La representación del género en los medios siempre ha sido un tema que he encontrado fascinante; ayuda mucho a entender la visión respecto a los roles que se espera de cada sexo en una sociedad, así como los cambios que llegan con el tiempo, trayendo más igualdad y mejor representación...en teoría.

Una de las pruebas “de cajón” que usan muchos que, como yo, gustan de analizar (más que disfrutar, diría inclusive) de una película o un libro es la llamada “Prueba de Bechdel”. Nombrada por la autora Alison Bechdel por una strip de su comic “Dykes To Watch Out For” (más o menos, “Marimachas de las que Cuidarse”), la prueba es sencilla en concepto y tiene como intención medir la cantidad de representación de la mujer en una obra de ficción.

Los criterios pueden variar un poco, pero en términos generales, se reduce a que, para pasar la prueba, digamos, una película, tiene que:

* Debe incluir al menos dos mujeres

* Que tengan al menos una conversación

* Sobre algo aparte de hombres, ya sea en plural o singular.

Como mencioné, algunos pueden tener guías ligeramente diferentes, como que los personajes femeninos sean personajes con nombres, que la conversación tenga un mínimo de duración (parece que el estándar “correcto” es 60 segundos) y que si no se habla sobre hombres, tampoco de temas que puedan considerarse relacionados, como romance, hijos, etcétera.

Pero para acabar rápido, vamos simplemente con los tres criterios mencionados; suena como una tarea sencilla, pero conforme uno va analizando más y más obras, el número de ellas que no parecen poder pasarla satisfactoriamente es alarmante.

Creo que ayudaría un poco a deconstruir punto por punto:

* Incluir dos mujeres significa al menos un mínimo de variedad: existe esa creencia que un personaje masculino puede tener toda clase de roles (ser el héroe, ser el inteligente, el tipo rudo, el villano, etc...) mientras que un personaje femenino cuando mucho, puede ser...precisamente eso: la mujer del equipo. Como si ser mujer fuera una cualidad ya de por sí. Incluir al menos dos significaría que al menos habría dos tipos de personajes femeninos que ayuden a expandir el umbral de posibilidades que pueden existir.

* El que tengan al menos una conversación: que haya relevancia y peso, que no sólo sean “personajes satélite”, sino que posean deseos y metas propios.

* Que sea sobre algo aparte de hombres y relaciones: un personaje completo debe tener, como mencioné, metas y deseos; hablar de hombres o relaciones no vuelve un personaje femenino vació, pero cuándo es de lo único que se hablan da la sensación, nuevamente, que son sólo satélites sin autonomía propia.

Pero antes que existen malinterpretaciones, hay que aclarar varios puntos: una película o libro que fallen en pasar la prueba no se vuelve anti-feminista o retrograda; muchos filmes con heroínas fuertes, tales como Alien o la primera entrega de Terminator no cubrirían uno o varios de los criterios, así como pasar la prueba no vuelve un trabajo de ficción necesariamente en un ejemplo de feminismo a seguir (el porno de lesbianas lo pasaría casi por definición). Ni tampoco que se busque alterar la historia sólo para ganar puntos de corrección política: hay agravantes que deben ser tomadas en cuenta. ¿Tendría sentido en digamos, un submarino alemán durante la segunda guerra mundial, en un periodo y lugar históricos dónde sólo los hombres sirven en el ejercito?

O inclusive, llegan a existir algunas paradojas extrañas: sorprendentemente, algunas películas de “Princesas Disney” logran tener éxito en la prueba, a pesar de ser vistas un poco como el estereotipo de la película conservadora y que perpetua imágenes irreales a las niñas. Blancanieves habla con la Reina Malvada mientras esta última se encuentra disfrazada de anciana; Cenicienta tiene conversaciones con su madrastra y sus hijas y en La Bella Durmiente, las hadas madrinas discuten entre sí y cooperan y comparten estrategias para ayudar al héroe a vencer a Maléfica.

Muchos de mis libros y películas favoritos no logran pasarla, y eso no significa que me tenga que dejar de gustar. No se trata de ejemplos individuales, sino del todo, de la “big picture” como dirían algunos anglo-parlantes. De como en el gran esquema de las cosas, la representación de personajes femeninos, a pesar de varios logros individuales, es deficiente.

Afortunadamente los cambios sociales y culturales se han reflejado en la ficción: los personajes femeninos ya no son reducidos a las damiselas en peligro o sólo a interés románticos huecos, sino que se hacen cargo de sus propias historias, y aún cuándo no son las protagonistas, tienden a ser personajes más nutridos y de mayor relevancia. No obstante, seguirá tomando algún tiempo antes de que se pueda decir que existe un equilibrio real.

Sin dudas es un ejercicio interesante que ayuda a tener una amplitud mayor de lo que puede llegar a significar una buena representación del género femenino: en Wattpad, por ejemplo, el problema no es tanto el punto A o inclusive el B (dado que los libros, en buena parte por ser un sitio predominado por autoras y no por autores), y se pueden ver grandes variedades de personajes mujeres, sin embargo, hay ciertos problemas con el punto final; claro, el género de romance es tan respetable como cualquiera, y no se puede evitar que un autor o autora escriba sobre algo si es que le interesa, pero un poco de variedad en el número y estilo de historias sería bastante bien recibido por su servidor, y por uno que otro lector por ahí.

Inclusive, pueden aplicarlo no sólo a lo que leen, sino a lo que escriben: yo, autor de dos sagas, “El Club de Hopewell” y “Conozcan a Josh”, he re-descubierto algo de interés en lo ya hecho al revisar las cosas bajo esta lente. En el primero, una comedia juvenil, se pasa sin ninguna complicación, pero en la segunda, una comedia satírica sobre Hollywood...las cosas no son tan favorables.

Pero nuevamente: ni eso vuelve a Hopewell necesariamente feminista, ni Conozcan a Josh en una obra misogina, simplemente es una curiosidad; eso ya depende del que lea y que interprete.

Inténtenlo ustedes; les dará de que pensar.

Shalom camaradas.