Capitulo XLIII: La Magia del Realismo Mágico

Cuándo escuché la noticia del fallecimiento del celebre autor colombiano Gabriel García Márquez, por supuesto que me sorprendí, y no porque fuera crónica de una muerte anunciada, sino porque con personajes tan grandes y trascendentes uno uno en ocasiones tiene la idea equivocada de que siempre estarán ahí, y nos recuerda que a pesar de los logros y triunfos, al final siguen siendo humanos.

Por supuesto que lo lamenté, y millones lo hicieron, y lo que siguió fue algo que considero bastante irritante: chistes sobre como “¡Ahora resulta que todos lo leían!” o que gente que nunca abrió un libro suyo en su vida lloraban su partida.

Hay dos motivos poderosos por los que ese tipo de chistes me causan un malestar más grande que las risas grabadas en las comedias de Chuck Lorre, creo que el primero es la actitud: mucha gente que hace tales chistes parece pensar que lo que hacen es original o especialmente transgresor o autentico, aún cuándo lo vemos cada vez que muere una figura importante, así que de nuevo tiene un rotundo cero, pero además hay cierto elitismo cultural; claro, el ideal es que uno lamente lo que se conoció, y que uno debió haber leído a alguien mientras estuvo, pero no todas esas personas son ociosos: muchos tienen trabajos, en ocasiones muy duros y de sol a sol, más en nuestro contexto latinoamericano, y poco tiempo y energías quedan para cultivarse y agarrar un libro, así que ver a clase-medieros reírse de ellos me parece bastante desagradable por decir lo menos. Esa actitud exclusivista y hipsteril ha hecho más para alejar a millones de la lectura que el analfabetismo (o bueno, casi).

No mentiré: leí a García Márquez, y apreció sus enormes aportaciones a la cultura y literatura universal, pero no fue en primera instancia por gusto: el tipo de obras que me gustaban y me gustan siempre fue de otro tipo, y empecé a leerlo por cuestiones escolares. Eso no significa que no entienda el peso y valor de lo que hizo, del mismo modo que no soy fan de, digamos, Tchaikovsky (prefiero a Alexander Borodin) pero eso no quiere decir que haga menos su labor y trabajo y que no entienda que es un personaje digno de ser celebrado.

Podría decir que lo honraré, pero quiero hacer algo más que los típicos comentarios de pésame; mil disculpas, se supone que aquí comenzaría el primer episodio de Pixereando, pero deseo aprovechar esta oportunidad para escribir sobre el género que García Márquez en ocasión es considerado “el padre”, o por lo menos, uno de sus grandes exponentes: El Realismo Mágico.

No es Ciencia Ficción, pero tampoco se siente como Fantasía, a pesar de que puede tener elementos aquí y allá de uno u otro. El mundo a primer vistazo no parece que hubiera algo particularmente extraordinario o que estuviera fuera de la realidad, y sin embargo...pasan cosas, se ven personajes y sucesos que no parecen tener una explicación fundamentada en el realismo. La mejor definición bien podría ser la de “Un poco de magia en lo mundano”: no hay hechiceros o dragones, no hay brujas o duendes, la mayor parte del tiempo, pero algunos de sus seres bien podrían serlo en una característica o dos.

El Realismo Mágico es intencionalmente ambiguo: no se parece poder discernir el origen de la “magia” o el embrujo que detona la trama de la historia, y en realidad, ni siquiera parece ser importante de dónde viene lo extraordinario, sino más bien, adónde va, dónde nos lleva y dónde vamos a quedar una vez que ese “algo” pase y la vida regrese (en apariencia) a la normalidad.

Aunque el género no es exclusivo de América Latina, por alguna razón, es uno de los más icónicos y característicos de mucha de la literatura y la ficción de la región. Podría tratar de teorizar el porque, supongo que tiene que ver con nuestra cultura y nuestra historia, a veces casi fantástica, a veces sin demasiado sentido o sensatez, dónde las cosas parecen pasar porque sí, y las explicaciones ni son necesarias o requeridas.

Claro, todo tiene un origen; bien podríamos ver a los cuentos de hadas como el ancestro lejano del realismo mágico (así como de la literatura fantástica en general), aunque hasta esas pequeñas historias saben dar explicaciones; entiendo, por supuesto, que decir “un hechicero lo hizo” o “la princesa está maldita” puede no ser la mejor de todas, pero son explicaciones al fin.

Dentro de una era más cercana a nuestros días, el antecedente más cercano al Realismo Mágico cae en Franz Kafka; el escritor germánico que nos regaló el concepto de que de la nada, uno puede despertar y verse convertido en un insecto gigante. Él construyó esos tropos de misterio sin explicación aparente, y que llevan a nuestro protagonista a una serie de misinfortunios que no parecen tener fin.

Y por supuesto, la influencia subsecuente que ha tenido ha moldeado toda clase de obras, no sólo en la literatura, sino en prácticamente todo medio moderno de ficción, por ejemplo:

* La película Groundhog Day, sobre un periodista que en el día de la marmota es consignado a reportar sobre el evento en un pequeño pueblo de los EEUU; por alguna razón, revive ése día una y otra vez, y sin saber cómo romper el hechizo o maleficio, decide aprovechar su ciclo perpetuo en explorar tanto lo bueno como lo malo de las posibilidades de la vida.

* Algunos de los episodios tardíos de la serie de comedia Seinfeld tienen temas y tramas que bien podrían ser calificados de realismo mágico: en uno, existe un club del que todos hablan, pero sólo parece existir de noche; de día, se convierte en una planta empacadora de productos cárnicos. En otro episodio, un auto usado parece tener una peste insoportable que no tiene un origen claro y sin importar cuánto se mande a limpiar, el aroma jamás se extingue.

* Innumerables episodios de shows de antologías como la Dimensión Desconocida o Galería Nocturna (cuándo no son ciencia ficción, fantasía o terror, claro está).

* La serie animada “Hey Arnold!” califica en algunos episodios; rumores sobre uno de sus personajes es en realidad un vampiro no se descartan al final del capitulo. En otro un misterioso hombre con una conexión especial con las palomas vuela hacía el horizonte sujetada por sus amadas aves y nadie vuelve a saber de él.

* El filme Midnight In Paris el héroe logra transportarse hacía el París de los años 20, sin explicación de qué logró romper la barrera del tiempo.

Y algunos libros fuera del mundo de las letras hispanas:

* El Curioso Caso de Benjamin Button (sobre un hombre que en lugar de envejecer, se vuelve más joven con el paso de los años).

* Cántico por Leibowitz (Sobre una congregación religiosa después de un holocausto nuclear, y la existencia de un personaje recurrente que puede o no ser el “Judío Errante”).

* The Green Mile, de Stephen King (Sobre un prisionero con poderes curativos).

Y el estilo a su vez tiene un género “hermano”: el Misterio Ontológico (historias sobre personajes “atrapados”, no necesariamente de un modo físico, y que no saben cómo llegaron ahí). Series como Lost, u obras como “El Juicio” de Franz Kafka califican como tales.

Puede que muchos no gusten de todo el género, en especial entre los fans más fieles a otros similares como la ficción especulativa porque, como ya he señalado, la gran mayoría de las veces no existe ni tiene punto en realidad encontrar explicación u origen, pero en ocasiones, y esto es algo meramente personal, hacer o leer una historia tiene ciertos toques de misticismo: sacar una trama y unos personajes de tu cabeza y hacerlos vivir. Tiene sentido el realismo mágico entonces, como uno de los géneros más “puros” en cuánto a la búsqueda de preservar dicha experiencia.

En otro aspecto personal, aunque no me considero un escritor “purista” del género, sin duda he tomado elementos aquí y allá, y se los recomiendo, inclusive como ejercicio: busquen algo normal, y agréguenle un poco de magia: nunca saben adónde los pudiera llevar.

Shalom camaradas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top