15. Frank's little Christmas secret

Mentiría si dijera que me emocionaba compartir piso con un desconocido en el complejo de apartamentos de la universidad a la que asistía.

Vivir en un pueblo abandonado de la mano de Dios me pasó factura cuando quise estudiar una carrera porque me tocaba mudarme y buscar algo cerca de la universidad, sin embargo, algo bueno que ofrecía la institución académica era las residencias para los estudiantes foráneos. No dudé mucho y me inscribí a la carrera, así, un mes más tarde llegué al que sería mi nuevo hogar durante bastante tiempo.

El departamento era amplio, tenía una cama cerca de la ventana, un closet pequeño y un escritorio donde poner mi computador. Contrastaba bastante con el pequeño caos creado al otro lado de la habitación, donde las sábanas de la cama estaban desordenadas y una que otra prenda de ropa se encontraba en el suelo... pero no iba a indagar mucho porque no era lo más adecuado.

Esa noche no vi a mi compañero de habitación, pero a la mañana siguiente, cuando desperté para mi primera clase del día, vi a un tipo de cabello castaño tirado boca abajo y envuelto entre los edredones. No supe a qué hora llegó, y me impresioné un poco al ver al desconocido dormido del otro lado del cuarto. Estaba tan acostumbrado a tener mi espacio propio que aún me costaba asimilar que tendría que compartir habitación con otra persona.

No pude hablar con el desconocido hasta un par de días después, cuando luego de sus clases de la mañana, entré a la habitación y lo encontré sentado frente al escritorio estudiando. Su nombre era Frank y estudiaba Finanzas... y eso fue lo único que supe de él ese día, porque el muchacho era bastante callado y tímido, por lo que la conversación murió ahí. No era un tipo detestable y agradecía eso, pero si iba a compartir un semestre entero con él, al menos podría ser algo más participativo, yo que sé...

Aun así, nuestra convivencia siguió siendo relativamente buena durante los siguientes meses. Él se mantenía callado la mayor parte del tiempo, pero era bastante agradable cuando hablábamos y yo era todo lo contrario, intentaba sacarle un tema de conversación como sea, porque me parecía un tipo genial... y porque no me gustaba estar en el departamento y no conversar con nadie, me sentía solo.

Luego, Frank y yo nos acercamos más. Puedo deducir que se sentía más en confianza por lo que ahora hablaba mucho más que yo. Me emocionaba saber que tenía un nuevo amigo, un chico muy interesante y bastante... guapo... pero de eso me fijé tiempo después. Primero me atrapó ese lado que no conocía de él: lo creativo que era, lo gracioso y dulce que se mostraba conmigo. Era encantador, diabólicamente cautivador.

Me gustaba cada vez más pasar con él, hablarle y que me hablara. Que me contara cómo le iba en sus clases o que solo se desahogara de lo horrible que era estudiar una carrera que no le gustaba. Yo estaba ahí para él, para reconfortarlo cuando lo necesitaba y darle alguna palabra de aliento. Me sentía bien, y él se sentía bien conmigo... ¿por qué no intentar algo más?

Diciembre de ese año llegó y yo estaba deprimido porque no podría pasar las fiestas con mi familia. Estábamos muy lejos y el dinero no me alcanzaba para volar a casa. Quedamos que aún así cenaríamos todos juntos mediante videollamada. Al menos no me sentiría tan solo estando en ese departamento vacío.

Mientras hablaba con mamá, vi a Frank llegar de sus clases de las tardes. Tiró la mochila de mi lado de la habitación y solo se cambió de ropa frente a mi rápidamente. Me quedé algo pasmado al verlo lanzar su abrigo, camiseta y pantalones por el aire, para ponerse ropa limpia y volver a salir disparado de habitación. Ni siquiera me saludó ni nada por el estilo y me sentí raro... pero lo ignoré porque mi mamá seguía hablándome. Llegó tarde por la noche cuando yo ya dormía y no era momento de invadirlo de preguntas.

A la mañana siguiente no pude preguntarle nada, ya no estaba cuando desperté y no recordaba que tuviera alguna clase por la mañana... estaba siendo bastante intrusivo con los asuntos personales de Frank, así que no dije nada esa tarde cuando regresó. Me saludó tan normal y compró pizza para la cena. Comimos viendo la serie que iniciamos juntos y me quedé dormido en su cama. Cuando desperté, miré que ahora él dormía en la mía... y fue una sensación rara... o sea, no esperaba encontrarlo abrazándome mientras dormía... pero no sé, mi pecho dolió.

Me estaba haciendo ilusiones tontas y mis sentimientos no eran correspondidos. De eso me di cuenta cuando empecé a invitar a Frank a salir a algún sitio después de clases, pero él nunca podía, siempre tenía algo que hacer... y siempre regresaba tarde al departamento u otras veces se iba tan temprano que no podía hablar con él. Me daba la impresión que me evitaba y ya no me agradaba sentir todo lo que sentía en mi pecho por él.

Por supuesto que todo se rompió cuando una tarde llegué al departamento y vi a un tipo desconocido sentado en la cama de Frank mientras este se vestía. Tenía el cabello mojado y el otro muchacho lo miraba lujuriosamente mientras se reía coqueto. Ambos se asustaron al verme entrar, pero solo saludé y me senté frente a mi escritorio con mucha confusión en la cabeza... ¿Frank salía con alguien? Nunca mencionó aquello, pero al parecer eso era lo que pasaba.

No volví a invitarlo a salir otra vez, solo me fui alejando poco a poco. Mantuve mi distancia y a él tampoco pareció molestarle. Pues bien, al menos evité involucrar más sentimientos con alguien que no me corresponde.

Aquella dinámica siguió todo diciembre, hasta que supe que Frank tampoco se iría a su pueblo por las fiestas. De la nada lo vi más animado e inclusive me habló para preguntarme si yo viajaría o no. Solo respondí que no y me fui a clases esa mañana, todavía me tenía que hacer a la idea que pasaría nochebuena y navidad con él, encerrados en esa misma habitación.

Afortunadamente, unos chicos de mi clase me invitaron a una fiesta de navidad que harían ya que ellos tampoco viajarían a visitar a sus familias. Acepté emocionado y me preparé esa noche para salir después de la cena que tendría con mis padres por videollamada.

Salí casi a las ocho a buscar cosas que faltaban para mi cena en el supermercado que tenía cerca y al regresar al departamento vi un montón de personas reunidas alrededor de una tarima. No escuchaba bien por lo lejos que estaba y me acerqué para ver mejor al coro que cantaba villancicos esa noche... entonces vi a Frank en la primera línea siendo parte del grupo.

Él no me vio, pero yo me quedé ahí hasta lo último porque no tenía ni idea de lo bonito que cantaba. Solo me perdí en lo maravilloso que se escuchaba su voz combinada con la del coro en general y me quedé parado ahí hasta que terminaron su presentación. Empezó a nevar para ese entonces y yo sentí la necesidad de acercarme a él y hablarle, pero para mi sorpresa, él se acercó primero.

—¿Gerard? —me sonrió de oreja a oreja—. ¿Qué haces aquí? 

—Solo bajé al supermercado a comprar para la cena. No sabía que eras parte del coro de la universidad.

—Sí, bueno… no es algo que me guste resaltar siempre, por eso no te conté. Diciembre fue un mes loco con todos esos ensayos en las mañanas y en las tardes, al menos salí de esto ya —soltó una risita y yo pude unir puntos en ese instante.

—¿Era eso lo que hacías cuando desaparecías? —pregunté y él volvió a reír mientras asentía.

—Sí, así es… casi no me veías por esto. Espero que haya valido la pena.

—Pues sí que valió la pena. Lo haces maravillosamente —dije sincero, pude notar cierto sonrojo en sus mejillas—. Me quedé hasta el final de la presentación y no supe en qué momento —ambos reímos, él se notaba nervioso.

—Gracias, Gee. Mmm… bueno, ¿qué harás luego de las doce?

—Voy a la fiesta de unos compañeros de mi clase —dije y al instante su semblante cambió y ya no sonreía—. ¿Por qué?

—Por nada… no importa ya.

—No, dime. ¿Pasa algo?

—Te iba a preguntar si querías cenar conmigo.

—Oh, bueno… pensé que no pasarías en el departamento.

—¿Por?

—Porque no te he visto desde la mañana —rió nervioso y suspiró—. Pero ahora que sé por qué no estabas… creí que pasarías con ese chico con el que te encontré el otro día. O c-con tus demás amigos —dije y él alzó las cejas con sorpresa.

—¿El muchacho? Oh, ¿Matt? —rió, suspiré—. Ese idiota. es parte del coro, pero a última hora decidió no venir a la presentación. Ahora todos lo odiamos —contestó bromeando.

—Oh… No sé, supuse que era alguien más para ti —terminé confesando aquello que nunca consideré decirle en voz alta. Él solo sonrió y puedo jurar que la bonita sonrisa de Frank era lo más hermoso que vi alguna vez.

—¿Alguien más cómo? —preguntó con fingida inocencia y se acercó un poco más a mi.

—Uh… y-ya sabes. ¿Tú p-pareja?

—No. Él no es mi novio, Gee —me dijo y yo sentí un peso menos en mis hombros.

—Es bueno saberlo —musite. Frank se mordió el labio y sin parar de sonreír se acercó más para tomarme por el cuello y poder besarme de una maldita vez.

Solo me quedé pasmado sintiendo los labios de Frank sobre los míos, porque parecía una situación bastante irreal teniendo en cuenta como se había dado la dinámica entre nosotros durante todo ese tiempo, y que Frank tomase la iniciativa para besarme no hacía más que confundirme. Sin embargo, no me quejaría en ese momento, porque ese fue el beso más bonito y dulce que alguien me dio jamás.

—¿Aún estás interesado en asistir a esa fiesta? —preguntó cuando rompió el beso, yo sentía mis piernas temblar.

—No… la verdad que no.

—¿Entonces podríamos cenar juntos?

—Bueno, se suponía que cenaría con mis padres por videollamada, pero…

—Oh, no hay problema. Me encantaría conocer a tus padres —tomó mi mano y caminó jalándome con dirección al departamento.

—¿Podrías cantarnos algunos villancicos? —pregunté de pronto y él me ofreció un pequeño beso en la mejilla antes de responder.

—Me encantaría hacerlo.

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