más. JJ no podía más, no obstante, cada que estaba por correrse el chico se lo impedía. Aquello lo estaba volviendo loco. Llegó el momento que ya no pudo retenerlo, por más esfuerzos que su pareja hacía, y dejó salir su semilla, manchando ambos abdómenes. El kazajo siguió sus pasos, llenándolo con sus calientes fluidos. Ambos se quedaron acostados un rato más, hasta que Otabek pudo separarse de él.

A pesar de que apenas se conocían, una abrumadora sensación de abandono lo acogió cuando Otabek se separó de él. Estaba demasiado cansado como para preguntar y al parecer el chico lo notó mientras enviaba un mensaje de texto con una sonrisa en los labios.

...

Jean llevaba dos días desaparecido, pero eso no parecía preocuparle a su abuela. Phichit y Yūri estaban con ella, ayudándola a cuidar a la niña. Incluso el propio Victor llegaba a la casa únicamente a ver al japonés, sorprendiéndolo al ver la adorable personalidad que el ruso demostraba frente a Jeannette. Había escuchado rumores sobre que el mayor se comportaba de esa manera con su mascota, así que ver eso hacía que Yūri pensara de mejor manera sobre él... Aunque se sintiera extraño estando a su lado.

-Ah, ya extrañaba algo lindo en mi vida. Me gustaría tener muchos hijos pronto. ¿Tú qué piensas cerdito?

-¿Y-Yo?

-Me refería a si estás interesado en tener descendencia.

-Eso...

-En realidad Yūri es muy fértil, más que cualquier omega. Aunque hay un dato curioso de él, por lo mismo. Su familia tiene que ser demasiado cuidadosa con él o terminarán llenándose de copias suyas. Lo que no explica por qué no ha tenido hijos. Él es un dragón de agua, algo así como una deidad y dicen que eso mismo hace que no sea fácil aparearse. Contradictorio, ¿verdad?

-Phichit-kun...

-Wow, el cerdito sí que tiene sorpresas... ¿Saben por qué la abuela Frances no deja de bailar de esa extraña manera? No entiendo lo que dice, pero empiezo a preocuparme.

Los tres voltearon a ver a la mujer que bailaba dando saltitos alrededor de una fogata, cantando al compás de música hecha por tribus indias.

-Está rezándole a los dioses para que JJ se embarace. Otabek se lo llevó durante la fiesta y la abuela quiere que procreen un hermoso y fuerte lobo a raíz de esa unión.

-Vaya, no deja nada a la suerte. ¿Te gustaría ser hermana mayor Солнышко?

La niña simplemente rió sin dejar de ver los ojos azules de Victor. El padre apareció dos días después, luciendo visiblemente más relajado y rejuvenecido. Otabek tomó su mano al ver al ruso. Phichit ganó la apuesta pues sí se había establecido el vínculo y la abuela estaba más que contenta por eso. La boda se llevaría a cabo dentro de un mes, así que Beka partió de regreso a Kazajistán hasta la fecha de la boda.

Las flores los abrumaron desde la ceremonia. El hedor de las mismas era tal que hasta Jeannette estornudaba por el polen. Pero eso no importaba, ahora eran una familia. Jeannette había aceptado de maravilla a su nuevo papá y eso hacía feliz a JJ. Dirigió una mirada hacia le mesa de Yūri, que estaba acompañado por Victor y Phichit, agradeciéndole con una sonrisa lo que hizo por él. Yūri tenía razón. Otabek era un buen chico. Quizá su matrimonio no fue como lo tenía planeado, pero no podía estar más feliz por su situación. Todavía tenía mucho por conocer de su ahora esposo y eso le impedía llamar el sentimiento que tenía hacia él como amor, no obstante, estaba seguro que se enamoraría de él todos los días a partir de ahí, con su hija y los demás bebés que fueran a llegar.

Jean dirigió una mirada llena de ternura hacia su apuesto marido, observándolo alimentar a la niña con un poco de pastel. El pensar en siquiera comer un pedazo del mismo le provocó un asco tremendo que lo obligó a salir corriendo hacia el baño a vomitar. Automáticamente todos los invitados dirigieron la mirada hacia Otabek. El japonés estaba muy sorprendido, Victor reía estrepitosamente mientras Phichit gritaba acaloradamente junto a Chris sus felicitaciones hacia el nuevo futuro padre. El kazajo palideció de golpe cuando Frances lo felicitó en medio del llanto, tomando a su nieta para permitir que el chico fuera junto a su esposo. El pálido rostro de JJ confirmó sus sospechas.

En el hospital se enteraron de que JJ tenía un mes de embarazo y esperaba gemelos. Aún era pronto para saber el sexo de los bebés y ya que su familia estaba en Canadá, Otabek dejó a su padre como representante legal en la sede de Kazajistán, permitiéndole así trabajar desde casa. La abuela casi se infarta de la emoción al enterarse de la noticia.

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Los meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Frances estaba inquieta y Otabek se paseaba como un león enjaulado por la sala de espera. Por culpa de una reunión de emergencia no llegó a tiempo al alumbramiento y ahora tendría que esperar noticias de sus hijos y de su esposo. Hacía media hora que los niños habían nacido y al ver llegar a Yūri junto a Phichit y a Victor arribar con Yura y su esposo, su nerviosismo aumentó. No quería que nadie tocara a sus hijos a parte de él y de JJ, pero tenía que comprender que no podía ser así. Cuando arregló su relación con Plisetsky el chico se volvió un amigo cercano de JJ, Yura fue quien le ayudó a comprender muchas cosas.

Ahora que estaban sus amigos presentes se tranquilizó un poco. No sabía si Yūri y Victor mantenían una relación, pero podía sentir una especie de tensión entre ambos. Dejó de pensar en ello cuando lo pasaron a los cuneros. Ambos bebés estaban saludables y tenían un gran tamaño. Se sorprendió demasiado al escuchar uno era un lobo huargo gigante y el otro un lobo siberiano albino. Cuando lo dejaran ver a su esposo le daría la buena nueva.

-¡Son tan lindos! ¡Estoy esperando saber quién será la próxima pareja en convertirse en padres!

El comentario que Phichit lanzó al aire los dejó callados. Victor lanzo una mirada cómplice a Yūri, que trataba de ignorarlo mientras Yura desviaba la mirada apenado. Si aquello ocurría sólo podría desearles la felicidad que él y su esposo sentían. Ambos se amaban y tenían una hermosa familia. Jamás entendería cómo dos polos completamente opuestos terminaron siendo la última esperanza el uno del otro.

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Este fue mi primer omegaverse, espero que no sea decepcionante. Lo que Victor dice en el elevador es adiós, y el apodo que le da a la niña es "solecito". Aparezco como AkiraOno95 en wattpad.

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