Parte 4
Al siguiente año Sasuke decidió aceptar ser la pareja del rubio para no lidiar con molestias y mantenerlo fuera de las malas influencias. Descubrieron que Kiba se le había declarado a Hinata el año anterior. Cuando el rubio s e emociono por la noticia, la chica que y no había podido rechazar la Inuzuka pese a estar obsesionada por Naruto, comprendió que el rubio no le correspondía y se rindió al sentimiento que empezaba a surgir por su compañero de equipo.
Tres años después Lee y Tenten también estaban saliendo, Shikamaru se había casado con Temari, Ino con Sai y Choji con Karui. La gente se acostumbró a ver sus dos héroes caminando le uno al lado del otro observando las novedades del festival y al rubio participando en una que otra actividad mientras el Uchiha se burlaba. Entonces comprendieron que ellos estaban en un nivel diferente, eran una pareja poderosa muy por encima de cualquiera de ellos en todos los sentidos.
Algunos empezaron a comentar que tal vez a Sasuke nunca le habían gustado las mujeres, por eso nunca correspondió a nadie. Que Naruto siempre estuvo enamorado de Sasuke pues vivía siguiéndolo, buscándolo y no descanso hasta traerlo ala ladea y como todos sabían se habían marchado juntos cuando se les pidió formar una familia. Esa debía ser la razón, eran amantes. Por desgracia, nadie lo pudo comprobar.
-Dicen que somos una pareja poderosa- comenta Sasuke una tarde al regresar
-Lo somos- asiente el rubio sin dudar
-Se refieren a que somos amantes- insiste Sasuke que en ocasiones sigue viendo aquella mirada del rubio que le dice que algo le oculta pero no ha logrado sacarle prenda, ni siquiera aquel día que se emborracho.
-¿Amantes?- cuestiona el rubio negándole la visión de su rostro- ¿Hemos dado pie a esos rumores? ¿Te molestan?
-Tal vez porque no elegimos a ninguna chica- asiente Sasuke- y no me molesta lo que sea que digan.
-Bien.- con eso el rubio se marcha a su habitación
-Tssk, ¿qué me escondes?- gruñe Sasuke- Algo grave debe ser, ¿amantes? Eso no me hace falta, me basta con tener a mi amigo, mi hermano.
Un clon del rubio escondido en forma de canica bajo la mesa del comedor se disipó y de los ojos azules que observaban el atardecer desde el acantilado surgió una lágrima.
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