Capitulo LXII: El Síndrome de las Dos Décadas
La mayor parte de los escritores en los medios, y me refiero a escritores profesionales, no como esos inflados de sitios como Wattpad tales como, bueno, como yo, están en su mayor época de ocupación y atareo en algún punto de la mitad de sus 30 para arriba; claro, siempre habrá prodigios que con un hit temprano tomarán el mundo por sorpresa, pero ellos son más la excepción qué la regla.
No estoy haciendo un juicio de valor respecto si es algo positivo o negativo, pero hay un detalle curioso que muchos hemos notado, y si no, bueno, para eso estamos aquí; un curioso fenómeno de disonancia entre lo que el escritor piensa que es "moderno" y lo que la audiencia piensa.
Me gusta llamarlo en lo personal, el síndrome de las dos décadas, también conocido como "el ciclo de 20 años".
Es una especie de "retraso" respecto a lo representado en una obra como novedoso y aquello que es novedoso en el mundo real que a menudo se puede extender a dos décadas (o a veces. Más).
En muchos casos, tiene su sentido, después de todo, bien se dice que la moda es cíclica: en pleno 2010 las camisas de franela de la moda grunge de los 90 volvieron a estar en boga (lo cuál actualizó mi guardarropa inesperadamente); en los 2000, los colores de neón y la música dance tenían una reminisencia de los 80; en los 90, la ropa en tonos tierra y el rock más duro y directo parecían derivar de los estilos de los 70.
Y así a lo largo de, bueno, muchísimo tiempo; está lejos de ser un fenómeno moderno, y podemos encontrar ejemplos bastante atrás en el tiempo: muchas comedias de los 50 usaban tropos y estilos en moda tan lejos como los años 20 o más atrás incluso; el personaje de dibujos animados, Betty Boop, fue diseñada como una flapper de los 20 también a pesar que empezó en los años 30.
Es algo tan normal como cualquier aspecto del crecer: los gustos personales en música, ropa, cine y literatura así como en otros medios se cimentan en algún punto de la adolescencia hacía los tempranos "veintitantos"; desde ahí, es más difícil para un individuo que tienda a gustar modas nuevas ya sea porque chocan demasiado con lo que considera "bueno" en un sentido estilístico/artístico o simplemente por falta de tiempo (uno como adulto ya entrado en años desearía en más de una ocasión volver a tener la libertad que se poseía en tiempos pasados).
No significa que uno esté de todo desconectado, pero estar al tanto a lo nuevo pierde importancia: ¿qué es más importante? ¿Saber quién ocupó el número uno del Billboard éste año o aplicar para una pasantía?
Combinalo con el hecho que uno de los primeros consejos en la escritura es escribir sobre lo que uno conoce y tendrás como resultado éste fenómeno.
Veamos algunos ejemplos generales y otros más específicos:
* Todavía hasta los 90, muchas sitcom y teleseries gustaban de usar en sus tramas conflictos que para ése punto ya estaban obsoletos, tales como la juventud y su salvaje Rock N'Roll contra los padres que simplemente no podían entenderlo y tildaban tal música como "ruido" (como referencia: mi madre me introdujo bandas como Queen y Bon Jovi, que son al menos dos generaciones de rock adelante de los pioneros del género como Chuck Berry o Little Richard.).
* Para representar a abuelos o personas de la tercera edad, se usa música de Frank Sinatra, Glenn Miller o las Big Bands en general, incluso si tomamos en cuenta que, para éste punto, muchos de los retirados tienen edad suficiente para haber estado en Woodstock, tomar ácido y usar mini-faldas en el caso de las abuelas.
* En las comedias de los 50 y los 60, se usan esquemas, tramas y tropos típicos de las series de radio de los 30 y 40: la esposa molesta, la visita de la suegra, entre otros; temas que hoy asociamos como típicos de ésas eras tales como los derechos civiles, las tensiones raciales y el feminismo de segunda generación están prácticamente ausentes.
* En un sentido afuera del mundo de la ficción, la política y sociedad de muchos países puede tener diferentes niveles de avance: en temas por ejemplo, como el matrimonio del mismo sexo, América Latina (salvo algunas excepciones) tiende a estar dos o tres décadas atrasada en cuánto al mundo desarrollado.
* Mucha música navideña tradicional tiende a ser bastante vieja para los estándares de la industria: la mayor parte de las melodías "típicas" (Rodolfo el Reno, Jingle Bell Rock, Frosty The Snowman) provienen de un periodo entre los 40 hasta los 60. Fuera de ahí, muy pocas canciones posteriores han logrado entrar a la imaginación popular (Feliz Navidad de los años 70, o All I Want For Christmas Is You de los 90) de la misma manera qué en periodos anteriores.
* Uno de los mayores delatadores de la disonancia son los nombres de los personajes: en series, libros y filmes, nada subraya más este fenómeno que tener a alguien con un nombre que suena "fuera de lugar" o "anticuado"; tener a una Debbie, Mary-Lou o Jo-Beth en una obra de los 80 a pesar que se trata de nombres más comunes de los 50 o los 60, así como tener en una obra de los 2010 a una Tiffany o Stacy (Por otro lado, muchos nombres son cíclicos y un nombre olvidado puede volver estar de moda, tales como Zoey o Abigail).
* Algunas series y dibujos animados con enfasis en niños o adolescentes en los 90 o los 2000 ponían alguna trama sobre un mall o centro comercial o uno siendo planeado; el detalle es que el boom de la construcción de estos lugares se dio en los 60 a los 70 con un pico de popularidad en los 80. Para los 90 ya empezaban a decaer y perder popularidad.
* Mucha publicidad dirigida a los adolescentes o niños mayores trata de poner actividades "en onda" tales como el patinaje, el snowboard o el breakdance, los cuáles parecen más propios de los 80 o los 90.
* Uno de los problemas con la serie Los Simpson es que parece haberse quedado atrás en actitudes y valores: Marge sigue siendo una ama de casa tradicional, aún cuándo la mayor parte de las mujeres hoy en día se unen a la fuerza laboral. Mucho se debe a que gran parte del staff (incluyendo el creador, Matt Groenning) son Baby Boomers (la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial) y muchas de sus referencias (MASH, los Beatles, la Guerra de Vietnam) ya no parecen tanto de vanguardia como más bien de retaguardia.
* Muchos libros infantiles o juveniles de los 80 o 90 presentan como gran controversia temas que quizá lo eran en los 60, pero para el punto en que fueron escritos no eran tan impactantes, como chicos tratando con el divorcio de sus padres, madres trabajadoras u otros temas que puede que eran más faciles de comprender para los niños de tal época qué para los autores.
* Muchas tiras cómicas del periódico sufren esto CON FUERZA: en Hi & Lois, en el cuarto de un adolescente se ven posters de bandas como The Who o Led Zeppelin y se ve como símbolos de rebeldía juvenil novedosos.
Pero vale recordar que, en ocasiones, esta disonancia se hace de modo deliberado por cuestiones estilísticas: muchas versiones de Batman gustan combinar elementos modernos con un estilo noir d ellos 30 o 40; el filme Los Increíbles de Pixar tiene un estilo en modas y diseño que recuerda a los años 60; la pelicula El Artista fue deliberadamente hecha para lucir como una de la era del cine mudo.
Inclusive su humilde servidor a caído varias veces en ésta trampa: en El Club de Hopewell, Jake está diseñado inspirado en el punk a pesar que tal moda no ha sido relevante desde los 70; muchas de las bandas que se mencionan son más de los 80 o los 90 qué de los 2010 (aunque, en mi defensa, no es imposible que un adolescente guste de grupos y celebridades de otro tiempo, si el número de avatares de Marylin Monroe o John Lennon que veo en Facebook es un indicador).
Al menos en nuestro tiempo los autores tenemos una ventaja, y es que podemos buscar en cinco minutos referencias más novedosas en San Google con enorme facilidad, y el contacto entre fans y creadores es más cercano qué nunca gracias a las redes sociales, pero igual, es difícil equivocar el error ocasional.
Agarren la onda... digo, Shalom camaradas.
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