Capítulo 1: ¿Rata De Laboratorio?
[Nueva York, 1981]
La ciudad era un caos, la gran manzana se las arreglaba para salir del último desastre que hubo en la ciudad tras un "ataque terrorista" dado hace algunas semanas donde un edificio colapsó tras unos explosivos.
-Teniente, no hemos encontrado ningún cuerpo en el sótano. - dijo un bombero acercándose a su jefe.
-¿Un ataque terrorista sin víctimas? O tuvimos mucha suerte o definitivamente fue otra cosa... - contestó el jefe de bomberos.
-Lo sé, también me parece raro. Wallace y su equipo seguirán buscando, nos mantendrán informados, hasta el momento solo han encontrado escombros y parte del alcantarillado colapsado.
-Buen trabajo, manténgase así.
[Tres meses después]
Se escuchaba el ruido de algunas maquinarias de enfermería además de algunas personas susurrando entre ellas.
-¿Crees que despierte pronto? ¿Recordará su nombre? - preguntó entre susurros una voz femenina.
-No tengo idea, Cassie. Tiene una gran cantidad de CTR en su ADN...
-¿CTR? - preguntó aquella mujer.
-Células de Transfiguración Rúnica, las causantes de su mutación, las principales células que inyecta el árbol rúnico a su practicante.
-¿Un árbol que inyecta células? Bueno... he escuchado cosas más locas.
-Debemos intervenir, tratar de frenar ese crecimiento extremo, de lo contrario...
-¿Moriría?
-Tendría mucha suerte si solo pasara eso... vamos.
Sin más, aquellas personas prepararon a una mujer pelinegra que yacía en una cama recostada con varias heridas en su cuerpo para experimentar con ella.
Aquella sala era aterradora, lo único que podía escucharse eran gritos de dolor y maquinarias usadas en personas para quien sabe qué fines.
-Te vamos a curar, lo prometo. - nuevamente habló aquella voz masculina.
-Déjenme... - contestó susurrando la mujer en la camilla.
Segundos después el escenario cambió, la pelinegra se encontraba boca abajo en la camilla y en su espalda tenía incrustadas varias agujas que se clavaban en su columna vertebral.
-¡Inicia! - exclamó aquel hombre.
Los gritos de dolor de la pelinegra no cesaron, el dolor que sentía era intenso pero aquel hombre no se detenía.
-¡Alto, maldita sea! - exclamó la víctima dando un salto sobre su cama, era una pesadilla... -Carajo. - añadió.
La mujer, quien ahora tenía el cabello azulado, se levantó de su cama y se dirigió hasta la ventana observando la nieve caer sobre la calle Neoyorquina.
Se dirigió hasta la cocina donde preparó su desayuno con mucha paciencia mientras trataba de analizar lo que sucedía en su pesadilla. ¿Era real lo que había soñado o simplemente su mente le jugó un truco?
Su pensamiento fue interrumpido por alguien que tocó su puerta.
-¡Hola! ¿Hay alguien? - preguntó un hombre joven, dedujo por su voz.
La muchacha se dirigió hasta la puerta, lentamente la abrió dejando ver a un chico de unos veinte años al otro lado de la puerta.
-¿Sucede algo?
-Tengo un paquete para usted, señorita... Diggory. - contestó el muchacho. - Acá tiene, que tenga feliz navidad. - agregó para después dar media vuelta e irse.
Lola Diggory tomó el paquete del suelo, cerró la puerta e inmediatamente se dirigió a abrir aquella caja.
-¿Quién carajos...?
Abrió la caja, dentro traía un par de frascos y un pergamino el cual decidió leer primero.
"Evelyn Alay Diggory:
Te envío este presente para recordarte que sigues viva por un milagro de la vida, los frascos contienen recuerdos sacados de tu mente cuando te tuve en mi laboratorio hace algunos meses, busca algún lugar donde puedas verlos y recordar quién eras antes de tu accidente.
Atentamente: Doctor Renner, Feliz Navidad."
-¿Renner? - susurró la mujer.
-Sé que no quieres hacer eso, Evelyn... ¿Por qué recordar tu antigua vida si ahora tienes una nueva? Además, ese poder y maldad que sientes dentro... no vale la pena cambiarlo, ¿O si? - dijo una voz masculina a las espaldas de la peliazul.
-¿Quién eres? - soltó Loly dándose vuelta, sin embargo, a sus espaldas no había nadie que pudiera haber hablado.
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