Capítulo 2: Bienvenida.
[Hogsmeade, 23 de Diciembre, 1981]
El pueblo de Hogsmeade estaba repleto de personas que llegaban desde la estación de tren para las festividades navideñas, la mayoría cargando maletas y algunos regalos ya empacados.
-¡Llegaré temprano, lo prometo! - exclamaba una señora a otra mientras seguía su camino.
-No pensé que hubieran tantas personas... - pensó para sí misma una mujer rubia con un gorro negro sobre su cabeza.
-¡Bells, por acá!
La rubia se giró al escuchar su nombre, se quedó atónita al ver quien había dicho su nombre.
-¿Loly? - susurró.
-¡Señorita Malfoy! Es un placer verla de nuevo. - dijo una voz masculina a sus espaldas que la interrumpió.
-Señor Moreau... - contestó la chica girándose lentamente.
-Sus familiares la esperan. ¿Qué tal estuvo el viaje? - preguntó el señor.
-Bien, bien... algo cansado, ya quiero llegar a casa.
-Excelente, la acompañaré, vamos.
Bells se giró una última vez para tratar de visualizar aquella silueta tan conocida, sin embargo, al mirar de nuevo aquel lugar no había nada más que nieve acumulada.
Tras una pequeña caminata y una buena charla con Moreau, la rubia había llegado a su antigua casa, el señor la invitó a pasar.
-Wow, no ha cambiado nada.
-Y vaya que no... El elfo Celegorm llevará sus maletas a su habitación, señorita Malfoy.
-¡Oh por Dios! ¿Está aquí? - preguntó la mujer, emocionada.
-¡Ama Bells! - exclamó el elfo al mirar a la rubia.
-¡Oye, cuanto tiempo! ¿Cómo has estado?
-Ha ido todo de maravilla. - contestó el elfo con una sonrisa.
-No me malinterpretes pero... ¿Qué haces trabajando acá?
-Oh no estoy trabajando, vine en una misión a entregar un regalo navideño... el señor Moreau simplemente no quiere llevar sus maletas y se aprovecha de la situación. - dijo esto último mientras observaba de mala gana al señor.
-Me alegro mucho de volver a verte, Gorm.
-Digo lo mismo ama Malfoy, quería darle pésame por la muerte de la señorita Diggory en persona. - Bells bajó su mirada al recordar su reciente pérdida, algo que el elfo notó. - No se desanime, ama Malfoy, ella está ahora más cerca de nosotros de lo que nos imaginamos.
-Sí, tienes razón... siempre la tienes. - contestó la rubia con una ligera sonrisa.
-Ahora si me disculpan, debo marcharme... tengo más regalos que entregar. - dijo el elfo.
-Fue un gran placer verte de nuevo, muchacho. ¡Hasta pronto! - soltó Bells con entusiasmo pues después de tanto tiempo se había encontrado con alguien de su pasado que aún seguía con vida.
-Señorita Malfoy, sus hermanos vendrán esta noche y el caballero Debussy llegará mañana temprano. ¿Algún recado que quiera dejarles? - preguntó Moreau.
-No es necesario, Moreau, gracias por tu atención, también fue un placer volver a verlo. - contestó Bells. -Iré al pueblo a buscar regalos para ellos, nos veremos después.
Sin más, la rubia salió nuevamente de aquella casa rumbo a High Street.
-Te dije que no era buena idea, mamá vendrá pronto y no le gustará...
-Sí le gustará, ya verás.
Era la conversación de dos jóvenes mientras caminaban en sentido contrario de Bells.
-¿Shaunee, eres tú? - preguntó la rubia a la pelirroja que pasó a su lado.
-¡Tía Bells! ¿Hace cuánto no te veo?
-Merlín... estás enorme. ¿Es tú hermano, Darius? - preguntó de nuevo señalando al muchacho a su lado.
-Tengo la ligera sospecha de que nos hemos visto antes... - contestó el muchacho.
-El ministerio te ha carcomido la cabeza... ¡Es Bells! - exclamó Shaunee a su hermano.
-¿Cómo está su mamá? Tengo un buen tiempo de no verla.
-Vendrá esta noche, le diré que preguntaste por ella y con suerte te irá a visitar. - contestó la pelirroja.
-Excelente... rayos, te pareces bastante a ella.
-Sí, me acostumbré a que me llamaran "Mini Erin" por un tiempo en Hogwarts.
Ambas chicas rieron.
-Bueno, debo marcharme pero esperaré su visita, estaré aquí por dos semanas... - dijo Bells.
-¡Te visitaremos, lo prometo! - exclamó Shaunee mientras se alejaba con su hermano.
High Street estaba repleto de personas, la tienda Honeydukes estaba por cerrar pues en algún momento se quedarían sin caramelos, la venta del día había sido magistral.
-¡Pase por acá para los regalos navideños, tenemos ofertas y descuentos en juguetes mágicos, no se quede sin su figura de "Los Patengers"!
-Tiene que ser una broma... - susurró Bells con una sonrisa, sin dudarlo se dirigió a aquella tienda para darle un vistazo.
-Bienvenida a "Paten Store". ¿Puedo ayudarle en algo? - dijo el muchacho encargado cuando la rubia cruzó la puerta.
-Solo echaré un vistazo, gracias... - contestó.
La tienda estaba repleta de artículos mágicos además de trajes y accesorios basados en atuendos que habían usado Abril y los demás Patengers en el viejo Departamento del Ministerio.
-¿Busca algo de algún miembro en especial? Tenemos estos brazaletes que simulan la magia de las manos de la gran Bruja Mística, Abril Wood... o también una simulación de los lentes del señor Prewett.
-¿Tiene algo sobre Lola Diggory? - preguntó Bells con un nudo en la garganta.
-¡Por supuesto! Tengo cromos, una réplica exacta de su chaqueta de cuero, fotos en batalla... Y lo último que llegó esta semana.
El muchacho encargado sacó un pequeño muñeco con todas las características de Loly, sus rasgos faciales eran idénticos como si la chica hubiera sido clonada en miniatura.
-Dios... - susurró la rubia.
-Es una versión de prueba, incluso tiene su voz. - dijo el muchacho para luego apretar un botón.
-Aparta tu vista o te voltearé la cara hasta la espalda. - dijo aquel muñeco.
Bells sonrió levemente mientras una pequeña lagrima salía de su mejilla.
-La quiero. - dijo.
-¡Es tuya! Veo que eras gran fan.
-Era mi mejor amiga... - contestó la rubia. -... muchas gracias, me has alegrado la Navidad. ¡Tú tienda es hermosa! - exclamó Bells mientras salía del lugar muy contenta.
La rubia siguió su camino muy sonriente por su nuevo regalo, lo guardó en el bolsillo de su chaqueta dirigiéndose a las tres escobas, al llegar, cruzó la puerta y se sentó sobre la barra pidiendo una cerveza de mantequilla.
-¿Escuchaste sobre el nuevo virus en Nueva York? Va a arruinar las navidades americanas... - susurró un señor a otro, Bells se giró para prestar algo de atención.
-¿Virus en Nueva York? No me extrañaría, esa ciudad es una peste, mi nieta vive allá... en Brooklyn.
-No te preocupes, ella está a salvo por el momento, al parecer se propagó en Hell's Kitchen cerca de un tal Edificio Blake, el cual colapsó hace algunos meses... es todo un desastre.
-¿Edificio Blake? - preguntó Bells a sí misma.
-Disculpe señorita. ¿Puedo hacerle compañía? - preguntó una voz masculina al lado de la chica.
-¡Hernape! - exclamó la rubia saltando de su asiento para darle un abrazo a aquel muchacho. -Creí que llegarías mañana...
-Bueno, ¡Sorpresa!
Bells le dio una sonrisa al muchacho frente a ella, comenzaron una plática agradable para ambos, sin embargo, a pesar de las horas que pasaron hablando, la rubia no se sacaba de la cabeza aquella conversación de ambos señores sobre los sucesos recientes en Nueva York.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top