Capítulo 3: Nueva Identidad.

[Centro Correccional Metropolitano, Nueva York]

-Pase por aquí, señorita Blake.

Dijo un policía que guiaba a una muchacha rubia de piel blanca en los pasillos de aquella prisión. La mujer observaba con detalle cada rincón del lugar mientras de fondo se escuchaba una clásica canción navideña que hacía más tétrico el lugar.

-Señor Blake, su hija vino a visitarlo. - dijo nuevamente el oficial.

-Abre la puerta. - ordenaron desde dentro de la celda.

El oficial acató la orden, abrió la puerta e invitó a pasar a la rubia.

-No sé porqué no me sorprende que ya los hayas comprado... - fueron las primeras palabras que dirigió la chica a su padre.

-Todo hombre tiene un precio, hija, me alegra que hayas venido.

-A pesar de tus equivocaciones en el pasado quizá tenga la leve esperanza dentro de mí de que puedes cambiar. - contestó la rubia tomando asiento.

-Estás aquí por algo más. ¿Qué necesitas?

-Recibí una visita hace algunos meses de alguien que decía conocerte.

-Nómada... ¿Te hizo algo? - preguntó el hombre algo molesto.

-No, es bueno peleando pero no es rival para mí. - contestó Rosemary con una sonrisa.

-Créeme cuando te digo que pudo haberte hecho pasar un infierno si se lo propusiera. ¿Qué hay con él?

-Me hablaron de ti y lo que le hiciste a unos tal Sawyer Wood... ¿Por eso estás aquí?

Blake apartó su mirada mientras raspaba su garganta para después hablar.

-Tenía asuntos pendientes con esa familia pero ya pagué el precio... quizá pronto vuelva a salir de aquí.

-Y volverás con tu querida Juliette. ¿No es así? La pobre está muy... sola y abandonada, esperando por ti en su lujoso departamento al norte de Florida, querido padre.

Blake frunció el ceño y miró a Rosemary con algo de rabia.

-Eres igual a Whitney, déspota y manipuladora. Si te atreves a tocar a Juliette...

-Descuida, ella no será de mi interés siempre y cuando me des algo por su silencio, quizá algo de dinero.

El hombre frente a la rubia sonrió, se puso de pie y se dirigió a la pared falsa que tenía de frente, deslizó la puerta que protegía una habitación con una caja fuerte y tras sacar algunos fajos de dinero se devolvió hasta donde estaba la rubia.

-Tú cuota anual... - le dijo a la muchacha.

-Gracias, fue un placer hacer negocios. - contestó Rosemary.

-Debes cuidarte la espalda a partir de ahora... Han llegado rumores de criminales dando recompensa por Nómada y sus relacionados.

-No soy su amiga, solo pasó una vez y fue hace meses.

-Niña, es hora de que uses tus habilidades para transformarte a gusto de buena forma o si no... algo malo podría pasarte.

-¿Me estás amenazando, Blake?

-Señorita, la visita terminó, debe marcharse. - intervino un oficial de policía mientras Rosemary apreciaba la sonrisa del hombre calvo sentado frente a ella.

Habían pasado unas horas desde la visita a su padre en la prisión, Rosemary caminaba por el centro de Nueva York siempre alerta después de la posible amenaza que había recibido.

-¡Hey! ¿Dónde estabas?

La rubia dio un salto pues había sido sorprendida por una de sus amigas..

-¡Ay carajo! ¿Mary? ¡No me asustes de esa forma, por Dios! - exclamó la chica aún exaltada.

-Se nos va a hacer tarde para la fiesta navideña. ¿Vas a ir así?

-No, ni en sueños... iré a mi departamento a cambiarme, te veré en la fiesta.

-Bien, treinta minutos, no faltes.

La chica castaña se giró y se retiró del lugar mientras Rosemary se dirigía con rapidez a su departamento.

-La vida de una bruja es más sencilla en estos casos... Bien, aquí vamos. - soltó la chica con su varita en mano, la agitó un par de veces y su ropa cambió de unos jeans a un vestido formal. -Demasiado formal, no me gusta...

Nuevamente agitó la varita, ahora llevaba una ropa casual, jeans cortos hasta los tobillos y una chaqueta marrón con blusa de cuadros por dentro.

-Ay no...

La rubia intentó cambiar nuevamente su vestimenta, sin embargo, fue interrumpida por un ruido en su departamento.

-¿Nómada, eres tú? - preguntó la chica mientras se dirigía al lugar del ruido con su varita en mano.

-Suéltala si no quieres salir herida. - dijo una voz masculina a sus espaldas.

-¿Quién eres? - preguntó la rubia.

-Tú padre te envía saludos.

Tras esas palabras, Rosemary se giró y con un encantamiento atacó al hombre frente a ella lanzándolo por los aires.

-¡La encontraron, vayan por ella! - exclamó otro hombre quien entró al departamento junto a cinco sujetos más.

Rosemary se vio rodeada, observó a todos aquellos sujetos con armas de fuego, sonrió un poco y en cuestión de diez segundos dejó a todos por el suelo.

-Maldito hijo de perra... debo largarme.

La muchacha tomó una mochila lo más rápido posible, echó un par de cosas en ella y se dirigió a la ventana, antes de desaparecer del lugar la rubia cambió la forma de su cabello de lacio a ondulado, lo hizo crecer un poco y cambió la forma de su cara a su gusto.

-Gracias, vida mágica por hacerme metamorfomagica... - susurró para sí misma y luego desapareció en un estruendo.

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